Capítulo 31. Un poco de distancia.
He pasado una noche entera con Zack...
Y esta vez no ha sido como las anteriores, donde estaba demasiado dormida o borracha. Esta vez ha sido diferente. A pesar de que no ha pasado nada entre nosotros más allá de besos y el simple hecho de dormir juntos, tengo que reconocer que ha sido demasiado especial.
Cuando llegamos por la noche a la habitación del hotel, mojados por la lluvia intensa que nos cayó encima (porque Zack no fue capaz de encontrar aparcamiento cerca del hotel) me dirigí directamente al baño de la habitación, buscando toallas para secarnos lo máximo posible, aunque al final opté porque ducharnos sería la mejor opción, así que después de ducharme y cambiarme, busqué en el armario porque sabía que Kelly debía tener algo de Zeta que le podría dejar.
Después de ducharnos fuimos directamente a dormir y aunque ya estaba acostumbrada a dormir con Adam, he de decir que la sensación no se puede comparar. Dormir con Zack podría convertirse en algo adictivo para mí; sentir el calor de su piel tan cerca de la mía y su suave respiración, es algo a lo que fácilmente me podría acostumbrar para el resto de mi vida.
Por la mañana, el despertador suena alertando que ya es hora de despertar y comenzar un nuevo y emocionante día de trabajo.
—Uff... —murmuro cuando froto mis ojos y estiro el brazo para apagar el despertador de mi teléfono.
El ambiente es completamente diferente a lo que estoy acostumbrada; Kelly no está, el día está nublado y... Zack está aún medio adormilado a mi lado. Pero me gusta esto. Le despierto porque me temo que Kelly podría llegar en cualquier momento y como venga con Adam, las cosas podrían complicarse muchísimo más de lo que ya lo están.
—¿Has dormido bien? —le pregunto a Zack cuando los dos estamos un poco más espabilados y nos hemos preparado para bajar al desayunar.
—He dormido increíblemente bien —contesta él con una sonrisa—. Gracias por acogerme en tu habitación.
—No lo he hecho solo por caridad... la verdad es que tenía ganas de dormir contigo —confieso, haciendo que él me mire con una sonrisa de boca cerrada y sus ojos brillen.
—Aún me debes un beso —dice de forma directa.
—¿Qué compense toda esta semana que vamos a estar sin vernos? —pregunto y él asiente.
—Exac... —comienza diciendo, pero antes de que le de tiempo a acabar, ya estoy corriendo hacia él y tomándole por ambas mejillas para estampar mis labios sobre los suyos.
Zack, que al principio noto que se siente sorprendido, al final acaba cerrando sus ojos y tomando mi cintura con sus dos manos para pegarme más a él. El beso se intensifica en milésimas de segundo y de un momento a otro estoy tumbada sobre la cama con Zack sobre mí sin dejar de besarme.
Puedo sentir como esto se sale por completo de mi control y mi mente se pierde en él y solamente en él.
Pero entonces, el sonido de la puerta me trae de vuelta y rápidamente me escabullo de debajo de Zack y con el corazón latiendo desesperadamente, le señalo el baño para que se esconda.
—¿Quién es? —pregunto, antes de abrir la puerta.
—Servicio de habitaciones. Vengo a traer la ropa de la lavandería y organizar la habitación.
Suspiro de alivio y abro la puerta. Zack asoma la cabeza por la puerta del baño y le hago una señal para que salga.
—Espero no molestar —dice la chica, mirándome. Imagino que debo estar igual de roja que las paredes de los pasillos del hotel.
—No, tranquila —digo en un susurro, antes de dejarla pasar.
El servicio de habitaciones viene cada mañana a limpiar la habitación porque es la hora a la que Kelly y yo solemos salir. Pero mis nervios por que Kelly o Adam puedan aparecer de repente, se han apoderado tanto de mí, que se me había olvidado completamente.
—¿A qué hora entras al estudio? —pregunta Zack, acercándose a mí. Puedo ver que sus mejillas están tan sonrosadas como imagino que deben estar las mías. Y tomo su mano para salir de la habitación. Sé que la chica del servicio de habitaciones no se ha fijado en él, pero si lo hubiera reconocido, esto también podría haber sido un problema.
—Hoy no voy al estudio —le explico—. Jimmy tiene que pasar a recogerme dentro de una hora para ir a las oficinas Loweld, para continuar con la creación del perfume con mi propia firma —digo en voz baja.
—¿Crees que te dará tiempo a que te invite a desayunar a Thousand Sunny? Quiero aprovechar para ver a Ron y creo que Henry está ayudando a su hermano algunas mañanas.
—Me encantaría ir, pero no sé si nos dará tiempo a ir, desayunar y volver a tiempo. Jimmy está siendo muy puntual con todo esto porque es algo que realmente podría beneficiar muchísimo a Fame de cara al futuro.
—Lo entiendo... —dice, llevándose un dedo a la boca, pensativo—. Entonces te invitaré después a merendar ahí... —comienza diciendo, pero luego parece caer en nuestra conversación de anoche—. Oh, ¡mierda! —exclama y rueda los ojos.
—Maldita sea, te voy a echar de menos estos días —murmuro y él se inclina para dejar un beso corto pero intenso sobre mis labios—. Y eso está fatal. Es horrible. No sé como puedo estar haciendo esto.
Haberme acostumbrado tanto a su presencia es una de las peores cosas que me ha podido pasar estando en una situación como esta.
—Yo me pregunto lo mismo —susurra, antes de besarme de nuevo.
—Es en serio, me siento fatal —digo, antes de otro beso.
—Yo también —responde él—, pero es incontrolable.
Tiene razón. El sentimiento es incontrolable e inevitable, y después de todo, me acabo sintiendo como la peor persona del universo y no solo por Adam, sino también por Valeria. Pero cuando estoy con él, el corazón me pide dejarme llevar a pesar de todo.
—Zack —le llamo, separándome un poco de él—. Deberíamos ir a desayunar antes de que se me eche el tiempo encima.
—Sí, tienes razón, lo siento —responde, riendo.
Juro que es verdad lo de que podría morir viéndole sonreír.
—¿Bajamos a desayunar al hotel? —pregunto y él asiente con su cabeza.
Como media hora después, me encuentro desayunando con Zack en el comedor del hotel, que se encuentra en el piso más bajo y a través de la cristalera de este, que conduce a la parte de fuera, puedo ver a Kelly entrando de la calle al hotel, pero ella no nos ve a nosotros y sube directamente arriba. Supongo que cuando entre en la habitación y vea que no estoy, dará por hecho que me he ido y efectivamente unos 5 minutos después, Jimmy está esperándome en la puerta del hotel, por lo que, desafortunadamente, me toca despedirme de Zack.
—Supongo que esto no es un hasta siempre —dice en forma de broma y me abraza—. Te veré en mi cumpleaños —susurra, al tiempo que deja un beso sutil sobre mi cabeza antes de separarse.
Yo asiento y le sonrío antes de entrar en el coche con Jimmy y Marcus, para dirigirnos a las oficinas Loweld.
—¿Qué tal la semana, Eve? —pregunta Marcus, mientras conduce.
Yo respondo desde el asiento de atrás:
—Muy bien, la verdad es que han sido unos días raros pero intensos.
—Eve tiene una vida muy ajetreada desde que vive en Los Ángeles —bromea Jimmy—. Hasta tiene amistad con los rockeros más populares de la ciudad.
Yo ruedo los ojos mientras me río.
Entonces mi teléfono suena y al encenderlo, veo que tengo mensajes que no he visto de Adam y Madison y uno reciente de Kelly.
Adam dice:
«Hey, chispita. ¿Paso a verte cuando salgas de trabajar?»
A lo que yo le respondo:
«Me parece genial, cariño. Luego nos vemos».
Me siento fatal por escribirle eso como si no hubiera estado toda la noche durmiendo con otro y como si no hubiera besado a Zack como si fuéramos las dos últimas personas sobre la tierra, pero tengo que intentar olvidar eso y tomar fuerzas para hablar con Adam y cancelar la boda, esperando que con eso, al menos pueda solucionar uno de mis mil problemas y dudas existenciales.
Por otra parte, tengo mensajes de Madison diciéndome que ha encontrado el libro de interpretación de sueños y que por la tarde pasará a llevármelo al hotel. Y finalmente, está Kelly, quien sin ningún tipo de duda, me ha mandado un mensaje diciendo:
«Has pasado la noche con Zack, ¿verdad?»
Mensaje al que yo respondo:
«¿Qué te hace pensar eso?»
Pero ella no es tonta y, yo lo sé de sobra.
«La habitación huele a colonia masculina con toques vainillados. Sabría reconocer ese olor a kilometros de distancia. Es por eso que anoche no quisiste dormir con Adam, ¿no es así?».
Yo no le respondo durante un rato. Supongo que estoy demasiado avergonzada como para plantarle cara a Kelly, mucho menos sabiendo que tiene toda la razón del mundo y que no tengo excusas que basten. Pero por si sirve de algo, finalmente le digo:
«Le he pedido tomar un poco de distancia. Al menos hasta que se vaya Adam. No quiero seguir sintiéndome tan mal cada vez que esté con cualquiera de los dos».
Entonces apago el teléfono, porque siento que necesito un respiro. Y cuando llegamos a las oficinas Loweld y subimos hasta el último piso, todos mis dramas pasan a otro plano.
Mientras estamos en el ascensor, cerca de el piso más alto de todo el edificio, Jimmy y yo intercambiamos una mirada confusa al oír risas femeninas provenientes de arriba y, cuando la puerta del ascensor se abre, vemos a la chica pelirroja ayudante de la señora Loweld, tonteando con una de sus hijas, precisamente la más pequeña de las tres que ya conocemos. Cuando ellas nos ven, su rostro cambia a uno de seriedad. La chica pelirroja, que recuerdo que se llama Avril, toma mi bolso y lo coloca en el perchero y la hija de Gathy, que creo recordar que es Crystal, se coloca en el sitio de la última vez mientras nos explica que su madre y sus hermanas están a punto de llegar.
—Perdón por la tardanza —exclama Gathy una vez que ella y sus dos hijas mayores aparecen por una puerta blanca cerca del escritorio—. ¿Qué tal estáis, queridos?
—Buenos días, Gathy. Estamos muy emocionados de continuar con todo esto.
—Eso mismo —asiento yo, sonriéndo.
—¡Eso es increíble! Yo también estoy muy emocionada, ¿sabéis? Porque siento que esta campaña va a ser todo un éxito. —Ella mira a su hija mayor mientras la mediana se coloca junto a la pequeña tras la silla del escritorio de su madre—. ¡Arya! ¡Trae las fragancias! ¡Vamos, vamos! —Ella chasquea repetidas veces se coloca en su asiento. Jimmy y yo no sentamos frente a ella y su hija vuelve a traspasar la puerta blanca para aparecer con una pequeña caja blanca llena de frascos. En la caja hay escrita una etiqueta en la que dice «fragancias de prueba».
—Bien, hoy tenemos trabajo que hacer. Pero lo primero y más importante, será seleccionar la fragancia que finalmente se quedará con nosotros y será el próximo gran éxito de Perfumes y cosméticos Loweld —explica Arya—. Aquí tenemos unos 15 frascos de prueba. En todos ellos están mezcladas las fragancias de iris y vainilla junto a diferentes notas (como toques marinos, aromáticos, frutales, etc). Lo que vamos a hacer, será probarlos hasta encontrar la mezcla perfecta.
—Efectivamente —confirma Gathy, mientras toma papel y bolígrafo y se coloca sus gafas de ver.
Unos cuarenta minutos después, por fin encontramos la fragancia perfecta que representará el perfume con mi firma; un perfume floral, de Iris y Vanilla, pero con toques marinos, aromáticos y suaves toques de canela y limón.
Aunque también puedo jurar que me duele la cabeza de probar tantos olores distintos y la cara de Jimmy, representa el mismo cansancio que yo.
—Esto es estupendo —dice Gathy con la alegría que la representa—. Ya hemos completado el paso más importante, que es crear la fragancia que vamos a comercializar. Ahora el siguiente paso es el diseño del frasco que queremos venderle a la gente —nos explica ella. Luego se gira para mirar a su hija mediana—. ¿Belinda?
La chica, que al igual que la vez anterior no puede evitar echarle miradas disimuladas de vez en cuando a Jimmy que él ignora, da un paso adelante.
—Ahora vamos a bajar al departamento de diseño. Allí trataremos mejor este tema.
Belinda nos guía a todos de nuevo al ascensor y allí ascendemos hasta el tercer piso de aquel enorme edificio. Tras pasar por distintos pasillos y puertas, finalmente llegamos a una en la que dice «departamento de diseño y creación de frascos». Al entrar podemos ver una gran sala de paredes negras en contraste con las estanterías blancas llenas de frascos de diferentes tipos y formas.
—Como ya sabréis, en Loweld nos diferenciamos por los distintos tipos característicos de nuestros frascos. Nada de frascos comunes, de los que se ven a cada rato en el mercado.
Pasamos a través de la puerta que se encuentra al fondo de la sala y ahí encontramos un departamento de gente haciendo distintos tipos de diseños. Algunos sobre el papel, otros diseñando directamente desde el ordenador...
Luego traspasamos otra puerta para entrar a una sala muy parecida a la anterior, solo que esta última es más grande, con muchas más estanterías clasificadas por año. Me doy cuenta de que son todos los perfumes de la marca Loweld clasificados en estantería por año de salida al mercado.
—Como podréis comprobar, los frascos Loweld han ido evolucionando con el tiempo. Al principio de todo, eran simples, pequeñas botellas redondas, frascos cuadrados comunes... Pero a pesar de la evolución, se podría decir que «lo antiguo siempre acaba volviendo de alguna manera». Es lo que la gente hoy en día conocemos con el termino Vintage. Por ese motivo el último perfume que sacamos, el Loweld nº 272 de Julien Roses, está conservado en un pequeño frasco redondo de cristal con una bomba atomizadora de borla de espray de aerosol.
Ella toma el último frasco de la estantería más cercana a nosotros y aprieta la pequeña borla color azul para que el perfume salga a modo de espray. El olor a flores invade el lugar de repente y es hipnotizante.
—Bien, ahora lo que necesitamos es que pienses en un diseño de frasco que sea perfecto para esta época del año. Algo que te represente, pero que también nos represente a nosotros como empresa y por supuesto a la Agencia Fame. Algo que sea rompedor. No muy grande, pero que llame la atención —explica Belinda, dirigiéndose directamente a mí y yo, en ese momento, me quedo paralizada. Pienso en que no tengo ni idea de si algo con todas esas características podrá salir de mi imaginación y me empiezo a poner nerviosa por pensar que tal vez no sea capaz de conseguir algo tan «increíble y rompedor».
«¿Y si se han equivocado conmigo? ¿Y si no doy la talla finalmente y esto me queda demasiado grande?»
Jimmy se da cuenta de la duda en mi cara y coloca una mano sobre mi hombro, asintiendo con la cabeza y sonriendo. Y eso me hace darme cuenta de algo: ya tenemos lo más difícil, la fragancia. Pensar esto no puede ser tan complicado. Y menos teniendo tanta gente a mi alrededor que me puede ayudar a inspirarme.
—No hace falta pensarlo ahora —dice Gathy—. Podemos daros unos días de plazo. Las buenas ideas no vienen a base de presión, se necesita inspiración para captarlas y la inspiración no viene de la nada.
—Mucha gracias, Gathy —dice Jimmy.
—¿Cómo que gracias? ¡Gracias a vosotros por prestarnos vuestro valioso tiempo para ser la nueva imagen de nuestro próximo y exitoso perfume! Será increíble tener a la modelo de la campaña de verano, publicitando su propio perfume con su firma.
Yo sonrío, halagada.
—Así que, creo que ya hemos terminado por hoy, ¿no os parece, chicas? —Se gira para mirar a sus hijas y ellas asienten.
Cuando Jimmy y yo nos encontramos de vuelta con Marcus en el coche, él me dice:
—Eve, ¿sabes que Madison es adicta a los perfumes Loweld? Tiene una buena colección de perfumes de la marca. Tal vez ella podría ayudarte con la inspiración para el frasco.
Wao, no tenía ni idea, pero lo cierto es que es una muy buena información.
—¿En serio? —pregunto, emocionada y Jimmy asiente con una sonrisa—. Pues, quería quedar con ella está tarde, porque quiere dejarme un libro. Creo que debería llamarla.
—Sí, hazlo. Estoy seguro de que, si alguien te puede ayudar mejor que nadie con esto, esa es ella.
Sin pensarlo dos veces, llamo a Madison para preguntarle si está ocupada, le comento la situación y ella me responde que se ha tomado un descanso en el taller para ir a desayunar y que puedo pasarme por allí cuando quiera, por lo que, Marcus y Jimmy me dejan justo allí.
—¡Buenos días, querida! —Madison saluda alegremente—. ¿Cómo va tu mañana?
—Pues si te soy sincera, he estado tanto tiempo probando posibles perfumes en Loweld, que pensaba que era mucho más tarde de lo que realmente es. ¡Y a penas son las 11 de la mañana!
—Y que lo digas —dice ella, riendo—. A mí aún me queda mucho trabajo hasta esta tarde. Tengo que terminarte un par de conjuntillos para las próximas sesiones de fotos. Incluida la ropa que vas a usar para la portada del perfume con tu propia firma. —Ella me da sutiles toquecitos, haciendo notar su emoción.
—¿Sabemos ya cómo será la ropa que llevaré para las fotos con el perfume?
—Sí, mira, tengo los bocetos por aquí. —Madison se acerca a la mesa de su escritorio y saca una libreta de terciopelo burdeos de su cajón. Lo abre por una de las últimas páginas y puedo ver lo precioso del dibujo, que representa la ropa que llevaré para promocionar mi propio perfume—. Es un traje de chaqueta, liso, con un solo botón central. De color lila, con dos falsos bolsillos en la chaqueta. Perfecto para lucir un buen escote de manera elegante y sutil... —dice de forma pícara y yo ruedo los ojos.
—Es muy bonito... tal vez pueda inspirarme en el color del traje de la promoción para ayudarme a pensar en como quiero que sea el frasco.
Madison tuerce los labios, pensativa.
—Creo que no haría mucho contraste en las fotos que el traje fuera del mismo color que el frasco. —Si lo dice ella, que según Jimmy es fan de Loweld y su trayectoria tanto de revistas como en lo que a perfumes se refiere, creo que lo mejor será escucharla y hacerle caso—. Sé que estás muy nerviosa con el tema del frasco, pero lo mejor será que no te alteres. Piensa en algo... que te represente a ti más que a nadie. Después de todo, el perfume es tuyo.
—Ya, pero Belinda, la hija de la señora Loweld, ha dejado muy claro que debe ser un perfume que me represente a mí, pero también a Loweld, Fame y que sea perfecto para el verano y no sé que más...
—Bueno, pero al fin y al cabo, tú eres la máxima representación de la fusión de Loweld y Fame, ¿no? Sin ti, esto no hubiera sido posible. Así que, cualquier cosa que creas que te pueda representar a ti, también nos representará a todos en conjunto.
—No lo había pensado de esa forma...
—Por supuesto que no, pero, ¿ahora sabes por dónde tirar?
—No —digo sinceramente y las dos nos reímos—. Aún me queda pensar... en algo que me represente a mí. Y no tengo ni idea de por donde tirar —suspiro.
—¿Quieres que te enseñe los perfumes y las revistas Loweld que tengo acumulados desde hace años? Ahí sí que puedes encontrar buena inspiración. Y ya de paso te dejo el libro.
Madison y yo pasamos un par de horas mirando perfumes, revistas y luego mirando el libro del significado de los sueños. Las horas se me echan encima y siento que a ella también y con todo el trabajo que tiene, me doy cuenta de que tal vez estoy incordiando, así que decido agradecerle su ayuda, antes de despedirme para marcharme.
Justo cuando salgo de allí agarro mi teléfono y encuentro un mensaje de Hunter.
«¡Hey, compiiiiii! ¡Qué aburrida ha sido la mañana sin ti, Eve! ¿Te pasas un momento por el estudio y te invito a un café? Estoy con Marlin, por si eso te anima a pasarte».
Su mensaje va acompañado de un emoticono guiñando el ojo y no puedo evitar reír. Entonces, le contesto:
«Voy, pero solo un rato, ¿eh?».
Cojo un taxi para ir al estudio y mientras estoy en él, sigo repasando el libro de sueños. La verdad, es que hay algunas cosas que tienen mucho sentido, como por ejemplo; según el libro, el hecho de soñar con un parque, significa un gran viaje. Y no sé en qué clase d estudios científicos se habrá basado este libro, pero por el momento, no se equivoca. Por otro lado, soñar con niños pequeños, trae desgracias o algo así... por lo que comienzo a hacerme de nuevo la misma pregunta:
¿Realmente esto está basado en alguna clase de estudio científico o solo son especulaciones?
Cuando llego al estudio, me encuentro con Hunter y Marlin en la cafetería y, nada más verlos, no puedo evitar alegrarme por Marlin. Aunque aún no sepamos a ciencia cierta lo que siente o deja de sentir Hunter, lo cierto es que cada vez se les ve más a gusto juntos.
—¿No creéis que es un poco tarde para tomar café? —pregunto, mirando mi reloj, cuando llego a la mesa en la que se encuentran.
Los dos se miran y se ríen. Hunter niega con la cabeza y Marlin me señala una silla para que me siente con ellos.
—Nunca es tarde para tomar café.
—Bueno, lo cierto es que estamos más cerca de la hora de comer.
—Hablando de la hora de comer, creo que mi hermana tiene mucho trabajo. Espero que os quedéis a comer conmigo —dice Marlin y Hunter asiente.
—Por supuesto, no pienso abandonarte si es para comer.
Es cierto que cada vez veo más complicidad entre ellos y eso me gusta.
Hunter y Marlin me invitan a un batido, porque saben que sigo sin adorar del todo el café y, después de un rato charlando con ellos, los dejo para que se vayan a comer y por fin, vuelvo al hotel. Pero cuando lo hago, me espera algo que no esperaba y que me hace querer desaparecer.
—¡Buenas tardes! —saludo a Kelly y cuando me giro para cerrar la puerta de la habitación, veo que Adam también está ahí y me siento fatal, porque recuerdo que había quedado con él una vez que saliera de trabajar esta mañana y me he entretenido más de la cuenta sin ni si quiera pararme a pensar en él—. Oh, mierda, ¡lo siento! —exclamo, frustrada conmigo misma—. Siento haberme retrasado, me he entretenido con otras cosas del trabajo, yo...
—Eve, puedes explicarnos una cosa, ¿por favor? —dice Adam, con un tono de voz muy extraño. Él suena como... vacío. Ni si quiera sé como explicarlo, pero es entonces cuando me doy cuenta de la cara que tienen ambos y es cuando me empiezo a preocupar.
—¿Qué está pasando aquí? —Miro a Kelly, pero ella no dice nada, solo aparta la mirada de mí con ojos llorosos—. Kelly, ¿qué pasa? ¿Está todo bien con Zeta?
—Zeta está perfectamente, no tiene nada que ver con eso.
—¿Entonces? —Esta vez miro a Adam. Esperando que se expliquen de una vez por todas.
—¿Qué son estas fotos, Eve?
Adam me pasa su teléfono y cuando veo las fotos que me muestra, mi cabeza y mi corazón se fusionan para desestabilizarme y derrumbarme completamente.
Son unas fotos de Zack, conmigo, la noche pasada en Cosmos. En las fotos se ve lo cerca que estamos, él agarra mi cintura y la complicidad en nuestras miradas delatan por completo todos mis sentimientos por él.
Entonces me derrumbo. Miro a Adam con las lágrimas a punto de salir de mis ojos.
—No es lo que parece... —murmuro.
—Ah, ¿no? —pregunta él, inquieto, quitándome el móvil y lanzandolo en la cama de Kelly.
—¿De donde han salido esas fotos? —pregunto, mirándola a ella.
—Se han hecho virales en Twitter, gracias a una página de Instagram que las publicó anoche. Es una cuenta de fans que publica noticias sobre The Last Wish.
«No puede ser. No puede ser. No puede ser». —Me repito a mí misma, seguidamente.
Esto tiene que ser una pesadilla, porque si es real, ahora sí que se me han complicado muchísimo las cosas. Y lo peor de todo, es que no solo a mí...
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