Capítulo 16. Huida inesperada.

Me siento como en una nube.

A Zack y a mí se nos ha pasado la noche volando viendo las letras de las canciones más populares de la discografía de The Last Wish, así que hemos pedido pizzas para cenar y perdido la noción del tiempo. Después de comer, Zack me sigue enseñando algunas de las canciones nuevas y yo no le quito ojo de encima. Me siento tan cómoda con él que incluso me he quitado los zapatos y he cruzado las piernas sobre el sofá mientras le contemplo.

—¡Es genial! ¡Me encanta! Estoy segura de que este será otro éxito más para The Last Wish. Estoy fascinada.

Zack sonríe y deja la guitarra a su otro lado del sofá.

—Me alegra que te encante —dice mirándome y a mí me falta el aire por un segundo, pero lo recupero rápido.

Aún así me quedo paralizada, mirándole. Sus ojos azules tienen un brillo especial bajo las claras luces de la sala y tienen un efecto hipnotizante sobre mí.

—Eres preciosa, Eve —dice en un susurro y a mí me va a estallar el corazón por la sorpresa de sus palabras. 

De un momento a otro, Zack está a tan solo unos centímetros de mí. Su mano sobre mi mejilla y sus labios tan cerca de los míos que puedo sentir su respiración sobre ellos.  No puedo aguantar más las ganas de besarle y veo como él siente exactamente lo mismo. Sus labios ya rozan los míos y él sonríe sobre ellos haciéndome estremecer.

Tras un largo suspiro, tomo sus mejillas entre mis manos y cuando él echa mi cabello tras mi oreja y vuelve a sonreír, Zack Valley y yo nos besa...

—¡Eveeeeeeeeeee! —Un grito ensordecedor me despierta de mi fantasía relacionada con la noche pasada y me llevo ambas manos a la cara.

No, nada de eso pasó realmente. 

Después de enseñarme algunas de las canciones nuevas que aún no han salido y muchas de las que ya conozco (entre las que se encuentra mi favorita; Dancing With The Devil), Zack y yo fuimos a cenar a un restaurante cercano a Thousand Sunny para después tomar café con donuts en esa pequeña cafetería, que está tan alejada del centro de la ciudad como cerca de aquella preciosa casa apartada del mundo donde mi grupo de música favorito vivió durante los primeros años de despegue de su carrera. Esa misma preciosa casa apartada donde se vivieron muchas de las anécdotas increíbles que Zack me contó anoche.

—¡Eve! —exclama Kelly—. ¡Son las tres de la tarde! ¡Levántate! 

—¿Las tres de qué? —Me levanto de la cama tan rápido que siento mi vista nublada.

—Sabía que eso lograría despertarte. —Ella se ríe perversamente.

Yo suspiro y ruedo los ojos.

—No tiene gracia, Kelly.

Agarro mi teléfono de encima de la mesa de noche y veo que realmente son las 11:21 a.m.

En este momento agradezco a la vida que tanto la agencia Fame como la Metropolitan High Fashion hayan acordado darnos a Hunter y a mí los jueves como día libre. Me gusta mucho pasar las mañanas trabajando con todas las personas que me rodean en esta ciudad, pero anoche llegué un poco tarde y aunque siempre he sido buena despertando temprano y sobrellevando bien el sueño, me parece una gran casualidad que justo cuando me acosté tarde no haya tenido que madrugar.  

—¿Dónde te metiste anoche? Ya te vale, ¿eh? ¡No me has contado nada!

—Cuando llegué estabas tan dormida que hasta roncabas. No iba a despertarte, ¿verdad?

—¿Cómo que roncaba? —Eso parece ser lo único a lo que ella le ha prestado atención, así que me río y echo las sábanas de verano a un lado para levantarme de la cama.

—¿Quieres ir a desayunar? 

—Me parece genial. Te he dejado la ducha preparada. ¿A dónde quieres ir?

—Me apetece desayunar en el Thousand Sunny. Es un sitio bonito y acogedor. Y los donust están de muerte. 

Se me hace la boca agua solo de recordar esos donuts increíbles.

—Pero ¿no decías que está un poco lejos?

—Podemos coger un taxi.

Kelly se encoge de hombros.

—Vale.

Yo me ducho y me visto mientras Kelly se arregla un poco. Cogemos una mochila cada una y salimos de nuestra habitación de hotel hasta la parada de taxis que hay justo en frente del mismo. Allí cogemos el primero que llega y tardamos unos cuarenta minutos en aparecer en la pequeña y bonita cafetería de confianza de The Last Wish.

—Me dijiste que estaba apartada del centro, pero no me dijiste que tanto. Ha pasado más de media hora desde que salimos del hotel.

—Te prometo que estos cuarenta minutos en taxi no van a ser ninguna perdida de tiempo.

—Más te va...

Kelly se queda paralizada en el sitio. Yo la miro sorprendida. 

—¿Kelly? —Paso mi mano por delante de sus ojos repetidas veces—. Kelly, ¿qué pasa? ¿Estás bien?

Y cuando miro al frente, lo entiendo todo.

Zeta Shay y Michelle Bowe están saliendo de Thousand Sunny cuando nosotras nos disponemos a entrar. Ellos están riendo juntos y puedo intuir que a mi amiga se le ha parado el corazón al no esperar encontrarse con Zeta.

Cuando ellos dos nos ven, se acercan alegremente.

—¡Chicas! —saluda Michelle y se acerca a abrazar a una y luego a la otra. Sus cabellos largos de color rosa pálido caen a cada lado de sus hombros y la hacen ver muy tierna contrastando con el verde agua de sus grandes ojos—. ¿Cómo vosotras por aquí?

—He traído a Kelly para que pruebe los donuts —confieso, riendo—. Ayer los probé con Zack y son increíbles.

—No habéis podido escoger mejor sitio para desayunar. El Thousand Sunny, en nuestra opinión, es uno de los mejores lugares de la ciudad.

—Eso me ha dicho Eve. Y estoy deseando probar el café.

—Te recomiendo el café de vainilla —dice Zeta—. No te arrepentirás. —Él sonrío y le guiña. Y puedo notar como a Kelly le tiemblan un poco las piernas.

—Bueno, ¿y cómo es que estáis vosotros por aquí? —pregunto, extrañada—. Pensaba que tendríais sesión de fotos en el estudio.

—Ah, eso —dice Michelle—. Hoy hemos acabado ya con las dichosas fotos. Así que para lo próximo que tendremos que volver allí estos días, será para responder las preguntas de una entrevistadora de la Metropolitan High Fashion. Para el reportaje de aniversario que saldrá en la revista junto con todas las fotos que nos han hecho.

—Entiendo —dice Kelly, obnubilada.

Pero eso a mí me deprime sin pretenderlo. Y es que eso quiere decir que cuanto antes acaben, antes dejaré de verles rondando por el estudio. En especial a Zack...

—Que ganas de ver la revista —digo honestamente—. Me la pienso comprar en cuanto salga a la venta.

Es cierto que tenía pensado comprarla desde el principio. Kelly y yo tenemos una colección de todas las revistas en las que ellos han hecho acto de presencia y esta vez no iba a ser menos. Con la única diferencia de que las últimas veces nos enteramos del lanzamiento de las revistas unos días antes, gracias a las publicaciones en las redes sociales. Y esta vez lo hemos sabido desde el principio e incluso hemos estado en el estudio mientras se hacían las fotos.

Me sorprende tanto como han cambiado las cosas...

—No os preocupéis por comprarlas. En cuanto salgan las revistas nosotros podemos haceros llegar algunas al estudio.

—¿Haríais eso? —dice Kelly con emoción—. ¡Muchísimas gracias! 

Después de eso nos despedimos y ellos siguen su camino. Kelly y yo entramos al Thousand Sunny.

—Hola, Ron —digo sonriendo cuando el chico de cabello azul oscuro eléctrico se acerca a tomarnos nota. 

—Buenos días, chica misteriosa que vino con Zack hace una semana —bromea él y yo me río.

—Soy Eve —digo—. Y ella es Kelly —señalo a mi amiga y ella saluda con la mano.

—Encantado, chicas —dice sonriendo.

—Igualmente —responde Kelly.

—¿Qué os pongo?

—Yo quiero un café de vainilla —dice Kelly, haciéndole caso a Zeta. 

Pero yo sigo sin ser fan del café y acabo pidiendo un batido de oreo y chocolate, después de pedir los donuts para las dos.

Cuando Ron se marcha tras el mostrador, me fijo en que Kelly no aparta la vista de él.

—Es el ex de Luna —digo sin más y ella me mira con los ojos bien abiertos por la sorpresa.

—¿En serio? ¿De Luna la hermana de Zack? ¿Nuestra adorada Luna de The Last Wish?

Yo asiento con mi cabeza mientras me río.

—¿Es que te ha molado Ron? 

—¿Qué? —Ella niega—. No, es solo que... su pelo me ha resultado parecido al de alguien...

Ajá, Marlin.

—¿Cómo va la cosa con Marlin? ¿Te sigue gustando?

—Me gusta, sí. Pero a él le gusta Hunter. Por más que intente negarlo, anoche Madison y yo pudimos notar algunos celos cuando se enteró de que ella pasó la tarde anterior con él.

—Vaya... si que están complicadas las cosas. 

—A mí siempre se me complican las cosas. —Suspira—. O me gustan dos a la vez, o tu fotógrafo que está colado por tu compañero de sesiones.

—Por mucho que Hunter le guste, fue Marlin quien dijo hace unos días que no se ve en una relación con nadie en estos momentos de su vida. Y creo que tú tampoco. Así que no sé porque te comes tanto la cabeza.

—¿Sabes que es lo peor de todo, Eve?

—No, ¿qué?

—¡Que tienes toda la razón!

Ella rueda los ojos y yo me echo a reír.

Ron aparece con el café sabor vainilla y el batido de oreo y mucho chocolate. También trae los donuts y veo como Kelly disfruta de cada bocado, al igual que del café.

—Esto es genial —dice y le da un sorbo al café—. Si este es el café que le gusta a Zeta, a partir de ahora es mi favorito.

Eso me hace recordar algo que había olvidado por completo.

—Joder, ¡casi lo olvido! —exclamo y me giro para sacar algo de mi mochila.

—¿Qué has olvidado?

—Esto es para ti. 

Le paso un trozo de papel de color morado con un número de teléfono marcado a lápiz en él.

—¿De quién es este número? —pregunta y vuelve a beber.

—De Zeta —respondo y tengo que cubrirme la cara con los brazos porque Kelly casi escupe el café por la impresión.

—¿Cómo?

—Zack me lo pasó anoche y me dijo que te lo diera. Creo que fue Zeta quien le dijo que lo hiciera. O al menos algo así me dio a entender él.

«Alguien me ha dado algo para que se lo entregues a alguien» fueron las palabras exactas.

Después de eso, me pidió mi número para estar en contacto entre nosotros y mi corazón casi se sale de mi pecho al recordarlo.

Tengo el número de Zack Valley en mi teléfono...  Esto es una locura.

Cuando Kelly está apuntando el número de Zeta en su móvil, el sonido de una moto llama mi atención y tanto yo como Kelly y el resto de gente que hay en la cafetería, nos giramos para ver quien es el responsable. Es así como a través de la cristalera trasparente de Thousand Sunny, puedo ver como mi corazón se aplasta al ver una moto preciosa de color blanco que lleva sobre ella a Zack Valley y Valeria Norton agarrada a su espalda. Ambos parecen de película cuando bajan de la moto y se quitan el casco. Ella incluso se agita el cabello después de pasarle su casco a Zack. Después del espectáculo, entran en el Thousand Sunny.

—¡Buenos días, Ron! —exclama él y Ron le devuelve el saludo con una sonrisa—. ¿Otra vez te han cambiado el turno?

—Otra vez por la mañana, amigo. —Ron rueda los ojos.

Eso explica porque no le vimos la noche pasada.

Zack está junto con Valeria en el mostrador hablando con Ron y me da la sensación de que se siente observado, porque de un momento a otro, sus ojos encuentran los míos y él sonríe alegremente y me saluda con su mano de forma tímida. Yo hago lo mismo con el corazón acelerado.

—Ahí tienes a tu príncipe —bromea Kelly—. Pendiente de ti.

—Shh, calla. 

—Pero es verdad, ¿es que no ves como sonríe cuando te ve? —susurra ella.

—Él sonríe así a todo el mundo, Kelly. Deja de ser fantasiosa.

—¡No puedo dejar de ser fantasiosa cuando tengo el teléfono de Zeta Shay! ¡Esto es una locura!

Eso mismo pienso yo. 

—Sigo sin descartar lo de la telepatía, ¿sabes?

—Ah, deja eso de una vez.

Intentamos seguir conversando normal, como si Zack no estuviera pisando el mismo lugar que nosotras y respirando el mismo aire. Y digo intentando porque es Kelly la única que habla. Yo no soy capaz de quitarle la vista de encima a Zack. Veo como sus labios se mueven mientras habla con su novia y el ex de su hermana y me fijo en lo carnosos y rosas que son. Y recuerdo que en mi sueño de por la mañana, yo misma estuve a punto de besarlos.

Oh, vamos, Eve. ¡Eso ni siquiera fue real! 

Pero la que sí besa esos preciosos labios todos los días está ahí, a su lado. Y cuando me doy cuenta de eso no puedo evitar sentirme extremadamente incómoda y fuera de lugar. ¿Qué es este sentimiento tan horrible que me ha invadido de repente?

Ah, ya; celos.

—¿Eve? —exclama Kelly—. Eve, ¿me estás escuchando?

—Creo... —murmuro—. Creo que necesito salir de aquí. 

Saco el dinero de mi mochila para pagar el desayuno y lo dejo sobre la mesa. Luego agarro la mochila y salgo de allí con Kelly detrás de mí. 

—¡Eve! ¿Qué pasa, Eve? —dice ella a mis espaldas.

Yo no respondo, solo busco una parada de taxis y a falta de la misma, encuentro una de autobús y me dirijo a ella corriendo.

—Lo siento, Kelly. No podía ver a Zack y Valeria juntos. Lo siento —digo al final, cuando ella llega también a la parada del bus.

Kelly, tratando de recuperar la respiración, murmura:

—Uhm... ya veo, ya.

Y una vez que ya la ha recuperado del todo, se sienta a mi lado y con sonrisa perversa, dice:

—Entonces estás celosa.

—¿Lo estoy? —Suspiro y me llevo ambas manos a la cara—. Sí que lo estoy...

Pero no puede ser. Esto es una locura. No puedo permitirme estar celosa de Valeria porque ella es su novia. Y yo no soy nada. Una fan, nada más.

Y lo peor es que no entiendo como estoy volviéndome tan loca por Zack, cuando llevo tantos años con Adam. ¿Es que no estoy pensando en él para nada?

Una duda que me ha asaltado mucho últimamente es si esto estaría pasando en caso de que Adam no me hubiera pedido casarme con él. Tal vez no me habría agobiado tanto y nuestra relación seguiría siendo la de siempre. Sin embargo, ahora pienso en que pasará si al final consigo anular la boda sin hacerle daño a Adam. ¿Qué pasará con nosotros entonces?

Yo quiero mucho a Adam. Le quiero con todo mi corazón y le necesito en mi vida, pero como dijo Kelly, es cierto que ya no estoy enamorada de él, al menos, no como al principio. Por lo que aunque estoy completamente segura de que no quiero perderle, a la vez no estoy segura de si quiero que nuestra relación continúe, por mucha pena que me de acabar con todos estos bonitos que hemos vivido como pareja.

Madita sea, ¿por qué me tiene que pasar todo esto a mí?

—Bueno, yo creo que es lo más normal del mundo que estés celosa —dice Kelly, viendo mi cara pensativa y tortuosa—. Quiero decir que es normal que después de todas las señales que él mismo te está dando, te hayas hecho ilusiones y te joda verlo con la otra.

—Para empezar Kelly, no hay ninguna otra; Valeria es su novia desde hace como cuatro años. Y en segundo lugar; lo de las señales es cosa tuya. Bueno... y de Madison.

—¿Madison piensa lo mismo? —pregunta sorprendida—. ¿Y todavía lo estás dudando? Somos dos personas muy cuerdas viendo las mismas señales. Eres tú quien no quiere o no se permite verlo por el motivo que sea, Eve. Tal vez sea por Adam. Y si me dices que es así, entonces te dejaré en paz con el tema porque entiendo que quieras respetar a tu prometido, pero recuerda que no quieres casarte con él y que en algún momento él tendrá que saber la verdad.

—¿Qué verdad, Kelly? ¿Qué no quiero casarme? ¿O que no tengo nada claro lo nuestro y me estoy volviendo loca por Zack ignorando el hecho de que él está de por medio en esta historia?

Kelly (a la que a pesar de todas sus insistencias le he estado negando profundamente que Zack pueda sentir algo por mí) se queda mirándome sorprendida. Y es que a pesar de todo, hasta ahora no le había dicho nada sobre lo que estoy empezando a sentir por Zack.

—Y hasta que por fin lo confiesas —dice ella en un suspiro y levantando los brazos en señal de «aleluya».

—Bueno... —murmuro—. Eso no importa lo más mínimo.

—Vamos, déjate de tonterías... —comienza diciendo, cuando el autobús llega y ambas nos subimos en él.

—¿Estás segura de que este bús no dejará en el hotel?

—Y si no, siempre podemos hacer trasbordo y coger otro que sí que lo haga.

Pasa un rato en el que ninguna de las dos dice nada. Kelly se ha dado cuenta de que no quiero hablar más del tema y después de unos minutos mirando a través de la ventana del autobús perdida en mis pensamientos, me doy cuenta de que ella lleva todo el rato escribiéndose con alguien. Por la sonrisa que porta su rostro, no me hace falta ser muy lista para averiguar quien es. Y cuando yo decido sacar mi teléfono, el último mensaje que encuentro me pone nerviosa en todos los sentidos y mis manos comienzan a sudar.

Un mensaje de Zack Valley.

«¿Te has ido sin despedirte?»

Me llevo una mano a la cara. 

«Lo siento. He recordado que tengo algunas cosas que hacer» respondo y suelto el teléfono sobre mi regazo.

Mentirosa, mentirosa.

—Eve —dice Kelly—. Esta noche voy a salir. 

—Genial —respondo—. ¿Vas a salir con Zeta?

Ella me mira sorprendida.

—¿Cómo lo has sabido?

Yo la miro como si la respuesta fuera obvia y ella se ríe y continúa hablando con él.

Mi teléfono vibra y veo otro mensaje de Zack.

«¿Te apetece ir a algún lugar hoy? Yo puedo llevarte a cualquier parte de la ciudad que quieras conocer. Puedo ser tu guía turístico, como tú serás la mía en el futuro».

Así que lo de visitar Rye iba en serio. No lo dijo solo por complacerme.

Zack me está ganando cada vez más y me doy cuenta de algo. Y es que por mucho que me cueste, tengo que pasar el menor tiempo con él para evitar que mis sentimientos sigan creciendo. No puedo permitirme unos sentimientos que no van a llegar a ninguna parte.

«Lo siento, pero hoy no puedo. Tengo que...

Dejo de escribir cuando me doy cuenta de que no sé que excusa ponerle. Y al final decido borrar el mensaje y dejarle en visto. Puede que así se de cuenta de que no quiero (o no puedo) salir hoy con él y simplemente lo deje estar.

Pero no. Zack no es de los que dejan las cosas estar tan fácilmente.

Y me doy cuenta de eso cuando una vez llegada la noche, él se presenta en mi habitación de hotel, de sorpresa y mucho menos, sin avisar.

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