𝑪𝒐𝒏𝒇𝒆𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒂𝒓𝒓𝒖𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂
Sus ojos con heterocromía se abrieron de golpe cuando sintió los primeros rayos de sol que alumbraban su cara. Se incorporó hasta quedar sentado en la cama y restregó sus ojos llenos de sueño.
El gran día había llegado al fin. Después de tantos meses finalmente había puesto fecha a su mayor hazaña.
Ese día le pediría oficialmente a Sonic ser su pareja.
Lleva una mano hasta su pecho desnudo justo donde está su corazón y siente como este late con fuerza cuando recuerda sus planes. La noche anterior le fue difícil dormir pues debido a los nervios muchas pesadillas invadieron su mente y el insoportable calor le hizo peor su velada.
Se termina de levantar de la cama para dirigirse al baño y asearse. Tenía todo su plan fríamente calculado, nada podía fallar. Arregló todo lo necesario e hizo las reservaciones adecuadas. Solamente debía ir por Sonic y todo estaría bien.
Pero antes de incluso ponerse ropa, su celular sonó insistentemente. Infinite lo tomo entre sus manos para ver de quién se trataba y sonrió aliviado al ver el nombre de su amiga.
—¡Buenos días mi pequeño Infinite! ¿Listo para el gran día? —le pregunta ella con mucha emoción.
El chacal se sienta sobre su cama para hablar cómodamente.
—S-Si, aunque estoy muy nervioso —le contesta con vergüenza.
—¡Oh vamos! Han salido por un poco más de siete meses. ¡Estoy segura de que tú y Sonic serán una pareja más que perfecta! —lo anima—. Aunque tampoco me dijiste a dónde lo llevarías, pero sé que harás algo muy especial.
—Si no te dije fue porque sé que no aguantarías las ganas de decírselo a él —le recuerda—. Y espero que si le gusten...
—¡No seas pesimista! ¡Bien, me cuentas cómo te fue y quiero ser la primera en saber la fascinante noticia! —le pide despidiéndose.
Infinite escucha cuando su amiga cuelga la llamada. Se deja caer de espaldas sobre la cama hasta cerrar sus ojos. Nada iba a fallar, no iba a permitir que nada le truncara su meta.
—Prepárate Sonic porque estoy a un paso de hacer realidad tu sueño —dice incorporándose de golpe. Antes de ir a asearse pasa por la pared en donde colgó la primera foto que se tomó con Sonic, la toma entre sus manos y le sonríe.
Ese día los habían llamado con un término deplorable, pero sinceramente no le puso importancia en especial cuando vio el potencial de Sonic para defenderse.
[…]
No era alguien romántico y mucho menos detallista. A diferencia de Sonic, Infinite era poco creativo y más sistemático, poco podría lograr que alguien se sorprendiera. Era muy lento en ese tipo de cosas, por eso agradecía tener a Amy en su vida, ella lo orientó.
Cito a Sonic en uno de los restaurantes italianos más bonitos de la región. Se vistió elegante pues después de cenar lo llevaría a una velada cerca del mar. A la luz de la luna le pediría finalmente que fuera su pareja.
Estaba convencido de que no era lo más romántico del mundo, pero es que de tan solo pensar en las palabras que tendría que decirle al erizo se ponía nervioso.
—¡Buenas noches! —escucha a su lado mientras vuelve en sí.
Su cita había llegado. Infinite le observó y quedó maravillado. Sonic llevaba un traje en tonos azul marino que le quedaban a la perfección, se veía tan encantador. Estuvo seguro de que casi le dejó sin aliento, carraspeó cuando se dio cuenta de que Sonic le veía sonrojado.
—Buenas noches Sonic... —dice levantándose y tomando su mano. No pudo evitar quedársele viendo debido a lo elegante que se vistió Sonic y esto provocó que se incomodara—. Y-Yo lo siento, no quise incomodarte. Es solo que te ves tan hermoso con ese traje.
—¡Oh muchas gracias! Lo compré porque dijiste que vendríamos a comer a un restaurante elegante y pensé que no tenía la ropa adecuada para ello —le cuenta con mucha vergüenza.
—Te luce, te ves tan hermoso —lo halaga.
Sonic se ríe levemente.
—Muchas gracias, me haces sentir seguro de mi elección —le agradece con sinceridad.
Infinite ayuda a Sonic a sentarse mientras pide los platillos que ordenó.
—No sabía que existía un restaurante italiano, en muchas ocasiones siempre quise comer pasta y termina a preparándola, pero no quedaba tan bien.
—Estoy seguro de que tu sazón es muy buena, quizás en algún momento pueda probarla —le menciona en doble sentido y termina haciendo sonrojar a Sonic.
—C-Claro, quizás —responde Sonic carraspeando—. O-Oye gracias por ser tan bueno conmigo a pesar de todo lo que te he contado, estoy seguro de que Amy estará más que feliz con saber que somos buenos amigos —dice Sonic sin percatarse que eso le ha dolido al otro.
—Si ella de seguro dará saltos —medio contesta un poco retraído—. Aunque estoy seguro de que estaría más feliz por otro cosa... —susurro decaído y sin que Sonic le escuchará claramente.
—Eh no escuché lo que dijiste —dice Sonic sin comprender.
Infinite disimula una sonrisa.
—Eres alguien increíble Sonic, todos los que te han herido te deben una disculpa.
—Dudo que algo como eso pase... ¡Pero no estamos aquí para recordar la tristeza! —le menciona animado.
—Tienes razón, cuando estoy contigo la tristeza no existe.
Sonic logra percibir un nerviosismo en él.
—C-Creo que es mutuo... Infinite.
[…]
Infinite conducía por una carretera con Sonic pues le pidió que dieran un paseo, pero no le dijo exactamente a donde irían. Le vendo los ojos y le pidió que no hiciera trampa pues era una sorpresa a dónde le llevaría. Llegaron al parqueo y ayudó a Sonic a bajar.
—¿Ya llegamos? —le pregunta Sonic mientras camina tomado de la mano del chacal.
A Infinite se le ocurrió la magnífica idea de dar un paseo en yate por alta mar. Allí le pediría a Sonic lo que tanto anhelaba su corazón enamorado.
—Ya casi llegamos. Sé paciente —le pide tranquilizándolo.
—Odio las sorpresas, hacen que me ponga nervioso —le dice Sonic desesperado.
Infinite se detuvo en la punta del muelle, retiró la venda de los ojos de Sonic y se colocó delante de él.
—Pensé que un paseo por el mar sería algo lindo para ti —dice con ternura, pero su rostro se torna confuso cuando mira a Sonic aterrado.
—¿E-El mar? —pregunta consternado Sonic.
Infinite le mira muy confundido.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta el mar? —le responde impresionado de su disgusto.
Sonic le mira nervioso.
—N-No es que no me guste. Es que le tengo miedo ver agua en grandes volúmenes y más cuando estás en el mar... —le explica entre risas nerviosas.
Infinite sintió una sensación horrible al escucharlo. Su única sorpresa que había preparado le ocasionaba temor a Sonic y pensar que creyó que eso sería toda una maravilla para él.
—Lo siento Sonic pensé que tú... —su voz claramente delata la decepción que sentía de su sorpresa.
Sonic se dio cuenta de que Infinite se sintió mal.
—P-Pero puedo hacer una excepción —continúa Sonic agarrándole de las manos— no podemos desperdiciar el paseo que alquilaste. ¡V-Vayamos! —le insiste temblando.
Infinite le observa detenidamente.
—Sonic lo lamento tanto, pero si no te sientes bien es mejor irnos —le dice apenado.
—No. ¡Estoy seguro de que contigo no me va a pasar nada! —termina de decir y se dirige jalando al chacal hasta la entrada.
¿Después de todo solo era un bote en el agua nada podía salir mal?
¿O si?
[…]
Un erizo se encontraba recostado en la cubierta del yate, no se sentía para nada bien. Su color azul ya no parecía ser de la misma tonalidad incluso hasta se veía más pálido. Sonic se encontraba muy mareado y con náuseas mientras navegaban en alta mar.
Pensó que no le afectaría tanto pero estaba equivocado. Esto provocó aún más decepción en el chacal, su idea sí que fue la peor. Se encontraba al lado de Sonic mientras cargaba algunas pastillas para ayudarlo con las náuseas.
—Debes tomar una —le dice a él.
Sonic eleva su rostro, está desaliñado. Con su mano temblorosa toma una pastilla y se la toma. Luego Infinite le ayuda a caminar hasta una silla en donde se recuesta.
—Lamento este desastre, debí preguntarte antes de alquilar este yate —se reprocha.
—N-No fue tu culpa... —le detiene.
—¡Claro que si! Se suponía que debía pedirte que fueras mi novio en una velada romántica y terminé enfermándote —expresa Infinite muy decepcionado de sí mismo.
Sonic alza las orejas y sus mejillas se tiñen de rojo.
—¡¿Q-Qué tú que?! —grita muy avergonzado.
Infinite cae en cuenta que dijo sus pensamientos en voz alta.
—Y-Yo... —trata de pensar en algo, pero es tarde, Sonic lo escuchó—. Iba a pedirte que fueras mi novio Sonic... pase más de dos semanas pensando en una salida muy romántica para ti y al fin poder pedirte eso... pero ahora estás enfermo y todo es por mi culpa. Debí pensar en otra cosa antes que el mar —le confiesa.
Sonic le mira asombrado, las náuseas cesaron cuando escucho muy triste al chacal.
—¿T-Tú de verdad me ibas a pedir eso? —le cuestiona con inocencia— pero creí que nosotros...
Infinite se resigna, ya nada podía enmendar su error.
—Sí... sé que no esperabas algo así. Me dijiste que solo querías una amistad, pero ya no puedo verte solo como un amigo —no era la manera correcta de pedirlo pero, ya que habían tocado ese tema era mejor decirlo de una—. Estoy enamorado de ti y tengo tantos deseos de que me permitas estar a tu lado para sanar tus heridas y amarte de una manera diferente... —toma las manos del otro entre las suyas y se arrodilla frente a él—. Sonic por favor, te amo tanto que siento que cada día que pasa esto me asfixia. Necesito saber qué piensas —le pide ya sin nada más.
Sonic está en shock por su confesión. Entonces esa salida que tanto Infinite anhelaba era para pedirle formalmente ser su pareja. El chacal había insisto muchas veces en salir una noche porque quería que le diera su opinión sobre un tema y ese tema era su respuesta.
¿Cuánto había pasado desde que aceptó salir con él?
Con Infinite las cosas eran diferentes, no eran forzadas, se daban naturalmente. Desde que han salido se ha sentido muy a gusto con él y sin darse cuenta, poco a poco despertaba sentimientos que creyó nunca volverían a florecer.
Era una situación muy extraña, estar a la luz de la luna, en un yate, con su estómago revuelto y tener a Infinite arrodillado pidiéndole tan solo una oportunidad. Con suavidad retira las manos del chacal provocando la sensación de rechazo que tanto temía el chacal.
—S-Sonic lo siento... —dice Infinite creyendo que esa era su respuesta, pero la mano de Sonic le tapa la boca.
Sonic le mira enternecido.
—Infinite yo no soy el mejor chico para ti... —le explica— estoy roto, no puedo amarte del mismo modo que tú, no en este momento, necesito curarme y cumplir las metas por las que vine a este lugar. Por eso te dije que no quería una relación —le explica brevemente.
Infinite sujeta la mano de Sonic, la toma entre la suya y le da un ligero beso en el adverso.
—No me importa, estoy dispuesto a esperar que acabes tus metas y todo lo que quieras hacer antes de que nos casemos —dice sonrojado—.¡Porque Sonic escuchame bien, quiero casarme contigo! ¡Quiero que seas mi esposo! —expresa sin vergüenza.
Sonic no podía creer lo que estaba escuchando.
—Infinite...
El chacal toma entre sus manos el rostro del erizo para verlo.
—Sé que pido mucho pero al menos déjame intentar estar a tu lado. Quiero enseñarte a amar —le pide.
Sonic desvía la mirada. No tenía planes de estar con nadie más, no después de todo el daño que le causó cierto sujeto. Pero en el fondo de su corazón se moría por Infinite, lo negaba porque no quería volver a verse débil por alguien más. Aun así ese chacal era tan bueno y sincero con él, tan paciente, tan amable... podía pasar toda la noche dándole vueltas al tema, pero algo era seguro.
Infinite le gustaba, mucho.
Pero no quería comprometer su corazón de nuevo y que esa relación fuera exactamente igual a la que tuvo. Lleva sus manos por encima de las del chacal y cierra los ojos.
—Si acepto, me prometes que no seré un juego para ti —susurra sin verlo y poniéndose aún más rojo.
Infinite le vio incrédulo, luego una sonrisa adornó su rostro.
—Sonic, todas mis acciones las he hecho solo por ti —dice bajando el rostro y temblando.
—Infinite... está bien. Yo quiero intentarlo de nuevo si esto... —Sonic queda en silencio cuando siente como el chacal le abraza.
—No te vas a arrepentir nunca —escucha hablar a Infinite y siente como algunas lágrimas escapan de los ojos del chacal porque caen sobre su hombro.
Sonic sonrió con tristeza, si antes lo escondieron, en ese instante parecía que toda la relación caminaría por un rumbo distinto.
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