—Sonic amor, estoy en casa. ¿Qué era lo que necesitabas?

Infinite entró a su hogar mientras se despojaban de su traje y con la mirada buscaba a su amado esposo, pero no lo encontró.

Se rascó el mentón mientras buscaba al erizo azul y camino unos pasos más adelante de su casa. En una de las habitaciones que recién habían preparado encontró profundamente dormido a su querido esposo.

Infinite sonríe ante la imagen de Sonic durmiendo mientras abraza un oso de peluche y a su alrededor se cubría con ropita pequeña.

El chacal se ríe levemente, Sonic no podía esperar la llegada del nuevo miembro de la familia, alguien por quien ambos lucharon debido a que no podían adoptarlo tan fácilmente.

A su llegada en menos de una semana, ambos esposos hicieron un apartado para "su hijo". Sonic se emocionó tanto que se encargó personalmente de comprar todo lo que creía necesario para el bebe y se estuvo esforzando tanto que apenas y dormía de la emoción de tenerlo entre sus brazos.

Infinite cogió una manta para taparlo, Sonic merecía descansar. Con un beso en la frente y susurrándole palabras de amor se despidió para ir a preparar la cena.

Era lo mínimo que podía hacer para ayudar a Sonic.