Capítulo 19. Nueva oportunidad.
Cierro los ojos y tomo una respiración profunda, tratando de asimilar lo que está pasando.
«Sales espectacular», «me encanta ese conjunto», «el pelo rizado te queda de maravilla», «ese maquillaje es precioso y resalta con tus ojos», «¿no habías pensado en hacerte modelo antes?» son solo algunos de los comentarios que he recibido hoy en Instagram de amigos y conocidos de mi pueblo.
La primera edición de verano de la revista de perfumes y cosméticos Loweld ha salido esta misma mañana, pillándome completamente desprevenida, y todo lo que está pasando también me ha tomado por sorpresa.
—¡Eve! —exclama Kelly entrando en la habitación en mi busca—. ¡Eve!
Yo, que estoy sentada en el suelo del fondo de la habitación, con una de las revistas al lado y el teléfono entre mis manos, levanto la cabeza cuando la veo entrar con un montón de revistas Loweld entre sus brazos.
—¡He comprado revistas para todos! —Ella empieza a contar las revistas mientras cataloga una para cada persona que nos espera en Rye—. Esta es para mí. Pero también he conseguido unas para tus padres, para tus hermanos, para Adam, para Amber, para Judy, para nuestros compañeros de clase...
Ella sigue contando pero yo la ignoro.
—¡Eve! ¿Puedes apartar por un momento la vista del teléfono?
—No sé si soy capaz. No tienes ni idea de lo que está pasando con mi Instagram, ¿verdad?
Ella ladea la cabeza.
—No, ¿qué?
—Anoche cuando me acosté tenía 526 seguidores, ¿sabes cuantos tengo ahora? ¡121.630! Esto es una locura... —digo llevándome una mano a la cabeza.
Debía haber tenido en cuenta que esto podía pasar, ya que en cuanto salió la revista por la mañana, Hunter, quien cuenta con un total de 607 mil seguidores, me etiquetó en la foto de la portada de la revista recientemente publicada y que él ha subido a su cuenta de Instagram para crear más publicidad de la misma.
—Eve, ¡pero eso es una pasada! —grita ella y suelta las revistas encima de su cama—. Tenemos que celebrarlo. ¿Vamos a comer a un restaurante caro?
—No tengo hambre... Estoy de los nervios, Kelly... Ahora todo el mundo podrá verme en esta revista.
—¡Lo único que pueden ver es lo guapísima que sales en esa portada! Y no solo sales guapísima, con la increíble ropa diseñada por Madison y un pelazo y maquillaje que te quedan genial... También sales con Hunter —susurra en tono perverso—. El buenorro de Hunter.
Yo niego con la cabeza pero no puedo evitar reír ante eso.
—Y hablando del rey de Roma... —murmuro, viendo el nuevo mensaje que acabo de recibir en Instagram.
Tienes un nuevo mensaje de hunter.myles1212
«¡El nuevo número de la revista Loweld de este verano ha sido todo un éxito! ¡Enhorabuena, Eve! ¡Me alegra ver que la gente te está reconociendo por el increíble trabajo que has hecho!»
Maldita sea, si en algo no había caído es en que ahora Adam podrá ver la revista a través de cualquier red social. Y no es que yo no quiera que la vea, el problema es que le había estado ocultando la existencia de Hunter para que no se sienta inseguro y ahora podrá ver todas las fotos por ahí sin que yo pueda hacer algo para impedirlo.
—Eve, en serio, creo que necesitas relajarte.
—Yo también lo creo, pero el hecho de que todo el mundo me esté escribiendo y llamando no me ayuda mucho. ¿Crees que debería de soltar el teléfono durante el día de hoy?
Nada más decir eso, la pantalla de mi teléfono se ilumina, marcando una nueva llamada. Kelly mira hacia abajo antes que yo y abre sus ojos.
—Yo creo que deberías contestar esa llamada antes de soltar definitivamente el teléfono por hoy —dice, señalando la pantalla del móvil.
Cuando subo el teléfono y puedo ver de quien es la llamada, mi corazón se acelera sin control. La última vez que vi a Zack fue unos días atrás, cuando apareció por el estudio para hacer su entrevista. Mientras él llegaba yo estaba acabando una sesión de fotos con Hunter y a él lo metieron en la habitación de al lado para hacerle la entrevista. Zack me saludó con la mirada y sonrío y yo intenté disimular mis nervios y continuar con la sesión fotográfica hasta que esta acabó. Y cuando lo hizo, me acerqué disimuladamente a la puerta blanca que conduce a la sala de edición. No sé con que intención exactamente, si con la de ver a Zack de reojo a través de la ranura de la puerta o simplemente escuchar su voz, pero el caso es que gracias a eso acabe escuchando una de las preguntas que le hicieron para la entrevista.
«—Y dime, Zack, ¿dónde te ves dentro de otros cinco años? —pregunta el chico encargado de la entrevista.
Zack suelta una risa antes de contentar y su sonrisa mueve emociones dentro de mi ser.
—Es una buena pregunta —responde.
—Por eso espero una buena respuesta.
—No sé si será una buena respuesta, pero te voy a dar mi respuesta. Y es que no sé dónde estaré dentro de cinco años, porque para saberlo tendría que ser adivino. Pero aunque para mí cinco años no son nada, tengo por seguro que en ese periodo de tiempo las cosas pueden cambian mucho. Ni yo sé si me dará por hacer otras cosas en mi vida que no estén relacionadas con la música. Tal vez aparezcan nuevas oportunidades que no sea capaz de rechazar o simplemente me apasionen nuevas aficiones. Pero... haga lo que haga, si hay algo que tengo claro, algo de lo que estoy completamente seguro, es que nunca seré capaz de dejar de hacer lo que más me gusta en el mundo; y eso es hacer música con mi hermana y mis dos mejores amigos. Créeme cuando te digo que podré renunciar a muchas cosas en mi vida, pero a eso, jamás.
El muchacho de la entrevista asiente repetidas veces con su cabeza lentamente.
—Sí que ha sido una muy buena respuesta».
—¡Vamos, cógelo! —exclama Kelly—. ¿A qué estás esperando?
—Voy, voy —carraspeo, un poco nerviosa y coloco el teléfono en mi oído—. ¿Zack? —Me río nerviosa—. ¿Cómo estás?
—Muy emocionado —dice, y por su tono de voz, parece emocionado de verdad.
—¿Ah sí? ¿Y eso por qué?
—Porque tengo justo delante de mí el nuevo número de la revista Loweld. Sabía que saldría pronto, pero no esperaba que tan pronto. Y la verdad es que te llamaba para felicitarte por partida doble.
—¿Por partida doble? —pregunto, extrañada, mientras Kelly me mira confusa, intentando acercarse para escuchar lo que estamos hablando.
—Sí. —Le escucho sonreír y mi corazón se descontrola—. Por tu estreno en la revista y... —Por un momento parece dudar, hasta que al final continúa—. Porque sales increíble.
—Gracias... —digo, nerviosa. Y siento como el calor empieza a recorrerme el cuerpo y creo que me voy a echar a sudar, así que agarro la revista del suelo y me comienzo a abanicar.
—¿Qué te parece si salimos para celebrarlo? Podemos ir a comer a algún restaurante caro. La ocasión lo merece, ¿no crees?
Kelly, (que se las ha ingeniado para poder escuchar la conversación), suelta una carcajada y cubre su boca con una de sus manos.
—Para que luego digas que no existe la telepatía —le susurro—. Creo que los dos os habéis puesto de acuerdo para sacarme de aquí.
Kelly rueda los ojos.
—Entonces, ¿qué me dices, Eve?
Yo estoy de los nervios y no sé qué responder. La idea fue primero de Kelly y justo hoy que no ha decidido pasar el día con Zeta, no quiero dejarla plantada. Además de que lo más probable es que también haya quedado para comer con Madison y Marlin y eso sería plantarlos a los tres.
«Es fácil, Eve» —me digo a mí misma—, «solo tienes que elegir entre tus amigos o... la tentación de pasar la tarde con Zack, de quién estás profundamente colada».
Oh, mierda, esto sí que es difícil.
Aunque no debería serlo, porque la amistad siempre debe de estar por encima de todo.
—Yo, eh... —respiro profundamente, tratando de no cagarla con mi elección—. Lo siento pero...
—No seas tonta —me reprocha Kelly en susurros—. Vete con él, ¡vete con él!
—¿Estás segura?
Kelly asiente con la cabeza, pero antes de que pueda contestarle de nuevo a Zack, mi teléfono acorta la llamada y un pitido comienza a sonar en mi oído.
—¿Eve? —pregunta Zack entre las interferencias.
Cuando aparto el teléfono del oído, veo que el pitido es debido a una nueva llamada.
—Lo siento... —Río nerviosa—. Jimmy me está llamando y tal vez sea importante. Cuando acabe de hablar con él te daré una respuesta.
—De acuerdo. Estaré esperando con ansias esa respuesta —dice él con una risa y yo trago, completamente perdida y paralizada por su voz y su forma de contestar.
—Hasta ahora, Zack.
Vuelvo a colocar el teléfono en mi oído para contestarle a Jimmy.
—¡Eve! ¿Estás ocupada? —pregunta. Y por su voz parece nervioso y algo agitado.
—Jimmy, ¿está todo bien? ¿Ha pasado algo?
—Tengo algo importante que decirte.
—Bueno, cuéntame.
—La marca de perfumes y cosméticos Loweld quiere ofrecerte un nuevo contrato.
—¿Un nuevo contra... —comienzo a preguntar, confundida, pero él no me deja acabar.
—¡Quieren que hagas con ellos tu propia firma de perfume con el nombre de su marca!
—¿¡Qué!? —exclamo, con los ojos bien abiertos por la sorpresa y el corazón bombeando rápido en mi pecho—. ¿Es en serio?
Kelly, que se había metido en el cuarto de baño, sale corriendo.
—¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
—Ahora te cuento —le susurro.
—Completamente en serio. Me acaban de llamar para comunicarlo. Me dicen que la señora Agatha Mary Villin Loweld, la nieta del fundador de la marca y ahora dueña de toda la compañía, quiere tener una cita contigo para ofrecerte la oportunidad personalmente y que puedas firmar el contrato en caso de que estés de acuerdo con todas las condiciones del mismo.
—Esto es una locura... —susurro para mí misma y me llevo una mano a la frente, mirando a Kelly alucinada mientras me muerdo el labio inferior por los nervios—. Pero no lo entiendo, Jimmy... ¿Cómo van a querer contratarme para algo tan importante... a mí? Ni si quiera soy famosa. Justo hoy acabo de salir por primera vez en la portada una de sus revistas de la edición del verano de este año. ¿Por qué les interesaría a ellos hacer esto conmigo? ¿Qué ganan ellos con esto?
—Por mucho que te sorprenda, con este contrato ganamos todos, Eve. En Loweld están muy contentos con el resultado de la primera revista de la campaña de verano y están contentos gracias a ti. En la primera sesión a la que ellos asistieron, donde Hunter y tú os hicisteis las fotos de la revista que se ha publicado esta mañana, ellos quedaron muy encantados con el resultado de las fotos, pero también contigo: con tu forma de posar, tu naturalidad, tu personalidad... También se han fijado en tu potencial en las redes sociales; en como has comenzado a subir esos miles de seguidores de golpe. Y todo eso sin contar la cantidad de revistas que se han vendido desde que la página de Loweld las puso en pre-venta en la web hace a penas unos días.
Yo sigo flipando. No soy capaz de creer que nada de esto esté pasando. Ni si quiera sé que contestarle a Jimmy.
—Como te he dicho, aquí ganamos todos, Eve. Ellos ganarán miles o millones de ventas con el nuevo perfume con tu firma. Tú ganarás reconocimiento y miles de fanáticos más. Y la agencia Fame ganará la popularidad de ser tu agencia representante y ganará puntos como agencia de relaciones públicas.
Yo sigo sin hablar. Me he dado cuenta de que me he llevado un dedo a la boca y lo estoy mordiendo nerviosa. Pero tengo clara mi repuesta.
—¿Eve? ¿Sigues ahí, Eve? —Jimmy está muy nervioso y no quiero hacerle esperar más.
—Sí —digo directa y emocionada—. Diles que sí. Diles que sí quiero hacer un perfume de mi firma con la marca Loweld.
Escucho a Jimmy suspirar de alivio y sonrío.
—Estupendo. ¿Estás libre ahora?
—Estoy libre ahora.
—Genial, paso a buscarte. En diez minutos estaré esperándote con el chófer en la puerta del hotel.
—De acuerdo —asiento.
—De acuerdo. Ahora te veo.
—De acuerdo... —repito una vez más. Por culpa de los nervios no soy ni si quiera capaz de razonar ninguna palabra más. Al menos, no en este momento.
—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? —repite Kelly una y otra vez.
—Quieren... quieren que tenga mi propia firma de perfume para la marca de perfumes Loweld... quieren que cree mi propio perfume con ellos, Kelly.
—¡Eso es maravilloso! ¡Es genial! ¡Espectacular! ¡Eso sí que es una completa pasada! —Kelly me abraza y las dos damos vueltas mientras gritamos por la habitación.
—¡Chicas! —Escuchamos una voz agitada desde detrás de la puerta de la habitación.
—¿Marlin? —pregunta Kelly, alzando una ceja.
—¿Estáis bien, chicas? —pregunta la voz de Madison.
Y cuando abrimos la puerta, nos encontramos con los hermanos Miracle, que con ellos traen un precioso ramo de flores de todos los colores.
—¿Y esto? —dice Kelly con una sonrisa, señalando el ramo de flores.
—Es para la recién estrenada en el mundo de la moda y el modelaje —responde Madison con una sonrisa.
—Aw... —murmuro—. ¡Muchas gracias a los dos! —Traspaso el umbral de la puerta para abrazarlos a ambos a la vez incluso con las flores de por medio.
—Yo pretendía traer... un regalo más —dice Madison y parece un poco incómoda—. Quería traer un regalo especial, pero la revista ha salido un poco antes de lo previsto y no me ha dado tiempo a terminarlo.
—No te preocupes. Las flores son preciosas y son suficiente —digo, sonriendo mientras huelo las flores.
—Desde el comité Miracle nos alegramos de que le hayan gustado las flores, señorita Harvey —bromea Marlin—, pero ahora... creo que tiene usted que contarnos algo.
—¿Ya lo sabéis? —pregunto—. Que rápido corren las noticias importantes...
—Oh, así que sí. Es algo importante —responde Madison, su cara parece sorprendida mientras mira a su hermano—. Realmente no sabemos que es lo que está pasando, pero hace un rato hemos visto a Jimmy muy nervioso, repitiendo todo el rato que tenía que llamarte. Esperábamos que tú pudieras decirnos algo sobre eso —dice ella alzando una ceja—. ¿Puedes decirnos algo?
—¿Por qué no iba a poder?
—Bueno... —comienza Marlin, acoplándose en la cama de Kelly—, en la llamada que ha puesto a Jimmy tan nervioso, nos ha parecido escuchar algo sobre un contrato de confidencialidad.
Yo frunzo el ceño.
—A mí no me ha dicho nada sobre eso... pero tal vez tenga que ver con el contrato que tendré que firmar pronto...
—Entonces lo mejor será que no nos digas nada —suspira Madison—. Tendremos que ser pacientes para saberlo.
—Me alegro de que a mí me lo hayas contado antes de saber sobre ese contrato de confidencialidad. —Se ríe Kelly—. Me hace sentir Vip.
—Siempre eres Vip cuando se trata de mí. Eres mi mejor a amiga.
—Inseparable —resalta ella—. Y esta mejor amiga inseparable te recuerda que Jimmy viene de camino para recogerte y por lo tanto no puedes venir a comer con nosotros... pero tampoco con Zack. Avísale, anda. Antes de que piense que te has olvidado de él.
—No creo que Zack sea capaz de pensar que alguien podría olvidarse de él.
—Tú solo hazme caso y avísale. Sé que piensas que solo te ve como una amiga y no quiero volver a discutir contigo sobre eso, pero no es como si simplemente fueras alguien más para él.
Eso hace que mi gesto cambie. Y no sé por qué, pero me ha parecido una especia de extraña confesión. Como si ella supiera algo que yo no. Madison y Marlin la miran de repente, extrañados y sorprendidos, y ella comienza a reír.
—¿Qué pasa?
—Nada... —murmuran los dos a la vez, apartando sus miradas de ella.
—Voy a avisar a Zack —afirmo.
Le hago caso a Kelly porque es cierto que le dije a Zack que le avisaría tras colgarle a Jimmy. Así que agarro de nuevo el teléfono para enviarle un mensaje.
—«Zack» —le escribo, sintiendo tener que decirle que al final no podré ir a comer con él. Pero la verdad es que esto que ha surgido es bastante importante y no puedo rechazar una oportunidad así.
—«¿A qué hora paso a recogerte?» —responde él en cuestión de segundos.
—«¿Cómo sabes que iba a decirte que sí?» —pregunto, sorprendida.
—«Porque antes de colgar hace un momento, has dicho «hasta ahora».
Oh, ya veo. Olvidaba lo observador que es.
—«Entonces?»
—«Entonces... es cierto que pensaba decirte que sí, pero la verdad es que al final no va a poder ser... Me ha surgido algo importante y no estoy muy segura de si puedo hablar de ello».
—«¿Contrato de confidencialidad?»
—«Es probable».
—«Uhh, debe de ser algo muy importante entonces. Por lo tanto no me queda otra más que alegrarme por ti y en lugar de invitarte a comer... invitarte a cenar esta noche».
Si de algo estoy segura, es de que mi cara debe ser un poema. Mis manos están temblando y creo que es porque no soy capaz de asimilar que Zack realmente haya vuelto a hacerlo de nuevo; una vez más, está insistiendo para verme y una vez más, no comprendo como es posible que esto este pasando de verdad.
—¿Eve? ¿Estás bien? —pregunta Madison.
—Zack quiere... cenar esta noche.
—Ese chico no se rinde, ¿eh? —Se ríe Marlin.
—Por algo será... —susurra Kelly y yo la miro y entrecierro los ojos.
—¿Sigue sin creer que le gusta? —le pregunta Madison a Kelly en un susurro, y ella asiente mientras yo ruedo los ojos y suspiro.
—¿Cuántas veces os tengo que decir que tiene novia para que dejéis esas estúpidas especulaciones?
—¿Y eso que tiene que ver? —preguntan Madison y Marlin a la vez, dándome la misma respuesta que Kelly me dio la última vez.
—Yo cuando estaba en el instituto estaba saliendo con un chico —comienza contando Madison—, pero a ese chico, le empezó a gustar la que yo creía mi mejor amiga por aquella época. Y la verdad, yo podía asegurar que él estaba bien conmigo, que éramos felices juntos. Pero por otro lado, fue inevitable que se fijara en Adelita... —Ella suspira.
—Adelita... —susurra Marlin—. ¿Qué le vería Kendall a Adelita? Han pasado años y todavía no soy capaz de entenderlo.
Madison se encoge de hombros.
—Eso es lo de menos ahora. A lo que voy es a que tal vez la gente vea a Zack y Valeria como la pareja perfecta, pero realmente no lo sean. Es probable que la apariencia que ellos le dan al mundo no sea ni una cuarta parte de perfecta a como puede ser en realidad.
Yo tuerzo los labios.
—Recuerdo que Zack me contó que la expectativa de futuro que ambos tienen no es la misma, pero que por el resto de cosas están bien como pareja. Por lo que no me parece motivo suficiente como para que deje de querer a Valeria de un día para otro y comience a fijarse en otra chicas.
—Es que no se ha fijado en otras chicas —dice Madison—. Se ha fijado en ti, Eve.
Eso hace que un hormigueo me recorra todo el cuerpo y es que solo de pensarlo me dan escalofríos y a la vez me entran ganas de sudar. Es tan contradictorio y extraño lo que siento por Zack que solo de pensar que lo más mínimo pueda salir mal, me dan ganas de subir al monte más alto y ponerme a gritar.
Vuelvo a encender la pantalla de mi teléfono y decidida, le contesto al mensaje.
—«Vamos a cenar esta noche».
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