8. Compras domésticas - GoYuu

De compras

-- ¿Puedes imaginarte a esos dos idiotas viviendo bajo el mismo techo? -- inquiere Nobara cruzada de brazos mientras mirada a profesor y alumno haciendo tonterías en medio del patio -- No sé porque pienso que serían de esas parejas que suelen pedir comida a domicilio y se la pasan cogiendo todo el día.

Su compañero la mira con una mueca.

-- Por favor responsabilízate por la imagen que formaste en mi cabeza -- se queja Fushiguro, intentando borrarse esas traumáticas imágenes.

-- Aunque... creo que también se lo merecen -- vuelve a decir -- después de toda la porquería que fue acabar con Sukuna y lo que nos depara.

-- Sí...

Aun debían salvar a los hechiceros que fueron secuestrados y llevados a Estados Unidos, además que aún estaba en duda cual sería el estado del país de ahora en adelante ahora que el secreto fue revelado a todo el mundo.

Pero eso no parecía ser lo principal para esos dos, que estaban hablando de mudarse en el apartamento del adulto lo antes posible.

Fushiguro no renegó mucho con la relación de su profesor y mejor amigo, más que nada porque sabe todo lo que tuvo que pasar su amigo para llegar a donde estaban ahora.

Itadori perdió demasiado, es más, ni siquiera pudo disfrutar correctamente de nada, porque le privaron de todo, incluso de un hermano, pues Choso había aparecido muy tarde en su vida he ido muy templado de esta.

Él también perdió a una hermana, a Tsumiki, pero al menos quedarían los buenos momentos que paso con ella, ¿Qué recuerdos tenia Itadori con Choso además de los enfrentamientos a enemigos y entrenamientos para acabar con Sukuna?

Nobara resoplo en voz baja, no podía ponerse en los zapatos de los chicos, ya que ella lo paso medianamente mejor, pero eso no significaba que no entendía el punto de vista de Fushiguro.

Y tal vez por eso, no hicieron tanto escándalo como sus senpais, excepto Okkotsu, este al parecer ya sabía de la relación de ambos.

-- Gojo - sensei me lo confeso cuando me visito a África -- menciona el chico en cuestión, siendo golpeado por Maki por no haberles revelado la noticia.

El apartamento de Satoru era enorme y con una maravillosa vista a la ciudad, algo digno del portador de los seis ojos.

-- Así que esta es la casa de Gojo - sensei -- menciona Yuuji emocionado por la gran vista que tenía adelante.

El mencionado suelta una risa encantada por el claro entusiasmo de Yuuji, sin pensarlo va hacia él y lo abraza por la espalda.

-- Ya no solo mi casa, sino que ahora es nuestra casa, Yuuji.

El pelirosa sonríe por ese detalle y luego ríe cuando escucha a su pareja quejarse como un niño pequeño de que no use su nombre al hablarle.

-- Me es difícil referirme a sensei por su nombre -- le recuerda.

-- Pero ahora somos pareja, no debería haber problema con eso.

Hay un momento de reflexión por parte del más bajo, mientras miraba la gran vista a la ciudad, su mente se inunda en lo que fue Shibuya, que aún estaba en reparaciones.

La huella que dejo Sukuna sigue presente, a pesar de que ya se ha ido, lo que hizo quedara para siempre en la memoria de todos.

-- ¿Yuuji? -- llama el albino y el contrario niega con la cabeza.

-- No pasa nada, más bien, ¿No dijo que debíamos ir de compras, sensei?

-- ¡Sensei, no! ¡Dime Satoru~!

Cerca de donde estaba el hogar de Satoru, había una tienda bastante grande donde podían comprar todo lo que necesitaban e incluso mucho más.

Debido a que el apartamento de Gojo era más un lugar donde dormir, faltaban varias cosas básicas, como leche, arroz y cosas así.

Y como Yuuji era más hogareño, quiso ir a los mercados a abastecer la enorme alacena con la que contaba el apartamento.

El recuero de Yuuji buscando algo para comer en las tiendas destruidas de Shibuya fue reemplazada por la vista de gente común y corriente caminando por los pasillos, tomando lo que necesitaban e ir por su camino.

Incluso vio a un par de niños correr, uno de ellos saludándolo con la mano.

Una vista que para cualquiera podría ser aburrida, para Yuuji era un sueño, algo que no había podido ver en mucho tiempo, haciéndole recordar a la época en que era como ellos, donde solo pensaba en jurar y pasarla bien.

-- También deberíamos llevar esto, ¿Qué dices Yuuji? -- propone el adulto con una mirada brillante a través de sus lentes oscuros.

Cuando vio al albino cargando una enorme caja de chocolates, puso los ojos en blanco.

-- Satoru... -- incluso se esforzó en llamarlo por su nombre -- es la décima caja de chocolate que te estas llevando en el carrito -- recordó.

Sabía que el mayor tenía un obsesivo gusto por los dulces, pero ya esto pasaba de su comprensión.

-- Realmente me preocupa tu nivel de azúcar -- menciona mientras meten la caja al carrito.

Porque si, logro convencerlo.

-- Estoy muy sanito Yuuji -- le dijo -- hace poco me hice un chequeo y estoy perfecto.

El resto del camino se la pasaran yendo por los diferentes pasillos de la tienda, donde en casi todo momento, la mirada penetrante de Satoru estaba sobre su joven pareja.

Algo como ir de compras siempre habían sonado como algo molesto, ¿Por qué quitarle su trabajo a esas personas que hacen delivery?

Pero luego de ver la carita sonriente de su chico en un lugar tan normal como este, le hace pensar que hay encanto en venir uno mismo a estas tiendas.

Además, que Yuuji estaba sonriendo como antes de entrar a la escuela, una sonrisa bonita y brillante que daba ganas de morder esas mejillas.

Se veía tan adorable.

-- ¿Satoru?

Yuuji recibió un beso inesperado en la frente y luego un abrazo repentino, aun así, regreso la acción con bastante facilidad.

Salir de comprar era divertido, era como tener una cita sin ser una cita.

Simplemente perfecto.

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