Capítulo 13. Volvemos a encontrarnos.
Es martes a primera hora de la mañana y estoy en el taller de moda y diseño de Madison, con ella probando las medidas de las mangas de un nuevo diseño sobre mis brazos y hombros, mientras una de las demás diseñadoras hace bocetos con ideas de nuevos estilos y Marlin, que está sentado en un taburete, se desahoga con nosotras.
—En serio, Eve, siento mucho lo de anoche. Sé que fue incómodo pero no sé como pasó. Creo que bebí bastante y simplemente me dejé llevar.
—Vamos, tranquilízate. Te he dicho unas diez veces que no tienes que disculparte por nada. Kelly y tú bebisteis, os lo pasasteis bien... Hasta donde yo sé, eso no es ningún delito.
—Lo sé, pero yo soy tu fotógrafo. Ella es tu amiga. Y esto no es nada profesional por mi parte.
—Sigue sin ser delito y no ha pasado nada grave. Todo está bien, ¿vale? No te preocupes.
—¿Ella está bien?
Yo me río.
—Ella está mejor que nadie. Eso sí, creo que le has dejado huella —bromeo.
—¿Huella? —dice Madison, riendo.
—Sí, está un poco confundida y no sabe si tu hermano le gusta.
—¿Qué? —pregunta él, sorprendido—. ¿En serio?
Yo asiento y Madison vuelve a reír.
—A ver, una duda que a mí me asalta ahora es —dice, mirando a su hermano—, ¿a ti te gusta Kelly?
—Kelly me parece jodidamente atractiva, pero para ser sincero ahora mismo no me veo en una relación con nadie. No me imagino en una relación, ni si quiera aunque alguien pueda llegar a gustarme mucho.
—No te preocupes por eso —digo—, ella tampoco es que sea una persona de relaciones estables y duraderas.
—Me alegra saberlo —se ríe él.
—Oye y otra cosa —comenta Madison—. ¿Y el otro chico? Ese del que me hablaste anoche.
—¿Hunter? —contesto yo, mirándolos a ambos de forma pillina y riendo.
—¿Cómo sabes que estaba hablando de Hunter? —pregunta Marlin.
—Porque se veía de lejos como le echaste el ojo ayer. Y no es de extrañar —reconozco—, Hunter es muy guapo.
—Pero por lo poco que pudimos hablar ayer durante la comida, también me pareció un arrogante. Y no me vas a negar que eso le resta puntos, por muy bueno que esté.
—Y que lo digas... Ayer intentó besarme de la nada —susurro.
Los dos hermanos se empiezan a reír a la vez e intercambian una mirada divertida.
—¿En serio? —pregunta Madison.
—Sí, dijo que vio complicidad entre nosotros o algo así... —Yo ruedo los ojos—. Pero yo lo que creo es que se deja llevar por impulsos.
—Desde luego, si yo tuviera que ir besando a todas las personas con las que tengo buena complicidad, podría montar un stand de besos, como la película de Netflix. —Madison dice, riéndose.
—¡Estoy totalmente de acuerdo!
Pasamos un par de horas más en el taller. Ellas probando sobre mí las medidas de las prendas y yo probándome otras cuentas. Y el medio día, Jimmy viene a buscarnos para llevarnos al edificio del día anterior para la siguiente sesión de fotos.
—Eve. —Hunter se acerca hasta mí cuando me ve aparecer por el ascensor que lleva al estudio—. Quería... disculparme por lo de ayer. Ya, sabes... siento mucho si fui demasiado lanzado.
—No te preocupes, por mí ya está olvidado.
—Créeme que lo último que quiero es hacerte sentir incómoda durante las sesiones.
—Está bien. No creo que tenga motivos para sentirme incómoda si seguimos llevándonos igual de bien que ayer, ¿no te parece?
Él sonríe de boca cerrada y asiente con la cabeza.
Me fijo en que, al igual que a mí me han vestido para la sesión con una camisa blanca bastante lujosa y una falda negra con botones a ambos lados de la misma, él lleva un pantalón color beige claro, junto a una camisa muy fina de estampado estilo Picasso de colores blanco y negro, de la cual lleva los dos primeros botones desabrochados, haciéndolo ver bastante sexy y veraniego, pero con estilo.
Hunter parece bastante más aliviado después de haberse disculpado por lo del día anterior y después de unos minutos y de la aparición de algunas personas más (personas que no se encontraban el día anterior y que imagino que vienen de parte de la marca de perfumes Loweld), la sesión de fotos comienza.
Al igual que ayer, Marlin nos dice en todo momento como tenemos que posar para cada una de las fotos. Pero esta vez las personas de detrás parecen comentar por lo bajo y de forma seria con Jimmy y con el señor Lennox y, a decir verdad, es algo que de vez en cuando me pone bastante nerviosa.
—Tranquila, Lennox está sonriendo y eso quiere decir que lo que están diciendo le agrada —me murmura Hunter en el oído desde detrás de mí.
Como media hora después terminamos la sesión. Y Marlin no para de revisar las fotografías en su cámara con una sonrisa. Parece bastante contento con el resultado.
—¿Todo bien, señor fotógrafo? —pregunto, acercándome a él y apoyando mi cabeza en su brazo para ver las fotos de su cámara.
—Todo genial. He de decir que las fotos han salido increíbles, señorita modelo. Creo que esos pijos de ahí no van a tener nada de lo que quejarse —me susurra riendo, mientras observamos a la gente de detrás de nosotros—. También creo que el resultado final de esto le va a sumar muchos puntos a nuestra agencia Fame en un futuro tal vez no tan lejano.
Marlin parece contento. Realmente contento y eso me alegra.
—Yo también lo creo. Es una campaña importante, ¿no?
—Demasiado importante.
—Marlin —Jimmy le llama—. Tenemos que pasar a ver las fotografias.
—¡Allá vamos! —exclama, elevando la cámara en su mano—. Nos vemos luego, Eve.
Al igual que el día anterior, ellos se marchan a través de una puerta blanca que parece llevar a una especie de oficina. Yo veo a Hunter hablando con alguien que no conozco y decido bajar a la cafetería a tomar algo. Justo allí me encuentro con Madison y Kelly, que están sentadas en una mesa mientras se ríen juntas de algo.
—¡Hey, bestie! —dice Kelly, sonriendo—. ¿Qué tal la sesión?
—La sesión ha ido bastante bien al parecer —respondo mientras me siento con ellas—. ¿Dónde has estado toda la mañana?
—Me he ofrecido para ser la chica de los recados de Jimmy. Ya sabes, para sentirme productiva de alguna manera.
—Y para no encontrarse con mi hermano. —Se ríe Madison.
—Eso también. Pero no porque yo no quiera verlo. Simplemente no quiero hacer que él se sienta incómodo por mi culpa. —Kelly bebe de su café y luego se queda mirándome con los ojos entrecerrado y ladea su cabeza, pensativa—. ¿Te has rizado el pelo, Eve?
—¿A qué le queda genial? —dice Madison—. La han peinado y maquillado antes de la sesión de fotos. Y si a eso le sumamos el look que han preparado mis chicas, el resultado es que ¡está estupenda!.
—Muchas gracias, muchas gracias —contesto, sonriendo.
Veo a Hunter aparecer pidiendo algo en el mostrador, y le hago una señal para que se siente con nosotras.
—¿Ese es el pibonazo modelo engreído? —pregunta Madison, intentando verlo de forma disimulada.
—El mismo que viste y calza.
—Joder, mira que está guapo hoy —suelta Kelly y Madison comienza a reírse—. Con esa ropa tan sexy sí que aparenta los veintidos años que tiene...
—Ahora entiendo porque mi hermano ayer se quedó embobado mirándolo.
—Es todo un modelo profesional de pies a cabeza. Las cosas como son.
—Shh, callaos que viene —les susurro a ambas cuando veo que él ya ha tomado su batido y se acerca a nuestra mesa. Aunque en su camino hacia nosotras, me fijo en que en lugar de una, lleva dos bebidas.
—Hey, Hunter, ¿cómo estás, guapo? —le doy una mirada alucinada a Kelly porque ya le estoy viendo las intenciones y sabiendo que Hunter es el típico que se deja llevar por impulsos, ya me estoy imaginando otra sorpresa hoy en nuestra habitación de hotel.
—Muy bien —Hunter sonríe abiertamente—. Muchas gracias, Kelly. —Luego mira a Madison con el ceño fruncido—. No nos conocemos, ¿verdad?
—No, querido. —Ella extiende la mano y él se la estrecha—. Soy Madison Miracle, la hermana de Marlin, tu nuevo fotógrafo.
—Hunter Myles —responde él—, encantado.
—El gusto es mío.
Yo le miro extrañada y pregunto:
—¿Vas a beber dos batidos? Pensaba que por contrato tenías que tener una dieta muy estricta.
Es cierto que he oído alguna vez que los modelos tienen que tener muy controladas sus dietas. Y que, muchas veces incluso tienen prohibido comer cierto tipo de cosas. Por suerte, ese no es mi caso en la agencia de modelos Fame. A decir verdad soy una afortunada de estar en una agencia como la de ellos, donde tienen un lema respecto a eso que dice que «todos los cuerpos son perfectos. Engordar o adelgazar está en nuestra naturaleza. Lo importante no es lo que somos por fuera, sino como nos mostramos por dentro. Porque al fin y al cabo, nuestro estado de ánimo y nuestra actitud son las formas en las que somos presentados al mundo». Y sinceramente, ese lema no puede tener más razón. Es bien cierto que la belleza es muy subjetiva, pero, ¿de qué te sirve ser la persona más guapa y perfecta del mundo, si por dentro no estás a gusto con la vida? El estado de ánimo afecta hasta el punto de que una persona guapa no lo sea tanto viéndose reflejado tanto en una sesión de fotos como mismamente en algo tan simple como una reunión familiar porque; como estamos por dentro, siempre es mucho más importante que como nos vemos por fuera.
—No pasa nada porque beba algo de vez en cuando y este tipo de batidos de fruta son ligeros. Pero no son los dos para mí. —Hunter mueve el otro batido sobre la mesa hasta ponerlo delante mía—. Ayer me comentaste que te gustaban los batidos de oreo y como he visto que no habías pedido nada todavía.
—Uhhh, ¡pero que tierno! —comenta Madison.
—Shh. —Las mando a callar de nuevo y me dirijo al chico sentado a mi lado—. Muchas gracias, Hunter. —Le sonrío y él me devuelve la sonrisa y luego bebe de su batido de frutas.
—Hunter, estoy segura de que si Eve no estuviera prometida, serías el chico ideal para ella.
—¡Kelly! —le regaño. Porque además de haber sido tan descarada, creo que está hablando de más. Ni si quiera sé si me habría fijado en Hunter aunque las circunstancias en mi vida hubieran sido distintas. Ya que, por más guapo que sea (que lo es), él no me atrae nada.
—¿Qué? ¿Es qué no estás de acuerdo? ¡Te compra batidos como Adam!
Yo no respondo, solo me limito a beber de mi batido mientras veo como Madison y Kelly se ríen y Hunter parece algo intimidado con la situación. Entonces mi teléfono comienza a sonar y siento que es el momento perfecto para cogerlo y así desaparecer de este momento que de la nada se ha vuelto tan incómodo.
—Hablando del rey de Roma... —murmuro, mirando la pantalla.
—¿Es Adam? —pregunta Kelly—. ¡Dale recuerdos de mi parte! —grita mientras yo me alejo a la salida de la cafetería.
—Buenos días, cariño —contesto al instante de descolgar el teléfono.
—Buenos días. —Le escucho sonreír—. Aunque aquí sean todavía las 3 y media de la madrugada. —Se ríe.
—Es verdad. Lo siento. Aún ando descontrolada con la gran diferencia de horarios. —Ruedo los ojos y me río con él.
—Es normal. Allí debe ser casi la hora de comer mientras yo hace un par de horas que me he metido en la cama.
—¿No puedes dormir?
—Estaba pensando en ti y no he podido evitar llamarte. Espero no haberte pillado muy mal.
—No, para nada. De hecho me has salvado de una conversación un poco incómoda.
—¿Qué situación?
—Eh... —De repente caigo en que lo último que quería era hablarle a Adam sobre la existencia de Hunter. Y si le cuento lo que le acaba de decir Kelly a mi compañero modelo hace unos minutos, entonces Adam si que no será capaz de dormir en toda la noche.
—Nada... —susurro mientras pienso en que decir—. Kelly no para de intentar ligar con todo el mundo.
—Kelly siendo Kelly.
—Tú lo has dicho.
—¿Y qué has hecho en lo que llevas de día? Cuéntame. Necesito escucharte. Siento que tu voz me relaja.
Yo me río.
—Pues acabo de salir de una sesión de fotos hace un rato. Marlin ha acabado bastante contento y ahora me estoy tomando un batido con Madison y Kelly.
En la llamada del día anterior, así como en las otras que he hecho con él en lo que llevamos en la ciudad, ya le he hablado a Adam sobre Madison y Marlin. Aunque también creo haberle hablado de ellos cuando todavía estábamos en Rye.
—¿Batido de oreo? —pregunta él con una risa.
—Siempre a la orden.
—Siempre a la orden... —repite. Y me doy cuenta de que el hecho de no dejar de oírle sonreír, de alguna forma disloca el ritmo de mi corazón—. Te echo de menos —murmura bajito y eso no me ayuda.
—Yo sí que te echo de menos. No sabes cuanto... —suspiro e intento cambiar el tono para animar la conversación—. ¿Y tú qué tal? ¿Qué has estado haciendo hoy? ¿Has salido con Matt y los chicos?
—Sí... hemos salido un par de veces, pero ya sabes como son. Solo piensan en emborracharse hasta caerse al suelo, fumar y liarse con chicas.
—Es lo típico a esta edad. —Me río y me encojo de hombros aunque él no puede verme.
—Lo sé, lo sé...
—Y tú no estarás ligando por ahí, ¿verdad? —bromeo y él suspira—. Creo que alguna perra de la universidad ya te echaba el ojo en los descansos. Y en las fiestas nocturnas del pueblo y estando borrachas no me extrañaría que alguna haya intentado algo contigo y no me lo quieras decir.
—Siendo sincero... —Él parece pensar antes de hablar—. Alguna lo ha intentado, pero Matt me ayuda a esquivarlas.
—¡Wow! ¿He oído «esquivarlas»? ¿En plural?
—Eve... —Él se ríe, pero en realidad sé que está incómodo con la conversación.
—Está bien, lo siento.
Comienzo a beber de mi batido, que sin darme cuenta me lo llevé conmigo cuando me levanté para huir de la mesa.
—No lo sientas. Creo que... —Le escucho bostezar—. Creo que es hora de cerrar los ojos.
—Está bien, cariño. Descansa mucho, ¿vale?
—Lo intentaré. Te quiero mucho, Eve.
—Yo también te quie... —Mi frase se queda a medias, debido al impacto que impulsa mi corazón haciéndolo latir al máximo.
—¿Eve? ¿Pasa algo? —Al ver que no contesto, Adam sigue llamando mi nombre—. ¿Eve? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
The Last Wish. Justo delante de mí, dirigiéndose a la cafetería: eso pasa.
Zack, Luna, Michelle y Zeta parecen personas normales desde fuera. Y lo son. Probablemente lo son. Pero yo los veo venir a cámara lenta. Y el simple hecho de volver a ver a Zack (con sus cabellos teñidos de negro y esos piercing sobre la nariz que le dan un aire tanto malote como sensual) vuelve loco el estado de mi corazón y de mi alma.
—Lo siento, lo siento. Está todo bien. Es que... —Me invento la primera excusa que se me pasa por la cabeza—. Me acaba de llamar mi jefe. Y es urgente, así que tengo que colgar. Espero que duermas toda la noche del tirón. Llámame cuando te despiertes, ¿vale?
Mi corazón se cae al suelo por Adam. Porque mientras él está al teléfono echándome de menos, yo estoy sofocada viendo a Zack Valley frente a mí
—Está bien. —Adam vuelve a bostezar—. Hablamos en unas horas.
—Hecho —sonrío finalmente y le escucho a él hacer lo mismo. Luego él cuelga el teléfono.
Mi pobre Adam... si él supiera todo lo que está pasando aquí le daría algo.
Suspiro. Y es entonces cuando veo a Zack hablar con su hermana en la puerta de la cafetería, justo a mi lado.
—¿Vas a tardar mucho? —Le pregunta Luna.
—No, solo un momento. Pedid vosotros una mesa. Ahora voy.
Luna rueda los ojos y entra dentro junto con los demás.
Entonces Zack sonríe y me mira con sus fascinantes ojos azul eléctrico. Y es ahí cuando el aire vuelve a abandonar mi cuerpo.
—Volvemos a encontrarnos.
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