Capítulo 15. Lugares mágicos.
—¡No me lo puedo creer! —exclama Kelly a carcajadas, mientras Madison nos cuenta algo sobre Hunter, a lo que no le he prestado mucha atención.
Estamos de nuevo en la cafetería del estudio y Madison nos está contando como pasó la tarde pasada. Era obvio que lo del trabajo fue solo una excusa para quedarse a solas con Hunter y así poder sonsacarle.
—En serio —dice con una risa suave—, Hunter es un chico muy risueño con un futuro prometedor abriéndose camino delante de sus ojos. Pero también es muy hablador. Y a pesar de que no paraba de hablar de si mismo, no fui capaz de averiguar si le gustan los chicos. —Ella me mira y luego continúa—. Lo que sí me quedó bastante claro, es que la que le gusta eres tú, Eve.
—¿Es en serio? —pregunto en un suspiro.
¿Pero por qué? ¿No tengo ya bastante con tener a Adam esperando en Rye para nuestra boda? ¿Y con no haber dormido nada en toda la noche pensando en las palabras de Kelly sobre Zack?
Porque es así. Lo que me comentó Kelly la noche pasada me mantuvo en un completo insomnio que me hizo imposible conciliar el sueño.
Pensar que realmente pueda gustarle a Zack, acelera mi corazón de formas exageradamente inhumanas, pero al mismo tiempo me doy cuenta de que es imposible. No es posible. Y aunque una parte ilusionada de mi cerebro me quiere hacer ver que «nada es imposible», al momento me doy cuenta de que al igual que él es feliz con Valeria, yo voy a casarme con Adam, mi novio de hace años. Y aún así, el simple hecho de pensar que pueda volver a encontrarme con Zack en el estudio, desestabiliza todo el funcionamiento de mi cuerpo.
Escucho como Kelly y Madison se están riendo entre ellas y me doy cuenta de que no estoy prestando a penas atención a la conversación.
—Eve, ¿estás bien? —pregunta Kelly.
—Estupendamente —respondo.
—¿Estás segura? —pregunta Madison esta vez y señala mi cara con su indice—. Tienes... Un poco de ¿ojeras?
—Es probable... —contesto, llevándome ambas manos a la cara—. Creo que debería maquillarme un poco.
—¿Cómo es que hoy no la han acicalado igual que ayer? —dice Kelly.
—Las sesiones anteriores, al igual que la de hoy, son sesiones de prueba para probar si los colores de fondo, la temática y el resto de ideas son adecuados. Así como los diferentes retoques de luces y sombras que luego hacen por ordenador. También sirven para comprobar y afianzar la química entre Hunter y ella y conseguir que cada vez se sientan más cómodos juntos. —Madison bebe de su café Macciato y luego continúa—. La sesión de fotos de ayer fue oficial en completa representación de la marca de perfumes y justo ahora se debe estar editando para salir en las revistas Loweld en un par de semanas.
Yo abro los ojos exageradamente.
—¿En un par de semanas?
—Claro, Eve. El trabajo ya está hecho. Ahora están editando las fotos para el montaje de las primeras tiradas de la sección de verano de la revista Loweld de este año.
—Ah... —murmuro. Y puedo sentir como mi respiración se acelera por la sorpresa.
Entonces recuerdo las palabras de Zack el día anterior.
«La fama a veces es dura. Ya te darás cuenta».
«Ya verás lo que pasa cuando comiences a salir en las revistas y la gente te comience a reconocer por tu trabajo, los seguidores empiecen a subir...»
«Créeme que como des el golpe de fama, nadie te podrá librar de eso».
A decir verdad, la fama es algo en lo que antes jamás había pensado y que a su vez, me produce bastante ansiedad. Y aunque sabía que gracias a este trabajo saldría pronto len as revistas, cada vez que pienso no puedo evitar ponerme muy nerviosa.
¿Y si al final no me gusta como salgo? En las revistas Loweld no va a verme poca gente precisamente. Esto no es como subir una foto random a Instagram.
—Eve, ¿seguro que estás bien? —pregunta Kelly de nuevo. Esta vez con mirada preocupada—. Estás muy pálida.
—Creo que sí que voy a ir al baño a maquillarme —digo nerviosa. Pero lo único que quiero es levantarme, tomar una respiración profunda y centrarme en que esto va a pasar al final. Y simplemente hasta que no llegue el momento en el que salga la revista, no hay nada que hacer.
En el baño, termino de maquillarme cuando Madison entra para arrastrarme hasta el estudio fotográfico.
—¡Vamos, Eve, ya es la hora! —exclama alegremente.
—¿Dónde está Kelly?
—Ha subido para ver si Jimmy necesita algo. Ahora es la chica de los recados —dice riendo.
Al salir del baño, nos topamos con Hunter y él nos saluda.
—Buenos días, chicas —saluda con una sonrisa.
—Hey, Hunter. ¿Cómo es que no estás ya en el estudio?
—Al parecer se nos ha retrasado un poco la sesión de hoy. Los que estaban antes se han enrollado un poco, así que he bajado a por un café.
—Vaya —dice Madison—. Habrá que esperar entonces.
—No... —murmuro yo—. Vamos arriba.
Pero lo único en lo que estoy pensando es en si serán The Last Wish los responsables de ocupar el estudio y retrasar nuestra sesión diaria y eso me emociona, así que esta vez soy yo quien agarra el brazo de Madison.
—Nos vemos arriba, Hunter.
—Hasta ahora, guapas.
Entramos en el ascensor y cuando las puertas de este se abren en el tercer piso, veo algunos instrumentos esparcidos por el lugar, a gente recogiendo y guardando instrumentos fotográficos y recogiendo cables. Pero lo que más llama mi atención es ver allí a Valeria Norton. La novia de Zack está hablando con el señor Noe Lennox con total confianza y me da la sensación de que ya se conocen.
—¿Conoces a esa chica? —Madison susurra en mi oído cuando se fija en que la estoy mirando descaradamente. Y es entonces cuando me doy cuenta de eso y aparto la vista de ella para mirar a Madison.
—Es la novia de Zack —respondo en un susurro.
—¿Esa es? Wow, no la imaginaba así.
—¿Ah, no? —Me río—. ¿Y cómo te la imaginabas entonces?
—No sé... —susurra, pensativa.
Madison tuerce los labios, mirándome.
—Más como tú —dice sin más, dejándome un poco sorprendida.
—¿Y eso por qué?
—Por como te miraba ayer en la cafetería.
Yo sigo sorprendida, pero no puedo parar de preguntar.
—¿Cómo me miraba?
—Pues de forma romántica, Eve. No lo sé, tal vez fue solo sensación mía, pero me dio una buena vibra espectacular.
Las palabras de Madison me recuerdan a las de Kelly la noche anterior y no puedo evitar ponerme nerviosa. Siento como mis manos están sudando y esa sensación se intensifica cuando veo a Luna, Michelle y Zeta aparecer a través de la puerta del estudio donde los profesionales editan las fotografías. Después de ellos aparece Zack y cuando su mirada se cruza con la mía, mi corazón se descontrola, mi estómago lanza sensaciones muy fuertes al resto de mi cuerpo y siento que me voy a caer de espaldas en cualquier momento.
Me doy cuenta de que mis reacciones son más desproporcionadas al verle ahora. Desde mi conversación con Kelly la noche pasada no he dejado de pensar en él ni un solo segundo y me he dado cuenta de algo. Zack Valley me gusta. Y eso lo he sabido siempre. Siempre me ha gustado de un modo platónico. Pero aunque sé que mis posibilidades con él siguen siendo las mismas que he tenido siempre, ahora hay algo que ha cambiado; y es que estoy aquí. Él está aquí, frente a mí y me está sonriendo.
—¡Hey, Eve! —exclama Luna y se acerca con una sonrisa—. ¡Volvemos a vernos!
—Hola, Luna —respondo alegremente—. ¿Qué tal la sesión de hoy?
Ella abre la boca para contestar, pero se queda callada. Luego mira a sus espaldas y susurra:
—Un poco pesada... —dice algo incómoda—. Pero creo que ha salido muy bien.
Al principio creo que es sensación mía, pero realmente la veo incómoda. Y eso me recuerda a lo que me dijo Zack el día anterior e imagino que tal vez se deba a que a ella, al igual que su hermano, no le hace mucha gracia hacerse fotos siendo el centro de atención.
—Entiendo... —murmuro yo—. Bueno, me alegro de que al menos os guste el resultado.
Sonrío y ella me devuelve la sonrisa, asintiendo con su cabeza. Luego Madison me da un sutil codazo y eso me hace darme cuenta de que Zack se acerca a nosotras, pero no viene solo. Se está acercando junto a Valeria y eso me hace sentir demasiado incómoda y lo único que se me pasa por la cabeza es desear que vuelva Hunter cuanto antes para comenzar nuestra sesión.
—Hola, chicas —saluda Zack, con una sonrisa espectacular. Yo aparto la mirada antes de que alguien pueda notar lo mucho que me gusta.
—Hola —saludo, incómoda, con una sonrisa de boca cerrada.
—Valeria, ellas son Eve y... ¿Madison? —pregunta, mirándola con ojos pensativos.
—Sí. —Madison sonríe—. La misma, encantada.
—Igualmente —responde Valeria con una sonrisa y luego me mira—. Así que tú eres Eve —dice de forma alegre y eso me hace levantar la mirada, sorprendida—. Zack me ha hablado de ti.
—¿De mí? —pregunto con los ojos muy abiertos, pero intento mantenerme calmada y normal.
Eso me sorprende y mucho. Pero tiene sentido. Ellos dos no deben tener secretos y tampoco es como si Zack y yo hubiéramos tenido algo que ocultar.
—Sí. —Ella sonríe y me extiende la mano—. —Encantada de conocerte, guapa. —Valeria sonríe. Y a decir verdad, parece bastante simpática y eso de alguna forma me impide odiarla como creía haber estado haciendo esos días—. ¿Por qué no vienes a tomar el té a casa uno de estos días?
Recuperando las viejas costumbres, ¿eh?
A pesar de ser una gran tradición en Inglaterra tomar el té cada día sobre la hora de la merienda, a decir verdad yo nunca he sido muy fan de esta bebida tan popular en mi país. Y aunque tengo entendido que Valeria no es inglesa, debo suponer que ha adquirido esta costumbre gracias a Zack.
Sinceramente hablando, siento que el estar con ellos dos en su propia casa sería algo de lo más incómodo e inconveniente teniendo en cuenta lo que estoy comenzando a sentir por Zack; y es a que él me encanta y mucho.
Pero ella está intentando ser educada y yo no quiero parecer lo contrario, así que en contra de todos mis deseos, al final tomo mi mejor sonrisa falsa y acepto su invitación.
—Sería todo un placer, muchas gracias.
—El placer es todo nuestro. —Ella mira a Zack y sonríe. Y eso me duele de alguna manera. Más de una vez he escuchado que cuando la gente habla de ellos mismos en plural (incluyendo a la pareja) significa que la relación ya está afianzada y consolidada.
Y de repente me sorprendo a mí misma. ¿Por qué siento como mis manos se enfrían y mi corazón se cae al suelo, si ya sabía que ellos estaban tan bien? Y si no lo sabía, me lo imaginaba.
—Pues ya lo vamos organizando, querida. —Valeria toma mi mano con suavidad y la aprieta. Luego se gira hacia Zack y Luna—. Ahora os veo. —Les guiña el ojo y se vuelve al lugar donde se encontraba antes junto al señor Lennox.
Veo como Luna mira a su hermano, pero no termino de comprender el motivo. Cuando él se da cuenta, aparta la vista rápidamente.
—Yo voy a recoger las cosas. Pronto tendremos que irnos.
—Sí... —responde Zack—. Yo voy ahora.
Luna se marcha al fondo de la habitación y Madison habla.
—Yo voy a ver que hace mi hermano... —sonríe nerviosa y me mira—. Ahora nos vemos.
—Esta bien —contesto.
Es entonces cuando veo a Zack mirar el suelo, luego levanta la vista y me mira.
—No te he visto muy convencida con la invitación de Valeria —dice y se ríe.
—No... —respondo, nerviosa.
¿Es que he sido tan obvia?
—Es solo que... —carraspeo, mientras busco una excusa.
—No te preocupes —dice él—. A Valeria le gusta mucho hacer de anfitriona. Por eso invita a casa a todo el mundo que puede. Aunque a penas les conozca, eso le da igual. Por eso no me extraña que te hayas sentido incómoda. No eres la primera persona a la que le pasa.
«Lo que sea por ser el centro de atención...» pienso, pero luego me doy cuenta de que tal vez estoy siendo muy injusta con ella, cuando ha sido tan amable conmigo.
—Entiendo —contesto finalmente—. No te preocupes. Ella solo estaba siendo amable.
—Ya, ya lo sé. —Se ríe—. Pero ya que no estás muy ilusionada con la invitación de Valeria, ¿qué te parece si te propongo yo algo mejor?
La voz de Kelly aparece de repente en mi cabeza como si tuviéramos una especie de telepatía y me dice «te lo dije. ¿Es que necesitas más señales?». Pero al instante me doy cuenta de que solo es mi imaginación. Así que ladeo la cabeza e intento contestar algo coherente, sin que se me trabe la lengua y tartamudee por los nervios.
—¿Algo cómo qué? —contesto finalmente.
—Ya lo verás —contesta con una sonrisa—. Te recogeré del hotel a las 9:00 p.m.
—Pero, yo... eh...
—¿Tienes algo que hacer?
«No, no tienes nada que hacer». —La voz de Kelly vuelve a decir en mi cabeza— . «Ahora sólo cállate y déjate llevar».
—No. Está bien. A las 9:00 estaré lista —digo con una sonrisa y rezo por no tener las mejillas sonrosadas.
—Nos vemos luego.
Él me devuelve la sonrisa y asiente antes de marcharse con los demás.
La sesión de fotos se me pasa muy rápido. Y cuando acaba, Hunter me propone salir a pasear, pero yo estoy demasiado nerviosa y solo quiero llegar al hotel para ver que me pongo luego. Le digo que tengo cosas que hacer y le prometo pasear otro día. Luego me voy a buscar a Kelly, pero se me ha perdido haciendo de recadera e imagino que Jimmy la dejará en el hotel cuando acabe de hacer de ayudante personal. Por lo que yo decido coger un taxi por mi cuenta.
Cuando llego al hotel, tomo una ducha y me pongo a sacar toda la ropa del armario-vestidor y la dejo sobre mi cama. Comienzo a descartar cosas y las que elijo me doy cuenta de que son demasiado formales. Ni si quiera sé a donde piensa llevarme Zack, así que al final decido ponerme ropa más casual. Me pongo unos pendientes de aro que se pueden entrever con mi alisado cabello echado detrás de mis hombros. Me maquillo un poco los ojos y me echo gloss en los labios.
—¡Wow! —exclama la voz de Kelly cuando la escucho entrar por la puerta—. ¿Dónde se supone que vas así de guapa?
—He... quedado con Zack —respondo y vuelvo a mirarme al espejo para acabar de echarme el brillo de labios.
—¿Te ha invitado a salir? —Ella suelta una carcajada—. ¿Ves? Te lo dije, ¿es que necesitas más señales para darte cuenta de que le gustas?
Tengo que reconocer que eso me ha dado un poco de miedo. ¿Es que acaso me habló de verdad a través de mi mente?
Nah, solo me estoy volviendo loca.
—Cállate, no creo que sea nada de eso. Hoy le he visto con Valeria, ¿sabes?
—¿Y qué tal? ¿La has asesinado con la mirada?
—Nada de eso. Ella... parece agradable. Incluso me ha invitado a tomar el té con ellos.
—Vaya... —dice sorprendida—. ¿Y piensas ir?
—Lo dudo. Pero por eso Zack me ha invitado a no sé dónde... Dice que me recogerá a las 9:00. Y yo solo espero que no sea una especia de encerrona y al final me lleve a tomar el té con Valeria.
—¿El té a las 9:00 de la noche? Por favor, Eve. El té se toma a las 5:00 de la tarde, como bien manda la tradición.
—Ya, ya lo sé, pero...
—¿Es que crees que Zack sería capaz de hacerte eso?
—No. —No dudo en responder—. Pero no sé que pensar.
—No tienes que dudas nada. ¿No tienes nada mejor que hacer verdad? Pues ¡ve con él y déjate llevar!
Y otra vez lo ha vuelto a hacer...
—Kelly... ¿tú crees en la telepatía? —pregunto de repente, riendo. Ella me mira confusa.
—¿Qué?
—Nada, olvídalo. Pero oye... me da un poco de cosa dejarte aquí sola esta noche.
—Ah, no te preocupes. He quedado con Madison, ¿o es que lo has olvidado?
¿Lo he olvidado?
—Eve... No has prestado nada de atención a la conversación con Madison esta mañana, ¿verdad?
—Ni un poquito... —respondo avergonzada.
—Pues Madison ha dicho algo como que «nuestra amistad le ha inspirado para crear un nuevo diseño». Luego me ha preguntado si la dejaría tomar mis medidas y hemos quedado para cenar con Marlin y luego ir al taller de moda. No sé para qué querrá mis medidas...
—Tal vez quiera hacerte algo.
—¿Te imaginas? ¡Eso sería genial!
Yo sonrío y agarro un poco de colorete.
A las 9 en punto justas salgo del hotel. Y allí estaba ya Zack. Apoyado sobre el capó del coche con las luces de las farolas iluminando su rostro. Él tiene sus ojos cerrados y parece disfrutar del poco aire fresco de la noche y del silencio de esta zona tranquila de la ciudad.
Algo que me resulta curioso es que el coche no es el mismo que cuando fuimos a tomar café hace casi una semana. Aquel otro coche era negro y bastante más antiguo a diferencia de este, cuyo color rojo resplandece bajo las luces brillantes de la ciudad y a pesar de parecer un coche bastante vintage, se ve completamente nuevo.
Cuando me acerco, él nota mi presencia y abre los ojos.
—Buenas noches, Eve —dice con una sonrisa.
—Buenas noches, Zack —respondo—. Me gusta tu coche. No es el mismo del otro día, ¿no?
—Gracias —sonríe de nuevo—. No, no es el mismo. Ese se lo he regalado a Luna. Ella acaba de sacarse el carnet y he visto la ocasión perfecta para regalarle el antiguo a mi hermana y así comprar uno nuevo. El rojo es mi color favorito y llevaba tiempo habiéndole echado el ojo a esta joyita.
—Pues me alegro por los dos entonces —sonrío de boca cerrada y él también. Por un momento me da la sensación de que los dos nos quedamos mirando durante unos segundos sin decir nada y en ese poco tiempo que se me hace muy largo y demasiado corto a la vez, se me vuelve a acelerar el corazón.
—¿A dónde vamos?
—Ah... —Él parece reaccionar cuando yo hablo—. Sube al coche. Quiero enseñarte un lugar y luego tomar café en el Thousand Sunny. ¿Has cenado ya?
—Uhm... no —respondo nerviosa. Con los nervios ni si quiera pensé en cenar.
—Entonces iremos a cenar y luego iremos al Thousand Sunny —dice cuando ya los dos hemos entrado al coche.
—Genial —sonrío y el comienza a conducir por la ciudad.
Pasamos por un túnel enorme y muy concurrido situado en el centro de la ciudad. Justo cuando salimos de ahí, Zack señala unos apartamentos muy altos y que están un poco apartados del resto.
—¿Ves ese lugar? —Cuando yo asiento, el explica—: Pues en la parte más alta, está el ático donde vivo ahora con Valeria y Electra.
—Oh... se ve bastante moderno.
—Lo es. Es un sitio genial. Pero a mí me gusta más el lugar al que vamos ahora.
Y efectivamente. Después de recorrer toda la ciudad, salimos de esta para dirigirnos a las afueras, pasamos una colina y llegamos a una carretera poco transitada. Después de media hora de carretera, llegamos a una casa muy apartada de la sociedad, pero que se ve preciosa por fuera y probablemente también lo sea por dentro.
—Este sitio —comienza diciendo—, es a donde Zeta, Luna, Michelle y yo vinimos a vivir cuando nos mudamos de Londres a Los Ángeles.
—Parece un sitio precioso.
—Y lo es. Venga vamos.
Zack sale del coche y voy tras él. Entramos a la casa por la puerta trasera y cuando Zack enciende las luces, veo una gran sala, decorada con cuadros, espejos con formas aesthetic y luces de colores que brillan por todo el lugar. También hay una gran cristalera transparente que conduce a un pequeño patio con más luces que decoran y alumbran el patio por fuera.
Y entonces, me asalta la gran pregunta.
—¿Por qué me has traído hasta aquí, Zack?
—Tenía ganas de venir.
Ya. Eso no responde a mi pregunta.
Pero estoy demasiado embobada, mirando todo al rededor como para darle más importancia.
—Me gusta venir aquí de vez en cuando. Creo que aquí pasamos los mejores años desde que llegamos. —Zack habla con una sonrisa nostálgica en su rostro—. Todavía puedo imaginar a Luna sentada en ese sofá, nerviosa, esperando a que Ron apareciera con los pasteles que encargaba de vez en cuando por teléfono del Thousand Sunny solo para verle.
—¿Ella hacía eso? —pregunto, con sonrisa curiosa.
—Sí. La primera vez que fuimos al Thousand Sunny fue por casualidad, pero Luna y Ron tontearon desde el primer momento. Luego mi hermana empezó a llamar cada tarde para pedir a domicilio pasteles, cafés, donuts... pero lo único que quería era verle. Cuando llegaba le invitaba a tomar algo mientras Michelle espiaba y fangirleaba por esa puerta de allí. —Señala una puerta que parece conducir a la cocina.
—Que bonito —digo con una sonrisa—. Y... —Tomo una respiración profundo, dudando si preguntarlo o no. Pero al final, lo hago—. ¿Tú cómo conociste a Valeria?
—Oh, bueno. Eso es un poco más largo.
—Supongo que tenemos toda la noche.
—Tienes razón. —Se ríe y toma asiento en el sofá. Yo me siento a su lado y entonces comienza—. Supongo que todo comenzó cuando llegamos aquí, gracias a una prima de Michelle que trabaja en la discográfica que nos representa. ¿Te suena Rose Bon?
Recuerdo las palabras de Lawrence, el dueño del Moonlight, la noche que les vimos actuar y me desmayé al chocar con él.
«Rose Bon no va a poder actuar aquí esta noche».
Gracias a eso, supongo que estoy aquí, con él.
—Claro que me suena. Hace una música genial. Me encanta escucharla de vez en cuando. ¿Ella es prima de Michelle? —Es entonces cuando me doy cuenta de que ellas tienen un estilo muy parecido.
—Primas lejanas. Pero sí. Fue ella quién nos ayudó a mandar nuestras maquetas a la discográfica. Sin ella no estaríamos aquí. También fue ella quien nos consiguió la primera sesión de fotos para promocionar nuestro primer álbum. Y no fue nada más y nada menos que para la revista Metropolitan High Fashion, de la cual el dueño es Noe Lennox, que al mismo tiempo es el padrastro de Valeria.
Eso tenía sentido. Por eso Valeria tenía tanta confianza con él en la sesión de la mañana. Y por eso ellos se conocieron.
—Vaya, al final tampoco ha sido una historia tan larga.
—Es que no acaba ahí. —Él se ríe y continúa—. Yo conocí a Valeria de vista en una de las sesiones porque fue a visitar a Lennox. Por aquel entonces ella estaba trabajando en su musical. Y un día, sin decir nada más, me regaló una entrada para verla en el último espectáculo que realizó en el teatro Sefora. Fue el último show que realizó con su compañía de teatro.
—¿Y fuiste a verla?
—Sí, fui, pero no le dije nada. Ni si quiera me encontré con ella. Solo le dejé un ramo de flores en el camerino con una nota firmada felicitándola y agradeciéndole la invitación. Le dejé mi número de teléfono en la nota y a partir de ahí comenzamos a tener más contacto.
—Parece un poco de película —digo, riendo.
—Lo parece y lo fue. Pero la monotonía acaba pasando factura con los años.
—Es que... ¿no estás bien con ella? —pregunto, descarada. Pero con ansias de respuesta.
Maldita sea, Eve. ¿Puedes pensar en Adam por un momento, por favor?
Adam...
¡Shhh!
Me mando a callar a mí misma cuando él empieza a hablar.
—No. No, no, todo lo contrario. Es solo que... Valeria es un poco mayor que nosotros. Y ella solo piensa en trabajar duro y mirar hacia el futuro. Y a mí eso... me asfixia, ¿sabes?
—Creo que te entiendo un poco.
Así es como me siento yo respecto a la revista que saldrá en un par de semanas.
—Yo lo que quiero es vivir. Disfrutar la vida mientras la juventud me lo permita. Hacer giras con mi hermana y mis amigos viajando por todo el mundo. Quiero despertar un día desayunando cruasanes en una terraza en París con vistas a la Torre Eiffel y acostarme esa misma noche en Italia, después de fingir pedirle matrimonio en la Fontana di Trevi para sorprender a todo el mundo y hacer el mayor concierto de mi vida al día siguiente. También quiero comer los mejores tacos de México y tras otro de los mejores conciertos, disfrutar de sus calles en compañía de la gente que me importa. Todo eso quiero...
Me quedo callada. Solo mirando la pasión con la que habla de todo eso que quiere hacer con su vida.
—Estoy segura de que vas a poder hacer todo eso y más. La gira está a la vuelta de la esquina.
—Lo sé, pero... yo lo que quiero es poder hacer eso cada año, sin cansarme. Disfrutar de mi familia y amigos y todo lo que me gusta hacer. Sin... pensar en que en algún momento me tendré que casar o...
—¿Formar una familia? —Acabo por él, entonces me mira y asiente.
Me doy cuenta de que de él está igual de agobiado que yo respecto al matrimonio y todo lo que este nos ofrece. Adam y yo somos muy jóvenes para haber barajado si quiera la idea de tener hijos. Pero se supone que es lo que todo el mundo espera tras el matrimonio.
—Exacto... —responde, en un murmullo—. Tú me entiendes, ¿verdad?
—No te haces una idea de cuanto. —Suspiro.
Ninguno de los dos dice nada por un momento. Y es entonces cuando me doy cuenta de que sigo sin saber porque me ha traído hasta aquí.
—Bueno, ¿qué hacemos aquí entonces?
—Quiero enseñarte este sitio. Como te he dicho, aquí pasamos los mejores años de nuestra carrera musical. —Se levanta y yo le sigo por la casa—. Aquí es donde la inspiración nos dio fuerte y compusimos muchas de las últimas canciones del álbum. Esta era mi habitación.
Cuando enciende las luces led de colores que hay tanto en el techo como decorando tras los armarios y demás muebles. Ahí veo instrumentos, muchos cables por el suelo y una televisión.
—Está un poco hecha un desastre, pero cuando necesito inspiración, vengo aquí. También usamos la casa para hacer fiestas. El último cumpleaños de Michelle lo celebramos aquí. Y como el mío coincide con el aniversario del grupo, Zeta está preparando una gran fiesta.
—Eso suena increíble —digo, sonriendo—. Ahora entiendo porque lo pasáis tan bien cuando venís aquí. —Me río y él también.
Zack termina de enseñarme la casa. Y cuando lo hace, me cuenta más de las historias que vivieron allí. Como Zeta traía a Marcy a escondidas porque las chicas se quejaban de los sonidos incómodos procedentes de su habitación. O como en la fiesta de cumpleaños de Michelle fue ella misma quien se lió con Zeta con la borrachera que ambos agarraron. Al parecer, Luna y Zack los shippean desde entonces.
Después de esas y muchas anécdotas más, Zack coge su guitarra y me enseña una libreta llena de letras de canciones. Allí veo muchas de las que ya conozco y me explica que son las que él ha escrito solo o con ayuda de los demás. Y justo después de eso, me enseña en primicia una de las canciones nuevas.
Su voz y el suave sonido de la guitarra ante el roce de sus dedos, me hacen cerrar los ojos y simplemente existir ahí, a su lado, mientras escucho la preciosa canción a la que todavía le falta mucho para salir a la luz.
No sé si algún día Zack dejará de ser solo un amor platónico, pero en este momento no pienso en nada de eso. Solo sé que es maravilloso poder estar a solas con él, escucharle cantar. Saber que solo yo estoy aquí y nadie más. Con la suave melodía llenando mis oídos y acariciando mi alma, estremeciendo mi cuerpo ante el sonido radiante que es su voz.
Y entonces, me siento la chica más afortunada del mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top