Aún con todo y el caos de la guerra, no era aún inmedimento para tener un pasatiempo o algo en lo que pasar el rato en pequeños ratos libres que tenían la pareja. Ambos al ser demasiado diferentes tenían sus hobbies muy distintos, demasiados se podría decir.

Ambos estaban tomando un pequeño descanso, de todas formas no estaban en condiciones ya que hace días en un ataque al que asistieron los dejo un poco heridos, eran por épocas de Diciembre por lo que hacía un poco de frío, este se sentía más cuando caía la noche o en ocasiones cuando el día estaba totalmente nublado. Tim, aprovechando las fechas tejía en el sillón mostrándose una enorme paz y tranquilidad en el, solo era observado por su capitán que estaba sentando al lado de el teniendo un pie vendado.

— observándolo de reojo mientras veía la televisión, estando un tanto intrigado por lo que hacía el soldado —.

— al sentir la mirada de su capitán, volteo a mirarlo — ¿Sucede algo?.

— giro su cabeza a dirección contraria a la de su pareja con un pequeño rubor en sus mejillas estando un poco avergonzando — Nada... Solo me gusta verte.

– ¿Quiere intentarlo?.

— regreso su mirada con el un tanto confundido por su pregunta — ¿De que hablas?.

– De tejer señor, es divertido inténtelo!.

– Je je creo que pasó, nunca se me ha dado bien ese tipo de cosas.

– Oh vamos señor, no es tan difícil. Inténtelo porfavor.

El capitán lo vio por unos segundos mientras el soldado tenía una cara de puchero pareciendo un niño pequeño, al pasar un rato solo pego un pesado suspiro y acepto la invitación. Tim, mostrándose una gran alegría le dio el gancho y el hilo, el capitán siguiendo las indicaciones de su pareja empezó a tejer torpemente viéndose un tanto molesto al no salirle bien las cosas.

Al cabo de un rato termino, de todas formas la pieza que estaba haciendo Tim ya estaba casi terminada, el capitán no agarraba muy bien la forma de lo que estaba haciendo, el soldado le quitó la pieza para revisarla.

– Tim, y que se supone que es?.

– ¡Es una bufanda para usted!. — le contesto con una gran sonrisa colocando la bufanda al rededor del cuello de su capitán —.

– ¿Para... Mi?. — volvió a preguntar sorprendido por la respuesta de su pareja tocando la bufanda al rededor de su cuello —.

– ¡Si! No quiero que se resfrié así que la hice especialmente para usted, hasta la hice de amarillo, su color favorito!.

— Un tanto sorprendido le sonrió teniendo una sutil sonrisa en su rostro abrazándolo — Gracias...

– No hay de que cariño. — le correspondio el abrazo acorrucandose en el —.

–