Capítulo 20. Bienvenidos a Japón.
No me puedo creer que esto esté pasando de verdad.
Últimamente siento mis pensamientos muy repetitivos. Todo es un constante «no puedo creerlo» y sin embargo, todo esto está pasando.
Estoy mirando a través de uno de los cristales traseros del coche de Jimmy, mientras pasamos por delante del enorme edificio que, en lo más alto tiene escrito en letras enormes «Perfumes y cosméticos Loweld».
Pero sé que eso no es lo único que hace que mis manos tiemblen y mi corazón esté agitado dentro de mi pecho; el motivo de eso es mi cena con Zack, la cual me tiene alterada y a la vez ansiosa porque llegue la noche.
No tengo ni idea de donde iremos, pero si es con él, estoy segura de que será especial.
Un mensaje ilumina la pantalla de mi teléfono y hace que mi corazón se caiga al suelo.
Nuevos mensajes de Adam <3.
«Buenos días, chispita».
Con tan solo leer eso, ya no puedo evitar sonreír. Hace unos años, Adam y yo descubrimos la de motes cariñosos y a la vez cursis y empalagosos que suelen ponerse las parejas. Lo cursi no es algo que a él le haga mucha gracia, sin embargo no paró hasta encontrar algo gracioso con lo que poder llamarme de vez en cuando, cuando le diese la vena tierna, pero no cursi ni empalagosa. Recuerdo el ataque de risa que me dio la primera vez que me llamó así, y algo que empezó como una broma, se ha quedado guardada como una pequeña anécdota que forma parte de nuestra relación.
«Sé que allí ya debe haber pasado la hora de la comida, pero ya debes imaginar que yo me acabo de despertar. Me ha hecho muy feliz verte en la portada de esa revista en todas las redes sociales. Estás más preciosa que nunca y mataría por poder estar ahí contigo».
Él mataría por estar aquí conmigo y sin embargo yo ando quedando para cenar con otro...
«¡No pasa nada por quedar con un amigo, Eve!» —me digo a mí misma—. «Zack y yo somos amigos y no es como si le estuviera poniendo los cuernos a Adam».
Me doy cuenta de que probablemente Adam también esté aprovechando para socializar con más chicas en Rye, y no por eso tiene que tener nada con alguna de ellas. Yo confío en él al cien por cien y espero que él confíe en mí de la misma forma.
Sin embargo, me doy cuenta de que la que duda de mí misma... soy yo.
O si no, ¿a qué ha venido el sentimiento de tristeza por Adam cuando he descubierto que me ha escrito justo cuando me he pillado a mí misma pensando en Zack y en nuestra cena de por la noche?
Tal vez no vaya a pasar nada entre Zack y yo. Pero el hecho de sentir algo por alguien más a parte de Adam, ya me hace sentirme fatal y ya lo siento como una especia de infidelidad involuntaria.
—Eve. —Jimmy se da la vuelta desde el asiento de copiloto para mirarme—. Hemos llegado.
Yo suspiro.
—Espero que vaya bien.
—Todo va a ir genial. Confía en ti.
—No sé si eso servirá de mucho, pero gracias.
Nos bajamos del coche y tomamos un ascensor que nos hace subir desde el garaje hasta el piso número veinte de aquel alto edificio. Cuando las puertas del ascensor se abren, aparecemos en un despacho bastante amplio con grandes cristaleras que muestran la ciudad desde todo lo alto.
Casi parece como si estuviéramos en el cielo.
—¿El señor Jimmy Parker y la señorita Eveline Rosella Harvey? —pregunta una chica pelirroja de sonrisa deslumbrante que aparenta mi edad.
—Nosotros somos —responde Jimmy.
—Estupendo. La señora Loweld está ocupada respondiendo una llamada, pero en cuanto la acabe, estará aquí para atenderles. Mientras tanto puedo ofrecerles algo para beber, ¿quieren café, té, soda?
—Un café con leche, por favor —dice Jimmy.
Entonces la chica me mira a mí y yo niego con la cabeza.
—No me apetece nada, gracias.
Estoy demasiado nerviosa como para pensar en tomar algo. Ni si quiera me ha dado tiempo a comer nada y un café me pondría más nerviosa de lo que ya lo hace toda esta situación.
La chica toma mi bolso y lo cuelga sobre una percha. Jimmy y yo tomamos asiento en unas sillas rojas que se encuentran frente al escritorio perfectamente ordenado de la señora propietaria de toda esta gran compañía millonaria de perfumes mundialmente conocidos.
Trato de controlar los nervios que hacen que mis piernas tiemblen porque lo único que estoy logrando, es hacer que mis inquietos pies resuenen constantemente contra el suelo de madera oscura. Y cuando lo consigo, el hecho de mirar al frente contra la cristalera hace que me entre un vértigo que nunca he tenido y siento mi cabeza tambalearse.
Mierda, ahora me arrepiento de no haber comido nada.
—Eve, ¿estás bien? —me susurra Jimmy.
—Estoy muy nerviosa, Jimmy. No sé si seré capaz de convencer a esta mujer.
—Claro que lo harás. Ya la has convencido. Ahora es ella la que tiene que convencerte a ti de que firmes ese contrato.
—Y lo haré. Esto es lo mejor para todos.
—Pero sobre todo para ti. Recuerda que tú eres la estrella de todo esto.
Una puerta que se abre a nuestras espaldas interrumpe nuestra conversación llamando la atención de ambos. Y una mujer de unos cincuenta años aparece delante nuestra dejándonos deslumbrados. Ella tiene el cabello corto y completamente blanco pero muy bien peinado, lleva un maquillaje perfecto y su ropa es espectacular. Desde que entró es notable el olor de la última fragancia Loweld, de la cual tuve la oportunidad de tomar un pequeño frasco de muestra cuando los altos cargos de la agencia de perfumería vinieron a ver la sesión de fotos que Hunter y yo realizamos para la primera edición de la revista.
—¿Agatha Mary Villin Loweld? —pregunta Jimmy, levantándose y tomando la mano de la señora para dejar un suave beso sobre el dorso de la misma.
La mujer sonríe y asiente, algo sonrojada.
—Esa soy yo, pero tantos nombres me hacen parecer vieja ¿no os parece? —bromea y yo sonrío.
—Para nada, señora.
—Oh, por favor. No me llaméis señora. Desde este mismo momento, podéis llamarme Gathy.
—De acuerdo. —Jimmy asiente, tomando con ambas manos los lados de su chaqueta americana color negro. Y tanto él como Gathy se sientan al mismo tiempo—. Gathy, ella es Eveline Rosella Harvey.
—Mi nueva estrella —acaba ella.
—La misma. Ella es la nueva modelo de la agencia Fame y la chica contratada para el cumplimiento de la campaña con su revista de verano.
—¿Solo firmamos el contrato para las revistas de edición de verano?
—Ese fue el acuerdo desde el principio.
—¿Podemos cambiarlo? Me gustaría poder tenerla en nuestro catálogo de revistas el resto de estaciones del año. Al menos de este año.
Yo me pongo muy nerviosa ante eso y no puedo evitar mirar a Jimmy con preocupación. No hay nada que me haga más ilusión que poder continuar con este trabajo el tiempo que haga falta, pero solo de pensar que tengo que pasar tanto tiempo lejos de casa, hace que me falte el aire.
—Me temo que eso sería difícil, señora. Como ya estará usted bien informada: la agencia Fame ha hecho un largo viaje para poder llegar hasta aquí. Nuestras agencias por el momento solo son franquicia en Inglaterra y principalmente en el pequeño pueblo de Rye, donde se encuentran las oficinas centrales y de donde somos originarios tanto la agencia, como Eve. Además de que ella está estudiando una carrera, allí es donde se encuentran su familia y círculo de amistades.
La mujer se queda mirándonos a ambos con los codos apoyados sobre la mesa, su barbilla sobre sus manos y sus labios fruncidos. Dirige su mirada de Jimmy a mí y de mí a Jimmy un par de veces y luego suspira y coloca sus palmas sobre la mesa.
—Bueno, al menos lo he intentado.
—Lo siento, seño... Gathy —hablo por primera vez.
—No tienes nada que sentir, Eveline. Imagino lo difícil que sería tener que pedirle a una chica tan joven que se aleje durante tanto tiempo de lo que ha sido su vida hasta ahora, y no seré tan bruja como para hacerlo, por mucho que me interese trabajar contigo.
—Es un alago que una marca tan importante quiera trabajar conmigo. Estoy muy agradecida —digo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Y yo te estaría agradecida a ti si firmas el contrato. Supongo que el señor Parker ya te habrá hablado sobre ello.
Yo miro a Jimmy y asiento con mi cabeza.
—Sí. Jimmy me ha contado de que trata el contrato.
—Pues en ese caso, no me queda otra que pedirte que lo leas con calma.
La mujer saca un papel de delante de debajo de una carpeta de color rosa y me lo pasa.
—No te voy a pedir que lo firmes justo ahora. No quiero que te sientas presionada. Puedes llevártelo y hacérmelo llegar cuando hayas tomado una decisión. —Ella mira a Jimmy—. Usted también debería leerlo, señor Parker. La agencia Fame, encargada de representar a mi estrella también tiene que firmar y estar completamente de acuerdo con las clausulas del contrato.
—Lo leeremos detenidamente y le daremos una respuesta lo más pronto posible —dice Jimmy.
—Me alegraría enormemente trabajar con vosotros dos. Y me encantaría que uniendo fuerzas, podamos ayudar a crecer a la agencia Fame para que pueda alcanzar el nivel de reconocimiento mundial que se merece.
—Eso sería maravilloso. —Sonríe Jimmy.
La mujer sonríe también y se levanta. Nosotros hacemos lo mismo.
—Ha sido todo un placer teneros aquí esta tarde. Espero que hayáis disfrutado de este pequeño rato en las oficinas Loweld y ojalá tenga noticias vuestras muy pronto.
—Igualmente, señora —digo yo.
—Hasta la próxima, Gathy.
La chica pelirroja, que se mantuvo al fondo de la sala en todo momento, me devuelve mi bolso con una sonrisa. Luego volvemos al ascensor que nos lleva de nuevo al garaje, donde el chófer de Jimmy está esperando fumándose un cigarro.
—¡Marcus! —exclama Jimmy—. ¡Tenemos una estrella entre nosotros! —dice emocionado, señalándome.
—Eso es un hecho, colega —responde Marcus y los dos se ríen, sacándome los colores.
La verdad es que no estoy acostumbrada a recibir tanta atención y dudo que sea algo a lo que pueda acostumbrarme fácilmente.
En el camino de vuelta al hotel, pienso en que demonios debería responderle a Adam. En otra ocasión estoy segura de que le habría dicho algo como: «Gracias, amor mío. Te quiero mucho y te echo de menos más que a nada», pero ahora simplemente no me sale una respuesta por el estilo. Siento que decir algo que no siento en estos momentos sería como traicionarme a mí misma y engañarlo a él. Y finalmente después de pensarlo mucho durante quince minutos, le contesto: «Buenos días para ti también, cielo. Siento tardar en contestar pero estoy ocupada con asuntos de los que no te puedo hablar en estos momentos. Te echo mucho de menos. No lo olvides, por favor».
Unos minutos antes de llegar recibo una llamada de Kelly en la que me informa de que está de fiesta con Madison y Marlin en el Moonlight y que probablemente volverá tarde. Cuando bajo del coche y me despido de Jimmy y Marcus me doy cuenta de que son las seis de la tarde y ya está atardeciendo. El cielo está precioso y no puedo evitar hacerle fotos que publico en mis historias de Instagram. Y cuando subo al hotel, esas historias tienen mil vistas y de entre tantas personas que lo han hecho, se encuentra un «ha respondido a tu historia» que me acelera el corazón.
Zackyvalley666 ha respondido a tu historia.
«Hola, supermodelo, ¿estás lista ya para que un servidor ansioso pueda invitarte a cenar?»
Mis manos comienzas a temblar y tomo asiento en la cama para responderle:
«¿Cuándo has empezado a seguirme?».
Él pone emoticonos riéndose y luego contesta:
«Ha comenzado a seguirte tanta gente que ni te has dado cuenta de que yo estaba entre ellos. Veo que ya empiezas a notar los efectos de la fama. 205.000 seguidores en un día es un logro impresionante y digno de celebrar. ¿Voy a recogerte ya?»
No quiero que parezca que no quiero cenar con él, porque es lo que más deseo y en lo que llevo pensando todo el día. También es uno de los motivos de mis nervios descontrolados, pero...
«¿No es demasiado temprano para cenar?» —le pregunto.
Pero no obtengo más respuesta de su parte, así que me voy a la parte trasera del mini-bar, a ver si encuentro algo que Kelly haya dejado en la neverita para comer.
Unos veinte minutos después tocan a la puerta y cuando la abro, no me puedo creer que Zack haya llegado tan rápido.
—¿Cómo es que has llegado tan pronto? —pregunto.
—Intuía que, después de decirme que no podías venir a comer conmigo porque tenías que firmar el contrato, lo más probable es que no hayas comido nada y el hecho de que te estés zampando una palmera de chocolate, me lo confirma. ¿Una palmera de chocolate antes que un buen chuletón o algo por el estilo, Eve? ¿Es en serio? ¿Qué te diría tu madre? —bromea él y yo me río.
—Probablemente nada bueno, pero ella no está aquí.
—Y supongo que eso sí es algo bueno.
—En ocasiones, sí.
—Pues... ¿qué te parece si en vez de eso te llevo a cenar a un buen restaurante donde podrás comer lo que quieras?
—Me parece que es pronto para cenar.
—No has comido nada a parte de esa palmera, así que yo creo que las horas son lo de menos. Podríamos hacer merienda-cena. ¿Qué te parece?
—Me parece... —Soy interrumpida por el sonido atronador y a la vez incómodo de mi estómago y me siento avergonzada, hasta que escucho a Zack reírse—. Me parece bien, gracias.
Termino de comerme la palmera y voy a lavarme las manos, agarro de nuevo mi bolso y apago las luces de la habitación. Zack y yo bajamos hasta donde dejó aparcado su coche justo en frente del hotel y atravesamos la ciudad hasta llegar al centro de la misma, donde comenzamos a caminar en busca del restaurante que Zack tiene en mente.
—¿Alguna vez has estado en esta zona de la ciudad?
Yo niego con la cabeza.
—Parece bastante moderna y solicitada de gente.
—Sip, ¿y sabes por qué?
—No tengo ni la más mínima idea.
—En una par de semanas van a inaugurar toda la avenida. Llevan unos meses arreglando estas viejas calles para darle un cambio radical y un nuevo nombre. Todo esto dentro de poco será conocido como la Avenida Galaxy. Y, ¿ves esa calle de ahí? —Señala una calle que parece un callejón pequeño, pero según te adentras en él, vas viendo que está repleto de locales con luces, música y mucho ambiente—. Pues esa será la calle Vía Láctea, que estará llena de restaurantes, de copas, bares de copas, discotecas, etc, que llevarán los nombres de los planetas de del sistema solar.
—¿En serio? ¡Eso suena alucinante!
—Y lo es. Estoy seguro de que Zeta y yo nos dejaremos caer mucho por aquí cuando todo esté oficialmente inaugurado.
—Y si no está oficialmente inaugurado, ¿cómo es que hay tanta gente en los bares?
—A los bares y discotecas de la zona simplemente tienen que cambiarles el nombre y las decoraciones para que sigan la temática de cada planeta al que representan. Eso imagino que no les costará mucho trabajo y será lo último que harán antes de la inauguración de la nueva avenida. Sin embargo los dueños de los bares, los camareros y las personas de relaciones públicas que les hacen publicidad, no pueden dejar de trabajar así como así.
—Eso tiene mucho sentido... Por cierto, ¿dónde está ese restaurante?
—Justo ahí. —Zack señala un restaurante japonés que hay en la plaza en la que nos encontramos y está justo en frente de nosotros—. Quería llevarte a un restaurante caro para celebrar tus nuevos y futuros éxitos que comienzan a partir de hoy, pero luego he recordado que en esos sitios te ponen comida miniatura de forma muy elegante y no merece la pena. Así que le he pedido a Zeta que llame a Kelly para preguntarle que tipo de comida te gusta. Y como a ti te gusta la comida japonesa y a mí también, aquí estamos.
Me doy cuenta de que no he dejado de mirarle sorprendida y mordiéndome el labio inferior durante toda su explicación y al final suelto una pequeña risita.
—¿Y no habría sido más fácil preguntarme directamente a mí?
—Pues sí. Pero entonces no habría sido una sorpresa. —Él sonríe y señala el restaurante—. ¿Entramos?
El restaurante japonés que se encuentra delante nuestra, tiene unas fuertes luces de neón que iluminan el nombre «Welcome to Japan». Zack y yo atravesamos unas cortinas coloridas que nos adentran en un lugar de suelo y paredes de madera lleno de gente. Se ve acogedor y el olor que desprende a comida deliciosa me hace la boca agua.
Nos sentamos en una mesa de dos personas y una chica nos atiende amablemente durante todo el rato que nos encontramos en el restaurante. Mientras traen la comida, Zack me habla de como va la composición de la nueva canción y yo le comento un poco sobre la llegada a las oficinas Loweld y aprovecho para preguntar que tal van él y Valeria con todo el asunto de su brazo roto.
—Bien, bien. Va bien... —Me resulta que habla un poco incómodo. Luego suspira—. Bueno, ella está yendo todos los días a rehabilitación y está mejorando notablemente. Y... hablando de esto. Hay algo que quería comentarte.
Yo ladeo la cabeza, extrañada.
—Sí, dime.
—Quería invitarte a comer mañana a casa.
—¿A mí? —pregunto, completamente confundida—. ¿Y Valeria? ¿No se sentirá incómoda teniendo a una desconocida en su propia casa?
—Para nada. Ya te dije que le encanta hacer de anfitriona. No hay nada que le guste más que tener a gente en casa. Por eso mismo, la idea ha sido suya.
—¿Es ella la que quiere invitarme a comer con vosotros?
Todo esto es extrañisimo e incómodo a la vez.
—Dice que quiere conocerte mejor. Después de aquella vez que os visteis en el estudio, me comentó que cree que podríais llevaros bien y ella no desaprovecha la oportunidad para hacer amigos nuevos, ni la de intentar quedar bien con la gente.
¿Eso último ha sonado a crítica o me lo ha parecido solo a mí?
Vamos, Eve, solo ha sido un comentario sin importancia, deja de ser tan dramática.
—Está bien. —Asiento con mi cabeza.
—¿Acetas entonces la invitación?
—La acepto.
Tal vez verlos juntos en su propia casa pueda ser difícil para mí, pero así también aprovecho para descubrir como es realmente esa relación tan idílica.
Kelly ha dicho un par de veces que por muy felices que parezcan en redes sociales, la realidad puede ser muy distinta. Lo ha repetido más de una vez, sobre todo después de haber empezado a salir tanto con Zeta. Y ahora supongo que me toca a mí descubrir si eso es cierto o no.
De todas formas, la invitación hace que me sienta un poco incómoda durante un momento. Pero cuando llega la comida y Zack comienza a tontear por no saber usar del todo bien los palillos, las tensiones se relajan y empiezo a sentirme genial de nuevo con él.
La cena con él es tal y como la imaginaba. Y una vez más, me siento estúpidamente repetitiva y tengo que recordarme a mí misma que no estoy soñando.
Después de la maravillosa cena, le comento a Zack sobre la fiesta en el Moonlight y él, que no se pierde una, obviamente se apunta sin pensarlo dos veces. Y minutos después de haber salido del japonés, nos presentamos en el Moonlight y nos encontramos bebiendo, bailando y cantando a todo pulmón junto con Kelly, Madison y Marlin.
Y yo cada vez tengo más claro lo surrealista que está siendo este verano y lo agradecida que le estoy a la vida por estar dejándome vivir oportunidades como esta.
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