ੈ♡˳Cálido- Parte única 🐱

Jimin era un híbrido de gatito calicó. Un joven muy amable y dulce. Con una sonrisa sumamente especial, y que podía encantar a cualquiera, pero tal parecía que no conseguía el mismo efecto con el gato negro que lo hacía ronronear de amor.

¿Y quién era este joven? Nadie más que Min Yoongi. Su amor platónico desde que tiene memoria, o al menos desde que dejó de cautivarse por las bolas de estambre.

El pelinaranja apenas era un cachorro de doce años cuando conoció a su adorado hyung, un año mayor a él.

Un ciclo nuevo en la escuela estaba iniciando, y como ya era costumbre, siempre había un niño nuevo que debía integrarse en el salón.

Y este fue el arisco niño de piel pálida como la porcelana.

Decir que Jimin se quedó embobado fue poco. Algo le llamó la atención desde la primera vez que lo vio, y su corazón comenzó a latir frenéticamente como si estuviera a punto de salirse de su pecho.

Sus ojos brillaban en ilusión, sus orejitas estaban más levantadas que de costumbre, y su larga y felpuda colita se movía de un lado al otro.

Para su suerte, Park siempre fue muy extrovertido, y aunque aquel gatito de ojos verdes le impresionara tanto, todavía se veía en condiciones para acercarse y entablar una amistosa conversación.

Y eso fue lo que hizo luego de que su maestra lo presentará ante el resto de compañeros y Min, tomara asiento en el lugar más alejado de la clase.

Disimulando sus nervios, Jimin se sentó a lado suyo, ocupando el lugar vacío por un compañero que estaba ausente, logrando que el susodicho notará su presencia.

—H-Hola... Soy Jimin—le extendió su manita, y el mayor le observó con cierto recelo—. Park Jimin.

¿Por qué ese niño de mejillas regordetas, labios pomposos y colita aparentemente suave le estaba saludando con tanta confianza?

A él, un niño nuevo, y, por lo tanto, extraño y desconocido. Alguien que debía encontrar la manera de encajar sí o sí.

Bueno, o al menos así había sido las veces en las que cambiaba de escuela por el trabajo de su padre.

Pero el único consuelo que tenía es que esta sería la última vez. Su progenitor por fin pudo poner su propio restaurante, y ya no tendría que moverse a ningún lado por órdenes de nadie.

Ahora era su propio jefe y su familia prosperaría gracias a los esfuerzos del pasado.

El pelinegro detalló esa pequeña manito, poniendo nervioso al dueño. Sin embargo, lo menos que quería era parecer grosero, por lo que aún con desconfianza, se decidió a tomarla entre la suya que era más grande.

Estas parecían encajar a la perfección, como si estuvieran hechas para estar juntas de esa manera. Aunque por la edad, no siquiera se hacían una idea de la magnitud que conllevaba esa percepción tan especial.

—Hola. Soy Min Yoongi.

Su respuesta fue escueta, pero Jimin en su emoción ni siquiera lo notó. El entusiasmo de ser correspondido después de aquel momento en tensión significaba el mundo entero para él.

—Es un placer Yoongi Hyung—el chiquillo con nariz de botón al sentirse en confianza añadió el honorífico, pues creía que era lo correcto al ser consciente de que el niño era mayor—. Yo seré tu amigo y te ayudaré a que puedas adaptarte de la mejor manera en este lugar.

—Está bien...

El más pálido le observó con cierta fascinación, ¿por qué estaba tan emocionado?

Sin pretenderlo, desde ese perfecto instante Jimin se volvería el más intrigante y cautivador misterio para él.

Realmente no importaban sus razones para verle tan feliz, el pelinaranja no parecía tener malas intenciones, por lo que Yoongi decidió que no estaba de más bajar la guardia.

Porque cualquiera que aguantará un regaño por parte de la maestra, era digno de su confianza.

—Jimin-ah, deja la conversación con tu compañero para el receso. Y presta atención a la clase por favor.

—Sí, maestra—respondió un tanto avergonzado, con las mejillas sonrojadas, y queriendo que la tierra se lo tragara al ser llamado la atención de esa forma frente a todos sus compañeros—. Lo siento.

—Bien. Como les decía...

La mujer siguió impartiendo la clase, mientras el resto de niños dejaban de observarle fijamente a causa del regaño de la mayor. Nuevamente, todos eran ajenos a la burbuja que pareció formarse entre los dos mininos.

—Uy... No fue mi intención ser regañado así—murmuró con una sonrisa apenada, que enterneció a Yoongi—. Luego hablamos, ¿sí? Hay que ponerle atención o la próxima vez nos regañará a los dos.

El pelinegro asintió, con una pequeña sonrisa adornando su rostro. Lástima que su nuevo amigo se la perdiera. Aunque en el futuro era obvio que provocaría muchas más.

Desde aquel día, Jimin se volvió su amigo inseparable, o bueno... Eso fue hasta que por azares del destino, les tocó en cursos distintos y tuvieron que separarse.

Pero ese tierno sentimiento siempre estaría ahí. Por más nuevos amigos que hicieran, o por más caminos diferentes que transitaran.

Yoongi siempre vio a un fiel amigo en Jimin, y talvez algo más, solo que trataba de hacerse ciego y no aceptar que ese chico lo volvía todo más lindo en su vida.
Le daba color al paisaje que le rodeaba y era el único capaz de alterar sus sentidos.

Y por más que el susodicho siempre se comportará reservado y llegará un momento en el que volvieron a ser desconocidos, nadie podía negar la complicidad que compartían cuando estaban juntos.

Ahora ya estaban en la universidad y eso se había vuelto más obvio.

Yoongi adoraba molestar a Jimin, ver sus pucheros cuando le reclamaba se había convertido en una adicción para él. Aunque en su corazón existiera el deseo de tomarlo entre sus brazos y quitarle esa expresión de enojo a punto de besos.

Definitivamente Park era jodidamente tierno y él era débil a esa cualidad suya, pero lo que el pálido no sabía era que aquello podía ser un arma de doble filo.

Porque mientras más lo alejara con bromas tontas, muchos estaban atentos al día en que el pelinaranja se aburriera de esos tratos, y quisiera ser cortejado como merecía.

Y aunque fuera por las malas, a Yoongi no le quedaría más que reaccionar.

🐱

Cuando el horario de sus clases le favorecía, Jimin iba es busca de su hyung, para al menos intercambiar una que otra palabra.

Le había enviado un mensaje tan emocionado, haciendo uso de tiernas caritas y la respuesta que consiguió fue tan escueta, que algo dolió en su interior.

"Estoy con Namjoon y Jin Hyung en la cafetería".

A veces se preguntaba si no era un fastidio para el mayor. Si bien era cierto que no eran tan amigos como antes, Park siempre trataba de que ese vínculo no se perdiera del todo.

Jimin daba formas de buscar a Yoongi, y talvez ese era su error. Porque su Hyung nunca había ido a buscarlo por cuenta propia, y si la situación seguía así, el único dañado aparentemente sería él.

Y sí, el gatito de ojos celestes tenía tan mal acostumbrado al pálido. Porque él en su ignorancia, creía tener seguro a su querido Jimin, pero bien dice el dicho: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

Y quizá con una que otra ayuda, por fin se dejaría de tonterías y le haría saber él trasfondo de sus actitudes.

Yoongi estaba compartiendo su comida junto a sus buenos amigos, quienes también eran pareja. Namjoon y Seokjin eran híbridos de perritos, por lo que decir que eran cariñosos entre ellos, era decir poco.

Eran la pareja más acaramelada del mundo, y aunque Yoongi afirmara que era mucha dulzura para él, los envidiaba muchísimo.

Porque sus sueños eran los mayores testigos de las fantasías que compartía con cierto minino de labios apetitosos.

Pero Min era tan despistado, que por más señales que Jimin le diera, ni siquiera se imaginaba ser correspondido, por eso a pesar de que le gustara molestarlo, también se comportaba frío.

Todo con el afán de no dañar su amistad al no querer alimentar su ilusión de querer algo más con Park. Algo que según él no pasaría nunca, porque Jimin solo lo veía como su amigo de la infancia.

Oh, que ciego era antes las intenciones de su dongsaeng.

El pálido estaba conversando tan animado con la pareja, cuando su móvil vibró y se disculpó con ellos para atender.

Era un mensaje enviado por su gatito preferido.

"Hey... Yoongi Hyung (≧∇≦)

Justo se terminó mi clase, y tengo libre dos períodos antes de entrar nuevamente. 

Sí no me equívoco, tú también estás libre. 

Así que eso facilitaría un encuentro entre los dos.

¿Así que puedo ir a verte? Claro, sí es que no estás ocupado. 

Porque por más que ese sea mi deseo, no debo olvidarme que te falta cada vez más poco para dar exámenes y tal vez quieras usar ese tiempo para estudiar (っ◞‸◟c)

Hace días que hemos podido vernos en persona y solo conversamos por mensajes. 

Por lo que podría decir que extraño conversar contigo...

Espero tu respuesta lo más pronto posible Hyung, te quiero mucho ♡('。•ㅅ•。')"

Por Dios, Yoongi se derretía como mantequilla cuando Jimin era así de dulce con él. Porque sabía que nadie más tenía ese privilegio, exceptuando a Taehyung que era como el hermano del menor. Pero él no era visto como amenaza, porque tenía como pareja a Jungkook, otro amigo de su tierno gatito.

Quiso ronronear, pero se contuvo. No quería que sus amigos notarán la emoción que invadió su ser con tan simple acción del contrario. Así que, para no levantar sospechas, escribió una respuesta muy precisa.

Demasiado precisa.

Y sin más, la envió y al segundo pudo visualizar que su mensaje había sido leído con éxito.

Se aclaró la voz y dijo, captando la atención de la pareja que parecía estar en su propio mundo—. Chicos, Jimin va a venir a comer con nosotros, espero no les moleste.

—¿Qué tonterías son esas Min Yoongi? Claro que no lo hace. Jimin es un amor—declaró Seokjin, sonando emocionado por volver a compartir tiempo con el lindo chico. Su novio asintió de acuerdo.

—Jinnie tiene mucha razón Yoongi. No hemos tenido muchas ocasiones para compartir con él, pero es un chico muy dulce. Todavía me pregunto cómo puede ser tu amigo—le molestó—. Él es una pelusa y tú un gatito muy arisco.

Un chasquido de lengua por parte de Yoongi fue la respuesta que Namjoon obtuvo.

Claro que tenía presente lo diferentes que eran. Hasta parecía que la vida se encargaba de demostrárselo cada dos por tres, pero lo cierto era que esa razón le daba mucha emoción a su relación de amistad.

Porque se complementaban tanto que daba miedo. Y por más años que pasaran, eso no cambiaría nunca, solo se reforzaría como el sentimiento de ambos corazones.

—No te enojes con Namu, Yoongi. Solo lo dice de broma, por muy curiosa que sea la situación. Aunque pensándolo bien, yo sé porque son amigos.

Seokjin alzó una ceja, un tanto divertido por el tema, y por la reacción que sabía conseguiría del más pálido.

Y como si su novio pudiera saber acerca del jueguito que traía entre manos, le siguió la corriente.

—Oh, ¿a qué te refieres amor?

—A que este gatito arisco está completamente enamorado, pero tiene miedo de joder su amistad con el lindo jovencito de mejillas abultadas.

—¡¿Qué yo qué?!

El susodicho sé levantó de golpe de la mesa. Sintiendo el calor subir a sus mofletes. Sus amigos eran unos grandísimos tontos por dejarlo en evidencia.

Porque Jin tenía razón, pero él era lo suficientemente inteligente para no dejarse llevar.

—¡Lo que oíste querido, y ni siquiera lo trates de negar porque es jodidamente obvio! —el mayor musitó con convicción—. Además, estoy muy convencido de que es mutuo, pero a este paso seguramente te lo quitarán y te volverás el tío postizo de sus gatitos.

—Yo...

—Ahora haz silencio Yoongi, y actúa normal que nos acaba de ver y... está acercándose.

Un Yoongi derrotado se dejó caer en el asiento, siendo observado fijamente por sus amigos. Hasta que finalmente Jimin llegó y les saludó cordialmente.

Seokjin lo invitó a que se sentará en la mesa, y el menor no demoró en preguntar qué había sido lo que ocurrió segundos atrás.

—¿Por qué parecías tan alterado, hyung?

—Mmm... No fue nada. Eran conversaciones de poca importancia, Jiminnie. Mejor cuéntame sobre tú día.

—¿Seguro? Sabes que si tienes un problema puedes hablar conmigo.

—Muy seguro, te lo prometo.

La pareja no opinaba nada. Se encontraban en completo silencio confirmando lo que sabían, pero hasta cuando le duraría la necedad al gato negro.

¿Llegaría a perderlo y arrepentirse toda la vida al ver como alguien más hacia feliz a su eterno amor?

O sería sincero y haría las cosas bien, esperando ser correspondido para tener un final feliz digno de un cuento de nadas.

Solo el tiempo lo diría.

Jimin asintió e inició una conversación amena con su hyung y la pareja, contándole lo bien que le iba aprendiendo sobre la administración de empresas.

Pues en su sueño más loco, quería poder ayudar a Yoongi con el negocio familiar.
Su restaurante, el cual heredaría de su padre.

Pero antes de si quiera imaginar una vida a su lado debía seguir mostrándole lo interesado que estaba en él.

Sin embargo, era una pena que Yoongi no se la pusiera fácil. Porque cuando Jimin se sentía confiado para ser más expresivo, el gato negro bajaba todas sus defensas comportándose fríamente.

Tal y como estaba haciendo en ese instante. Y aunque Jimin siempre tratara de mantenerse positivo, había días en que sentía que no podía más.

Por eso, decidió no pensar en las actitudes de su mayor y concentrarse en compartir con la parejita que siempre parecía feliz de verle.

Suficiente tenía con la montaña de tareas que le esperaba.

Luego de que pasarán unas horas, y cada quien se retirará a sus casas después de terminar la jornada de clases, Yoongi yacía recostado en su cama, perdido en sus pensamientos.

Gracias al cielo sus amigos no tocaron más el tema de Jimin, pues el susodicho estaba ahí presente. No obstante, ese hecho le había puesto muy tenso, y por esa razón su actitud se tornó más fría de lo habitual.

Por lo que sí o sí debía disculparse con el pelinaranja.

Y tratar de buscar la manera de disuadir a sus amigos de sus tontas ideas, al menos por ahora, porque sabía que cuando se les presentará la ocasión lo harían sin dudar y eso solo lo confundirla más.

Lo que Yoongi no imaginó es que sería más pronto de lo pensando y en una situación mucho más delicada.

No cabía duda de que lo descubriría a la mala.

🐱

Min caminaba con dirección a la facultad del híbrido que le robaba el aliento. Iba muy concentrado en su móvil escribiéndole un mensaje al susodicho, hasta que sus orejitas negras fueron capaces de escuchar muchos chilidos emocionados.

¿Qué rayos estaba sucediendo?

No perdió más el tiempo, y se apresuró para no perderse lo que fuera que tuviera a muchas féminas con las hormonas alborotadas. Y cuando pudo visualizar a los involucrados que tenían suspirando a todas sus compañeras en aquel amplio pasillo, Yoongi se quedó con la boca abierta.

Cerca de los casilleros estaba un sonrojado Jimin con un joven arrodillado frente suyo, mientras le repetía lo hermoso que era.

Inaceptable. No, no y no.

Su lado territorial le impulsaba a interferir, y dejarle en claro a ese otro hibrido felino a que se mantuviera muy lejos de su gatito. Pero aquello no fue necesario, ya que el mismo Jimin le hizo levantarse, pidiéndole que detuviera su confesión.

Una gran sonrisa se apoderó de Yoongi. Así estaba mejor.

Sin embargo, por más que el muchacho aceptó el pedido de Jimin, no se alejó y le tomó de las manos con el único fin de no perder su atención y escuchara lo que le iba a decir frente a toda esa gente que se había ubicado a su alrededor.

—Jimin- ah. Te juro que voy muy en serio contigo, solo tienes que darme una oportunidad.

—Taemin, yo no...

—Shhh. Déjame terminar—le pidió, poniendo uno de sus dedos sobre los belfos ajenos—. Falta poco para terminar la universidad, cada uno podrá seguir el camino de sus sueños, pero yo no veo a nadie más que tú para que seas mi compañero, esposo y padre de mis gatitos.

Aquella confesión logró poner tímido al menor. De verdad las palabras de Taemin eran muy dulces, y cualquiera que lo escuchara, le daría la razón. Lo que era una lástima es que no pudiera corresponderle, porque deseaba que otra persona fuera la que le dedicara tan lindas palabras.

Eso sin contar a sus compañeras que gritaban de la emoción con la mínima cosa que el rubio le dijera. Hasta podía escuchar sus murmullos afirmando que debía estar loco por no aceptar dicha propuesta.

Porque era fácil juzgar, pero ya quisiera ver como actuarían estando en su situación.

Tener de amor platónico a uno de tus amigos de la infancia jamás sería sencillo, mucho menos si este parecía ni querer darte la hora.

—Taemin, eres muy tierno, pero no estoy interesado.

—Entiendo, y lo respeto hermoso, pero al menos concédeme tener la oportunidad de cortejarte, y sí aun después de eso no logré cambiar tu percepción, desistiré.

—Te prometo que lo pensaré...

Park no quería ser muy rudo, porque mucha gente tenía los ojos en ellos. Por eso optaría por citarle en un lugar más privado y explicarle porque lo suyo jamás funcionaría.

Porque cuando estabas enamorado de otra persona, por más que te bajaran la luna y las estrellas, jamás podrías corresponderle adecuadamente a esa persona que tuviera la ilusión de estar contigo.

—Solo debes avisarme, tienes mi número así que puedes escribirme a cualquier hora, ¿sí?

—Claro. Gracias por ser sincero.

—Un placer, Jimin-ah. Espero nos veamos pronto—Taemin le dedicó una reverencia que el pelinaranja imitó, y luego lo vio desaparecer de su campo visual mientras todas las personas que habían presenciado dicha escena también se retiraban.

El más bajito tomó su móvil, porque justo en ese instante le llegó una notificación de Yoongi.

En el chat había un mensaje eliminado con anterioridad y uno nuevo que decía: "Ya no podremos comer juntos, me surgió algo. Lo lamento".

Y con ello la decepción volvía a apoderarse de él. Park suspiró cansino y marcó el número de Taehyung.

Justo ahora necesitaba mimos y palabras de consuelo.

🐱

Taehyung, un híbrido de conejito estaba en su sesión de mimos con su novio, cuando un mensaje alertó todos sus sentidos.

Jungkook, quien también era de su misma especie le observó intrigado al notar como los besitos en su cuello habían cesado.

—¿Qué sucede Tae? ¿Por qué te detienes?

—Espera Kookie, me llegó un mensaje—avisó, estirando lo suficiente su mano para tomar el smartphone que yacía al costado de ambos cuerpos en aquel bonito sofá.

Cuando ya tenía el móvil en su mano, se acomodó nuevamente en el regazo de su pareja, mientras leía con el ceño fruncido el texto que le había enviado Jimin.

—Por tu carita parece que algo malo sucedió...

—Ughh, otra vez el tonto de Yoongi haciendo sufrir a mi pequeño Jiminnie.

—¿De verdad? Que mal. Ambos están tan enamorados, pero ninguno parece tener el coraje suficiente para enfrentarlo, ¿no?

—Así es Kookie—respondió, levantando su rostro para hacer contacto visual con el menor—. Y por ese motivo es que Jimin sufre y justo ahora me dijo que necesita un hombro en el cual llorar.

—¿Entonces está en camino?

—Sí. Lo siento por eso amor, se suponía que disfrutaríamos de este día libre juntos, pero es mi amigo y no puedo dejarlo solo... —las orejitas de Taehyung se bajaron, mostrando lo apenado que estaba, pero Jungkook solo lo atrajo hacía sí mismo para abrazarle con fuerza.

—No te disculpes, cariño. Jimin-ah también es mi amigo y estoy más que disponible para darte una mano con esto. Sé lo mal que te pone verle tan decaído—aseguró, acariciando la espalda ajena con calma. 

Su pareja dio un asentimiento con la cabeza, sintiéndose adormecido por el dulce toque de su acompañante. 

—Ya tendremos tiempo para nosotros y ahí sí no te me escapas—susurró con un tono de voz más bajo de lo normal, provocando una corriente eléctrica en el cuerpo del conejito mayor, dirigiendo su toque hacia la esponjosa colita café que sobresalía de esos shorts rojos.

Taehyung gimió suavecito, complacido por el significado oculto tras esas palabras tan coquetas y por la estimulación en esa zona tan sensible que poseía.

Sí, definitivamente debían tener ese tiempo juntos.

—Eres el mejor novio del mundo conejito. Y obviamente no me voy a escapar.

El castaño le sonrió, y el joven de piel nívea correspondió de la misma manera.

—Me gusta saber eso—Jungkook tomó del mentón a Taehyung, y lo acercó lentamente hasta que sus labios se tocaron, iniciando un suave beso.

Uno que no tardaría en subir de nivel, de no ser porque un incesante timbre resonó por todo el apartamento de Kim.

Jimin había llegado.

El joven de piel canela se levantó del regazo ajeno, y sin mirar atrás, fue con dirección a la puerta donde el hibrido de gatito calicó le esperaba reteniendo el llanto.

Cuando el gatito calicó ingresó, Taehyung le recibió con los brazos abiertos, mientras le regalaba palabras de consuelo que no tardaron en ser secundadas por Jungkook.

Park no se lo pensó dos veces antes de sacar a la luz todos esos sentimientos que tenía reprimidos gracias a sus lágrimas que se desbordaban con tanta facilidad.

La pareja se observó, y comprendiendo lo que debían hacer, lo llevaron hasta la cocina donde Jungkook sentó a Jimin en la pequeña isla, mientras el castaño le preparaba un té para que pudiera relajarse.

El gatito tomó la taza con diseño de ositos, y bebió de ella con calma, a la par que sus hipidos desaparecían.

Cuando estuvo más calmado, Taehyung fue el que rompió el hielo.

—¿Qué te hizo esta vez?

—N-No me hizo nada Tae, ese es el problema.

—No entiendo—intervino el conejito menor—. TaeTae dijo que habías tenido un problema con Yoongi hyung.

—Es que... yo me iba a reunir con hyung, pero sucedió algo antes de eso y me puse más sensible de lo normal.

—Explícate mejor, Jiminnie—pidió el castaño, acariciando el cabello de su amigo que parecía querer encontrar las palabras adecuadas para continuar—. Si no lo haces, Jungkookie y yo no sabremos como aconsejarte.

—¿T-Te acuerdas de Taemin?

—¿El sunbae que estudia abogacía? —respondió con otra pregunta y el contrario asintió despacito—. ¿Qué tiene que ver en esto Jiminnie?

—Se me declaró frente a casi todas mis compañeras de curso.

—¡¿Cómo? —la pareja cuestionó al unísono.

—Sí, eso mismo. Y fue muy lindo conmigo, pero ustedes saben que al único que amo es a ese tonto gato negro.

—Pero Jiminnie...

—Tae, yo no pude evitar sentirme mal, porque dentro de mí deseaba que la persona que me dijera todas esas cosas bonitas fuera mi hyung—confesó con los ojos hinchados, y un puchero en sus labios—. Rechacé a Taemin de la manera más cortés posible y cuando se fue, recibí un mensaje de Yoongi, diciéndome que no podría almorzar conmigo.

—Oh... ¿Habían quedado de verse? —inquirió Jeon con una mueca de tristeza, podía hacerse una idea de lo que había provocado la hermosa confesión de Taemin, y el casi inmediato rechazo de Yoongi.

—Sí, y lo peor es que él fue quien me buscó.

—Jiminnie, puede que algo le haya salido a último momento. Estoy seguro de que no lo hizo a propósito.

—Lo sé, Tae. Créeme que lo tengo presente, pero no pude evitar sentirme desplazado...

—Porque mientras Yoongi no valora el tiempo contigo, otros te piden que les des un poco, ¿cierto?

—¿Me estoy comportando como el más grande idiota y egoísta?

—Bueno, un poco ¿sí? —respondió Jungkook, pero rápidamente recibió una mirada de regaño por parte de Taehyung. Tenía que ser más suave o su amigo nuevamente lloraría hasta crear un mar en su hogar—. No lo tomes a mal. Es solo que esto cambiaría si te animaras a decirle lo que sientes. Yoongi hyung no es adivino, aunque está más que claro que es muy ciego para notar indirectas muy directas.

—Pero se suponía que debía captar mis indirectas. A este paso ya no tengo miedo al rechazo, si no a que algo cambie en nuestra amistad cuando sepa la verdad.

—¿Y quedarte con la duda por toda la vida? Vamos Jiminnie, el que no arriesga no gana. Y no puedes evitar lo que la vida te tenga preparado, porque mientras tú sufres puede que Yoongi hyung ya esté viendo otros horizontes.

—¿Estás insinuando qué...?

—Es una posibilidad—declaró y Jungkook le observó con los ojos más abiertos de lo normal.

¿Qué pretendía su novio? ¿Atormentar más a Jimin?

O acaso... Su boca se abrió por la sorpresa al comprender. Definitivamente su castaño era un genio.

Porque era más que obvio que aquel pelinegro amaba a Park, así que eso no podía ser.

—Pero como todo indica que sigues temeroso con la idea, podrías aprovechar y tomar en cuento la oportunidad que te ofrece Taemin.

—No quiero jugar con sus sentimientos, Tae.

—No lo harás, Jiminnie. No te estoy diciendo que aceptes ser su novio, solo te estoy sugiriendo que te des el tiempo de compartir y conocer a alguien más aparte de tu querido hyung.

—No lo sé.

—Solo como amigos, pero obviamente se lo harás saber a cierto gatito negro, quien también es tu amigo.

—¿Y si con eso termino por alejarlo más? —se lamentó, dejándose caer sobre la mesa—. No sé si sea la mejor idea.

—Entonces abrirás los ojos y podrás seguir tu camino sabiendo que agotaste tu último recurso—Taehyung exhaló y arregló su propio cabello por pura inercia. No le gustaba ver esa expresión de incertidumbre en el mayor—. Estás sufriendo mucho por esto Jiminnie, también mereces distraerte un poco de este ciclo que parece no tener fin. Y si Yoongi hyung es inteligente, te aseguro que será el que te ese gran paso.

—De acuerdo, lo haré. Pero si no me siento cómodo, seré sincero con Taemin.

—Me parece una gran idea Jiminnie. Cuentas con nuestro apoyo.

—Gracias chicos, espero salga bien.

—Lo hará, ya verás—dijo Jungkook, mostrándole una pequeña sonrisa—. Tae se equivoca rara vez. Porque si es para ti, lo será, y si no lo es, thank you next.

Después de esa afirmación tan convincente, los tres amigos rieron y se dispusieron a compartir un momento ameno, capaz de alejar cualquier preocupación.

Porque a Jimin no le quedaba más que confiar.

En cambio, Min no sabía ni qué hacer ni que pensar. Pero, de lo único que tenía constancia era que se había puesto jodidamente celoso.

Ese tal Taemin ya se estaba montando castillos en el aire, cuando Jimin ni siquiera lo topaba, y aunque este aparentemente le "rechazó", aquel rubio siguió insistiendo hasta que su gatito le ofreció una esperanza.

Porque por más mínima que fuera, en cualquier instante podría volverse una realidad, y eso era lo que no pudo soportar.

Así que como buen impulsivo que era, terminó yéndose de eso lugar para no hacer ninguna tontería. Pero, ¿hasta cuándo resistiría?

🐱

Siete días.

Ese había sido el tiempo en que Yoongi pudo soportar ver como arrebataban a Jimin de su lado. Y es que el menor ya le había comentado muy levemente que comenzaría a salir con un tal "Taemin", pero muy dentro suyo creyó que sería algo sin importancia.

No obstante, ahora su minino favorito ya no le daba ni la hora, porque cuando iba a buscarlo, este lo único que le decía era que ya tenía otros planes, y casi al segundo aquel rubio aparecía para llevárselo a una cita.

Gracias a eso ni siquiera había conseguido disculparse por la actitud que tuvo cuando Namjoon y Seokjin estaban presentes. Por lo que su humor de Yoongi se volvió muchísimo más cambiante, y esto fue un detalle que sus amigos no pudieron pasar por alto. Así que, como voz de la experiencia, aprovecharían para hacerlo entrar en razón y no perdiera a lo más valioso que tenía en la vida.

—No lo rechaces más Yoongi. No te niegues la oportunidad de ser feliz, te aseguro que Jimin se quedará con Taemin si no haces nada.

—¿Otra vez con eso Nam? —cuestionó con mala cara, comiendo el sándwich que había comprado en la cafetería—. No es asunto mío lo que haga con el Taemin ese. Solo somos amigos, y así está bien.

—Pues díselo a tu cara—mencionó Seokjin—. Porque si no es Taemin, habrá otro que se arriesgue a querer cortejarlo. Por si no lo notaste, Jimin tiene una fila detrás de él, pero lastimosamente sigue aquí esperando por ti, ya que lo confundes mucho.

—¿A qué te refieres?

—A las veces que pareciera que le correspondes y a las otras en las que ni siquiera lo volteas a ver. Y no me salgas con que es tu naturaleza—le regañó, señalándole acusadoramente.

Min relajó su ceño fruncido y dijo. - Iba a decir que me gusta molestarlo.

Esos días sufriendo la tortuosa lejanía de Jimin habían ayudado a abrirle los ojos, aunque no quisiera admitirlo a primera instancia con sus amigos.

—Ya, pero eso a cualquiera puede llegar a aburrirlo. Sé más sincero, no creo que eso sea mucho o ¿sí?

—Claro que no... Porque si es por él, puedo hacer un esfuerzo.

—¿Escuché bien? —interrogó Namjoon con auténtica sorpresa—. ¿El gran Min Yoongi dejará de ser un cabeza dura? ¿Qué pasó con el "solo somos amigos" de hace diez segundos atrás?

—Se esfumó, porque tienen razón. Estoy jodidamente enamorado de Jimin, y por más que quiera engañarme, mi corazón y mi alma no están felices al verlo con alguien más. Así que dejaré de ser un idiota y me arriesgaré a decirle lo que siento, pero ustedes tienen que ayudarme.

—¡Ya te estabas tardando! —Seokjin se incorporó de golpe y dijo con entusiasmo—. ¡Misión recuperando a Jimin da inicio!

El pelinegro y la pareja del mayor asistieron conformes. Tenían mucho que hacer, pero no darían el brazo a torcer.

No ahora que Yoongi se había decidido.

Por otra parte, Jimin estaba en una cita con Taemin después de que las clases de ese día finalizarán. El rubio eligió ir a una bonita cafetería cerca de la universidad, así que ahí estaban, disfrutando de un delicioso postre de tres leches.

Aquel chico era muy dulce, pero definitivamente no era su tipo. Y por más que Taehyung lo animó a que siguiera con el dichoso plan, debía ser sincero antes de que las esperanzas del otro híbrido crecieran más.

Nunca se vería capaz de verlo como algo más que un amigo, y ese día se lo haría saber a toda costa.

Luego de que Jimin fuera a pagar la cuenta, incluyendo lo que Taemin había pedido; porque durante el tiempo en que estuvieron saliendo cada uno pagaba lo que le correspondía, para que no hubiera problemas, el pelinaranja le invitó a que caminarán por el parque más cercano.

El rubio no demoró en aceptar la propuesta, creyendo que pronto recibiría una buena noticia.

Sin embargo, por su felicidad ni siquiera notaba que Jimin apenas y le prestaba atención por estar chateando con Taehyung por su móvil.

Cuando ambos llegaron a su destino, tomaron asiento en uno de los banquitos cercanos a una bonita fuente, y Park fue el que tomó la palabra.

—Mira Taemin, de verdad disfrute todos estos días a tu lado. Eres un chico fenomenal...

—Yo también, Minnie, ¿pero por qué estás tan serio?

—A eso quiero llegar, yo... No puedo ofrecerte más qué mi amistad.

—¿Qué?

El rostro de Taemin cambió y una mueca de tristeza apareció.

—Creí que nos estábamos comprendiendo.

-Como amigos, al menos de mi parte fue así. Por eso es qué no puedo ofrecerte nada más qué eso, no quiero que pienses que estoy jugando contigo. Cuando acepté tener estas citas, te dije que era solo como amigos.

—Lo sé, no lo olvido. Pero creí que este había sido el tiempo suficiente para hacerte cambiar de opinión.

—Créeme que, si hubiera estado en otra situación de mi vida, se me haría más fácil aceptar, pero yo...

—¿Estás enamorado de otro?

—¿Cómo lo sabes? —Taemin esbozó una pequeña sonrisa. Aquel gatito era demasiado inocente cuando quería—. ¿Fui muy obvio?

—No, lo acabo de suponer. Pero me lo acabas de confirmar, porque cómo tu mismo dijiste, si estuvieras en otra situación lo aceptarías. Así que el hecho de que tu corazón le pertenezca a otro es lo que más sentido tiene para mí.

—Lo siento mucho...

El pelinaranja tenía un pequeño puchero en sus labios, por lo que el rubio no pudo evitar acariciar su cabeza.

—Ya. Tranquilo, solo espero que mí rival sepa jugar bien sus cartas ahora que le dejo el camino libre.

—Es difícil...

—Pero no imposible, Jiminnie.

El menor asintió con un movimiento de cabeza y acto seguido, Taemin se levantó, dejando un beso rápido en su cabeza.

—Adiós Jiminnie, y gracias por la oportunidad. Igual espero seguir conservando tu amistad.

—Claro que sí, gracias por todo—expresó con sinceridad—. Ya verás que pronto encontrarás a tu otra mitad.

El rubio asintió y se despidió con un ademán, dejando a Park nuevamente solo.

Eso había sido lo correcto, por más que tuviera presente que lo había dicho Taemin siguiera manteniéndose como un sueño lejano.

Por eso cuando estuvo a punto de levantarse de ahí, para ir a seguir lamentándose en compañía de Taehyung y Jungkook, un joven le detuvo.

Era un híbrido de zorro.

Uno que no conocía, por lo que no pudo evitar sentir desconfianza.

Sin embargo, su vestimenta y maquillaje era un tanto particular.

¿Acaso era un mimo?

Sí, lo era. Porque nadie aparecía con un montón de cartelitos escritos bajo el brazo, y sin la mínima intención de hablar, porque para eso ocupaba la mímica.

A Jimin el chico le pareció tierno, por lo que hizo lo que le dijo, deteniendo todos sus movimientos para prestarle atención.

—Me llamó Hoseok—se presentó, ocupando uno de los dichosos cartelitos que iba cargando—. Y sé que tú eres Park Jimin.

Oh vaya, ¿tal vez esto era obra de algún otro pretendiente secreto?

—Sí, ese soy yo. Es un gusto Hoseok, pero... ¿puedo saber de qué va esto?

—Claro que sí—aseguró con un ademán—. Vengo de parte de una persona especial para ti.

—¿Le conozco?

—Muchísimo.

—Bien, y ¿por qué te ha mandado a ti?

—Porque quiere decirte unas cuantas cosas, pero no sabe ni por dónde empezar.

Cuando Jimin leyó aquello, no pudo evitar imaginar que la persona que había enviado a Hoseok era nadie más que el mismísimo Yoongi.

Pero ¿por qué?

¿No se cansaba de ilusionarlo?

O bueno, quizás él era el qué se imaginaba cosas que no.

Antes de que el pelinaranja pudiera responder a eso, Hoseok se adelantó, mostrándole más del contenido de esos carteles coloridos.

—De verdad lo lamenta mucho. Piensa que ha sido muy idiota por las actitudes que ha tomado contigo y lo único que desea es que lo perdones.

—Yo...

—Quiere ser mucho mejor por ti. Él sabe que es un híbrido con muchos defectos, el más grande no ser expresivo y sincero con lo que en realidad siente.

En definitiva, solo existía una persona a la que podía calificar con esos adjetivos.

Por eso el gatito llevó su mano hacia su boca, conteniendo el llanto que amenazaba con salir a cada minuto que pasaba.

—Pero no por eso el sentimiento que lleva grabado en su corazón por tantos años ha desaparecido. Y si le concedes una oportunidad de explicarse, te jura que no te arrepentirás.

—Y-Yoongi...

—¿Aceptas mi propuesta Jiminnie?

El pelinaranja volteó, encontrándose a un Yoongi impecablemente vestido, el cual llevaba una caja de chocolates y un ramo de flores muy bonito.

—Sí... Yo también debo hablar contigo—murmuró, dejando caer unas lágrimas traviesas por sus mejillas.

El mayor se acercó y las limpió con sumo cuidado, bajo la mirada del mimo que había contratado y sonreía tan brillantemente como el sol.

—Bien. Muchas gracias por tu ayuda Hobi.

El mencionado asintió y se despidió muy alegremente, causando una sonrisa en Jimin.

Cuando por fin estuvieron solos, las preguntas no se hicieron esperar.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Taehyung me lo dijo.

—Ese Tae... Es un chismoso.

—No te creas, no quería decirme nada. Jungkook fue quien luego de hacerle cosquillas lo hizo soltar la sopa. Estaba enojado conmigo.

—Lo sé... Pensándolo bien, tu explicación tuvo que ser muy convincente para que aceptara darte mi información después de lo sucedido en estos días.

—Seguramente, pero al que debo esas explicaciones es a tí. ¿Podemos tomar asiento? —pidió—. Ya no siento los brazos.

El menor asintió y le ayudó tomando las flores entre sus manos, mientras las olfateaba arduamente, descubriendo que en medio de estas había un poco de hierba de gato.

Ah, como adoraba ese aroma. Lo volvía loco.

—Es un detalle muy satisfactorio.

—Me alegra que te haya gustado Jiminnie. Le puse mucho empeño.

—Así lo veo, pero estoy seguro que no lo hiciste solo.

—Adivinaste. Namjoon y Jin Hyung me ayudaron a planear todo.

—Ya lo imaginaba, ese par son muy detallistas y tienen mucha creatividad. Tendré que agradecerles personalmente—aseguró con una sonrisa y el mayor asintió de acuerdo. Justo ahora les debía la vida, sin su ayuda nada de esto hubiera sido posible—. ¿Y Hoseok es alguien que conocías de antes?

—Sí, estudia artes escénicas y en su tiempo libre trabaja de mimo, por lo que no lo pensé dos veces antes de contratarlo.

—Genial, hace un trabajo excelente.

—Lo hace, pero ahora dejemos eso de lado—Yoongi dejó la caja de chocolates a su costado, y Jimin repitió la acción. Ambos cruzaron miradas, y el gato negro fue quien tomó las manos ajenas—. Tengo tanto que decirte, y por fin encontré el valor que necesitaba para hacerlo, así que déjame comenzar disculpándome.

—¿Por qué?

—Por todo Jimin, he sido muy tonto. Por miedo a perder tu amistad, casi te pierdo literalmente. Tú mejor que nadie sabes lo difícil que me es ser sincero conmigo mismo. Pero de algo de lo que estoy muy seguro, es que te amo.

La mirada de Park se suavizó y su corazón comenzó a latir frenético en su pecho.
Esas palabras se sentían como un sueño.

—No como amigo, si no como algo más... Y fui tan egoísta por solo pensar en mí, y no tomar en cuenta que siempre buscaste la forma de hacerme saber que arriesgarías nuestra amistad por una oportunidad juntos.

—Yo también me equivoqué Yoongi. No debí ser cobarde. Contigo las indirectas jamás serían suficientes. Yo tenía que decírtelo de frente.

—Lo hecho, hecho está Jiminnie. Pero lo que sí puedo decirte es que abrí los ojos de la peor manera—confesó el mayor—. No sabes la angustia que sufrí al ver cómo te perdía con Taemin. Misma angustia que sentías cuando te daba alas y luego te las quitaba.

Jimin cerró los ojos, suspirando.

—Ya pasó Yoon... Pasado pisado, así es mejor.

—No, Jiminnie—el híbrido más pálido dio suaves caricias a las manos ajenas—. Tú la pasaste peor por vivir en esa incertidumbre y no rendirte. Yo era el verdadero cobarde por no decirte que nuestro sentir era recíproco.

—Tampoco fui un santo hasta el final. Porque si consideré intentarlo con Taemin al ver que no había respuesta de parte tuya.

—Y si lo hubieras hecho, lo comprendería totalmente, aunque me doliera en el alma como el primer instante en que lo vi cerca de ti.

- ¿Tú...?

—Sí, yo vi su declaración. Y en lugar de enfrentarlo, preferí cancelar nuestro encuentro, en el cual planeaba disculparme por mi fría actitud de cuando compartimos tiempo con Namjoon y Seokjin—explicó, trayendo a la memoria esos recuerdos tormentosos—. Los días se fueron aplazando, y aquí me tienes con el corazón en la mano, rogando por una oportunidad.

—Eres un tonto... Igual de tonto que yo.

—Lo soy, lo somos. No hay forma de negar que ambos nos equivocamos a lo grande, pero podemos corregirlo. Claro... Si tú quieres.

—Yo quiero, pero antes dime que no estoy soñando.

Aquella petición enterneció al mayor, pero no vaciló para hacerle saber que esto no se trataba de ningún sueño.

Era la más grande realidad.

—No lo estás, bonito.

—Es que tantas veces soñé con escucharte decir que me amabas, por eso no me culpes por creer que es una hermosa ilusión—. musitó con una tierna sonrisa que hacía desaparecer sus ojitos.

—No lo hago, porque claro que te amo Jiminnie, eso ni lo dudes. Solo que era muy imbécil por no querer arriesgarme, sin imaginar que ganaría más de lo que perdería.

—Hyung, yo también te amo... ¿Puedes darme un besito?

—Los que quieras, pequeño.

Y sin perder más el tiempo, acercaron sus rostros, uniendo sus labios en tan ansiado beso. Acariciando sus almas en el proceso mientras sus colitas se enredaban entre ellas como si no quisieran soltarse jamás.

Para el pelinaranja esto era un sueño hecho realidad. Su amigo había tenido razón, y podría afirmar que tanto sufrimiento valió la pena.

Ahora solo les esperaba una vida mejor, siendo más sinceros entre ellos y confiando ciegamente en el otro como cuando era niños.

Además, con este dulce gesto Min al fin podía comprobar que los labios de su gatito sabían a gloria, y eran más suaves que un algodón de azúcar. No cabía duda de que se volvería su fan número uno.

Ya que mientras más los probara, más caería ante ese sentimiento tan cálido que todo un siempre existió, pero que finalmente consiguió florecer.

Porque este era el hermoso comienzo del más suave amor.

Fin 🐱

Espero les haya gustado, no olviden dejar su estrellita o comentario, me ayuda mucho.

-Shiro 🌙

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