Capítulo 35. El cumpleaños.
Florece un nuevo día maravilloso en la ciudad de Los Ángeles.
¿El motivo de que sea tan maravilloso? Es el cumpleaños de Zack. Y lo mejor de todo, es que Kelly habló con Adam la noche pasada y fue capaz de convencerlo de que viniera con nosotras a la fiesta. Eso sí, omitiendo que la fiesta es en parte por el cumpleaños de Zack. Solo le dijo que es un evento de gran importancia por la celebración de los cinco años de The Last Wish y que es muy necesario que vayamos los tres, ya no solo para acabar con los rumores de mi relación con Zack, sino también, para que Kelly pueda demostrarle a Zeta quien manda.
—¿Qué te vas a poner esta noche? —pregunta Kelly, mirando en el armario.
—No tengo ni idea. Me cuesta incluso decidir que ponerme cada mañana cuando me despierto, así que esto va a estar difícil.
—¡Y que lo digas! Aunque yo creo que cuanto más divas, mejor. Al menos en mi caso, que tengo que llamar la atención de todos para que Zeta se de cuenta de lo que puede perder si decide seguir por ese camino.
—Estoy segura de que se dará cuenta más tarde o más temprano. Nadie se arriesgaría a perder a alguien como tú, Kelly, de eso puedes estar segura.
Ella suspira y mordiéndose el labios inferior, se gira para mirarme y preguntar:
—¿Ni es mismísimo Zeta Shay?
Yo niego con la cabeza.
—Incluso el mismísimo Zeta Shay sería muy estúpido si decidiera seguir por ese camino.
—¡Claro que sí! Para empezar, ¡esta noche pienso ir detrás del chico más guapo que encuentre en esa fiesta!
—Pensaba que no ibas a hacer nada para atraer a Zeta, ¿es que ahora piensas ponerlo celoso?
—No lo hago para ponerlo celoso... Bueno o puede que un poco sí. Pero también lo haré por mí, para olvidarme de todo esto.
—¿Y qué hay de Marlin? ¿Ya te has olvidado de él? —pregunto, riendo.
Lo cierto es que Madison, Marlin y Hunter están invitados a la fiesta. Luna me escribió para decirme que no había problema si queríamos ir con más gente, para que así la fiesta tuviera más movimiento, por lo que es obvio que nosotras iremos con ellos.
—Marlin es agua pasada, porque además, a él le gusta Hunter. Que por cierto, ¿cómo van las cosas entre esos dos?
—Por lo que sé, va bien. Cada vez que salimos de las sesiones fotográficas, veo más complicidad entre ellos. Pero claro, eso no quiere decir que Hunter se sienta atraído por Marlin, ni si quiera sabemos todavía si le gustan los chicos.
—Llámame loca, pero a Hunter parece que le gustan los chicos lo mismo que a ti y a mí.
—Solo crees eso porque te gustaría pensar que hay posibilidades de que Marlin y él acaben juntos. A mí me pasa lo mismo, pero tenemos que ser realistas y valorar todas las opciones.
—Créeme cuando te digo, que esta noche pienso descubrir la verdad.
—Esta noche, te veo capaz de cualquier cosa —reconozco, haciendo que las dos riamos.
Cuando Kelly decide finalmente que ponerse por la noche (un vestido ajustado, de lentejuelas plateadas, con un hombro descubierto y una sola manga), ambas salimos del hotel. Yo para dirigirme a Loweld, a ver el prototipo del frasco de perfume, y Kelly a buscar a Adam para comprarle ropa para la fiesta y posiblemente, a buscar el regalo de Zack.
Media hora después, Jimmy y yo llegamos a Loweld y ambos quedamos sorprendidos al ver el frasco de perfume que representará mi firma, el cual, es un corazón en forma de diamante iridiscente, con un pequeño gato del mismo material de cristal iridiscente que el frasco y una etiqueta con forma rectangular, colgando alrededor con el nombre del frasco en letras cursivas.
—Dios... —murmuro, alucinada, cuando veo el brillo del cristal, que cambia de color con la luz—. Es mucho más bonito de lo que imaginaba...
—Eso hacemos en Loweld, querida —dice Gathy en un susurro—. Cosas increíbles.
—Ya veo —respondo, con una lagrima escurridiza resbalando por mi mejilla por la emoción. No puedo creer que esto haya pasado y mucho menos, que haya sido todo tan rápido.
—El prototipo es justo lo que buscábamos —dice Belinda.
—El nombre del perfume, es perfecto —habla también Crystal.
—Y la fragancia es joven, refrescante, perfecta para la época del año en la que estamos —apunta finalmente Arya.
—¿Para cuándo podemos sacarlo a la venta? —pregunta Gathy—. Espero que sea lo antes posible. ¡Estoy segura de que My First Wish será todo un éxito!
—Tenemos que hablar con Alex para que de luz verde a la creación final del proyecto. Con Beck para que se encargue de la creación y el diseño de las cajas de perfume y las mande a hacer. Y con Cole para que haga cuentas y nos diga en cuanto tiempo puede estar a la venta.
—¡Pues ya estáis tardando en hablar con vuestros hermanos! ¡Necesito saber cuanto antes que plazo tenemos! ¡Quiero este perfume a la venta cuento antes! —ordena Gathy—. En cuanto a vosotros, queridos —dice, mirándonos a Jimmy y a mí—. Espero que para vosotros haya sido el mismo placer trabajar con nosotras, como lo ha sido para mí y para mis queridas hijas.
—Por supuesto que sí, Gathy —dice Jimmy, asintiendo con su cabeza.
—En cuanto al perfume, os avisaremos con las próximas novedades. Pero desde ahora os digo que lo más probable es que hagamos un anuncio de televisión para promocionar My First Wish. Espero que te interese ser la cara de este perfume una vez que estemos listos para el anuncio, Eveline.
Mis ojos se abre exageradamente por la sorpresa y siento un escalofrío.
—¿Yo? —pregunto, sin poder creerlo—. Pe... Per... Pero yo... Yo nun... Nunca he salido en la televisión. Y mucho menos en un anuncio... No sé si seré capaz...
—¡Estoy segura de que lo serás! Eres la representación de este perfume. Es tu firma, querida.
—En el contrato decía que si había que promocionar el perfume, tú serías la cara principal de los anuncios, Eve —me susurra Jimmy.
¡¿En serio decía eso?!
Maldita sea, ¿por qué demonios no ley el contrato?
¿Es que alguna vez alguien lee los contratos enteros?
Doy un largo suspiro, antes de responder:
—Está bien —digo, asintiendo con la cabeza, pero sin estar segura de querer hacer esto. O más bien, insegura de ser capaz de hacerlo.
Jimmy y yo nos despedimos de Gathy, de sus hijas y de la chica pelirroja que siempre ha estado rondando alrededor y que ha sido tan amable con nosotros desde el primer momento que pisamos Loweld. Aunque lo más probable es que volvamos a verlas, lo cierto es que el concepto del perfume ya está listo y lo próximo es su salida al mercado y el posible anuncio de promoción.
Cuando estamos en el coche, Jimmy avisa a Marcus para que pare un momento en el taller de costura de Madison. Él quiere avisarla de las novedades sobre nuestro perfume Loweld y yo, que también quería subir al taller para hablar con ella, me fijo en algo que llama mi atención en el escaparate de la joyería que hay justo debajo.
—Eve —me llama Jimmy—. ¿Vienes? —pregunta, cuando me ve mirando fijamente el escaparate de la joyería.
—Ve tú. Ahora subo yo.
Creo que he encontrado el regalo perfecto para Zack. Estoy segura de que es perfecto y no creo que nada más pueda llamar mi atención lo suficiente, así que, sin pensarlo dos veces, entro en la joyería para comprarlo.
—¡Eve! —exclama Madison cuando me ve aparecer en el taller.
—¡Mad! —respondo yo—. ¿Estás lista para la fiesta de esta noche?
—Esa no es la pregunta. La verdadera pregunta es, ¿estás contenta porque cada vez falta menos para que salga tu perfume?
—¡Nuestro! Este perfume es de todo Fame. Y tú, Marlin y Hunter me ayudasteis mucho a elegir el frasco. Este mérito es más vuestro que mío.
—Me alegra que seas tan humilde, pero lo cierto es que esto es algo que has conseguido tú, a raíz de tu trabajo como modelo. Que por cierto, si no me equivoco, la semana que viene sale a la venta la revista Loweld del próximo mes. Imagino que en la siguiente saldrá My First Wish.
—Además de eso... —digo, es un suspiro y Madison me mira, alzando una ceja.
—¿Qué pasa?
—Quieren que haga un anuncio de televisión...
—¿Cómo? —exclama ella, llevándose las manos a la boca—. ¡Eso es increíble, Eve!
—No estoy tan segura, Mad. Nunca he hecho eso y no sé si seré capaz. Pero no he venido a hablar de eso... La verdad es que... Me preguntaba si podrías dejarme algún atuendo de los que he usado en las últimas sesiones de fotos. Necesito algo de ropa para la fiesta y no soy capaz de decidir que ponerme.
—¿En serio me estás pidiendo que te deje algo? Esa ropa es tuya, Eve. Es obvio que puedes llevarte lo que quieras.
—¿En serio? —pregunto, alzando las cejas. Ella asiente—. ¡Muchas gracias, Madison! —exclamo, acercándome a ella para abrazarla.
Madison me lleva a la sala de maniquís, donde se encuentra la ropa que ya he usado en las últimas sesiones y algunas que tendré que usar próximamente. Al final, me acabo decidiendo por algo más urbano que elegante: un top negro, con un pantalón de cuero del mismo color y una chaqueta larga también negra y de cuero.
Cuando salgo del taller y me dirijo al hotel, Kelly y Adam están discutiendo sobre la ropa. Y es que, al parecer, Kelly quería que Adam fuera trajeado a la fiesta y eso, no es algo que a él le hiciera gracia. Así que, cuando entro en la habitación, están tan concentrados en su discusión, que ni si quiera notan mi presencia.
—¿Cómo es posible que seas tan cabezota? ¡Vamos a una fiesta, Adam!
—Tú lo has dicho, Kelly. Vamos a una fiesta, no a una boda o a una gala.
—Es una fiesta casual —digo yo, llamando la atención de ambos, que se giran para mirarme—. No le puedes obligar a ir en traje. Además, sabes que no es su estilo —Me acerco a Adam para darle un beso como saludo y él me da las gracias por darle la razón.
—¡Vale! —exclama Kelly, alterada—. Que haga lo que le de la gana —dice, yendo al baño para cambiarse de ropa. La fiesta comienza a las siete de la tarde y ya hemos perdido mucho tiempo.
—Yo creo que con cualquier cosa estarás bien, cariño, no te preocupes.
—Gracias, chispita —dice él, riendo y dándome un toque en la nariz.
Un par de horas después, cuando los tres estamos listos y Madison nos espera en el gran coche de su padre con Marlin y Hunter en la puerta del hotel, bajamos, listos para la gran fiesta de The Last Wish. Le mando a Madison la ubicación de la casa de la colina, donde Zack, Zeta, Luna y Michelle, vivieron juntos durante sus primeros años allí. Ese es el lugar de celebración de todas las fiestas y esta, no iba a ser diferente.
—¿Estás segura de que es por aquí? —pregunta Madison, cuando vamos por un lugar apartado, sin más casas alrededor.
—Estoy segura. La casa es muy solitaria, pero debe estar por aquí.
Unos minutos después, comenzamos a escuchar música lejana, que nos indica que la fiesta está cada vez más cerca. Y yo, comienzo a ponerme nerviosa, porque, aunque es cierto que lo que le hemos dicho a Adam sobre que la fiesta es para celebrar los cinco años de The Last Wish, también es por el cumpleaños de Zack, y como es de esperar, en algún momento de la noche se va a enterar y no sé como puede reaccionar cuando lo haga.
Trago nerviosa y suspiro, pensando que todo va a salir bien. Madison aparca el coche cerca de la casa y cuando pegamos a la puerta, nos recibe Luna, con su cabello rubio repleto de perlitas brillantes y sus ojos azules maquillados con sombras y eyeliners de colores muy llamativos.
—¡Eve! —exclama cuando me ve. Parece muy animada, en consonancia con la fiesta de dentro—. ¡Qué alegría que hayas venido! ¡Y qué bien acompañada!
—Hola, Luna —respondo, sonriendo y ella sale para saludarnos a todos.
—Que alegría verte de nuevo, Kelly —dice ella, saludando a Kelly, quien le da un abrazo como saludo—. Y a vosotros también, chicos. Espero que en esta fiesta lo pasemos todos mucho mejor que en la fiesta del desfile.
—¡Eso dalo por hecho! —responde Kelly, animada.
—Luna —digo yo, llamándola—. Él es Adam, mi... novio.
—Oh... —La cara de Luna parece algo sorprendida, pero intenta actuar natural y le extiende la mano a Adam—. Encantada. Yo soy Luna Valley.
Adam toma su mano y le sonríe.
—Igualmente. Aunque yo a ti ya te conocía. Eve y Kelly son muy fans —dice, algo tímido y ella se ríe.
Ella se hace a un lado para dejarnos entrar en la casa, y nada más hacerlo, nos encontramos con la única persona que no quería ver esta noche.
—¡Eve!
Siento que mi corazón se paraliza al escuchar su voz, porque aunque estaba claro que era imposible que no la viera por la fiesta, tenía la esperanza de poder evitarla durante toda la noche y, sin embargo, he tenido la mala suerte de verla nada más entrar por la puerta.
—Valeria... —digo, incómoda—. ¿Qué tal?
—Bien, querida. Tenía ganas de verte esta noche, porque necesito darte las gracias.
—¿Las gracias? —pregunto, sorprendida—. ¿A mí? ¿Por qué?
Pensaba que ella querría matarme después de ver las fotos con Zack, así que esto es lo último que esperaba.
—Por acompañar a Zack la otra noche. Lo cierto es que tuvimos una fuerte pelea y quería agradecerte que no lo dejaras solo. Él es más sensible de lo que parece, pero por suerte, ya lo hemos arreglado y ahora estamos en nuestro mejor momento.
¿En su mejor momento? ¿Es que acaso es una indirecta o solo me está restregando su felicidad por estar con Zack de nuevo? ¿Y si no es ninguna de las dos y yo estoy paranoica? Y aunque así fuera, ¿es que ya se le ha olvidado que si él tuvo que irse, fue porque ella lo echó de la casa?
Maldita zorra asquerosa...
—No es nada, Valeria —digo, con una sonrisa falsa, antes de irme sin decir nada más.
—Eve... —dice Kelly, apareciendo a mi lado. Adam aparece al otro—. Que poco disimulada has sido.
—Su sola presencia me hace querer arrancarle la cabeza.
—¿Quién es esa chica? —pregunta Adam, haciendo que Kelly y yo intercambiemos una mirada.
—Es... —Intento pensar en algo, pero la música de fondo no me ayuda a concentrarme.
—Es la novia de Zack —responde Kelly—. Pero eso no tiene nada que ver. Simplemente no nos da buenas vibras...
Juro que en momentos así, no sé que haría sin Kelly.
—¡Chicos! ¡Traigo ponche de frutas! —dice Madison, apareciendo con dos copas de ponche en cada mano, pasándome una a mí, otra a Adam y la otra a Kelly—. ¿Habéis visto a Hunter y mi hermano? Los he perdido de vista nada más entrar.
Kelly me da un codazo que me hace pensar, que ella cree que esos dos se han escapado para estar juntos y a solas, pero la verdad no es esa.
—Los acabo de ver hace un momento —informo—. Están hablando con Lennox allí. —Señalo detrás de Madison, y justo cerca de la ventana a la terraza, están los tres manteniendo una conversación.
Lo cierto es que la fiesta está muy animada. Tanto, que no veo por ninguna parte a ninguno de los miembros del grupo de música. Aunque Kelly intente disimularlo, veo como a cada rato sus ojos visualizan toda la habitación, probablemente buscando a Zeta. Lo peor, es que a mí me pasa exactamente lo mismo con Zack. Luego está Luna, que desapareció nada más la perdimos de vista al entrar. Y Michelle, más de lo mismo.
Pienso «lo más probable es que estén perdidos entre la multitud de gente que llena la fiesta» e intento no darle más importancia. En algún momento, aparecerán.
Pasado un rato, me doy cuenta de que está sonando una de las canciones de The Last Wish y que el tiempo se me ha pasado tan rápido hablando con Kelly y Madison en el sofá de la sala, que fuera ya es de noche. Kelly y yo salimos a bailar con el montón de gente que hay en la fiesta, cuando de repente, la canción se para y a través de un micrófono, Luna comienza a cantar la canción de feliz cumpleaños y todos mis sentidos se alteran, porque Adam se va a dar cuenta de que es el cumpleaños de Zack y se va a sentir traicionado, por haberlo hecho venir con nosotras a la fiesta de cumpleaños de la persona responsable de que yo le haya sido infiel.
Pero entonces, mis nervios se relajan, cuando Zack, Luna, Michelle y Zeta, aparecen con una enorme tarta con el número cinco y el nombre del grupo. Ellos cantan feliz cumpleaños mientras la gente de la fiesta aplaude y vitorean.
—¡Por más éxitos de The Last Wish! —exclama alguien en la multitud de gente de la fiesta.
—¡The Last Wish forever! —responde Zack, alzando la voz y haciendo que todo el mundo exclame gritos de emoción.
—Bueno, ¿cómo va la noche? —pregunta Luna, a través del micrófono. La gente le responde a gritos de «bien», «genial», «increíble» y ella, sigue hablando—. Me alegro de que esteis disfrutando todos de la fiesta y espero que tengáis hueco de sobra en el estómago, ¡porque esta no es la única tarta que vamos a disfrutar esta noche! ¡Que de un paso adelante el cumpleañero!
Otra vez, mi corazón da un vuelco, pero antes de poder hacer o decir nada, Kelly agarra del brazo a Adam y le dice:
—Aquí hay demasiado ruido, ¿qué te parece si salimos fuera?
Adam, que no es muy fan del ambiente festivo, de la música alta y las luces de colores, acepta, asintiendo con la cabeza, y sale con Kelly a la terraza a través de la cristalera de la sala, y es entonces cuando la canción de feliz cumpleaños, vuelve a sonar y esta vez, Zeta aparece con otra tarta con el número veintitrés. La gente canta cumpleaños feliz, mientras Zack habla con su hermana y niega con la cabeza. Y aunque solo puedo observar sus reacciones desde la distancia, siento que está un poco avergonzado.
La gente aplaude cuando terminan de cantar y ponen las dos tartas sobre la mesa de la comida, donde Zack sopla las velas, antes de que todo el mundo aplauda.
—¿Piensas acercarte a él en algún momento? —pregunta Madison detrás de mí, cuando se da cuenta de que no le quito la vista de encima a Zack.
—¿Crees que será buena idea? —pregunto, dándome la vuelta para mirarla—. Después de los rumores no sé que pensar, Mad. Además, ¡Valeria revolotea a su alrededor como una maldita mosca!
Madison sonríe, mirando detrás de mí.
—Creo que la mosca, acaba de desaparecer.
—¿Qué? —digo, sorprendida. Y cuando me vuelvo a girar, veo que Valeria ya no está cerca de Zack y él está riendo a carcajadas con Zeta, Michelle y un par de chicos más.
—Vamos, ¿a qué estás esperando? —dice ella, dándome un suave toque en la parte baja de la cintura, empujándome.
Yo me acerco lentamente, de forma tímida. No quiero interrumpir su divertida conversación, pero, cuando Zack me ve, sus ojos parecen iluminarse.
—¡Eve! ¡Has venido!
—Sí... —digo de forma tímida. Luego saludo a Zeta y Michelle.
—Mira, tengo que presentarte a estos dos locos. —Señala a los dos chicos, con los que Zeta, Michelle y él están hablando—. Ellos son Frederick y Simon. Son amigos del instituto, pero llevan unos meses viviendo en Los Ángeles, porque quieren probar en el mundo de la interpretación.
—Sí. —Zeta se ríe—. Pero lo cierto es que no les va muy bien.
—Todo es cuestión de suerte, amigo —dice uno de ellos. De cabello rubio y facciones muy finas.
—No te engañes, Frederick —responde Michelle—. No todo depende de la suerte. ¿Es que no has visto La La Land?
—Esa película no es realista —dice el otro chico, que es un poco más bajo, con cabello castaño y rapado por los lados de su cabeza—. ¿O es que vosotros vais cantando a cada momento sin previo aviso?
Zeta vuelve a reír.
—Te puedo asegurar que Zack sí que lo hace.
—¡Cállate! —le dice él, riendo.
—Por cierto. —El chico rubio vuelve a hablar, esta vez dirigiéndose a mí—. Yo soy Frederick. ¿Cómo te llamas tú, preciosa? —dice, pillándome desprevenida. Puedo ver como Zack le mira, ladeando la cabeza y entrecerrando sus ojos.
—Ella es Eve —dice Zeta—. Eveline Harvey. Modelo de la famosa revista Loweld y protegida de Zack.
—¿Protegida? —pregunta Michelle, en una risa.
—No lo intentes con ella, Frederick —advierte Zack, haciéndome abrir los ojos por la sorpresa—. Tiene novio.
¿Seguro que es por eso?
—Sí y... él está en la fiesta.
—Y no tendrás alguna amiga interesante que también haya venido contigo a la fiesta, ¿verdad? —pregunta el otro chico. Entonces veo la oportunidad perfecta para hablarle sobre Kelly y, la oportunidad es mejor aún, sabiendo que Zeta está delante.
—Sí. Mi mejor amiga Kelly Jhons, está fuera, en la terraza. No te costará reconocerla. Es alta, guapa, tiene el cabello corto con mechas en el flequillo y lleva un vestido de lentejuelas. Ah, y está acompañada de un chico alto de ojos verdes y cabello despeinado.
—Suena interesante... Luego nos vemos, chicos... —dice, despidiéndose con la mano el chico castaño. Y lo que más me satisface en ese momento, es la molestia en la cara de Zeta.
—Maldito Simon —dice Frederick—. Que peligro tiene.
—Siempre ha sido así, desde el instituto —responde Michelle.
—Yo... —dice Zeta, molesto—, voy a por tarta. Me ha entrado hambre de repente.
—Yo voy con él —dice Michelle—, espero que no le parta la cara a Simon si consigue algo con Kelly...
—Oh. —El chico rubio, que se ha quedado solo con Zack y conmigo, nos mira y pregunta—: ¿Es que esa chica es un ligue de Zeta?
—Es algo un poco más complicado que eso —responde Zack.
—Bueno, entonces voy con ellos. Lo último que quiero es que se arruine tu fiesta por culpa del palurdo de Simon. —Frederick desaparece, saliendo detrás de Zeta y Michelle y entonces, Zack y yo nos quedamos solos. Pero no como a mí me gustaría, ya que estamos rodeados de gente.
—Zack yo... —comienzo diciendo—. Quería desearte un muy feliz cumpleaños.
—Muchas gracias, Eve. El hecho de que estés aquí, ya hace que sea el mejor.
—Quiero darte mi regalo, pero... preferiría hacerlo en privado.
Puedo ver una sonrisa un tanto pícara en su cara, que hace que todo mi cuerpo se desestabilice. Luego se muerde el labio inferior y mira hacia arriba, pensativo.
—Ven conmigo. —Él toma mi mano para que le siga a través de la gente, y no me suelta, hasta que llegamos a una habitación en la que no hay nadie.
Cuando los dos entramos en la habitación, nos quedamos mirándonos durante unos segundos el uno al otro y, de forma casi automática, corro hacia él, agarrando mis piernas a través de su cintura. Zack me coge en brazos, antes de que nuestros labios se unan de forma inevitable.
—Sé que nos vimos ayer, pero te he echado de menos —murmura, antes de besarme de nuevo.
—Lo siento —susurro yo, dejando un suave beso sobre sus labios.
—¿Por qué? —pregunta, desconcertado.
—Por haberte puesto la vida patas arriba de un día para otro.
Zack se ríe de forma sensual y eso provoca mil cosquilleos en mi estómago.
—Lo que deberías sentir es no haber aparecido antes, Eve... Porque desde que te conozco, lo único que siento es que te he estado necesitando durante toda mi vida.
Yo no sé que decir y siento que las emociones me recorren todo el cuerpo con cada palabra que sale de sus labios, así que sin ser capaz de controlarme, vuelvo a besarlo de nuevo, y cuando me separo, Zack habla de nuevo:
—¿Has escuchado alguna vez a alguien decir que «la tentación del ser humano es lo prohibido»? —Yo no contesto, a pesar de que sí, sí he oído alguna vez ese tipo de frases. Supongo que ahora soy consciente de que tienen todo el sentido del mundo—. Ahora lo comprendo, Eve. El ser humano es atraído por el olor de lo prohibido y tú, eres la mayor tentación que he tenido nunca y la última persona en la que debería fijarme ahora, que tu novio y mi novia están ahí fuera y cualquiera de ellos puede entrar en cualquier momento.
—No pienses en eso ahora —digo, poniendo mi dedo indice sobre sus labios y bajando al suelo—. Quiero darte algo.
—¿Qué? —pregunta él, mirándome desconcertado.
—Ten. —Le paso la pequeña caja roja con el regalo que he comprado esa misma tarde en la joyería y, cuando lo abre, su rostro parece de sorpresa.
—¿Y esto? —dice, sacando uno de los colgantes.
—Te regalo la mitad de mi corazón —digo, tomando su mano y cerrándola con el colgante dentro.
El regalo, consiste en dos collares de plata, que cuando se unen, forman un solo corazón.
Sí, sé que no es algo original, pero, estos no son un par de colgantes cualquiera en forma de corazón partido; el colgante de Zack, es la mitad de un corazón con un engranaje que sobresale junto a un pequeño reloj. En cambio, la otra mitad, mi mitad, tiene el resto de engranajes, que, cuando se unen con la otra parte del corazón, hacen que el reloj comience a funcionar.
—Cuenta la leyenda —comienzo diciendo—, (o al menos, eso me han explicado en la joyería), que estos colgantes son una reliquia, que pertenecían a un viejo relojero del siglo XIX y a su amante, una duquesa muy poderosa que estaba casada con otro hombre. El reloj, marca la hora solo cuando los dos colgantes están unidos, formando el corazón completo —explico, y le hago una señal a Zack para unir los colgantes, que se unen a través de los engranajes de ambas partes. Tras oír un «clic», vemos como el reloj, comienza a funcionar—. Tú tendrás la parte del reloj, y mientras estemos separados, se mantendrá parado, como nuestra historia. Sin embargo, cuando estemos juntos, el reloj funcionará tan fluidamente como nuestros sentimientos.
Zack se queda mirándome y susurra:
—¿Y qué pasa si no me conformo solo con tener la mitad de tu corazón?
—No tienes solo la mitad —respondo, señalando las dos partes del corazón que permanecen unidas todavía.
—Ya me entiendes, Eve...
—Escúchame —digo, tomando su mejilla con mi mano—. Sabes que no podemos conformarnos con otra cosa por ahora. Pero piénsalo: no está tan mal vivir un amor secreto, sin tener que darle explicaciones a nadie y, en un mundo en el que solo estamos tú y yo.
Él sonríe y se inclina para besarme, y entonces, la puerta se abre, haciendo que los dos nos separemos rápidamente y que se escuche de nuevo el «clic» de los engranajes al separarse.
Mi corazón se altera por el miedo de que nos han pillado, esta vez de verdad.
—Maldita sea, lo siento —dice Luna, con cara de sorpresa—. Debí imaginarlo... Soy tan estúpida.
—Tranquila, Luna, está todo bien —le responde Zack—. Me alegro de que hayas sido tú quien ha abierto esa puerta.
—¡Deberías haberme avisado, Zack! Hay gente preguntando por ti, por eso te estaba buscando. Si me hubieras dicho que estabas con Eve, les habría dado cualquier excusa tonta para que dejaran de preocuparse.
¿Si me hubieras dicho que estabas con Eve? ¿He oído bien?
Yo miro a Zack, luego a Luna, sorprendida.
—Lo sé todo, Eve —dice ella—. Y no sabes cuanto me alegro de que mi hermano se haya fijado en una chica como tú y haya abierto los ojos sobre la víbora que tiene al lado...
—Luna —la llama Zack—. Sabes que quiero dejar a Valeria, pero simplemente... No he encontrado el momento todavía.
—¿Quieres dejar a Valeria? —pregunto, girándome para mirarlo. No puedo creer lo que acabo de escuchar y siento que mis oídos me fallan—. ¿He oído bien?
—Has oído bien, Eve. Como acabo de decir, Zack por fin ha abierto los ojos.
Siento una extraña mezcla de emociones en mi interior, porque, el hecho de que Zack quiera dejar a Valeria, me da esperanzas, pero, por el otro lado, sigue estando Adam...
—Deberíamos volver fuera —dice Luna—. Creo que tenemos que vigilar a Zeta.
—¿Qué le pasa a Zeta? —pregunta Zack, colocándose el collar y guardándolo debajo de la camiseta. Yo hago exactamente lo mismo con la otra parte y sigo a los dos hermanos de vuelta a la fiesta.
Una vez fuera, me encuentro en la terraza con Kelly, Adam, Madison, Marlin, Hunter y por último Simon, que está hablando con Kelly y Madison mientras Adam, Hunter y Marlin conversan entre ellos. Veo a Zeta en una esquina, sin quitarle la vista de encima a Kelly, que no deja de reírse junto a Simon.
—¿Cómo va todo por aquí? —pregunto, acercándome al grupo, que parece dividido en dos, aunque realmente están todos juntos.
—Eve, ¿dónde te habías metido? —pregunta Adam.
—Estaba buscando el baño, pero no lo encontraba y cuando lo he hecho, he tenido que esperar un poco para entrar porque había cola.
Vaya, esa mentira ha sido rápido pero eficaz.
—Eve, ¿conoces a Simon? —me pregunta Kelly.
—Nos han presentado hace un momento.
—Simon —dice Frederick, apareciendo a nuestro lado—. Llevo buscándote un rato. Deberíamos irnos ya.
El chico rubio al que también me han presentado hace un momento, está acompañado por dos chicas, una rubia y otra castaña un poco más baja.
—Vaya, Simon, parece que has hecho muchos amigos en esta fiesta —dice la chica rubia—. Soy Virginia, la hermana de Frederick. —Ella se presenta y luego señala a la otra—. Y ella es Lola.
—Encantada —responde Kelly, saludándolas con dos besos a ambas y también a Frederick—, ¿me dejais un ratito más a Simon, por favor?
—Claro —dice la chica castaña—. Como si quieres quedartelo toda la noche, ¿nos vamos nosotros, Fred? Me duele un poco la cabeza.
Él asiente y ellos se van de la fiesta, despidiéndose antes de la gente que conocen allí. Nosotros nos quedamos con Simon, hasta que Kelly está lo suficientemente borracha como para decidir que quiere irse con él.
—¿Estás segura, Kelly? —le pregunta Madison.
—Por supuesto que sí. Os veré mañana, pero por esta noche, creo que voy a disfrutar por mi cuenta con este bombón inglés.
—Tú sí que eres un bombón, querida —responde Simon. Pero cuando los dos están a punto de marcharse juntos, Zeta se acerca a ellos, interponiéndose en su camino.
—¿Qué se supone que haces? —pregunta ella.
—No puedes irte con Simon, Kelly.
—¿Eso lo dices tú? —Puedo sentir el cabreo en la voz de mi amiga.
—¡Sí, lo digo yo!
—¿Y quién se supone que eres tú para impedirmelo?
—Soy... —Zeta parece dudar un momento sobre lo que decir, pero todo el mundo que hay fuera, parece haber dejado de prestarle atención a la fiesta para poner todos sus sentidos sobre la discusión entre Kelly y él—. Soy el tío que está enamorado de ti, Kelly.
Y con eso, la fiesta se paraliza y puedo ver como la cara de Kelly cambia por completo y Adam me mira, completamente alucinado. Yo no puedo evitar sonreír. La fiesta se ha puesto de lo más interesante.
—Sé que debería haberte defendido la otra noche, pero no supe reaccionar porque soy un jodido estúpido. Pero si algo tengo claro, es que Marcy es el pasado.
—¿Y qué se supone que soy yo entonces, Zeta?
—Mi presente. Y espero que también mi futuro.
Y tras eso, puedo jurar, que jamás he estado ni estaré, en una fiesta más interesante que esta.
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