16. Compartir la cama (LawLight)
16. Compartir la cama
Light encoge los hombros al ver la cadena que ahora le rodea la muñeca. L continúa explicando que aún sospecha que sea el asesino en serie que tanto buscan, pese a que los asesinatos se reanudaron mientras él lo vigilaba 24/7. Escucha a su padre decirle a Ryuzaki que se ha vuelto loco y que eso es ilegal; como si haberlo mantenido en confinamiento por cincuenta días lo fuera. No está saltando emocionado por la cadena, pero cualquier cosa es mejor que estar en esa celda. Además, aunque no lo admita en voz alta, admira a L y prefiere ver el lado bueno de todo esto, tal vez trabajar junto al mejor detective del mundo le sirva de experiencia cuando esta pesadilla termine y pueda volver a la universidad.
Los inconvenientes empiezan en poco tiempo, Light necesita ir al baño y es entonces que se da cuenta que el detective estará pegado a él para absolutamente todo. Al menos eso lo resuelven pronto, la cadena es lo suficientemente larga y L se ladea un poco para darle algo de privacidad. Sin embargo, una vez que cae la noche y suben a la habitación se encuentra con una sola cama.
—¿Do-Dormiremos juntos? —Cuestiona, negándose a dar un paso más.
—¿Algún problema? —L tira de la cadena para que lo siga. Si es honesto no había pensado en el momento que tuvieran que descansar, quizás porque él rara vez duerme, pero jamás lo admitiría ¿cómo podría ser el mejor detective del mundo si no toma en cuenta cada detalle?
Light sabe que no tiene escapatoria, así que trata de dejar el pudor y la incomodidad de lado, él no es como Misa para hacer una pataleta.
No obstante, pese a que él está poniendo de su parte las cosas sólo siguen empeorando, la cama es bastante cómoda y aún así no puede dormir. Se mueve de un lado a otro, pero es imposible; la luz del monitor es molesta y aunque le dé la espalda lo escucha teclear.
—¡Ryuzaki! —Masculla entre dientes, retirándose las sábanas— ¿¡Acaso no piensas dormir!?
—Hoy no, Light-kun. —Responde con su voz monótona y en cuclillas, sin apartar la enorme mirada de la pantalla de su laptop.
El adolescente pone los ojos en blanco, patalea frustrado y termina por quitarse las cobijas.
—¿Debo preocuparme por ese comportamiento? —Murmura el detective.
—¿A qué te refieres con que hoy no dormirás? —Continua como si la pregunta anterior no hubiese existido.
—No creo que esas palabras sean difíciles de entender, Light-kun.
—No me hables como si fuera un idiota.
—Solo duermo algunas horas a la semana. ¿Podemos dar por finalizada la conversación? Estoy ocupado.
—¡Y yo estoy cansado! —Exclama molesto.
—¿Por qué siempre te alteras con tanta facilidad, Light-kun? —Esta vez se voltea, fijando sus enormes ojos de pupilas dilatadas en él— ¿Es parte de la adolescencia o algún problema de temperamento?
—Es parte de querer descansar —responde entre dientes. Los últimos cincuenta días ha estado en un camastro y con las manos atadas a la espalda, es obvio que está agotado—. ¿¡Tú crees que pude dormir en esa maldita celda tuya!?
—Además de gritar, maldices... —Murmura, jugando con su pulgar en los labios— subiendo a ocho por ciento.
El castaño empuña las manos y luego suelta un suspiro, buscando calmarse porque solo está empeorando las cosas.
—Algo debe haber que te haga dormir. ¿Y si vamos por un poco de leche? —Sugiere. Cuando era pequeño y era temporada de exámenes su madre siempre le daba un vaso de leche tibia para ayudarlo a conciliar el sueño.
El detective no está cerrado a ninguna idea. Aunque el castaño se crea diferente, puede ser tan molesto como Misa cuando quiere hacerse escuchar y con Amane ya es suficiente.
Luego que los dos bebieron un vaso, volvieron a la habitación. A Light le pesan cada vez más los párpados, pero L sigue con esos enormes ojos tan abiertos que parece de búho.
—¿Qué hacías cuando no podías dormir de pequeño? —Pregunta el castaño sentado en la cama, soltando un bostezo.
El detective en cuclillas, se lleva el pulgar a los labios y se rasca un tobillo con el otro pie, pensando minuciosamente.
—Uhm, había una maestra a la que quería mucho que me hacía piojitos para dormir. —Se lleva una mano a la cabeza, sonriendo mientras imita los movimientos de aquella adorable señora.
Light arruga levemente la nariz, tiene entendido que L le lleva un par de años, pero a veces parece un chiquillo cuando sonríe. No sabe qué hacía una maestra en la habitación del detective y tampoco le interesa averiguar dónde vivió su infancia o dónde estaban sus padres, lo único que quiere es dormir.
—Bueno, acuéstate entonces.
—¿Eh? —L deja caer la cabeza hacia un lado, confundido.
—Te haré piojitos. —Explica el castaño frunciendo levemente el ceño, no puede creer lo que está a punto de hacer con tal de poder descansar.
L encoge los hombros y se acomoda en la cama, dejando al fin su usual posición en cuclillas.
—También me cantaba. —Murmura el pelinegro, llevándose el pulgar a los labios.
—Confórmate con esto. —Espeta el otro, hundiendo los dedos en la espesa melena.
El detective vuelve a encoger los hombros mientras siente los dedos de Light haciéndole remolinos en la cabeza. No pasa mucho para que la habitación se vea envuelta por suaves ronquidos, provocando que sonría.
—Buenas noches, Light-kun. —Murmura Ryuzaki, cubriendo bien con las cobijas a su acompañante antes de volver a trabajar.
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