Capítulo 32. Decepciones y reconciliaciones.

No puedo creerlo.

¿Cómo es posible que existan esas fotos? Y lo peor de todo, ¿cómo es que se han filtrado por todo internet?

Con la cabeza dándome vueltas, mi pecho subiendo y bajando con mi acelerada respiración y mis manos temblorosas, tomo asiento en mi cama, al borde del llanto. Adam no deja de dar vueltas por la habitación y Kelly está tratando de disimular lo mal que se encuentra ante esta situación.

—Creo que será mejor que lo veas tú misma —dice ella.

Yo saco mi teléfono y nada más entrar en Twitter, veo que el nombre de Zack es el primero en tendencias en Los Ángeles. Cuando entro en el trending, veo un montón de personas comentando las fotos, que al parecer provienen de una cuenta de Instagram, llamada «thelastwishnews», donde según puedo ver tanto en la descripción del perfil como en las fotos, es una página que se dedica a dar información tanto de la banda como de la vida personal de Zack, Luna, Zeta y Michelle. En esa página hay fotos de ellos por la calle, con fans o incluso comiendo fuera de casa solos o acompañados. De hecho, la última publicación (antes de las fotos de Zack conmigo anoche), son de hace una semana, de él y Valeria cenando en un restaurante con un montón más de gente.

Me fijo bien en las fotos de anoche y me doy cuenta de que no cabe lugar a dudas; esto va a ser muy polémico y escándaloso, porque Zack en ningún momento ha mencionado nada públicamente sobre una ruptura con Valeria ni nada por el estilo. Así que con todo el miedo del mundo, paso a leer la descripción de las fotos, que para mi sorpresa, solo es informativa y, dice:

«Zack anoche en el local Cosmos, acompañado de Eveline Harvey, la nueva modelo de la revista Loweld». 

Pero los comentarios son mucho más polémicos. En ellos dicen cosas como:

«Están demasiado pegados, ¿no?»

«¿Quién es esta chica y que hace con mi Zack?»

«¿Por qué Zack está con una modelo? ¿Es que ha roto con Valeria Norton?»

«¿Pero tienen algo o es una amiga?»

«Ella lo mira igual que lo miraríamos todas. Que suerte tienen algunas».

«¡No puede ser! ¿Y qué pasa con Valeria?  Me encantaban ellos dos juntos».

«Pues Zack y esta chica hacen buena pareja. ¿O soy la única que lo piensa?»

No puede evitar sorprenderme al ver comentarios tan contradictorios. Pero esto es una locura. Una locura muy fuerte.

Me muerdo el labio inferior ante la impotencia y desesperación que esta situación me produce, las lágrimas comienzan a salir de mis mejillas y con la respiración aún acelerada, cierro los ojos. Y cuando los abro, miro a Kelly y ella me da una mirada apenada y, puedo ver como sin hablar en alto, mueve sus labios para decirme: «siento mucho que esto haya pasado».

—Será mejor que os deje solos —dice en voz alta—. Tendréis que hablar... a solas.

—No... —susurro yo y ella asiente con su cabeza y antes de salir, me da una mirada que me transmite que todo va a salir bien. Pero aún así, no puedo evitar pensar:

«No te vayas, Kelly, por favor». 

Aunque sé que es lo que tengo que hacer, no sé si seré capaz de enfrentarme a Adam yo sola.

Pero finalmente, Kelly sale de la habitación y cierra la puerta.

Yo miro a Adam, pero él tiene los ojos enrojecidos y me da una mirada de decepción.

—Lo siento —murmuro. Supongo que no es momento de buscar excusas. Ni mucho menos de pensar más mentiras. Tal vez ha llegado el momento de contarle a Adam la verdad. Al fin y al cabo, no iba a poder estar ocultando esto mucho más tiempo.

—¿Te has acostado con él? —pregunta y, esta vez, soy yo la que le da una mirada de decepción.

—¿Qué? ¿Cómo eres capaz de pensar eso de mí?

—¡No lo sé, Eve! —exclama, indignado.

—Oye, voy a explicártelo todo, ¿vale? ¡Pero no me grites! 

—¿Qué es lo que hay que explicar? ¿Te has enamorado de otro, Eve? ¿Es eso?

Y entonces, un escalofrío recorre mi cuerpo. Porque no sé si realmente estoy preparada para responder a esa pregunta y, mucho menos a Adam.

—¿Ahora no respondes? —Él suelta una risa irónica—. Supongo que lo nuestro ha acabado aquí.

Adam se dirige a la puerta y mi miedo a perderle se hace más presente que nunca antes. Entonces no puedo evitar agarrarle de su brazo.

—Espera —le llamo, al borde del llanto, y Adam se gira para mirarme—. Siéntate, por favor. Te he dicho que pienso explicártelo todo.

Adam me mira, con su mirada llena de lágrimas que no salen aún y yo siento un nudo en la garganta y una angustia en el pecho que me están haciendo tanto daño que siento que voy a reventar en cualquier momento.

—Yo... —comienzo diciendo, con la respiración agitada y dos lágrimas cayendo por mis mejillas—. Es verdad que siento algo por Zack. Es verdad que ha habido algo entre nosotros... pero...

Adam no me deja terminar, su mirada dolida atraviesa mi pecho como si de una flecha se tratara.

—No me lo puedo creer, Eve... —susurra, indignado y se limpia una lágrima de la mejilla con brusquedad.

—¡Lo siento! ¡Yo no quería que nada de esto pasara! 

—¿No querías, Eve? ¿En serio?

—¡No! —exclamo—. Si hubiera podido evitarlo lo habría hecho. Pero Zack...

—Zack es un famosillo que escribe canciones románticas y que siempre te ha tenido hipnotizada. ¿Te has enamorado de él realmente o solo de su fama?

Lo vuelvo a mirar con decepción.

—¿De verdad crees que yo querría a alguien por fama y dinero? ¿Es que me crees así de rastrera, Adam? 

—¡Yo no sé que pensar, Eve! ¡Esta situación me ha pillado por sorpresa!

—¿Y crees que a mí no? ¡No pensaba llegar y que pasara nada de esto! 

—Pero ha pasado. Y lo que está claro es que te olvidaste de mí nada más poner un pie aquí.

—¡Eso no es verdad! —le grito—. Te he estado echando de menos más de lo que te imaginas. He pensado en ti en cada momento. Me he sentido mal en cada momento. Y sí, he pasado mucho tiempo con Zack desde que estoy aquí, pero eso no significa que haya dejado de quererte —le explico, con las lágrimas cayendo por mi cara de forma descontrolada.

—Tal vez «solo querer» no sea suficiente —dice, con rostro agotado.

—Pues tal vez no lo sea —suspiro y me limpio las lágrimas con el dorso de mi mano—. Pero no quiero perderte Adam.

—No quieres perderme, pero te has liado con otro.

—Bueno, sí y ya te he dicho que lo siento. Sé que te he hecho daño y tal vez no merezca una segunda oportunidad. Pero necesito que me perdones. Lo necesito, Adam, porque te quiero. Te quiero muchísimo. Y lo último que quiero es que las cosas estén mal entre tú y yo.

Adam y yo no decimos nada durante un momento. Simplemente llenamos la habitación de sollozos y lágrimas, hasta que de repente y sin que me de tiempo a esperarlo, Adam se levanta de la cama de Kelly y se acerca a mí para abrazarme. Entonces mi llanto se vuelve mucho más intenso. Puedo sentir lo rápido que va su corazón y siento que soy la responsable de haberlo destrozado. 

¿Estoy preparada para romper con Adam? Realmente no lo sé, pero una parte de mí me dice que no. He pasado tantos años con él que no sé como me sentiré una vez que no estemos juntos.

—No quiero perderte —repito, con mi cabeza estampada sobre su pecho.

—No vas a perderme, Eve —dice él, respirando rápidamente—. Te quiero demasiado como para dejarte ir.

Pero mis sentimientos son demasiado contradictorios; por una parte, no quiero enfrentarme a lo que sería mi vida sin Adam, y por otro lado, me doy cuenta de que, si él no me deja ahora, jamás podré ser feliz con la persona por la que mi corazón grita desesperado.

Cuando los dos estamos mucho más calmados, me separo de Adam, con los ojos aún algo llorosos, y me enfrento a sus ojos verdes, todavía algo alterados.

—Adam... hay una cosa que te quiero decir...

—Yo también, Eve.

En cuanto escucho esas palabras, la curiosidad me invade, así que frunciendo el ceño, digo:

—Ah, ¿sí? Pues... dime.

—Creo que después de lo que ha pasado... —Él parece dudar sobre lo que quiere decir y yo pienso que ya está. Este es el fin. Adam va a dejarme—. Creo que no es apropiado que nos casemos todavía. 

Yo abro los ojos por la sorpresa. Eso sí que no me lo esperaba.

—Yo pienso lo mismo... —digo, asintiendo con mi cabeza—. Era eso justo lo que te iba a decir...

Es cierto. Justo ahora que estamos con las emociones a flor de piel, pensaba contarle de una vez por todas lo de cancelar la boda.

—Lo siento, pero, aunque no quiero perderte, estoy muy dolido y decepcionado, Eve. Tal vez en unos años, cuando los dos seamos más maduros y tengamos las cosas más claras, podamos volver a hablar del tema.

¡Dios, no puedo creerlo!

—Estoy totalmente de acuerdo. Será lo mejor para los dos.

Lágrimas vuelven a salir de mis ojos, estoy muy nerviosa por todo lo que ha pasado y a la vez feliz de que a raíz de todo esto Adam haya decidido por sí mismo cancelar la boda. Pero por otro lado... sigue estando Zack. Sigo queriendo a Zack y la frustración de eso, hace que las lágrimas vuelvan a invadirme.

—Oh, Eve... —Adam me abraza de nuevo—. No te preocupes, aunque estoy decepcionado, voy a intentar perdonarte y algún día llegaremos al altar...

Sí, Adam, por su puesto...

La desesperación hace que siga llorando sin control, con Adam tratando de consolarme. 

Está claro que mi cabeza y mi corazón me dicen cosas muy, pero que muy diferentes. Porque, mientras que mi cabeza está feliz de no haber perdido realmente a Adam, mi corazón llora desesperado por Zack.

Pero, supongo que no siempre podemos tenerlos a los dos contentos al mismo tiempo.


ZACK VALLEY.

Estoy tocando la guitarra en el salón de casa de mi hermana, tarareando una canción que estoy componiendo en mi cabeza. 

La melodía suena bien, la letra suena increíble...

Tomo mi teléfono y pongo la grabadora para hacer un pequeño vídeo de menos de un minuto y, cuando la cámara de mi teléfono comienza a grabar, toco unos acordes suaves y comienzo a cantar:

«No puedo decir que te quiero. No puedo decir que te amo. No puedo bailar contigo. No puedo tomarte de la mano. Pero puedo dedicarte mil canciones. Pero puedo dedicarte mis llantos. Pero puedo verte brillar. Porque tú eres luz y yo un simple mortal. Porque tú eres París y sin ti, no vale la pena vivir un día más». 

Antes de cortar el vídeo, le sonrío a la cámara y cuando lo termino, lo guardo en el móvil. Aunque estoy muy desconectado de las redes sociales, (mi última publicación es de hace unos meses), este vídeo decido subirlo a mi perfil de Instagram, con la esperanza de que Eve lo vea más pronto que tarde.

Me dirijo a la cocina porque me muero de hambre y comer será una distracción que me mantendrá alejado del teléfono, para no estar mirándolo constantemente, esperando una respuesta de Eve. Pero cuando llego a la cocina, abro los ojos por la sorpresa y luego me los tapo con una mano, huyendo de allí.

—¡Lo siento! ¡No he visto nada! —exclamo, mientras vuelvo al salón.

En la cocina, acabo de ver a mi hermana, subida en la encimera, con Dominic, su novio, besándola intensamente. Solo Dios sabe si estaban haciendo algo más, porque yo he decidido huir de allí lo más rápido que me ha dado tiempo.

—Oh, Zack, lo siento. —La escucho decir, mientras escucho pasos detrás de mí—. Pensaba que estabas en la habitación, estaba escuchando la guitarra.

—Llevo un rato en el salón, tratando de componer algo.

—Mierda, mierda. Lo siento, de verdad, perdóname.

—No tienes que diculparte, Luna, esta es tu casa y estás empezando tu relación con Dominic. Creo que el que sobra aquí soy yo.

Dominic y mi hermana llevan juntos un par de meses. Él también está empezando ahora su carrera como cantante y, cuando una fan los encontró juntos por la calle y les pidió una foto, las redes sociales explotaron, creando mil teorías sobre que estaban juntos, a pesar de que en ese entonces, todavía estaban empezando a conocerse.

Recuerdo cuando Ron me preguntó sobre ella, la noche que fui con Eve al Thousand Sunny. En ese momento, mi hermana ya llevaba unas semanas con Dominic y no supe que decirle al pobre Ron. Imagino que a él le habría dado un infarto si supiera lo que acabo de ver en la cocina.

—Oye, ¿quién dice que sobres? Eres mi hermano y puedes quedarte aquí el tiempo que necesites —dice ella, poniendo una mano sobre mi hombro.

—Lo sé, Luna, pero me siento un estorbo. 

—No lo eres —insiste.

—Claro que lo soy. Sé lo intensas que son las relaciones al principio y yo no pinto nada aquí con vosotros. Seguro que Dominic piensa lo mismo.

—No es verdad... —dice ella y yo la miro, arqueando una ceja.

—¿Seguro?

—Bueno, puede que esté un poco incómodo contigo aquí. ¡Pero eso no importa! Eres mi hermano, Zack. No pienso dejarte en la calle.

—No estaré en la calle, Luna.

—¿Piensas quedarte en casa de Zeta o Michelle?

—No, quiero intentar volver a casa.

—¿Qué? —pregunta ella—. ¿Es que vas a volver con Valeria? —Su tono de voz suena indignado.

—No, solo quiero pasar por allí, ver como están las cosas y hablar con ella para aclararlo todo.

—¿Estás seguro, Zack? Porque yo creo que no hay nada que aclarar. Valeria te echó de casa. No merece ni que le des la oportunidad de aclarar las cosas.

—Luna... —digo en un suspiro.

—¡Está bien, lo siento! Sé que no tengo ningún derecho de meterme en tu vida, pero soy tu hermana y me preocupo por ti. 

—Lo sé y agradezco tu preocupación, pero déjame hacer las cosas como siento que tengo que hacerlas, por favor.

Ella me mira un segundo y tuerce los labios.

—Lo siento. A veces soy demasiado impulsiva expresando lo que pienso.

—¿Solo a veces? —digo, riendo y ella rueda los ojos.

—Bueno, puede que la gran parte del tiempo sea así.

Yo me acerco a ella y la abrazo.

—Gracias por tu preocupación, hermanita. —Dejo un beso sobre su rubia cabellera—. Pero esto es algo que tengo que solucionar.


Cuando mi coche esta parado frente al alto edificio donde he pasado estos últimos años, me comienzo a preguntar a mí mismo si realmente me merece la pena enfrentarme a Valeria de nuevo. Porque, en realidad, lo que estoy buscando no es una reconciliación con ella. Simplemente quiero hablar, saber en que punto nos encontramos y aclarar si, después de todo, merece la pena seguir juntos o por el contrario, es mejor que cada uno siga su propio camino por separado.

Aunque yo creo tener las cosas bastante claras.

Armándome de valor, salgo del coche, entro en el edificio, me adentro en el ascensor y cuando llego al último piso, traspaso la azotea y abro la puerta de casa. Cuando lo hago, Electra corre hacia mí, ladrando y saltando como si llevara un mes sin verme. Luego entro en la casa y lo primero que escucho, me llama la atención y al mismo tiempo me desconcierta.

Es Valeria, pero está... ¿llorando?

Llego al salón y la veo ahí, de espaldas, sentada en el sofá, llorando con el teléfono en la mano. Cuando ella escucha mis pasos, se gira y cuando me ve, corre hacia mí.

—¡Zack! —Ella me abraza, pillándome desprevenido—. ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho, cariño, perdóname, por favor!

Yo me quedo ahí, paralizado, sin saber como reaccionar, porque esto era lo último que esperaba encontrar al llegar.

—Siento haberte echado de casa. ¡Estaba furiosa y no debería haberlo hecho! Pero lo siento mucho.

¿Así que todo esto se debe al arrepentimiento de haber echado de casa?

—E... esta bien, Valeria, tranquila —digo, intentando consolarla. O al menos, intentado que deje de llorar para que pueda tranquilizarse y hablar.

—¡¿Cómo voy a estar tranquila?! ¿Me vas a dejar por ella? —pregunta, haciéndome abrir los ojos por la sorpresa.

—¿Dejarte por quien? ¿De qué estás hablando? —Intento hablar tranquilo, pero lo cierto es que mi corazón ha empezado a latir tan rápido que siento que podría escaparse de mi pecho.

—¡Por Eve! ¿Es que no has visto las fotos?

Oh, no. Esto no pinta nada bien...

—¿Qué fotos?

Valeria me pasa su teléfono y en él, puedo ver unas fotos tomadas anoche, donde Eve y yo estamos tan cerca, que obviamente cualquiera puede predecir lo que pasa realmente entre nosotros.

No, no, no, no, no.

¿Cómo he podido ser tan estúpido? ¿Cómo no se me ocurrió que podía haber fans cerca que podían hacer fotos y subirlas a todas las redes sociales?

—¿Zack? —Valeria me mira, con ojos llorosos—. ¿Estás con ella? 

—Yo... —murmuro. No sé que decir. Estoy paralizado por la sorpresa.

Veo que esas fotos se han hecho tendencia en Twitter y todo el mundo las está comentando, lo cual no me preocupa en lo absoluto; las especulaciones y comentarios no son algo que me afecte, ya que, al fin de cuentas, los rumores acaban pasando más pronto que tarde. Pero algo a lo que no sé como enfrentarme, es a Valeria, llorando delante de mí, pidiéndome explicaciones.

—Lo siento, yo... solo salí con Eve anoche para despejarme. 

Lo cierto, es que no le estoy mintiendo. 

—Perdóname, Zack —se disculpa de nuevo—. Todo es mi culpa. Sé que Eve y tú solo sois amigos. Anoche te eché de casa y estabas en tu derecho de salir con una amiga. He sido tan estúpida y malpensada, por creer que tienes algo con ella, solo por unas fotos estúpidas.

Ella vuelve a abrazarme y yo suspiro con incomodidad, tratando de calmarla.

—Valeria, lo cierto es que, no venía para hablar de esas malditas fotos que ni si quiera sabía que existen y están circulando por internet.

—¿Has venido a arreglar las cosas y volver a casa?

No, no, no, todo lo contrario.

—Yo... verás... —suspiro de nuevo. Esto va a ser difícil y no sé si seré capaz de decirlo, con ella sintiéndose tan culpable. Pero antes de poder decir nada más, ella me interrumpe.

—Lo he pasado fatal esta noche y llevo toda la tarde llorando con esas fotos, pensando lo que no era. Pero sé que tú y yo hemos nacido para estar juntos, Zack. Y sé que tú también lo piensas.

—Por supuesto...  —digo, irónicamente, arrepintiéndome en mi interior. 

Pero ella está tan mal que no sé si seré capaz de decir ni una sola palabra de lo que realmente pienso. Y es que, mi intención era hablar sobre lo mal que ha ido nuestra relación desde hace un tiempo. Esperaba no ser el único en pensar que lo nuestro ya no tiene futuro y quería acabar bien con ella después de todo. Pero nada de esto estaba en mis planes. No pensaba que ella quisiera aferrarse tanto a una relación que no da más de sí. No esperaba encontrarla así de mal.

Cuando está más calmada, se separa de mí y limpiándose las lágrimas, con una sonrisa en su cara, me pregunta: 

—¿Qué quieres comer?

¿Así que ya está? ¿Se supone que ya hemos arreglado la pelea de ayer? ¿Ya está todo bien de nuevo?

No puedo creerlo... 

No puedo creer que unas fotos que deberían haber acabado con todo, realmente hayan servido para que ella se aferre más que nunca a nuestra relación. Y no puedo creer que yo sea tan estúpido de no ser capaz de hablar las cosas con claridad. De no decir lo que yo siento, con tal de no hacerle daño a ella.

Porque la verdad, es que quiero a Eve. Y de hecho, esas fotos me preocupan más por ella que por mí. Aunque a mí ya no me afecten los rumores, no sé que pueden estar comentando en todo internet sobre ella. No sé como pueden afectarle a ella los comentarios de la gente y lo peor de todo: no sé como esas fotos habrán afectado a su relación con su prometido, el cual, está aquí ahora con ella.

A pesar de que Valeria quiere seguir con esto, yo no puedo dejar de pensar en Eve. Y sé que, el hecho de que no sea capaz de romper con ella a tiempo, al final le acabará haciendo mucho más daño del que han podido hacerle unas simples fotos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top