Capítulo 12. Sesión conjunta.
Es lunes, me duele la cabeza y estoy en la parte trasera de un coche, con Kelly a mi otro lado y Jimmy de copiloto.
—Tenemos un montón de cosas que hacer hoy —dice Jimmy, revisando el itinerario que sostiene entre sus manos—. Primero, hay varias personas que tienes que conocer. Luego haremos una sesión de fotos de prueba, para ver si encajas con tu compañero de sesiones...
La primera semana de trabajo acababa de comenzar y yo estoy de lo más cansada, porque después de mi encuentro con Zack el viernes pasado, no he sido capaz de recobrar un horario normal de sueño. Los nervios por no creerme lo que pasó esa noche, me han desestabilizado el horario de sueño. Literalmente llevo tres noches sin dormirme hasta las tantas de la madrugada.
—¿Compañero de sesiones? —Levanto rápidamente la cabeza de mi trance al escuchar eso último—. Pensaba que yo era la única que venía por parte de la agencia Fame. Nadie dijo nada de que también había un chico, ¿no?
O tal vez lo dijeron en alguno de estos días pasados, en los que he tenido la sensación de estar viviendo en una burbuja.
—Por parte de la agencia Fame, eres la única que hemos traído. Pero al parecer la marca de perfumes también ha contratado a la agencia Metropolitan High Fashion.
—Wow —murmura Kelly—. Nunca antes había escuchado hablar de la Metropolitan High Fashion. ¿Es una agencia nueva?
—No. —Jimmy niega y comienza a explicar—: La Metropolitan High Fashion es una agencia de modelos famosa desde los años '80. Es una gran marca de diseño en Estados Unidos y muy conocida dentro del mundo de la moda. En su época se hizo tan popular que incluso tienen su propia revista. —Jimmy parece emocionado en su explicación, como si fuera fanático de esta agencia y estuviera fantaseando al poder colaborar con ellos de alguna manera.
—Uy, por aquí veo un fan. —Kelly bromea y yo le doy un codazo, porque me parece extraño que se tome esas confianzas con mi jefe. Pero Jimmy sonríe y aunque ya sé que es un tipo de lo más enrollado, se me hace más raro aún.
—Pues sí, desde bien joven soñaba con poder trabajar algún día con ellos... nunca pensé que se fuera a pasar tan pronto.
—A veces los sueños se cumplen —digo muy convencida, por todas las cosas que han pasado en mi vida últimamente y de forma tan rápida, que todavía no me ha dado tiempo a asimilar.
—Lo dice por experiencia la que se fue a tomar café hace un par de noches con el mismísimo Zack Valley —Kelly se ríe, rodando los ojos.
—¿Estuviste con el cantante del grupito ese nuevo que se está haciendo famoso? —pregunta Jimmy, sorprendido—. ¿Cómo se llamaba...?
—The Last Wish —respondemos Kelly y yo a la vez y luego reímos.
Minutos después, llegamos a un edificio enorme y precioso a la vista. De paredes blancas y mucha iluminación, tanto por dentro como por fuera. Entramos justo detrás de Jimmy y no nos separamos de él en ningún momento. Subimos en un ascensor hasta la tercera planta y cuando las puertas se abren, nos encontramos en un gran estudio fotográfico, blanco a la vista, lleno de focos pero con una mesa y sillones de cuero marrón al fondo. También hay algo de atrezo en el mismo sitio donde se encuentran un par de cámaras y un par de personas conversan por esa zona, de las cuales, me llama la atención el alocado pelo morado que ya conozco.
Jimmy se dirige hacia ellos con nosotras detrás. De camino a esas personas, Kelly me da un codazo sutil y me susurra:
—¿No te parece que Marlin está muy mono con esa cara de concentración?
Era cierto que Marlin parecía concentrado mientras conversaba con lo que creía que eran el resto de fotógrafos, pero lo último que esperaba, era que Kelly fuera a salir con eso.
Yo me río.
—Todavía no te has aclarado con dos que has dejado en Rye, ¿y ya te estás fijando en Marlin?
—Chica, ¿qué quieres que te diga? Una intenta evitar que no fijarse en nadie, pero como comprenderás tengo ojos en la cara también y sé apreciar la belleza cuando la tengo delante.
No puedo evitar soltar una carcajada.
Me fijo en que Jimmy se une a la conversación de las tres personas que se encontraban hablando con Marlin y después de saludar y estrecharse las manos, se dirige hacia mí.
—Señor Lennox, ella es Eveline Harvey. —Me presenta ante un señor de unos cincuenta años. De cabello rubio canoso y sonrisa simpática—. Eve, este es el señor Noe Lennox. El dueño de la agencia Matropolitan High Fashion.
—Encantada, señor —asiento con una sonrisa.
—El placer es todo mío, señorita. Me alegra conocerla por fin —El hombre sonríe alegremente y comienza a presentar a los otros dos extraños que le acompañan—. Tengo el honor de presentaros a Nicolas More, el fotógrafo personal de la MHF —dice, sosteniendo el hombro de uno de los chicos y luego se dirige al otro, que es el que parece más joven de todos—. Y este jovencito de aquí, es Hunter Myles, el modelo estrella de nuestra querida agencia.
«Así que este es con el que voy a tener que hacer las sesiones...» —pienso en mi cabeza.
Al principio, Hunter me parece un chico tímido en apariencia, ya que solo nos dedica una sonrisa de boca cerrada.
Entre todos, nos explican a Hunter y a mí que quieren hacer dos pruebas. La primera desde la perspectiva fotográfica de Marlin; con él haciendo las fotografías y explicándonos como debemos de posar ante las cámaras, en referencia a lo que tiene planeado la agencia Fame. Y en segundo lugar, exactamente lo mismo, pero con Nicolas, el fotógrafo de la MHF. Al final lo que nos acaban dando a entender, es que el objetivo de esta sesión es ver si hay buena química entre nosotros a la hora de posar juntos, pero también, ver con quien de los dos fotógrafos nos sentimos más cómodos en las sesiones en conjunto.
—Tengo una pregunta. —Hunter habla por primera vez—. ¿No es obvio que al final, cada uno va a estar más cómodo con el fotógrafo de su agencia que con el otro?
Eso precisamente es lo que llevo pensando yo todo el rato.
—Quién sabe, chico —responde Marlin—. Puede que al final te acabes sorprendiendo. —Y con esas agarra su cámara y se coloca la cinta que cuelga de esta al rededor del cuello—. ¿Listos?
La sesión de fotos con Marlin acaba siendo bastante entretenida. Él nos ayuda a que a pesar de tener que posar juntos sin conocernos de nada, ni Hunter ni yo nos sintamos incómodos. El desparpajo de Marlin a la hora de realizar las fotografías, hace que los dos soltemos alguna que otra risa de vez en cuando y cuando acaba la sesión, siento que el tiempo ha pasado demasiado rápido.
Luego llega el turno del otro fotógrafo y aunque se ve bastante profesional, para mí al menos no es lo mismo. Aunque intuyo que eso tiene bastante que ver con lo que Hunter mencionó anteriormente de que cada uno estaría más cómodo con el fotógrafo de la agencia que nos representa.
Para mi sorpresa, al final, en su caso no fue del todo así.
—Bueno, supongo que ha llegado la hora de decidir —suelta Marlin, cuando Nicolas, el fotógrafo de la MHF suelta su cámara tras acabar la sesión.
—Debemos decir que aunque ahora ellos tengan que elegir a uno de vosotros para las sesiones en conjunto —comienza hablando Jimmy—, el fotógrafo oficial de cada agencia seguirá haciendo las fotos individuales de cada uno.
—Efectivamente —afirma el señor Lennox—. Esto no es ninguna competición, ni mucho menos. Aquí lo único que buscamos es que los dos modelos se sientan cómodos al realizar cada sesión en conjunto. —El señor Lennox hace una pausa y carraspea—. Y bien, ¿Eveline?
—Yo... —Sé que acaban de decir que no es una competición, pero no quiero que ninguno de los dos se sienta mal, teniendo que elegir a uno—. Elijo a Marlin —lo digo finalmente, porque andarme con rodeos no nos llevará a ninguna parte.
—Yo estoy de acuerdo con ella —responde Hunter de inmediato, sorprendiéndome y logrando una mirada alucinada por parte de Nicolas—. Lo siento, Nicky —le dice—, pero no seguiremos viendo tú y yo en privado.
—Bien —dice Jimmy—. Vamos a echarle un vistazo a las fotos de Marlin, arreglar algunos efectos de brillo y edición. Y finalmente mandarlas como prueba a la marca de perfumes para que nos den el visto bueno.
—Chicos, vosotros ya os podéis marchar —agrega el señor Lennox.
—Estupendo —responde Hunter.
Y yo lo único que hago es buscar con la mirada a Kelly alrededor de aquel gran estudio fotográfico de color blanco. Pero no la encuentro por ningún lado y no lo entiendo. La última vez que la vi estaba sentada al lado de Marlin y Jimmy durante las fotos de Nicolas.
—Eveline, ¿verdad? —pregunta Hunter, haciéndome volver en sí.
—Eh, sí —respondo—. Puedes llamarme Eve si quieres.
—Eve... —repite él—. ¿Te apetece que vayamos a tomar algo?
—Vaya... —murmuro, observándolo de forma analítica—. Y yo que pensaba que eras timidito —bromeo.
—Sí, yo también lo pensaba. —Hunter ríe—. Entonces, ¿aceptas?
Yo me encojo de hombros y asiento con la cabeza.
—Acepto.
Antes de salir de estudio, llamo a Kelly para no dejarla perdida por allí. Ella me comenta que se encuentra en la cafetería de la planta baja, ya que Jimmy le explicó como llegar hasta allí sin perderse en el enorme edificio. Cuando Hunter y yo bajamos y nos encontramos con ella, nos ofrece un café para llevar a cada uno.
—Esto es lo que necesitas después de estos días durmiendo a trompicones —dice Kelly, mientras me pasa el café bien calentito.
—Muchas gracias —sonrío—. Sigo sin ser fan del café, pero si me sirve para aguantar despierta, siempre es de agradecer.
—¿Has tenido problemas para dormir? —pregunta Hunter, dándole un sorbo a su café—. ¿Los nervios por las sesiones de fotos?
—No, es una historia... un poco más complicada.
Y cuando los tres estamos a punto de abandonar la cafetería, vemos a Marlin pasándose por el mostrador, pagando su café.
—Hey, chico morado —lo llama Kelly y él se gira a vernos—. Vamos a tomar algo, ¿te vienes?
—¿Algo con el café o algo a parte del café? —vacila él, señalando el suyo.
—No lo sé, no ha sido idea mía. Yo solo estoy de acoplada con los modelos —se ríe y Marlin nos dirige una mirada, riendo también.
—Muy buenos modelos, por cierto.
—Gracias, gracias. —Sonrío yo.
Al final decidimos ir los cuatro juntos y aunque a penas estamos tomando el café, pasadas unas horas entramos a comer a un restaurante de comida italiana que encontramos dentro de un centro comercial al que habíamos entrado para mirar ropa.
—¿Os gusta la comida italiana? —pregunta Hunter.
—¿Comida italiana? —responde Marlin—. ¡Soy fan de la comida italiana!
—Sí, y además parece buen sitio —dice Kelly, observando que por dentro se ve bonito y tiene buen ambiente—. ¿Entramos?
Una frase muy común es: «las apariencias engañan». Y eso nos queda bastante claro nada más probar la comida de aquel lugar. Si es que se le puede llamar comida. Pasta poco cocinada, salsas mal condimentadas y más amargas de lo normal, filetes poco comestibles, lasaña poco hecha... Lo único que se salva más o menos a primera vista, es el postre y ni si quiera llegamos a pedirlo por miedo a volver a llevarnos una sorpresa.
—¡Esto es lo peor que he comido en mi vida! —exclama Kelly, llamando la atención de las dos personas de la mesa de nuestro lado. Luego se acerca más a nosotros, haciendo corrillo en la mesa para susurrar—: Me apuesto lo que queráis a que esos dos solo han venido por el postre que se están comiendo. Parece delicioso...
—Yo que tú no me la jugaría —le avisa Marlin—. No vaya a ser que lo pidas y por más bonito que parezca, acabes después en una ambulancia con retortijones de estómago.
—Lo que sea, pero me voy a quedar con las ganas de un buen postre como acompañamiento de esta asquerosidad.
—Yo no entiendo como puede estar tan lleno este sitio —musito yo, mirando el lugar—. ¿Estáis seguros de que los raros no somos nosotros?
—Si lo que estás insinuando es que somos muy exquisitos, te puedo asegurar que si le das de comer esto a un italiano, te acabará denunciando por faltarle el respeto a toda su cultura —bromea Hunter—. La pizza casera de mi madre le da mil vueltas a esta lasaña.
Yo me sigo fijando en la gente, hasta que noto que realmente la mayoría no está comiendo, sino cuchicheando a la vez que miran un escenario que hay al fondo del restaurante.
—¿Y si no están aquí por la comida?
—¿Por qué sino viene la gente a un restaurante, Eve? —responde Kelly.
Pero de inmediato, uno de los camareros que nos atendió anteriormente, se sube al escenario.
—Buenas tardes, amigos. Sé que lleváis un rato esperando, pero ya ha llegado el momento de la actuación que tanto deseáis escuchar. —La gente aplaude ante eso y el chico continúa—. Con todos ustedes, ¡ya están aquí Kym y Mick con su performance de Bella Ciao!
La gente grita y aplaude. Un chico y una chica salen a cantar con una guitarra la canción de Bella Ciao, haciendo que todos se levanten y se pongan a cantar con ellos.
—Así que tenías razón... —dice Kelly—. Ya que están todos disfrutando de la actuación, ¿por qué nos vamos a bailar? —pregunta con emoción.
La verdad es que bailar no es algo que se me de bien, así que pongo la primera excusa que se me pasa por la cabeza.
—Uff, yo creo que todavía tengo que reposar la comida...
—Pues yo sí voy a bailar —Marlin se levanta—. Estoy obsesionado con esta canción desde que se hizo tan popular desde La casa de papel.
—¡Vamooos! —Kelly y él se van a bailar y cantar a todo pulmón. Hunter se queda sentado a mi lado.
—Que amigos más marchosos tienes.
—Lo sé —digo, riendo.
Hunter y yo nos quedamos hablando y la conversación parece fluir sola entre nosotros. Nos contamos mutuamente los motivos que nos han llevado a ser los principales protagonistas de la campaña de la popular marca de perfumes. Y mientras que su historia es de lo más normal (un chico que modeló desde muy pequeño en marcas infantiles, que va escalando hasta llegar a la popular agencia Metropolitan High Fashion, convirtiéndose después de unos años en el ojito derecho del señor Noe Lennox y por ello el principal, más relevante y querido modelo de la marca), Hunter parece sorprenderse ante lo que yo le cuento.
—No me puedo creer que fuera todo tan rápido —dice boquiabierto.
—Dímelo a mí —respondo riendo y bebiendo del zumo que he pedido hace rato.
—Pero no me sorprende que se decantaran por ti. Eres bella y tienes talento —admite, posiblemente sacándome los colores—. Una muy buena elección por parte de Jimmy Parker.
—Eso ya se verá cuando salga la primera edición de la revista Loweld de este verano y aparezcamos nosotros en portada.
Nada más decirlo, me doy cuenta de que eso va a pasar de verdad y me pongo de lo más nerviosa al darme cuenta también de que voy a salir junto al chico que tengo justo en frente de portada en una revista tan conocida como lo es la marca de perfumes Loweld.
Trago e intento respirar para que ese pensamiento agobiante se vaya cuanto antes.
—Tranquila, no es para tanto —dice Hunter, sonriendo y tomando mi mano sobre la mesa. Yo la aparto sutilmente mientras le miro extrañada—. Al final te acabaras acostumbrando a ser el centro de todos lo elogios.
—Para ti es muy fácil. Lo llevas siendo desde muy pequeño. Yo estoy reciente empezando en esto y... es raro.
—No te preocupes. Estoy seguro de que lo llevarás bien.
Yo me encojo de hombros porque al final no sé muy bien que es lo que me espera una vez que la revista salga a la luz.
¿Y si no les gusta y al final resulta que no estoy hecha para esto? ¿Y si no convenzo a nadie? Y una larga lista más de «Y si..., y si..., y si...». Pero tener a Hunter sentado en frente y dándome conversación, me ayuda a despejar pronto esas dudas.
Cuando miro la hora en mi teléfono, me doy cuenta de que han pasado dos horas. El tiempo se me ha pasado volando pero la fiesta continúa en el restaurante italiano y mientras que hace un rato visualicé a Kelly y Marlin disfrutando por alguna parte del lugar, ahora no los encuentro por ningún sitio.
—¿Eve? —Me llama Hunter.
—Perdón, ¿ves a Kelly o Marlin por ahí? —Señalo a toda la gente que se lo está pasando bien.
—No... hace rato que no les veo. Seguramente se lo están pasando tan bien que se han distraído bebiendo. Creo que por eso el lugar suele llenarse. La comida es mala, pero las actuaciones lo llenan de gente que empieza a beber para pasárselo bien y al final es de ahí de donde sacan beneficios.
—Wow —digo entre risas—. Pareces un experto en negocios.
—Mi padre es dueño de varios locales de copas en nuestra ciudad natal. En todos estos años se me han ido quedando algunas estrategias para atraer a la clientela.
—Eso tiene mucho sentido. —Me río y después de eso, Hunter me invita a tomar una copa. Y como el alcohol se me sube rápido a la cabeza, de un momento a otro me encuentro riendo como una estúpida de algo que él ha dicho.
—Es en serio —dice él, riendo—. Mi ex me llevó a vivir a casa de sus padres, pero la madre era una bruja y tenía el pelo que parecía un brócoli. —Yo me sigo riendo y Hunter se me queda mirando—. Tienes una sonrisa bonita.
—Gracias —respondo, riendo todavía.
—Espera, tienes una mancha... —Se acerca e intenta limpiarme una mancha de la parte baja del labio. Yo me quedo un poco extrañada mientras veo como se acerca poco a poco, sin creer que vaya a hacer lo que creo que va a hacer. Y cuando está casi sobre mí, me aparto rápidamente.
—¿Qué haces?
—Perdón, pensaba que... tenemos buena química, ¿no?
—¿Y eso qué tiene que ver? Hunter, ¿tú cuántos años tienes?
—Veintidos. —Bufa—. ¿Cuántos pensabas que tenía? ¿Dieciseis?
—Pues algo así... —confieso.
—Siempre me pasa lo mismo —susurra, llevándose las manos a la cara.
—Pero no es por eso. Yo estoy prometida, Hunter. Tengo a mi novio esperando en mi pueblo a que vuelva.
—¿Y por qué no me lo has dicho antes? He visto tanta complicidad entre nosotros que he pensado que...
—Simplemente nos hemos llevado bien —suelto en un suspiro, rodando los ojos—. Creo que deberíamos irnos ya.
—¿Ahora que nos lo estamos pasando tan bien?
—En un par de horas va a anochecer y mañana tenemos que trabajar.
Llamo a Kelly pero no me coge el teléfono y ya doy por hecho que no están en el restaurante porque hace mucho que no les veo.
—Está bien —Se levanta conmigo—. ¿Quieres que te acompañe al hotel?
Hunter y yo cogemos un taxi, pero él está tan incómodo por lo que ha pasado que no dice nada en todo el camino. De todas formas mientras estamos en el taxi, yo no hago otra cosa que seguir llamando a Kelly, que sigue sin coger el teléfono.
—Muchas gracias por acompañarme, Hunter.
—Mañana nos vemos, Eve.
—Hasta mañana.
Cierro la puerta del taxi y Hunter sigue su camino en él.
Cuando subo a la habitación y abro la puerta, me encuentro lo que menos esperaba en ese momento y salgo dando un grito de sorpresa. Kelly y Marlin estaban en la cama de ella, sin a penas nada de ropa, igual de espantados que yo.
—¡Lo siento, lo siento! —No puedo parar de disculparme desde fuera de la habitación. Poco después, cuando ya los dos se han vestido, me dejan pasar.
—Yo, eh... —Marlin parece nervioso y con las mejillas muy sonrojadas—. Debería irme.
—Nos vemos mañana —le respondo, algo incómoda.
—Sí, nos vemos mañana. —Y con esas, sale de la habitación.
Yo me quedo mirando a Kelly, sin poder creer nada.
—¿Pero cómo... ha pasado esto?
—Pues simplemente ha pasado, Eve. Eso sí, tengo que decir que Marlin es genial en todos los sentidos, pero no he tardado mucho en fijarme en que no tiene mucha experiencia con chicas.
—¿Eso lo dice tu experiencia con cincuenta mil chicos?
—No solo eso. También las miraditas que le echaba a Hunter durante la sesión de fotos de esta mañana.
—Sí... a mí también me había parecía que le miraba mucho. Por eso me ha extrañado esto que ha pasado entre vosotros.
—Según me ha comentado él mismo, es bisexual pero nunca había estado con una chica. Se ha disculpado mil veces el pobre. Es... tan tierno.
Yo me quedo mirándola, con una sonrisa perversa.
—Te está gustando Marlin.
—No... —Lo niega tan rápido que no me cuesta darme cuenta de que está mintiendo.
—Sí que te está gustando. —Me río, presionándola—. ¡Reconocelo! Te conozco demasiado bien como para haberme dado cuenta.
Ella bufa y rueda los ojos.
—Puede que un poco sí me guste, ¿vale? Le llevo echando el ojo desde que te fuiste con Zack el viernes y me fijé en lo genial que es.
—Técnicamente, solo lo conoces desde el viernes —digo, soltando una risa—. Los días anteriores solo os visteis por encima.
—¿Qué importa eso?
Yo me encojo de hombros.
—Supongo que no mucho.
—Tengo que ayudarte a hacer de celestina, antes de que me empiece a comerme la cabeza pensando que me gusta y me acabe gustando más de lo que me puedo permitir.
—¿Cómo sabes que pensaba hacer de celestina?
—Te conozco demasiado bien, Eve. Lo he visto en tu mirada cuando ambas hemos estado de acuerdo en que Marlin le ha echado el ojo a Hunter.
—Sobre eso... lo único que te puedo decir es que no sé si Hunter también se habrá fijado en Marlin, pero ha intentado besarme esta tarde. —Lo digo tan rápido y directo, que Kelly no se lo espera y su cara cambia de repente a una de sorpresa.
—¡¿Cómo?! —Ella grita—. ¡¿Y me lo dices ahora?!
—Te lo iba a decir nada más llegar pero lo último que esperaba era encontrarte en la cama con Marlin.
Ella suspira y se sienta sobre la cama. Yo tomo asiento a su lado.
—¿Qué le has dicho a Hunter?
—Que estoy prometida, ¿qué quieres que le diga?
—¿Y no qué estás platónicamente enamorada de Zack Valley?
—¿Y eso que tiene que ver? Con quien me voy a casar es con Adam. Le echo de menos más de lo que pensaba que lo haría, Kelly.
—Pues entonces ya estamos avanzando en algo. ¿Por qué no le llamas y hablas con él?
—Sí, pienso hacerlo cuando me duche y coma algo.
—¡Yo te preparo un cóctel! —dice, levantándose—. Cuéntale a Adam que has ligado con tu compañero el modelito. ¡Haz que se sienta afortunado de estar con una diosa inalcanzable para muchos!
—No quiero que se sienta inseguro, Kelly. Mientras que él no está aquí con nosotras, a Hunter lo voy a ver mucho durante estos meses.
—Si confía en ti, no se sentirá inseguro. Y creo que Adam confía en ti.
—De todas formas, no quiero dejarle mal cuerpo para el resto del verano.
—Está bien... —Me agarra por las muñecas y me levanta de la cama—. Ahora ve a ducharte y bajamos a cenar al restaurante del hotel. Tenemos mucho de lo que hablar respecto a esta tarde.
—¡Y que lo digas! —respondo, yendo hacia el baño.
No puedo creer nada de lo que ha pasado. Si en el primer día de sesiones, Kelly se ha tirado a mi fotógrafo, quien se ha fijado en mi compañero, el cual ha intentado besarme, no puedo ni si quiera imaginar todo lo que se nos viene encima en lo que nos queda de verano en la ciudad.
Supongo que tengo que estar preparada para cualquier cosa. Porque estoy segura, de que cualquier cosa puede pasar, por más surrealista o increíble que parezca.
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