꒷꩜໋᪶˒꒰❛ O3❜𖦹̫ꪳ𝆃

— ¡Luther!— Exclamó una voz desesperada, llamando la atención de Xiao, quien alzó su mirada y la dirigió al lugar del que aquella voz provenía.

Un déjà vu atacó su mente en cuanto vio al joven dueño de esa voz, allí bajo la luz artificial que proveía el edificio. Piel nívea, grandes ojos esmeralda, cabello bicolor recogido en dos trenzas, y, al igual que la primera vez, parecía haber estado corriendo durante un buen rato.

— ¿Es... Tu perro?— Xiao finalmente pudo reaccionar, poniéndose en pie con el animal entre sus brazos.

El joven extraño sonrió y se acercó corriendo a Xiao para poder acariciar a su mascota, quien descansaba entre los brazos del de ojos ámbar.

— Menos mal que has llegado. Ya estábamos por irnos y temíamos no encontrar a su dueño.— Comentó Ganyu suavemente, ganando la atención del chico.

— ¡Ah, muchas gracias por cuidarlo! Luther es muy intranquilo, cuando menos me lo espero, ¡bum; desaparece de mi lado!— Se quejó, extendiendo sus brazos para que Xiao pudiera devolverle a su pequeño, cosa que hizo al instante, casi aterrorizado.

— Xiao, no pongas esa cara.— Le dijo Hu Tao.

— Este perro se ha follado mi pierna y luego ha insistido en quedarse entre mis brazos, ¿qué quieres que haga? Me tenía asustado.— El rostro del recién llegado enrojeció por completo.

— ¿Que Luther hizo qué?— Preguntó con nerviosismo, abrazando a su perro.

— Dicho de forma suave, le dio cariñitos en la pierna a nuestro Xiao.— Intervino Tartaglia, mostrando una gran sonrisa. Su hijo lo observó con molestia.

— ¡Ah, lo lamento mucho!— El joven hizo una reverencia, preso de la vergüenza. No se podía creer que su perro le había hecho eso...

— Resulta que tanto el perro como el dueño quisieron presentarse frente a mí por primera vez de una manera inolvidable.— Comentó Xiao, despertando la curiosidad en todos los presentes.— Porque tú también sabes a qué me refiero, ¿verdad?— El chico de orbes esmeraldas soltó una risilla nerviosa.

— Aaaaah... Lamento eso. Estaba aburrido y decidí ir acercándome a extraños para decirles cualquier cosa.— Llevó una mano tras su cabeza y la rascó con nerviosismo.— Resulta que te tocó ser una de mis víctimas.

— ¿Acaso no te da vergüenza acercarte a alguien que no conoces de nada y preguntarle si quiere casarse contigo?— El de mechas verdes preguntó, completamente confundido. Alguien tan reservado como él no lograba comprender de dónde sacaban el valor otras personas para hacer tales burradas.

— ¡Y tanto, por eso salí corriendo! Pero la adrenalina que sentí en ese momento fue increíble.— Respondió, llevando su mano libre a su cintura.

— Y la adrenalina que sentirás al reencontrarte con todas las personas a las que les dijiste esas burradas también será increíble.— Opinó Xiao, cruzándose de brazos.

— Ya, la estoy viviendo en este instante.— Señaló, poniéndole la correa a su perro, quien había despertado y al empezar a removerse entre sus brazos tuvo que dejarlo en el suelo.— Bueno, ha sido un placer reencontrarme contigo. Pero ya va siendo hora de que vuelva a mi casa.

— Espera, ¿no es muy peligroso que vuelvas solo a esta hora?— Inquirió el de ojos ámbar, preocupado por aquel chico. Si bien no lo conocía de nada, su empatía siempre había sido una de sus cualidades más resaltables, y la verdad es que temía que a aquel joven le sucediera algo, pues se veía alguien amable e indefenso.

— Venti.— Lo llamó Zhongli, sorprendiendo a todos, siendo Ganyu y Venti la excepción.— Deja que te acompañe a casa. Jean me mataría si te dejara irte solo.

— Oh, ¿así que este es el hijo de tu compañera?— Preguntó su esposo. Ya había escuchado a Zhongli hablar de él en varias ocasiones, pero nunca había tenido la oportunidad de verlo en persona.

— Sí, lo reconocí en cuanto lo vi. Aunque ya hacía un tiempo que no lo veía, no ha cambiado mucho.— El de cabello largo se acercó a ambos jóvenes, dándoles una rápida mirada a cada uno.— ¿Y bien?

— Señor Zhongli, no tiene de qué preocuparse. Puedo regresar solo a casa, estoy acostumbrado a volver a estas horas. No me pasará nada.— Venti trató de negarse, no quería interrumpir la cena que la familia estaba teniendo.

— Pero, aunque estés acostumbrado, la ciudad a estas horas es peligrosa. Especialmente para un joven como tú.— Intervino Xiao, haciendo énfasis en las últimas palabras, queriendo resaltar el detalle de que Venti era un chico de gran belleza física pero de complexión delgada, probablemente débil.— Padre, tú quédate aquí y deja que lo acompañe. Probablemente no quiera interrumpirte la velada.

— Pero entonces te la interrumpiré a ti.— Mencionó el joven de mechas azules, controlando que su perro no volviera a acercarse al pobre joven de orbes ámbar.

— No te preocupes por eso, yo ya terminé de comer.— Le restó importancia mientras iba a tomar su móvil, guardándolo en uno de los bolsillos de sus vaqueros.— Además, probablemente cuando regrese ellos ya querrán volver, y no quiero cortarle el romance a mis padres.— Susurró lo último, no queriendo que Zhongli, a su lado, escuchara lo que acababa de decir.

Venti suspiró y accedió.— Está bien... Y, lamento todas las molestias causadas.— Se disculpó, ligeramente apenado. El hombre de cabello largo sonrió y puso una de sus manos sobre la cabeza del más pequeño.

— No te preocupes, no resulta una molestia.— Entonces, se giró a ver a su hijo.— Id con cuidado.— Xiao asintió en silencio y empezó a caminar, siendo seguido por Venti, quien no tardó en adaptarse al ritmo ajeno.

— Xiao tan servicial como siempre. Parece un perro guardián.— Comentó Hu Tao, viendo a su hermano alejarse lentamente de allí.

— Es clavadito a su padre.— Dijo Tartaglia, observando con una sonrisa cómo Zhongli volvía a tomar asiento a su lado. Tuvo que controlar sus impulsos y mantener cierta distancia con él, no quería incomodar a sus hijas.

Por otro lado, Xiao caminaba tranquilamente mientras seguía a Venti, quien le había indicado por dónde quedaba su casa. Este iba justo frente a él, toda su atención puesta en su perro.

— Así que eres hijo de Jean.— Comentó Xiao, buscando sacar un tema de conversación.

— Sí, lo soy.— Afirmó el joven de ojos esmeralda, alzando su mirada.— Y tú eres hijo de Zhongli. Ha sido una completa casualidad.

— Ya. Mi padre decía que definitivamente debía conocerte algún día; decía que eras el tipo de persona que suele caerme bien. Así que mira, parece que el destino pensaba hacer que nos viéramos tarde o temprano.— Cruzó sus brazos, cuando una sonrisa surcó su rostro.— Y sin embargo, tú has decidido presentarte pidiéndome matrimonio, y tu perro, estando caliente, nos ha hecho reencontrarnos.

— Ya... Supongo que este recuerdo vivirá en mi memoria hasta mi último día.— Se quejó.

— Nuestro último día.— Le corrigió.— La verdad es que nunca había conocido a alguien de una forma tan peculiar. Esto va a quedar grabado en mi memoria durante mucho tiempo.— Venti volvió a ponerse rojo hasta las orejas.

— De verdad, lamento lo que mi Luther le hizo a tu pierna...— Se disculpó nuevamente, haciendo reír a su acompañante.

— No te preocupes. Simplemente lavaré estos pantalones como tres veces y no los volveré a usar hasta dentro de un año, pero tampoco fue tanto.— Venti se echó a reír ante la exageración del contrario.

— Eres... Xiao, ¿no?

— Sí, soy Xiao.

— Xiao, gracias por haber cuidado de mi Luther y por acompañarme a casa.— Agradeció Venti.— Aunque de verdad que no era necesario.

— Yo sí lo veía necesario. No iba a dejarte regresar solo.— El contrario asintió y siguió caminando en silencio.

Cuando llegaron a la casa de Venti, este se despidió alegremente, y justo cuando iba a entrar en su casa, se giró para ver a Xiao por última vez en ese día.

— La verdad es que me has caído bien. ¿Me darías tu número? Me gustaría que nos conociéramos más.— Xiao asintió y sacó su móvil. Rebuscó un poco y se lo extendió al contrario, quien también había sacado el suyo.— Yyyy... ¡Listo! ¡Muchas gracias! Fue un placer conocerte.— El de mechas verdes sonrió.

— Lo mismo digo.— Y ahora se despidieron definitivamente, prometiendo hablar en otro momento para conocerse algo más.

Cuando Xiao vio a Venti cerrar la puerta de su hogar, decidió volver al restaurante, sabiendo que probablemente ya volvería a su hogar y finalmente podría dormir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top