-Había olvidado la vida de esta ciudad. Tiene sentido.

-¿Mi ciudad tiene sentido? Eso es nuevo.

Me reí ante la cara de consternación de Rip, a veces me gustaba hacerlo poner esa cara, lo hacía ver tan guapo.

-¿Quieres oírme decirlo, verdad?

Sonreí exageradamente como respuesta.

-Hay muchos contrastes. Mira ahí abajo: venden agua mineral con limón, sal y chile en un carro de supermercado frente a un Palacio de Mármol.

Estábamos en uno de mis lugares favoritos: el café terraza frente al Palacio de Bellas Artes, y nos habíamos acercado a la orilla para mirar el atardecer.

-Se llama Tehuacán Preparado, Rip-sonreí.

-¡Pues es súper salado! ¡Y esa cosa de piña fermentada que me diste, súper dulce! ¿Ves lo que te digo? Pasas de una cosa a otra en segundos. Cruzando esa avenida ya hay un barrio considerado peligroso, a unos pasos de la zona turística con palacetes.

-¿Y qué sentido tiene?- insistí, causándole un sonrojo.

-Es como tú- dijo sin mirarme -. Me tratas con tanto amor y cuidado, pero sales a pelear y eres implacable- sonrió mirándome por fin -. Quienes reciben un golpe tuyo, nunca se imaginarán lo tierna que eres. Tiene sentido que seas así, si eres hija de esta ciudad.

Me sonrojé, sonriendo -Ese nivel de ternura solo te lo mereces tú- musité, dejando caer mi cabeza en su hombro.

Soltó una pequeña risa acariciando mi cabello distraídamente, mientras regresaba la vista al horizonte.

Rip con la mirada en mi ciudad, distraído en sus pensamientos tranquilos, con su mano en mi cabeza y mi cara en su hombro, me hacía la mujer más afortunada de la Historia pasada, presente y futura.
Después de todo: el Tiempo era su especialidad.