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El resto de días habían sido bastante tranquilos. Xiao no había vuelto a salir de casa desde aquella vez que quedó con Venti, pero eso no le impidió hablar y jugar con él.
Al principio de la llamada, todo fue bastante incómodo. Intercambiaron algunas palabras y se quedaron en silencio. El joven de orbes esmeralda tartamudeaba al hablar y el de mechas verdes daba respuestas demasiado cortantes para su gusto.
Sin embargo, al día siguiente (que Xiao propuso estar en llamada otra vez), lograron pasar un rato mejor, especialmente Venti, quien ya podía hablar tranquilamente, importándole pocos las respuestas de su amigo.
— ¡Xiao, vamos, no tengo todo el día!— Escuchó la voz de Lumine fuera de su casa, haciéndole rodar los ojos.— ¡Seguro que estás entretenido con Childe! ¡Sal ya!
— ¡Deja que termine de echarle la comida!— Se quejó, poniéndose en pie al terminar.— ¡Ya estoy yendo!
Al abrir la puerta se encontró a su mejor amiga de frente, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Una risa nerviosa escapó de sus labios.
— Lamento la tardanza.— La rubia le dio la espalda y empezó a caminar.
— Vamos, probablemente los demás ya estén por llegar al parque.— Xiao cerró la puerta de su casa y fue corriendo hasta alcanzar a Lumine.
— ¿Al final sí irán todos?— Su mejor amiga asintió.
— Todos.— Hizo una corta pausa.— Ah, nuestro hermano menor iba a venir, pero al final se negó, parece que tenía algunas cosas que hacer.— Metió ambas manos en los bolsillos de su vestido y miró a su lado.— Yo realmente quería que lo conocieras. Eres el único que no lo ha visto aún.
— Y porque dio la casualidad de que todas las veces que yo quedé él no pudo venir.— Lumine asintió.
— Es extraño. Parece que te evade.— Rio. El de mechas verdes desvió la mirada.
— ¿Y por qué lo haría? No me conoce de nada.— La rubia se encogió de hombros.
— Solo bromeaba. Simplemente da la casualidad.— Entonces vio al grupo que buscaban frente a ellos.— Mira, ya están ahí.— Sacó una de sus manos para tomar a Xiao de la muñeca y forzarlo a acelerar su paso, revisando antes que ningún coche venía.— ¡Chicos, el emo y yo ya estamos aquí!
— ¡Xiao! ¡Hacía mil años que no te veía!— Se quejó Xinyan en cuanto lo tuvo frente a él, dándole un golpe en los hombros.— Hay muchas cosas que los dos gays de allí tienen que contarte.— Le susurró, señalando discretamente a Xingqiu y a Chongyun, quienes parecían estar en su propio mundo juntos.
— ¿Están saliendo?— Quiso saber Xiao. Aether asintió.
— Eso te pasa por no leer el grupo.— Le reprendió. El de mechas verdes desvió la mirada.
— He estado ocupado, no tuve tiempo de leerlo.
— Sí, ocupado jugando.— Se burló Lumine.— Bueno, dejando eso de lado. Mira, él es Kaedehara Kazuha, el amigo de Aether.— Presentó al nuevo joven, alguien que Xiao ya conocía.
— ¿Eres amigo de Gorou?— Preguntó. Kazuha asintió.
— Nos hemos visto antes, ¿verdad?— Le dedicó una suave sonrisa.
— Sí. Ya decía que tu nombre me sonaba.— Kaedehara simplemente asintió en silencio, y antes de que pudieran seguir hablando, Xiangling los interrumpió.
— Como hace mucho tiempo que no quedábamos, y hay alguien nuevo, ¡lo primero es sentarnos a hablar y ponernos al día!— Decidió la joven de cabello azul mientras empezaba a caminar, siendo seguida por el resto de sus amigos.— Además, Xiao aún tiene muchas cosas que contarnos. Me da curiosidad saber con quién salió este jueves.
— Es verdad, ¿a que se ha echado pareja y no nos lo ha dicho?— Comentó Xinyan, echando la mirada atrás para ver al de mechas verdes.
Este se sintió agobiado al sentir todas las miradas sobre él. Su rostro se tiñó de rojo, haciendo notable su vergüenza.
— Es un nuevo amigo.— Aclaró secamente.
— ¿De qué lo conoces?— Preguntó esta vez Xingqiu.
— Su perro se folló mi pierna.— Respondió, haciendo reír a todo el grupo.
Sabía que lo más adecuado era decir qué había pasado, pero la verdad es que empezar contando eso era lo más divertido que podía hacer. Le gustó ver a sus amigos reírse de la desgracia que había vivido.
— Bueno, entro en detalles.— Quiso aclarar qué había sucedido sin dejarse a sí mismo como un zoofílico.— Estaba en una cena familiar en un restaurante cuando se nos acercó un perrito. Mi papá,— tosió ligeramente.— es decir, Tartaglia, se dio cuenta de que llevaba un collar puesto. Entonces, mientras esperábamos a su dueño, el perro pareció calentarse un poco y decidió que mi pierna sería su víctima.
— Eso me recuerda a cuando a mi Yun le dio por atacar a Chongyun y luego darle cariñitos en su mano.— Comentó el de orbes dorados, volviendo a hacer reír al grupo.
— ¡Aún lo recuerdo! ¡Chongyun no dejaba de gritar y de pedir que lo alejáramos de él!— El comentario de Aether terminó por dejar completamente rojo el pálido rostro de Chongyun, quien desvió la mirada sin decir nada.
Todos sabían ya de su miedo a los ratones, y aunque la verdad es que durante aquel día fue de todo menos gracioso, (especialmente porque Chongyun acabó llorando entre los brazos de Xingqiu), al menos obtuvieron un recuerdo gracioso que mencionar de vez en cuando.
— Yo no sé qué le dais de comer a vuestras mascotas, pero mi gato no va por ahí...— Xiao pareció darse cuenta de algo.— Olvidad lo que iba a decir.
— En sus días mi mapache también va por ahí dándole a todo lo que se mueve. Pero es algo normal en los animales, así que no hay de qué preocuparse.— Comentó Xiangling, acostumbrada al comportamiento de los animales. Debido al trabajo de sus padres, ella se había criado entre ellos.
— Cierto, ¿los mapaches no se ponen agresivos si no mantienen relaciones sexuales?— Quiso saber Xinyan.
— Sí, es cierto.
— Ah, con razón últimamente Aether está de tan mal humor.— Bromeó Lumine, ganándose una queja de su hermano y sacándole una risa a Kazuha.
— Mi hámster es bastante tranquilo. Creo que nunca ha intentado... Darle amor a nadie.— Habló el joven de orbes carmesí.
— ¿Y tu zorro no intentó nada raro?— Preguntó Aether.
— Hey, deja de llamar zorro a Gorou.— Le reprendió Kaedehara, dándole un pequeño golpe en la cabeza.
— Está bien, está bien. Me retracto.— Dijo el rubio, moviendo sus manos de un lado a otro con nerviosismo.— Por cierto, ¿puedo saber a dónde carajo estamos yendo?
— No lo sé, yo solo sigo a Xiangling.
— Yo voy a comprar algo para comer, tengo hambre.— Aclaró la de cabello azul.
— Nada sorprendente viniendo de ella.— Comentó su mejor amigo.
— Ya que estamos, tomemos algo todos. Xiao, ¿traes dinero?— Le preguntó Chongyun, pues siempre era el único que no estaban seguros de si traía dinero.
— Descuida, sí traigo.— Respondió.
— Es un milagro.— Dijo el de cabello celeste.
— Hey, Tartaglia me obligó.— Aclaró Xiao.— Dice que siempre debo llevar algo por si acaso.
— Habla desde la experiencia. Gracias a que él llevaba dinero aquel día consiguió ligar con tu padre.— El de mechas verdes rio ante el comentario de Aether.
— Oye, no te pases, eso solo fue coña.
— Y lo sé, pero es divertido mencionarlo. La verdadera versión es más cursi. Lo dejamos en que a tu padre le interesó su dinero.
— ¿Qué pasó realmente?— Quiso saber Xinyan.
— Mi padre estaba empezando a superar la muerte de mi madre cuando se reencontró con Tartaglia, quien ya llevaba un tiempo divorciado de su mujer.— Empezó a contar el de orbes ámbar.— Ellos eran antiguos compañeros de la universidad y siempre se habían llevado muy bien.— Hizo una corta pausa para observar a todos rápidamente, llegando finalmente a la chica que había preguntado.— Sin embargo, tras este reencuentro empezaron a surgir sentimientos entre ambos y bueno... Ahora tengo dos padres y una hermana menor que antes no tenía.
— Vaya familia la vuestra.— Comentó Lumine, llevando una mano a su barbilla.— Xiao, faltáis Taotao y tú, ¿vais a salir del armario?— Bromeó.
— De hecho, Hu Tao ya lo hizo.
— ¿Cómo? ¿Y quién le gusta?— Preguntó Xingqiu. Todos conocían bastante a la hermana menor del de ojos ámbar, por lo que la noticia despertó curiosidad en ellos.
— Yanfei, su mejor amiga.— Respondió.
— Y a ti, ¿te gusta alguien?— Preguntó esta vez Xiangling.
— No realmente. Nunca me ha gustado nadie. Ni siquiera estoy seguro de lo que me gusta.— Se encogió de hombros.
— Bueno, algún día encontrarás la respuesta.— Comentó Xingqiu, apoyando una mano sobre su hombro.— Solo hay que tener paciencia.
Xiao asintió.— Sí, con el tiempo lo descubriré.
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