Capítulo 36. La despedida.

La fiesta de la noche pasada, no pudo ser más intensa después de la confesión de Zeta, que dejó tan sorprendida a Kelly, como al resto de personas que estábamos en la fiesta. Y como no es de extrañar, finalmente, Kelly dejó plantado a Simon para ir con Zeta a un lugar más tranquilo, y así, poder hablar a solas.

Por otro lado, Adam, Madison, Marlin, Hunter y yo, estuvimos en la fiesta un rato más, pero no hasta muy tarde, ya que por la mañana teníamos que madrugar porque Adam tenía que coger el avión muy temprano para volver a Rye.

—Han sido unos días... Bonitos —murmura Kelly, mientras los tres estamos en el taxi, de camino al aeropuerto—. Es una pena que ya tengas que marcharte, Adam. Sin ti, nuestro grupo no está completo.

—Nuestro grupo no es lo mismo si no estamos en nuestro pueblo, Kelly. Cuando vosotras volváis, tal vez el grupo volverá a ser lo que era.

¿Cómo qué «tal vez»? ¿A qué ha venido ese «tal vez»?

—Cuando volvamos, todo será mucho mejor que antes —digo, sonriendo—. Después de mi trabajo aquí, tendremos para poder independizarnos los tres juntos e incluso adoptar algunas mascotas.

—¡Claro que sí! —exclama Kelly—. Eve tiene razón, todo será mejor que antes.

Adam no dice nada, él solo nos da una sonrisa, que a mi parecer, es un poco apenada. Lo cual, no termino de entender.

Cuando llegamos al aeropuerto, tenemos que esperar un par de horas y cuando el avión de Adam está por salir, los tres nos despedimos en un abrazo lleno de «te vamos a echar de menos», pero también de «más pronto que tarde, volveremos a estar los tres juntos de nuevo».

Las lágrimas son inevitables, porque, al fin y al cabo, todavía falta un poco para que el verano termine y, aunque estos días hemos podido estar los tres juntos, es la primera vez desde que nos conocemos, que pasamos tanto tiempo separados. Así que, cuando los tres dejamos de abrazarnos, Adam se limpia las lágrimas con el dorso de su mano y mira a Kelly.

—Kelly, ¿puedes dejarnos un momento a solas a Eve y a mí, por favor?

—Nos veremos pronto, ¿vale? —dice ella, antes de darle otro abrazo rápido a Adam y luego mirarme a mí para decirme—: Te espero en la entrada. Voy a ir pidiendo un taxi de mientras.

—Está bien —respondo, en un suspiro suave. Kelly se marcha y yo centro mi atención en Adam, extrañada de que quiera decirme algo más, antes de marcharse.

—Eve... —murmura él, abrazándome.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Estás bien? —No puedo evitar preguntar eso, al darme cuenta de que él está llorando de nuevo.

—He estado pensando durante toda la noche, ¿sabes? 

—¿Pensando en qué? —pregunto, asustada, separándome para poder mirarle a los ojos.

—En que... —Él suspira y cierra los ojos, para luego volver a mirarme—. Creo que deberíamos darnos un tiempo, Eve.

—¿Un tiempo para qué? —digo, confundida. Creía que lo nuestro ya estaba hablado, arreglado y solucionado, así que no estoy entendiendo a qué viene esto de repente.

—Escúchame, Eve —murmura, tomando mis mejillas entre sus manos—. Creo que deberíamos dejar nuestra relación aparcada un tiempo. Porque sinceramente, no estoy seguro de que tú me quieras como antes y, después de lo que ha pasado, yo tampoco estoy seguro de querer seguir hacia adelante.

—¿Qué? —pregunto, sintiendo una presión formándose en mi pecho, que empieza a acortar mi respiración—. Pero, pensaba que todo estaba aclarado, Adam. Pensaba que no querías perderme, como yo no quiero perderte a ti.

—Y no vamos a perdernos —contesta él, dándome una sonrisa cálida—. Solo será un tiempo, para aclarar nuestros sentimientos. Aunque... —Suspira de nuevo—. Yo creo que tú no tienes nada que aclarar. Tú... Le quieres a él.

Yo no digo nada, pero creo que la expresión de mi cara, ha debido de decirlo todo.

—Tú estás enamorada de Zack. Anoche en la fiesta os vi juntos. —La presión en mi pecho, se hace más grande ante esas palabras—. Vi como os mirabais y vi como sonríes cuando estás con él. Y lo peor, es que él se ve igual o más feliz cuando está contigo. 

—Pero, Adam... —No sé que decir, pero las lágrimas vuelven a invadirme y él las limpia de mis mejillas.

—No puedo evitar que me duela el corazón ante todo esto, pero no por eso voy a impedir tu felicidad, Eve. Te quiero tanto que quiero que seas feliz. Y estando estancada en esta relación, jamás vas a conseguir serlo.

Yo lloro mucho más y le abrazo de nuevo, estampando mi cabeza sobre su pecho y mojando su camiseta de lágrimas que corren por toda mi cara. Adam me abraza fuerte, intentando no llorar más.

—Lo siento —murmuro, entre sollozos—. Siento haberte hecho tanto daño. Te juro que nunca ha sido mi intención.

—Lo sé —responde, dejando un beso sobre mi cabeza—. Sé que no ha sido tu intención. Por desgracia, nadie puede controlar sus sentimientos. 

Cuando estoy más calmada y me separo de él, Adam vuelve a agarrar mis mejillas y sus ojos verdes se enfrentan a los míos.

—Como ya te he dicho, no vamos a perdernos, Eve. Esto es solo un tiempo para aclararnos. Y sea cual sea tu decisión final, yo te esperaré igual en Rye; ya sea para volver a retomar lo nuestro, o para convertirnos en los mejores amigos que desde el principio, siempre hemos sido. 

Yo asiento con mi cabeza, intentando sonreír, pero con una lágrima escapando por mi mejilla que él limpia con su dedo pulgar. Luego deja un beso suave sobre mis labios y susurra:

—Te voy a echar de menos, chispita —dice, haciéndome reír, a pesar de las lágrimas.

—Te quiero, Adam. No lo olvides, ¿vale? 

Él asiente con su cabeza, antes de darnos el abrazo final, para después marcharse. Y yo me quedo ahí, con todos mis sentimientos contradictorios golpeándome, para cuenta de cual es la situación: Adam me ha dejado, pero está bien. Todo está bien. Él está bien. Y yo ya soy libre de sentir lo que quiera por Zack.

Cuando salgo del aeropuerto, Kelly está frustrada, intentando conseguir un taxi.

—¡Eve! —exclama, corriendo a mí, cuando me ve hecha un mar de lágrimas—. ¡¿Qué ha pasado?!

—Adam me ha dejado, Kelly... —decirlo en voz alta, hace duela más, porque me doy cuenta de que es real. Y, aunque sé que él está bien y que seguiremos siendo amigos después de todo, me duele aceptar que nuestra relación se ha roto, después de todos estos años.

—¡¿Qué?! —grita ella, abriendo los ojos por la sorpresa. Luego me abraza, lo más fuerte que puede—. Lo siento mucho, Eve... 

Yo no respondo, simplemente lloro en los brazos de mi mejor amiga. Y, cuando me relajo, siendo consciente de que Adam ha tomado la mejor decisión para todos, por fin conseguimos un taxi, que nos lleva de vuelta al hotel.

—No soy capaz de creer que Adam te haya dejado... —dice Kelly, aunque parece más bien un pensamiento que se le ha escapado.

—Ya... —murmuro—. Yo tampoco.

—Supongo que a eso se refería entonces, cuando ha dicho antes que «tal vez cuando volvamos, nuestro grupo volverá a ser lo que era».

—Veo que tú también te has quedado con eso... 

—¡Claro! Ha sido muy raro, pero creo que ahora todo tiene sentido —dice ella, pensativa y cuando yo no respondo, Kelly agarra mi mano y dice—: Sé que es muy fácil decirlo, pero sabes que es la mejor decisión que él ha podido tomar. No solo por ti, sino también por él.

Yo asiento, con una sonrisa de boca cerrada.

—Lo sé. 

Por un rato, ninguna de las dos dice nada. Solo nos quedamos mirando por la ventana del taxi, perdidas en nuestros pensamientos. Luego, Kelly agarra su teléfono y un momento después, me mira y pregunta:

—¿Has visto la canción que subió Zack a Instagram hace unos días? 

Yo frunzo el ceño.

—¿Qué canción? ¿Es que van a sacar música nueva?

—No tengo ni idea, pero mira esto.

Ella me muestra un vídeo de la cuenta de Zack, no del grupo, como yo pensaba. En el vídeo, sale él, con la guitarra, cantando una canción que no había oído antes, y en el momento de la canción que él menciona «París», mi corazón se descontrola y siento como si fuera a salirse de mi pecho.

«No puedo decirte que te quiero. No puedo decirte que te amo. No puedo bailar contigo. No puedo tomarte de la mano. Pero puedo dedicarte mil canciones. Pero puedo dedicarte mis llantos. Pero puede verte triunfar. Porque tú eres luz, y yo un simple mortal. Porque tú eres París y sin ti, no vale la pena vivir un día más».

No digo nada, solo me quedo viendo el vídeo en bucle, como si estuviera hipnotizada. Kelly me mira de forma extraña.

—¿Eve? ¿Está todo bien?

—Sí... —murmuro, pero lo cierto es que no estoy bien. Estoy desestabilizada. Porque, mientras por un lado estoy triste, muy triste, por mi ruptura con Adam, por otro, mi interior está gritando y se muere por ir a ver a Zack. 

Pero no puedo decírselo a Kelly, porque...

«Quiero que me menciones en una canción compuesta por ti. Podrías decir algo significativo. Algo que solo entendamos nosotros. Para que sea algo así como: nuestro pequeño secreto».

No puedo decirle a Kelly que estoy muriendo por ver a Zack, porque esa canción va dedicada a mí. No puedo decírselo porque es un secreto nuestro; de Zack y mío.

—¿Puede parar el taxi aquí, por favor? —le pregunto al taxista y Kelly me mira raro.

—¿Pero que dices, Eve? Todavía falta para llegar al hotel.

—Vete tú al hotel, yo tengo algo que hacer.

—¿Qué? Pero... 

El hombre para el taxi y yo me bajo y, corriendo, me voy al parque del Thousand Sunny, que está muy cerca de donde me encuentro. Llego a los columpios y cuando me siento en uno, saco mi teléfono para llamar a Zack y decirle que venga. Él no tarda en contestar y unos minutos después, aparece delante de mí. 

Sabía que estarías desayunando en Thousand Sunny.

—¡Eve! —exclama, mientras llega corriendo a los columpios—. ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

Creo que se ha preocupado por haberlo llamado de repente para hacerle venir.

Yo me quedo pensativa durante unos segundos, replanteándomelo todo; ahora que Adam se ha ido, ahora que ni si quiera estamos juntos, ¿todo será más fácil? ¿O todo lo contrario? ¿Y si Zack no deja a Valeria? ¿Y si lo hace pero cuando dejemos de escondernos, todo es más aburrido y se cansa de mí? 

Miles de dudas llenan mi cabeza en unos pocos segundos y Zack me mira, asustado, así que, antes de que me de tiempo a pensarlo más, lo digo:

—Adam me ha dejado —hablo de la forma más directa que puedo y la expresión de sorpresa de Zack llena sus ojos.

Él se arrodilla frente a mí con rostro preocupado y toma mi mejilla.

—¿Cómo? ¿Pero no se iba esta mañana? ¿Cómo ha sido? 

—En el aeropuerto. Nos hemos despedido y... —Yo cierro mis ojos y doy un largo suspiro. Zack limpia mis lágrimas con sus dedo—. Nos hemos dado un tiempo, para «aclarar nuestros verdaderos sentimientos».

—Y... —comienza diciendo él—. ¿Cómo estás?

—No lo sé... Algo confusa tal vez. Supongo que ahora tengo que acostumbrarme a mi vida sin ser la novia de Adam —digo, intentando sonreír.

—Eve... —Zack se levanta y se acerca a mí para abrazarme. Al sentir su calor, mi corazón empieza a sentirse en paz. Cuando nos separamos, me doy cuenta de que nuestros collares, se han unido por sí mismos. La mitad de mi corazón, estaba fuera de mi camiseta y la de él, sobresaliendo un poco por la parte de los botones sin abrochar de su camisa.

Zack me mira y sonríe.

—Supongo que todo es cosa del destino.

Yo asiento con la cabeza, mordiendo mi labio inferior.

—Sí, eso parece.

—Eve... Sé que las rupturas no son nada fáciles y lo último que querrás ahora, será... —Él comienza diciendo, pero es interrumpido por una voz femenina que grita su nombre a nuestras espaldas.

—¡Zack! 

Por un momento, mi corazón se acelera por el miedo de pensar que puedan ser fans que nos vuelvan a ver juntos y los rumores se hagan más intensos de lo que ya lo son, pero cuando la voz que lo llama se acerca cada vez más, me doy cuenta de que es Luna.

Ella llega hasta nosotros, con el teléfono en su mano y apoyando sus manos sobre sus rodillas para recobrar la respiración después de haber corrido en busca de su hermano. Y no sé por qué, pero no me da una buena sensación.

—Zack, joder... Estamos en un lío —dice, aún tratando de respirar—. Hola, Eve —saluda ella.

—Hola, Luna —respondo—. ¿Ha pasado algo? Estás muy agitada.

—Ha pasado lo peor que nos podía pasar... 

—¿Y qué es eso tan horrible que ha pasado? —pregunta Zack, como si no le tomara importancia.

—¡Han arrestado a Zeta y Michelle! 

—¡¿Qué?! —exclama. La expresión de su cara cambiando completamente—. ¿Estás de broma? ¿Cómo demonios ha sido eso? 

Al parecer no soy la única que está teniendo un día complicado...

Luna se lleva una mano al puente de la nariz y suspira, antes de responder:

—Anoche, después de que se fuera de la fiesta con Kelly.

—¿Cómo que anoche? —pregunta Zack.

—Pero... —digo, confusa—. Yo he estado con Kelly hace un momento y no me ha dicho nada.

—Es muy posible que Kelly no sepa nada. Según me ha contado Zeta por teléfono, anoche dejó a Kelly en el hotel, porque le dijo que necesitaba pensar las cosas a solas. Luego, él volvió a la fiesta, y una vez allí, Michelle y Frederick, le informaron de que acababan de enterarse de que había un concierto gratis del grupo Golder Hour (que les encanta), así que se escaquearon de la fiesta para ir a ese concierto.

—No me lo puedo creer... —murmura Zack, totalmente alucinado—. ¿Y qué pasó? ¿Desde cuando arrestan a alguien por ir a un concierto?

—Por lo visto, estaba prohibido meter alcohol en el recinto y ellos no se dieron cuenta y compraron cervezas antes de llegar. Con la mala suerte de que les pillaron y... Hasta ahí puedo contar. 

 —¿Y ahora qué? —pregunta Zack, alterado—. ¡Esta noche no podemos llegar tarde al concierto, Luna!

—Lo sé, ¿por qué te crees que estoy tan alterada, Zack? ¡Tenemos que ir a buscarlos ahora! Para eso me ha llamado Zeta.

—¿Es que esta noche tenéis un concierto? —pregunto, curiosa.

—Sí —responde Luna—. Esta noche es la inauguración de la Avenida Galaxy y los dueños de la Sala Sun nos han contratado para abrir el espectáculo del que será el local más popular de toda la calle Vía Láctea. Deberías pasarte, Eve.

—Sí... —susurra Zack—. Eso iba a decirte, antes de que llegara mi hermana con las buenas noticias... —dice eso último de forma irónica, antes de rodar los ojos—. Sé que tal vez no tengas ganas de fiesta después de lo que ha pasado, pero... Podría ayudarte a despejarte.

—¿Qué ha pasado? —pregunta Luna.

—Nada —respondo, algo desganada—. Me pasaré después a veros —digo, con una sonrisa de boca cerrada—. Ahora deberíais ir a buscar a Zeta, Michelle y Frederick de los calabozos. No podéis permitir llegar tarde esta noche al concierto.

—Tienes razón —dice Zack, suspirando—. Después hablamos, ¿vale? —dice él, acercándose para dejar un beso sobre mi mejilla, y antes de separarse, susurra en mi oído—: cuando acabe la actuación, espérame en la puerta trasera de la Sala Sun.

Yo asiento y ellos se marchan corriendo. 

Esto que ha pasado, no puede ser más surrealista...

Cuando llego al hotel, Kelly está tumbada sobre su cama leyendo una revista, y cuando me ve entrar, se me queda mirando raro.

—¿Tengo que preocuparme? —pregunta.

—¿Por qué dices eso?

—Estás haciendo cosas muy raras. ¿Qué haces con esas gafas de sol y de dónde las has sacado?

—¿Desde cuando es raro usar gafas de sol? No quiero que se me noten los ojos llorosos y me las he comprado viniendo aquí.

—Espero que el hecho de que Adam te haya dejado no te convierta en una loca obsesionada con las compras, que llena sus vacíos comprando tonterías. 

—Desde que estoy cobrando el dinero de Loweld no puedo evitar comprar tonterías de vez en cuando, pero no quiero llenar ningún vacío. —Suspiro—. Mira, te he comprado esto. —Abro la bolsa que traigo conmigo para sacar el vestido negro, corto y ajustado que le he comprado. El vestido es como una chaqueta americana, pero terminada en forma de falda. Tiene mangas de campana y cuando lo vi, me pareció perfecto para Kelly y para ir a la calle Vía Lactea a ver la actuación de The Last Wish en la Sala Sun.

Kelly se queda mirando el vestido, boquiabierta.

—¡Es increíble! Pero... ¿por qué me has comprado un vestido?

—¿Es que también es raro que me gaste el dinero en mi mejor amiga?

—No, pero... 

—Esta noche tenemos que ir a la inauguración de la Avenida Galaxy, especialmente a la calle Vía Láctea, donde The Last Wish actúa en la Sala Sun.

—¡Eso tiene mucho más sentido! —exclama, emocionada—. Pero... Dos cosas: la primera, ¿no estás deprimida por lo de Adam? Tú misma has dicho que te has comprado las gafas de sol para taparte los ojos llorosos.

—Sí y lo estoy. Pero necesito despejarme, Kelly. No quiero estar todo el día llorando. Además, supongo que podría haber sido peor. Pero Adam y yo nos seguimos llevando bien, pase lo que pase y aunque no puedo evitar que me duela de alguna forma la ruptura por Adam y por estos años que hemos estado juntos, una parte de mí, sabe que es lo correcto. Es lo que yo necesitaba.

—Vale... —dice ella, pensativa—. Ahora lo segundo: ¿no hace falta acceso VIP para entrar en la Sala Sun? Según tengo entendido, es el local más potente de toda la calle Vía Láctea y muy probablemente, no dejen entrar a cualquiera.

—De eso no tengo ni idea... 

—Espera, voy a preguntarle a Zeta. Tal vez él pueda conseguirnos pases VIP.

—Sobre eso... —Mi voz suena rara y Kelly lo nota.

—¿Qué pasa?

—Zeta ha pasado la noche arrestado...

—¿!Qué?! ¿Pero qué me estás contando? ¿Cómo es eso posible? ¿Qué ha hecho? ¡Si anoche estuve con él hasta que me dejó aquí, Eve!

—Vale, vale, tranquilízate, por favor. 

—¿Pero cómo que me tranquilice? ¿Estás loca? ¿Me dices que han arrestado a mi novio y me pides que me tranquilice?

Espera... ¡¿He oído bien?!

—¡¿Cómo que «novio»?! ¿Desde cuando? 

—¿Qué más da eso ahora? ¡Dime que ha pasado para que Zeta esté arrestado! —Ella me toma por los brazos, zarandeándome.

—¡Vale! ¡Deja de marearme, joder! —exclamo, antes de empezar a contar—. Zeta, Michelle y Frederick, uno de los chicos que conocimos anoche en la fiesta, se fueron a un concierto y fueron arrestados por meter alcohol en el lugar. Pero tranquila, Zack y Luna han ido a recogerlos a los calabozos, así que ya deben haber salido de allí, sobre todo porque esta noche tienen actuación y no pueden faltar.

Ella suspira y se lleva las manos a la cara, aliviada.

—¡Ahora vas a tener que contarme como es eso de que sois novios y por qué no me has dicho nada!

—No lo sé, Eve. Anoche cuando hablamos fue todo muy bien y llegamos a la conclusión de que los dos queremos estar juntos después de todo. Si no te he dicho nada, es porque todavía ni yo me lo creo y estaba tratando de procesar que esto sea real.

No me extraña que no se lo crea. Si nos hubieran dicho hace unos meses que nos iba a pasar todo esto, seguramente, todavía nos estaríamos riendo, pensando que es una buena broma.

—¡Entonces me alegro mucho por vosotros! —exclamo, abrazándola—. Cuando las dos nos separamos, no puedo evitar decir—: Mira por donde... Algunas relaciones empiezan, mientras... Otras acaban...

—¡Tu relación con Adam no ha acabado! Él mismo te ha dicho esta mañana que seréis amigos para siempre —Ella hace una pausa, antes de decir—: Y... todavía tienes una posibilidad muy alta con Zack.

—La verdad, no quiero pensar en eso ahora, Kelly. Lo que tenga que pasar, pasará. No quiero hacerme ningún tipo de ilusión, planeando cosas que pueden no llegar a pasar jamás.

—Pero Zack te quiere, Eve. Se le nota a la legua cada vez que está contigo.

—Ya, bueno, puede que eso sea así. ¿Y qué? Todavía está con Valeria...

—Que esté con ella, no quiere decir que la quiera. ¡En la fiesta a penas pasaron tiempo juntos!

—¿Y qué? Ya pasan suficientes horas juntos al día.

—Mira, Eve. Sé que nada de lo que te diga va a conseguir animarte, pero sabes que tengo razón. Y no tengo una bola mágica que pueda predecir el futuro, pero sí tengo una muy buena intuición, mucho más si a hombres se refiere, así que créeme cuando te digo, que Zack va a dejar a Valeria más pronto que tarde.

Lo peor de todo, es que no va desencaminada. De hecho, Luna y él me contaron en la fiesta que el plan de Zack era dejar a Valeria, pero, mientras eso no pase, yo seguiré sin creer que un futuro con él, pueda ser real.

Kelly y yo salimos del hotel para ir a comer con Madison y Marlin y pasamos la tarde fuera.

Lo cierto, es que no pensaba echar tanto de menos a Adam una vez que se fuera. Aunque solo ha estado aquí una semana, ya me había acostumbrado de nuevo a su presencia.

Intento no pensar mucho en eso, ya que en cada momento que me pongo un poco más sentimental, tengo a Kelly, Madison y Marlin encima mía intentando animarme, y no quiero ser el centro de atención en todo momento.

Una cosa interesante, es que Kelly consiguió hablar con Zeta después de que los sacaran del calabozo. Él le dijo que tanto él, como Michelle y Frederick están bien y que no volverán a meterse en un lío como ese, mucho menos antes de un concierto. 

—¿Me queda bien? —pregunta Kelly, una vez que se ha puesto el vestido nuevo.

Las dos estamos de vuelta en el hotel, preparándonos para salir.

—¡Te queda increíble! Que orgullo haber acertado.

—Estás ya muy acostumbrada a estar rodeada de la ropa de moda del momento —dice ella, riendo. 

Es entonces cuando alguien toca a la puerta, pillándonos desprevenidas.

—¿Esperas a alguien? —pregunta Kelly y yo niego con la cabeza, pero me dirijo a abrir la puerta.

Cuando lo hago, un chico con el uniforme del hotel, nos saluda.

—Buenas noches. Traigo una carta para Eveline Harvey.

—¿Una carta? —pregunto, frunciendo el ceño. El chico me la pasa y yo le doy las gracias, antes de marcharse.

—¿Será de Adam? —pregunta Kelly.

—No lo creo. Ni si quiera debe haber llegado todavía a casa.

Cuando abro el sobre de color morado con mi nombre y el número de habitación escrito en él, todo tiene sentido: 

—Son las entradas para la Sala Sun —informo a Kelly.

Pero las entradas no son lo único que encuentro en el sobre, ya que, detrás de estas, hay una nota.

«Se me olvidó comentarte que a la Sala Sun se accede a través de entradas. Te mando más de una por si quieres ir con el resto de tus amigos.

Espero que no se te olvide que te espero en la puerta trasera, una vez acabado el concierto.

Att: Zack».

—¿Qué estás mirando? —pregunta Kelly, cuando me ve sonriendole a la nota.

—Nada —respondo—. Debería ir a cambiarme.

—¿Es sensación mía o estás de mejor humor que esta tarde?

—Ninguna de las dos. Solo espero disfrutar la noche, después del día que llevo.

—¡Por favor, Eve! ¿Tengo que recordarte que vamos a un concierto de The Last Wish? ¡Por supuesto que vamos a disfrutar!

Si ella está tan segura, ¿por qué no voy a estarlo yo? 

Después de todas mis incertidumbres y pensamientos negativos del día, ya va siendo hora de animarme. Y como ha dicho Kelly: nada mejor que un concierto de The Last Wish para disfrutar de la noche.

Y de lo que sea que me espere después de eso.

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