5. Feria - GoYuu

¿Buena o Mala suerte?

La verdad es que quiere maldecir a todo el mundo, no espera, debía comenzar primero con ese traicionero que se hacía llamar su mejor amigo por haberlo traído alegando que jugarían todos los juegos y coquetearían con lindas chicas.

Pero claro, no conto con que el muy maldito lo abandonara apenas una mujer en kimono se le puso en frente, lo peor es que también le había gustado, pero esa chica con mal gusto prefirió a su amigo.

-- Traidor -- murmuro, algo molesto.

Como si no hubiera hecho lo mismo.

Miraba lo colorido que era aquella feria, pero en realidad no es como si hubiera tenido muchas ganas de ir.

Solo pensó que estar ahí era mejor que estar a oscuras en su habitación o en una aburrida reunión como la que estaba haciendo sus padres en celebración de que la corporación que heredaría algún día iba de maravilla y con grandes proyectos por delante.

-- Que aburrido, pero... tendré que ver como divertirme.

No cree que sea tan difícil, después de todo, esta feria en particular parecía bastante movida, no solo por las hermosas mujeres en kimono, sino por las diferentes familias que parecían pasarla bien, incluso vio un niño recibiendo un peluche gigante de un gato negro.

Creyó que podría ganar un par de premios y sacarle pica a su supuesto mejor amigo.

Pobre cosita fea...

No conseguía disparar en el centro, en los sorteos solo lograba ganar premio con consolidación, la raqueta para pescar se rompió en el primer intento y ni hablar de los juegos de encestar el aro donde no logro dar con ninguno.

¿Qué clase de maldición pasaba hoy día?

Siempre era excelente en todo lo que hacía, incluso en lo que no hacía, pero pareciera que el día de hoy estaba maldito, ya que en todo estaba fallando.

Incluso las chicas que lo veían, al principio se le querían acercar, pero al ver lo malo que era en los juegos se desencantaban y se iban con las mismas.

-- ¡¿Qué mierda de día es este?! -- maldijo en sus adentros, deseando regresar a su casa y renegar hasta el día siguiente.

Miro la pantalla de su celular, viendo que aún era demasiado temprano para regresar con la cola entre las patas, su mayordomo era capaz de meterlo en un traje y llevarlo a la aburrida reunión de sus padres.

No gracias, prefiere seguir siendo un perdedor.

-- ¿Un mal día? -- escucha cerca.

Y oh dios... para Satoru fue como escuchar la voz de un ángel.

Cuando se giró hacia la dirección de esa voz, vio un curioso puesto de takoyaki siendo atendido por un bonito, no, hermoso, tampoco, un ángel descendido de los cielos de cabello rosado y ojos ámbar que lo miraba con una ligera sonrisa.

Se quedó estático.

-- Te vi con mala cara hace un momento -- volvió a hablar, sin desatender los takoyaki que tenía cocinando -- no deberías estar tan molesto con una feria tan encantadora -- dijo, comenzando a servir -- yo mismo estoy esperando a que termine mi turno para pasear por todos los puestos a ganar algunos premios.

Satoru agradece que este chico bonito no lo haya visto pasando la vergüenza de su vida con los juegos.

-- Toma -- de la nada le pusieron en frente un pequeño plato de takoyakis -- lo invita la casa.

La sonrisa del chico era cálida... realmente cálida, tanto que sin pensarlo tomo el plato.

Si cualquier otro le hubiera ofrecido lo mismo, estaba seguro de que lo hubiera mandado bien lejos, pero con este chico, sintió que, si lo hubiera hecho, hubiera cometido un crimen.

-- Oye... ¿Cómo te llamas?

Cuando su abuelo le dijo que trabajaría en el puesto de takoyakis de su amigo debido a un favor, se sintió como la persona más desafortunada del mundo.

-- No exageres, solo estarán al inicio del evento, luego podrás ir por el lugar.

-- Pero...

Su abuelo no escucho sus quejas, solo le lanzo un mandil y lo boto de la casa, asegurándole que las horas se las pagarían, así que no era necesario que se pusiera a chillar por tonterías.

Y si, termino trabajando las primeras dos horas de la feria, aun cuando ni siquiera había terminado de anochecer, aunque hubo algo bueno y era que la mayoría de las personas que pedían en el puesto eran bastante amables, en especial una abuelita que le dijo que era un muchacho muy trabajador y le regalo un caramelo.

Sintió algo de buena suerte luego de eso, algo que al parecer no era lo que pasaba con esa persona de cabello blanco que parecía tener una mueca en su cara, se sintió intranquilo al verlo con esa cara, tanto que sin querer le hablo.

Resulto ser alguien simpático, al menos para él lo fue, además de que acepto su takoyaki con facilidad, eso hablaba bien de él.

-- Oye... ¿Cómo te llamas?

-- ¿Yo? -- se señaló a si mismo -- ¡Itadori Yuuji, mucho gusto!

El desconocido asintió, girando su cabeza hacia el otro lado.

-- Yo soy Gojo Satoru... -- se presentó -- ¿Cuándo... termina tu turno?

El atrevimiento de la pregunto lo sonrojo, no esperaba ser invitado a una cita en esa feria.

Pero...

-- Bueno... en media hora.

-- ¿Te parece si espero o tal vez quieras que regrese por ti?

Si, este tipo quería una cita con él.

-- Vaya, vaya, Satoru~, ¿Estas coqueteando con este chico cuando está trabajando? Que desconsiderado.

Oh... lo va a matar.

-- Mucho gusto, soy Geto Suguru, espero que mi amigo no te haya molestado mucho -- le ofrece su mano para un apretón.

Jura que lo va a matar.

-- Mucho gusto, para nada, en realidad es muy agradable.

-- ¿Satoru? ¿Agradable? Permíteme dudarlo, por favor.

Al final tuvo que tomar a su amigo del cuello para que cerrara la boca.

-- Vendré por ti cuando termines tu turno, Yuuji - kun, nos vemos.

¿Golpeo a su amigo? Sí.

¿Tuvo su cita con ese hermoso chico? Sí.

¿Intercambiaron números? Obvio que sí.

Al final del día, siente que no fue una mala idea el venir a esa feria.

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