Capítulo 22. Fiesta de máscaras.
ZACK VALLEY.
Siempre he tenido el presentimiento de que Eve y yo estábamos destinados a encontrarnos. Desde la primera vez que la vi, sentí algo que no sabría explicar pero que revolucionó por completo mi forma de pensar. Sin embargo, el único encuentro que fue casual entre nosotros, fue ese; la primera vez que nos vimos y por un segundo, intercambiamos miradas en el Moonlight.
Aquella misma noche después de chocar con ella cerca de los baños del local nocturno de copas donde suelo actuar de vez en cuando con mi grupo, no dudé en seguir a sus amigos para saber a donde la llevaban.
Sí, reconozco que suena un poco acosador y juro que jamás me habría imaginado a mí mismo haciendo algo así, pero en mi defensa, diré que no pude evitarlo. Había una fuerza invisible que, de forma inevitable, me atraía hacia ella.
«—Diría que una buena fan siempre está al tanto de lo que pasa en la vida de las personas que admira, pero no sé si sonaría demasiado acosador.
—Créeme, he visto y oído cosas peores».
No era precisamente a los fans a lo que me refería cuando le dije eso, sino a mí mismo.
Aquella noche, después de verlos entrar en el hotel, esperé como media hora para pedirle al recepcionista que, por favor, me dejara llamar a la habitación de las personas que habían subido rato antes en el ascensor cargando a una chica desmayada. Y después de pasar un rato discutiendo sobre el tema de la confidencialidad, me acabó reconociendo y me dejó llamar a cambio de que le firmara un autógrafo para su novia.
Pero no acaba ahí la cosa.
El hecho de que la agencia MHF se encargara de nuestra sesión de fotos por el aniversario de la banda, tampoco fue casualidad.
«—Creo que deberíamos aprovechar el tirón del aniversario de la banda para promocionaros —me comenta Valeria, que además de mi novia, también es nuestra manager.
—¿Promocionarnos? ¿Cómo? Ya estamos promocionando la gira y con los ensayos no tenemos tiempo ni de respirar.
—Zack, aunque vuestra carrera esté comenzando a despegar ahora, el mes que viene el grupo cumple cinco años y es justamente el mismo día de tu cumpleaños. Tenemos que aprovechar esto.
—Y unos días antes del aniversario, se cumple un año desde el lanzamiento de nuestro primer y único álbum.
—¡Un álbum que está comenzando a tener un reconocimiento espectacular!
—Por eso mismo no creo que sea necesario promocionarnos mucho más. Después de esta gira, estoy seguro de que todo vendrá solo.
Ella suspira y se lleva las manos a la cara.
—A veces no sé que voy a hacer contigo. Igualmente pienso hablarlo con los demás, para saber que piensan ellos.
—¿Qué es esto? —pregunto, revisando una carpeta llena de papeles que Valeria ha dejado encima de la mesa.
—Unos informes que a papá se le han olvidado cuando ha venido a merendar esta tarde. Creo que son sobre los nuevos modelos para la campaña esa que están realizando con Loweld.
Realmente Noe Lennox, (uno de los tíos más conocidos en el mundo de la moda por ser el famoso empresario que fundó la agencia de modelos Metropolitan High Fashion), no es el padre de Valeria, sino su padrastro. Pero ella lo llama papá por todos los años que lleva en su familia y el cariño que se tienen.
El teléfono de Valeria comienza a sonar y el nombre de Lennox aparece en la pantalla iluminada de su teléfono que está sobre la mesa.
—Ah, es papá —dice, agarrando el teléfono—. Posiblemente querrá saber si se ha dejado los informes aquí. —Ella se levanta para contestar y sale de la sala.
Y yo, inundado por la curiosidad, agarro la carpeta y le echo un vistazo a los papeles, donde además del contrato con la marca de perfumes, encuentro los contratos de los dos modelos que estarán trabajando en la campaña de verano. Junto a cada contrato viene la foto de cada uno con su nombre debajo.
«Hunter Louis Myles» y «Eveline Rosella Harvey».
Me doy cuenta de que es ella; es la misma chica que me dejó hipnotizado en el Moonligh hace menos de una semana. La misma a la que perseguí y luego invité a tomar café por la noche como si tomar café de noche fuera lo más normal del mundo.
«Así que el modelaje es lo que te ha traído hasta la ciudad de las estrellas».
Si bien es cierto que a penas me contó nada sobre ella, yo quería descubrirlo todo. Y ahora sabía como acercarme a ella. Sabía como encontrarla.
Suelto la carpeta sobre la mesa cuando veo volver a Valeria.
—¿Y bien? —le pregunto.
—Mañana no puede venir a recogerla porque están empezando las sesiones con la campaña de Loweld, pero lo hará por la tarde.
—Yo puedo llevárselo, si quieres. Y ya de paso le comento si le interesaría promocionarnos para el aniversario.
Valeria me mira, sorprendida.
—Pero... me acabas de decir que no hace falta.
—He cambiado de opinión. Nunca viene mal promocionarse un poco de más, ¿no crees?»
Así que tal vez todo esto sea un poco loco, un poco acosador y un poco siniestro por mi parte, pero ahora que nos hemos besado sé que mis presentimientos no han sido ninguna tontería y que sí estábamos destinados a encontrarnos. Y ahora que la voy conociendo, sé que no será fácil convencerla de que me escuche, pero lo pienso intentar de cualquier forma posible.
EVELINE HARVEY.
Me estoy muriendo de la vergüenza.
Salgo corriendo del portal de aquel enorme edificio y voy en dirección a la parada del bus. Desde que crucé el umbral de la puerta de casa de Zack y Valeria, he llamado por teléfono a Kelly de manera intensa e insistente, pero por más veces que lo hago, no logro que me responda al teléfono.
¿Dónde estás cuándo más te necesito?
Me siento en la parada del bus y sigo llamando a Kelly, pero el hecho de que Zack también esté taladrando mi teléfono a llamadas, no ayuda en nada.
Estoy tan nerviosa que me subo en el primer autobús que pasa, el cual, no tengo ni idea de hasta donde me llevará.
3 mensajes nuevos de Zack.
«Eve, cógeme el teléfono, por favor».
«Necesito que hablemos».
«Tenemos que aclarar todo esto».
No hay nada que aclarar.
Ya sé lo que me va a decir: que él quiere a Valeria, que yo estoy prometida con Adam y que lo nuestro es imposible.
¿Para que hablar entonces?
Suspiro y cierro mis ojos, y es entonces cuando mi teléfono comienza a sonar. Kelly por fin ha reaccionado a mis llamadas.
—¡Holaaaaa! ¿Qué tal la comida? ¿Cómo ha ido? ¡Quiero todos los detalles ahora mismo!
—Me voy.
—¿Qué? —pregunta, confusa—. ¿A dónde te vas a ir tú? ¿De qué estás hablando? —dice alterada y con preocupación—. Eve, ¿ha ido todo bien?
—No —respondo—. Y no sé. No sé a dónde, pero me voy —digo con voz nerviosa—. Me he confundido de bus y creo que es lo mejor que ha podido pasar porque necesito estar sola. Lejos de todo. No sé ni como voy a volver pero...
—¡Eve! —exclama Kelly—. ¿Qué ha pasado? ¿Tengo que sacar mis armas? ¡Por qué si es así, pienso hacerlo ahora mismo!
—No tienes que hacer nada, en serio. Valeria es un encanto. Es una chica amable y simpática que me ha tratado de maravi...
—¿Entonces? —me corta ella—. ¿Cuál es el problema?
—El problema soy yo.
—¿Tú? ¿Pero por qué?
Me quedo callada porque realmente no sé como puede reaccionar Kelly ante esto. Ella es mi mejor amiga, pero también es amiga de Adam y esto que he hecho no tiene perdón por mi parte.
—Eve, escúchame. Estás muy nerviosa y necesitas relajarte. Y yo necesito ir a buscarte y hablar tranquilamente de lo que sea que haya pasado. Así que vamos, dime dónde estás.
—No tengo ni idea.
—¡Dame el nombre de alguna calle que veas por la ventana del bus!
Yo suspiro y miro por la ventana para ver si soy capaz de localizar alguna calle. Me doy cuenta de que estoy muy cerca de la plaza donde cené la noche anterior con Zack, por lo cual decido bajar antes de acabar perdida en una ciudad desconocida y lograr alterar mucho más a Kelly.
—Eve, ¿sigues ahí? —pregunta Kelly.
—Creo que pienso quedarme por aquí. Necesito estar sola, para poder torturarme en paz.
—¿Pero qué demonios dices, Eve? ¡Dime ahora mismo dónde estás! ¡Pienso ir a buscarte yo misma!
—¡No!
—¿Por qué no?
—Porque he hecho algo horrible y no sé como vas a reaccionar.
—¿Has matado a alguien?
—¿Qué?
—Eso es un no. Entonces dime donde estás. Sabes bien que yo no te voy a juzgar.
Es cierto que Kelly nunca me ha juzgado. Pero también es cierto que yo nunca antes he hecho algo como esto. Aún así decido volver, porque siento que necesito desahogarme y si es en persona, mucho mejor.
—No te preocupes. Voy para allá. El camino me sentará bien para aclarar las ideas.
—¿Aclarar ideas? ¿Sabes que el hecho de que estés al borde del colapso por algo supuestamente horrible que has hecho y que ni si quiera eres capaz de contarme por teléfono, lo único que hace es intrigarme cada vez más?
—¿Y tú sabes que voy a colgar?
—Está bien, está bien. Nos vemos ahora.
—Nos vemos.
Cuelgo el teléfono, cierro mis ojos y suspiro profundamente. Miro al frente y rezo por no perderme por el camino. Al final, logro llegar al hotel, subo hasta el piso en el que se encuentra nuestra habitación y veo a Kelly de brazos cruzados, esperando en la puerta.
—Aquí estás... —Ella me mira de forma analítica y yo no digo nada, solo la miro y entro en la habitación para sentarme en mi cama—. Y estás...
—He besado a Zack... —suelto sin más.
—¡¿Qué, qué, qué?! —pregunta ella, abriendo sus ojos por la sorpresa y dejando ir la puerta, dando un portazo.
—Soy estúpida y me siento tan mal...
Me echo de espaldas en la cama y me llevo las dos manos a la cara.
—Pero una cosa, Eve...
—He traicionado a Adam y la confianza de la pobre Valeria, que me ha abierto las puertas de su casa y ha sido de lo más maja conmigo...
—Eve, escúchame...
—¿Cómo he podido? ¿Qué va a pensar Zack de mí ahora?
—¡Eso es precisamente lo que te estoy intentando preguntar! ¿Cómo reaccionó él, Eve?
—Él...
Siento como se me eriza todo el bello del cuerpo al recordar cada detalle de ese beso; sus manos posadas sobre mis mejillas, la calidez de nuestros labios, el contacto de sus pestañas rozando con las mías mientras los dos cerrábamos los ojos...
—Él... lo ha seguido.
—¡¿Qué, qué?!
—¿Puedes dejar de hacer eso, por favor?
—¿Cómo puedes pedirme que deje de estar alucinando? ¡Por tu maldita reacción pensaba que Zack te había mandado a la mierda después de eso! Y sin embargo... ¿te ha seguido el beso? ¡Esto es para morirse!
—Yo sí que voy a morirme, ¿cómo voy a contárselo ahora a Adam?
—Tal vez... no sea necesario que él se entere.
—¿Me estás diciendo que le mienta? —La miro, arqueando una ceja.
—No —dice ella, muy segura—. Solo te estoy sugiriendo que le ocultes esto por su bien. Saberlo solo le haría daño. Y él ahora está tranquilo en Rye, disfrutando de sus amigos, del verano y confiando en que tú le echas de menos, tanto como él a ti.
Yo la vuelvo a mirar, confusa.
—¿Has hablado con él?
—Anoche hablamos un rato mientras salía a fumar un momento para descansar de la fiesta.
Yo aparto la mirada y suspiro de nuevo.
—Me siento tan mal ahora mismo...
—¿Sabes que te vendría bien? —Niego con la cabeza y la miro, esperando su respuesta—. La fiesta que se celebra esta noche en el Moonlight.
—¿Qué? —Me río falsamente y niego con la cabeza—. No pienso ir a una fiesta en la que puedo encontrarme con Zack. Lo último que quiero ahora mismo es verle. Me moriría de la vergüenza.
—Pero en caso de que te encuentres con él... no tendría porqué reconocerte —dice en un susurro y tono misterioso.
—¿A qué te refieres? —pregunto, arqueando una ceja.
—Es una fiesta de máscaras.
—¿Y eso qué más da?
—Puedes esconderte entre la gente y como todos llevaremos máscara, podrías ser cualquiera que se encuentre allí, por lo tanto, disimularás mucho mejor.
Niego de nuevo con la cabeza.
—Lo dudo mucho.
—¡Vamos, Eve! ¡Tienes que animarte!
—Lo único que quiero es quedarme aquí tumbada...
—¿Martirizandote la cabeza toda la noche?
—Tal vez sea lo que me merezco.
—Es una estupidez.
—Será una estupidez, pero al menos aquí no voy a encontrarme con Zack.
—Pero él sabe en que hotel y número de habitación estás. Puede encontrarte cuando quiera. De todas formas, creo que en algún momento tendrás que enfrentarte a él, y a esto que ha pasado entre vosotros.
Me levanto rápidamente.
—¿Tú crees?
—¡Por supuesto! Él también tendrá algo que decir al respecto, ¿no te parece?
—¿Y qué crees tú que va a decir? Que no tenemos ningún futuro juntos, que los dos estamos con alguien, que ha sido una tontería...
—¿Pero por qué crees eso?
—Es obvio, ¿no?
—Bueno, quizás te sorprenda. Puede que él quiera explicarse. Contarte como se ha sentido.
Yo no digo nada, pero Kelly sigue hablando.
—Vas a venir a esa fiesta, aunque tenga que sacarte de aquí a rastras. —Ella se dirige al vestidor y saca un par de vestidos—. Para mí el rojo y para ti el azul eléctrico.
—No me pongo ese vestido desde el baile de graduación.
—Pues te lo vas a volver a poner esta noche.
—¿Y las máscaras? —pregunto—. ¿De dónde las piensas sacar?
—Madison ya se ha encargado de ellas.
Yo bufo y ruedo los ojos.
—Veo que lo tenéis todo pensado...
—Me voy a dar una ducha, pero en cuanto salga, espero que tengas puesto ese precioso vestido y que estés peinada y arreglada.
—No te prometo nada.
—¡Hazlo! —ordena ella, antes de colgar su vestido rojo en la puerta del cuarto de baño y entrar a ducharse.
Yo tomo una respiración profunda y pienso en lo que ha dicho Kelly. Tal vez sea cierto que pueda conseguir disimular mejor en una fiesta de disfraces y eso, solo en caso de que Zack esté en la fiesta.
Me levanto y agarro el vestido azul del baile de graduación. Es corto hasta las rodillas, ajustado solo hasta la cintura y con la espalda descubierta en forma de corazón. Es el vestido que mi madre mandó a hacer de mi color favorito y que a Adam le gustó tanto que no se separó de mí en toda la noche. Aquella noche del baile, él y yo estuvimos bailando hasta que la fiesta terminó y una vez volvimos a casa, fue la trágica noche en la que su hermana nos pilló a punto de pasar a mayores y por lo que acabamos riéndonos mucho a pesar de que volví a mi casa avergonzada y con toda la cara roja.
Sé que Kelly me ha dicho que lo mejor es que Adam no sepa nada de lo que ha pasado hoy, pero no dejo de preguntarme que diría él en caso de enterarse y ni quiero llegar a imaginar como se sentiría, solo de pensarlo, siento una punzada de dolor en el pecho que no me deja respirar.
«Tal vez lo mejor sea ir a esta fiesta» —me digo a mí misma—. «Así podré despejarme y dejar de pensar en todo esto».
Cuando por fin termino de cambiarme y arreglarme, la pantalla de mi teléfono es iluminada por más mensajes de Zack. El último dice algo así como «por favor, solo dime donde estás para que podamos hablar tranquilamente». Y es ahí donde por fin aprovecho para contestar: «estoy cansada y pienso pasar toda la noche en el hotel».
No me gusta mentir, pero es la única forma de evitarlo.
Al final sí que va a ser lo mejor ir a la dichosa fiesta de máscaras.
—¡Oooooh! —exclama Kelly, cuando sale del baño con el pelo mojado y su vestido rojo perfectamente ajustado a su delgada figura—. ¡Estás increíble y me alegra mogollón saber que vas a venir a la fiesta!
—Solo voy a ir para dejar de pensar... y para evitar a Zack. Le he dicho que voy a pasar toda la noche en el hotel.
—Estupendo —dice ella, guiñando un ojo—. Te juro que no te arrepentirás. Allí donde esté la fiesta, está la diversión. ¡Y eso es justo lo que mi mejor amiga necesita!
Ella va a secarse el pelo, ponerse los zapatos y terminar de arreglarse. Y una vez que las dos estamos listas, nos dirigimos al Moonlight, donde tenemos que esperar una larga fila de personas hasta que por fin, llegamos a donde el guardia de seguridad nos hace un par de preguntas para poder dejarnos pasar.
—¿Nombres?
—Eveline Harvey y Kelly Jones —responde Kelly.
—No están registradas en la lista.
—¿Qué? —pregunta boquiabierta—. Eso no es posible.
—Y además no traen máscaras. No podemos dejarlas pasar si no traen máscaras.
—¿Es una broma? —digo con una risa irónica—. El destino no quería que yo viniera a esta fiesta... —susurro para mí misma.
—Cállate, Eve —dice Kelly, molesta.
—¡Oye! —respondo.
—Escuche, querido señor. Nosotras debemos estar en esa lista. Somos amigas de Madison y Marlin Miracle.
—Ajá... —dice el guarda—. ¿Y esos son...?
—¡Son hijos de un amigo del dueño, por favor!
—No me consta nada sobre eso...
—¡Aquí estamos! —Marlin grita, mientras llega corriendo con su hermana—. Se nos ha hecho un poco tarde por culpa de las máscaras.
—Pero estamos aquí —dice Madison de forma relajada mientras se coloca su máscara. —Eveline Harvey, Kelly Jones y Madison y Marlin Miracle —le dice ella a otro guarda de seguridad. En este caso, al guarda del pase VIP.
Este mira a su compañero (el que nos estaba poniendo tantos impedimentos para pasar) y asiente con su cabeza.
—Están registrados los cuatro.
El tipo rueda los ojos pero su compañero nos acaba dejando pasar a todos. Pero antes de que podamos hacerlo, Kelly le saca la lengua al guarda y este entrecierra sus ojos.
Kelly, Marlin y yo nos colocamos nuestras máscaras (cada una diseñada de un estilo diferente y peculiar) y pasamos a la fiesta.
Como es costumbre en el Moonlight, todo el lugar esta lleno hasta los topes. Hay gente bailando y bebiendo por todas partes del local. Marlin corre a pedir las bebidas y Madison, Kelly y yo nos hacemos una selfie para Intagram.
—¿De dónde has sacado las máscaras, Madison? —pregunto yo, una vez que tengo mi copa.
—Las he diseñado yo misma —responde ella, orgullosa, dándole un sorbo a su bebida.
—Y yo he sido su ayudante —dice Marlin—. He hecho un gran trabajo, de no ser por mi ayuda, os aseguro que no tendríamos máscaras hoy.
—Estoy segura de eso. —Kelly se ríe.
—Yo también —asiento.
Después de beber, pasamos a bailar y siento como todos mis problemas desaparecen de la faz de la tierra. Pero media hora después, mi mejor amiga desaparece de mi lado.
—¿Habéis visto a Kelly? —le pregunto a los hermanos.
—Creo que se ha ido hipnotizada por el batería de un grupo muy famoso. —Madison ríe—. Un chico muy guapo, con brazos fornidos y llenos de tatuajes sensuales —bromea ella.
—Zeta —respondo y ella asiente—. Mierda... —Caigo en que, si Zeta está aquí, es probable que Zack también esté con él, por lo tanto, mi primer instinto es huir—. Mierda, no puede ser.
—¡Eve! —exclama Marlin—. ¿Eve, dónde vas?
Intento salir de allí pero se me hace jodidamente difícil entre toda la gente que rodea el centro de la pista de baile. Estoy completamente sudada y cuando por fin creo estar cerca de la salida, me choco de frente con alguien que tira la copa que sostengo encima de mi vestido. Cuando miro hacia arriba, mis ojos se abren y mi corazón se descontrola. Una sonrisa preciosa me paraliza, hasta que él habla.
—Creo que estamos empatados —dice Zack, sin dejar de sonreír.
«La primera vez que nos chocamos» —pienso—. «Aquella vez creo que derramé mi copa sobre su camisa recién cambiada, justo antes de desmayarme».
Cuando por fin reacciono, vuelvo a salir corriendo entre la oleada de gente que llena el local de copas. No sé en que dirección voy, porque Zack me pilló en mi camino a la salida, pero justo cuando dejo de estar rodeada de gente, encuentro una escalera y no dudo en subirla. Al llegar al final, me encuentro en una terraza en la que la fiesta continúa. Es un espacio abierto enorme, con una pared de ladrillos al estilo vintage en la que hay un enorme neón con el nombre del bar rodeado por una luna que brilla con todo el resplandor de las luces de neón. Allí, además de gente bailando al ritmo de la música del DJ, también hay gente bañandose en una piscina.
Intento camuflarme entre la gente y me siento en una barra que está detrás de la pared del neón. Es entonces cuando alguien toca mi espalda y eso me hace dar un sobresalto. Pero me llevo una enorme sorpresa, cuando a pesar de la máscara, reconozco a alguien.
—¡Hunter! —exclamo alegremente.
—Eve, me alegro de verte —dice con una sonrisa—. ¿Cómo tú por aquí?
Trato de hablar con él para disimular entre la gente, pero mi vista no se aparta de la entrada a la terraza por si a Zack le da por aparecer por ahí. Veo que Hunter lleva un traje de chaqueta negro a juego con su máscara y le pido que si me puede dejar la chaqueta para disimular la mancha en mi vestido en caso de que él me encuentre.
—¿Tienes frío? —pregunta Hunter.
—Un poco.
Mentira. Es imposible tener frío rodeada de tanta gente.
Hunter y yo nos tomamos algo juntos y siento como el alcohol comienza a recorrer mi cuerpo. Hablamos del trabajo y de un par de cosas más. Bebemos y nos reímos juntos y rato después, me avisa de que se tiene que ir porque ha quedado con alguien.
Oh mierda... esto no le va a gustar a Marlin.
Mientras Hunter se va, veo por el rabillo del ojo como alguien se acerca y como veo un poco borroso debido al alcohol, no soy consciente de que es Zack, hasta que él está justo detrás de mí y susurra algo en mi oído:
—Creo que ya no tienes escapatoria.
Mi respiración se detiene y cuando por fin la recupero, me doy la vuelta sobre la silla giratoria para enfrentarlo porque tiene razón, ya no tengo más escapatoria y como dijo Kelly por la tarde, en algún momento tendré que enfrentarme a lo que sea que él piensa y cuanto antes pase por eso, mucho mejor.
—Supongo que tienes razón.
Zack se quita la máscara y me dedica una tierna sonrisa de boca cerrada y con ella, mi corazón se derrite y cualquier miedo al rechazo, desaparece.
—¿Podemos ir a un lugar más discreto, por favor?
Yo suspiro y asiento con mi cabeza. Zack me ofrece su mano y la mía temblorosa, la agarra.
Bajamos de nuevo abajo, traspasamos a toda la gente y salimos al aire caliente de la noche que parece fresco en comparación a todo el ambiente del Moonlight. Zack me lleva hasta su coche y una vez dentro, no puedo evitar preguntarle:
—¿Cómo has sabido que era yo? Todos llevamos máscaras en la fiesta.
—¿Es en serio, Eve? —Él se ríe—. ¿De verdad crees que no iba a ser capaz de reconocer de inmediato esos preciosos labios que yo mismo he tenido la suerte de besar esta misma tarde?
Yo me quedo paralizada ante eso. Mi pulso se ha acelerado y puedo sentirlo en mis muñecas. Mis respiración está agitada y mi caos emocional no me ayuda a centrarme para encontrar las palabras correctas. Hasta que al final, decido hablar.
—No lo entiendo, de verdad, no soy capaz de comprender que todavía quieras que seamos amigos. Si después de lo que he hecho deberías estar...
—¿Enfadado? —pregunta, y yo miro la calle al frente a través del cristal delantero del coche. No soy capaz de enfrentarlo, ni puedo hacerlo—. No lo estoy, Eve... —susurra y toma mi mano sobre mi pierna. Eso sí me hace mirarlo, confusa.
—¿Por qué no? Si lo que he hecho ha sido... horrible. Te he besado en tu propia casa a riesgo de que tu novia lo viera todo.
—Pero no lo ha hecho.
—Por poco. Si no llego a separarme a tiempo... Valeria lo habría visto... He estado a punto de arruinar tu relación y deberías odiarme por ello.
Él niega con la cabeza, sin apartar sus ojos de los míos.
—No puedo hacerlo —confiesa.
—¿Y por qué no?
Él sigue sin apartar su mirada de la mía y sin dudar ni un instante, susurra:
—Porque me gustas. —Hace una pausa y sin dejar de mirarme, continúa sonriendo—. Me gustas, Eve, desde el primer momento en el que te vi.
Yo abro los ojos por la sorpresa, mi corazón se acelera de nuevo hasta dejarme sin respiración y dos impulsos completamente distintos se apoderan de mí sin permitirme saber cual de ellos tomar; si el impulso de salir corriendo del coche y volver a la fiesta sin mirar atrás, para que los dos podamos continuar con nuestras respectivas relaciones sin hacerle daño a nadie o... por el contrario seguir mis instintos y tomar sus mejillas entre mis manos y besarle.
Y al final mi cuerpo no consigue evitar esa segunda reacción y Zack me sigue el beso de inmediato y sin pensarlo. El hecho de tenerlo tan cerca me vuelve completamente loca y no sé como estoy siendo capaz de contener los nervios que me recorren, pero sé que no quiero separarme de él, ahora no.
Pero cuando nos separamos, él deja otro beso suave sobre mis labios y antes de que pueda permitirme abrir los ojos, susurro:
—Tal vez no me odies, pero yo sí debería odiarte a ti.
Él se ríe sobre mis labios.
—¿Y eso por qué?
—Porque desde que nos conocemos te juro que he estado intentando controlarme con todas mis fuerzas. Controlar mis sentimientos, porque no debería sentir nada por ti cuando tengo que casarme con Adam. Controlar mis ganas de salir contigo para intentar evitar todo esto... Y ahora ni si quiera puedo controlar las ganas de besarte. Y me odio a mí misma por ello y por eso también debería odiarte a ti y, sobre todo, mantenerme lo más alejada posible pero... no puedo porque contigo nada de eso es posible...
El suelta un suspiro relajado y apoya su frente contra la mía.
—A mí me pasa todo eso también, Eve... Por tu culpa me he dado cuenta de que mi hermana tenía razón y mi relación con Valeria no es tan estable como creía. Por tu culpa ya no estoy seguro de las cosas que creía que serían para siempre. Pero sé que contigo mi mente y mi corazón van por primera vez en la misma dirección porque tenemos tantas cosas en común en relación a como vemos el futuro, que siento que podemos crear miles de futuros juntos y jamás me cansaría de tenerte a mi lado.
Yo me río y él hace lo mismo. Los dos nos quedamos un momento sin decir nada. Simplemente con nuestras narices unidas y tomando con las manos las mejillas del otro con los ojos cerrados.
—¿No te has dado cuenta de nada, Eve? —pregunta, después de un rato.
—¿Darme cuenta de qué? —susurro.
—La canción... —Se ríe—. La canción que me ayudaste a escribir, era por ti. La empecé a escribir pensando en ti.
—Agh —exclamo—. Por eso me diste esa respuesta tan misteriosa.
—Todas mis respuestas han sido misteriosas si la respuesta eras tú. No quería hacerte sentir incómoda.
Yo niego con la cabeza.
—Supongo que ahora todo tiene sentido.
Mi teléfono comienza a sonar y entrecierro los ojos. Madison me está llamado y me pregunto que habrá pasado.
—Dame un momento —le digo a Zack, antes de coger el teléfono—. ¿Madison?
—Eve, esta noche te quedas a dormir con nosotros.
—¿Qué? —pregunto, extrañada—. ¿Y eso?
—Kelly se ha ido con Zeta al hotel. Y no creo que quieras estar presente ante lo que sea que vaya a pasar ahí, ¿verdad?
Siento como algo se vuelve loco dentro de mí, porque no me puedo creer lo feliz que me hace saber que realmente Kelly tiene una oportunidad con Zeta. Tal vez lo que sea que pase esta noche entre ellos solo sea superficial, pero esta es la prueba de que realmente sí hay sentimientos entre ellos y que todos nuestros sueños se están cumpliendo uno tras otro de la manera más inesperada.
—¡Ah! ¡Eso es increíble! —exclamo, feliz por mi querida Kelly—. ¡Agh, pero por supuesto que no quiero estar ahí!
Madison se ríe.
—Eso me suponía. Por cierto, ¿dónde estás?
—Estoy... fuera.
—¡Vuelve, Eve! —exclama Marlin con voz un poco perjudicada por el alcohol—. ¡La fiesta debe continuar!
—Mad, ¿tu hermano está bien? —pregunto, preocupada.
—Me temo que no del todo. Ha visto a Hunter salir con una chica hace un rato y por más que lo niegue, estoy segura de que no le ha sentado nada bien.
—Mierda —suspiro, porque lo veía venir—. ¿Crees que deberíamos sacarlo de ahí?
—Sí, será lo mejor.
—Está bien, voy para dentro.
—Perfecto.
Madison cuelga y cuando giro mi cabeza, veo a Zack mirándome confundido.
—¿Está todo bien?
—Kelly y Zeta se han ido al hotel —confirmo.
—¡¿Qué?! —pregunta él, riendo sorprendido—. ¡Vaya! Sí que van rápido esos dos.
—Solo se vive una vez. Supongo que no estamos aquí para perder el tiempo.
—En eso tienes toda la razón...
—Me tengo que ir, Zack. Mi amigo, Marlin, no se encuentra muy bien.
—¿El chico del pelo morado? —pregunta él y yo asiento—. Está bien. ¿Cuándo volveré a verte? —susurra.
Yo me encojo de hombros.
—Cuando tenga que ser, será.
Él se ríe.
—En eso también tienes razón.
Voy a abrir la puerta del coche cuando Zack se inclina de forma suave con intención de besarme y yo, de forma inconsciente, me echo hacia atrás, esquivándolo, pero mis ojos están sobre los suyos, mi corazón acelerado de nuevo. Y sin poder evitarlo, suspiro y vuelvo a mi posición anterior para darle un beso que dura más de lo que tenía pensado que lo hiciera. Cuando me separo, Zack sonríe y susurra:
—Espero que sea dentro de poco.
—Estoy segura de eso.
Abro la puerta del coche y él no aparta su vista de cada movimiento que hago. Cuando salgo le miro y sonrío y él se despide con su mano una sonrisa.
Entro de nuevo en la fiesta, pensando en lo loco que es todo y en lo mucho que me gusta complicarme la vida. Porque desde luego, si de algo estoy completamente segura, es de que esto no será nada fácil.
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