꒷꩜໋᪶˒꒰❛ extra 7❜𖦹̫ꪳ𝆃
time flies.
🍄
— Parece que este no es nuestro día de buena suerte.— Venti frotaba sus brazos para entrar en calor. Xiao, a su lado, analizaba algo molesto la situación en la que se encontraban.
Finalmente habían podido tener una cita. Recientemente, con el tema de la mudanza y sus trabajos, ambos habían tenido poco tiempo para ellos. Es por eso que habían estado ansiando aquel día.
Y ahora se vio completamente arruinado.
— No esperaba esta lluvia precisamente hoy. Me da que será difícil visitar algún sitio.— Pese a todo, una sonrisa deslumbró la vista del joven de mechas verdes. Su novio intentó mantener una actitud tan positiva que se sintió genuinamente sorprendido.
— Lo siento. No había planeado esta lluvia tan repentina.— Suspiró.— Debería haber revisado el tiempo.
— No te preocupes, cielo. Tenemos más días por delante. Cuando podamos de nuevo, organicemos una cita que no pueda ser arruinada. O bueno, al menos planeemos algo.— Xiao observó con una suave sonrisa a su novio, quien la devolvió con cariño.— Además, está lloviendo, pero podemos pasar nuestro tiempo en casa. Sé lo poco que te gusta salir mientras llueve, así que es tan fácil como disfrutar de otra forma.
— Es lo mismo de siempre.— Desvió su mirada. El de orbes esmeraldas sonrió, a la vez que negaba con su cabeza.
— Esta vez al menos podremos hacer lo que queramos.— Le recordó.— Y es lindo disfrutar de un día pacífico nosotros dos solos.
— Eso me recuerda a aquel día que tuvimos para nosotros dos y de todas las cosas decidimos hacer galletas. Fue un horror.— Comentó Xiao, sacándole otra sonrisa a su pareja, quien se acercó y lo tomó por sus hombros.
— Intentémoslo de nuevo. Esta vez seguro que no es tan horrible.— Sugirió.— Y, podríamos dibujar un rato, también. ¿Te acuerdas de aquella vez que jugamos a dibujar algo que dijéramos sin mirar? Fue un horror. También cuando hicimos eso e intentamos adivinar qué eran.
— Ya, de verdad, esa cosa no era un león.— Dijo con diversión, reteniendo la carcajada que amenazó con salir. Aún recordaba a la perfección aquel día, en el que su novio casi llora de la risa mientras, según la descripción dada por Aether, se revolcaba en el suelo como un cochino.
— ¡Ya dije que sí era un león!
— Me preocupa seriamente cómo ves a los leones.— Venti alzó una ceja.
— Y ni hablemos de esa interpretación de Aether de dos personas follando. Al final tuvimos que rendirnos porque no podíamos ver nada.— Xiao rio.
— Déjalo, pobrecito. En su vida la había puesto.— La lluvia era cada vez más amena. Tal vez era su momento de marcharse de allí, corriendo, a ser posible. Probablemente tendrían poco tiempo de paz antes de que las gotas volvieran a caer con intensidad.— ¿Vamos?— Venti asintió, siendo sorprendido por su novio, quien lo cargó rápidamente y comenzó a correr.
— ¡O-Oye! ¿No es esto muy arriesgado?— Preguntó, aferrándose con fuerza a su pareja.
— ¡Puede que sí! Pero eres tan lento que no tenía ganas de esperarte.— Se burló de él.
— ¿Es eso o simplemente tenías ganas de cargarme?— Su novio no pensaba quedarse callado ante eso.
— Oh... Me has descubierto. Ya verás al llegar a casa, si es que no nos mato antes.— Advirtió de una posible caída. El suelo era resbaladizo y la lluvia estaba empezando a caer con cada vez más fuerza.
— ¡Más te vale...!— Inconscientemente cerró sus ojos y escondió su rostro en el cuello ajeno, sacándole una risita al de orbes ámbar.
Después de aquella carrera (que no resultó amena, precisamente), ambos decidieron qué harían ahora y se separaron durante un rato.
— ¡Ah! Qué bien me ha sentado ducharme.— Venti alborotaba su cabello ya seco con sus manos.— Ya puedes entrar tú, cielo.
— Voy, un segundo.— Xiao revisó las galletas que estaba haciendo una última vez y se acercó a su novio.— Más te vale no liarla.— El de mechas celestes sonrió.
— No te preocupes, Kazuha me ayudó con esto. Ya no doy tanta pena haciendo galletas.— Habló mientras se acercaba a la encimera.— Dúchate rápido, anda. Terminemos de cocinar juntos.
— Sí, sí, ya voy.— Xiao fue rápidamente al baño. La verdad es que era muy incómodo eso de estar todo empapado.
— Quiero hacer una galleta con su cara...— Murmuró Venti una vez se hubo ido.— Para ser fiel a la realidad, debo hacerlo con cara de culo. Mira que yo amo mucho a Xiao y conozco su lado más cariñoso, pero es que si me fijo bien, siempre suele llevar tal cara de culo que no puede con ella.— Llevó una mano a su rostro.— Aunque hace mucho que no decoro una galleta. Haré una prueba con Aether.— Ya decidido, el joven de orbes esmeraldas procedió a hacer aquella galleta ya mencionada.
Si bien no eran su especialidad, al terminar no la consideró terriblemente mala. Tenía salvación, pero tampoco era taaan horrible.
Al final, tras hacer la de Xiao, quiso hacer una de su preciado Luther. Y para finalizar, hizo una suya, que después de todo, no quedó tan mal.
— Listo. Oh, ¿aún no las estás horneando...?— Al acercarse, se sorprendió al ver las galletas que los representaban a él, su pareja y aquel perro al que tanto querían.— Oh.
Venti sonrió, avergonzado.— Era tentador...— Su novio sonrió y plantó un beso en su cuello.
— Te han quedado muy bien. Si yo llego a intentarlo habrían quedado horribles.— Lo elogió.— Vamos a hornearlas. A ver si no se arruinan.
— Déjame sacarles una foto antes.— El de orbes ámbar asintió y se separó de su novio para darle algo de espacio.
❄️
No tenían idea de qué hora era. Tampoco les importaba, pues no tenían ganas de moverse para revisarlo. La verdad es que se sentían demasiado cómodos tal y como estaban.
— Se siente raro vivir solo junto a ti. Aunque es increíblemente cómodo.— Comentó Venti mientras era abrazado por su novio, ambos cubiertos por la manta que anteriormente cubría su cama.
— La verdad es que sí. A veces resulta extraño, pues estoy acostumbrado a mi familia. Pero vivir contigo... Es un sueño hecho realidad.— El de trenzas rio.
— Lo mismo digo. Además tenemos mucha privacidad.— Tomó la galleta que había hecho de Xiao y le dio un mordisco.— Uh, Xiao, estás muy bueno.
— ¿Qué?— Por un momento su rostro se coloreó de rojo, pues no había visto lo que el contrario había hecho.— ¡Oye, deja por un rato las frases de doble sentido!— Su novio empezó a reír.
— Cómeme tú a mí.— Señaló su galleta. El de orbes ámbar suspiró y la tomó.
— Lo siento, Venti galleta.— Dijo antes de morderla.— ¿Quién se comerá a Luther?
— Lo rompemos por la mitad, tú te llevas la parte más fea y yo la más bonita.— Sugirió.
— Te la dejo pasar porque era tu mascota.— Venti sonrió.
— Hey, Xiao. Tengo una pregunta.
— ¿Sí?
— ¿A ti te gustaría tener hijos?— Quiso saber. El de mechas verdes alzó su mirada antes de hablar.
— Sí. La verdad es que nunca me había parado a pensarlo, pero me haría ilusión. Especialmente si es contigo.— Tomó su mano y entrelazó sus dedos.— ¿Por qué?
— Ah, es solo... Algún día me gustaría tener.— Admitió.— Simplemente era eso.
Xiao sonrió.— Pues confía en que ese día llegará. Pero de momento, vamos a comernos a Luther.
— Eres un tonto.— Le insultó con una sonrisa en su rostro.
— Por el reeesto de tu vida.— Venti alzó una ceja mientras rompía la galleta que había hecho de su perro y le ofreció la otra mitad a su novio.
— Aún no estamos casados.
— Pero algún día lo estaremos.— Tomó la galleta y le dio un bocado.— Entonces podré decírtelo todas las veces que pueda.
— Más te vale cumplir tu palabra.— El de orbes ámbar sonrió.
— Sabes bien que lo haré.
Venti observó con una sonrisa en su rostro a su esposo y a su hija. Xiao ayudaba a la pequeña a cocinar unas galletas que planeaban comer después de la cena, pero las cosas se estaban complicando un poco porque ella era un completo desastre.
— Sayu, sé más cuidadosa.— El de orbes ámbar la instruía, tratando de evitar que su hija acabara manchando gran parte de la cocina con comida.— Venti, ¿qué tal las cosas por ahí?
— Estoy cocinando tranquilo. No te preocupes por mí y mira a tu hija.— Xiao rodó los ojos, aunque con una sonrisa en su rostro.— Mira que... Al final te acabaron saliendo las galletas más bonitas que a mí.
— No sé yo. Cuando de arte se trata, es muy difícil superarte.— Mencionó su esposo.
— Bueno, a mi yo de hace años lo tienes más que vencido. ¿Te acuerdas de las galletas que hicimos cuando nos mudamos a aquel piso?— Preguntó con una sonrisa divertida.
— Y tanto que me acuerdo. Aún tengo las fotos.— El de trenzas sonrió.
— Yo también.— Mencionó.— Algún día debemos reunirnos a revisar todas las fotos que tenemos.
— Me haría muy feliz.
— ¡Hecho!— Aquel grito llamó la atención de ambos, quienes observaron a Sayu.— Por fin terminé.
— Ve a lavarte las manos.— Ella asintió y se fue corriendo. Cuando Xiao vio las galletas, dejó escapar una sonrisa.— Intentó imitar nuestras galletas y nos hizo a nosotros tres y a Luther. Ahora parece que tenemos tres grupos de nuestra familia hecha por cada uno.
— ¿Eh? Quiero verlas.— Se aseguró de que la comida no estaba en peligro de quemarse y se acercó a ver, aprovechando para sacarles algunas fotos.— Esto va a quedar como un lindo recuerdo.
— Es igual que aquel día.— Sonrió.— Hey, echemos los colchones en el salón y pasemos la noche juntos.— Venti sonrió y se acercó para besarlo, rodeando su cuello con sus brazos.
— Estoy seguro de que Sayu estará encantada.— Xiao aprovechó la cercanía para besarlo nuevamente, dándose el placer de perderse en su esposo durante unos segundos.
Y aquella noche se divirtieron tal y como muchas otras lo habían hecho. Pero al igual que todas esas otras, aquella fue especial, y ambos la atesorarían en su corazón.
— Papá, papi.— La chiquilla llamó la atención de ambos. Al igual que aquella vez años atrás, se encontraban abrazados debajo de las sábanas mientras comían galletas, con la diferencia de que ahora Sayu era abrazada por Venti.
— ¿Qué sucede, cielo?— Habló Venti por su esposo y él.
— Os quiero mucho.— Ambos sonrieron con cariño.
— Nosotros también te queremos.— Dijo Xiao. Mientras tanto, Venti se inclinó ligeramente para besar su frente.
— Eres nuestro mayor orgullo.— Ella sonrió.
— Algún día quiero escuchar vuestra historia... Cómo os conocisteis.— Sus padres intercambiaron miradas.
— Si quieres, podemos empezar contándote un poquito. Pero no será mucho, pues tendrás que esperar algunos años para escuchar hasta el último detalle.— Habló Xiao con diversión.
— ¡Sí, sí! Quiero escuchar, aunque sea solo un poquito.— Y como si ambos lo hubieran acordado en silencioso, Venti empezó a hablar.
— ¿Alguna vez te hablamos más a fondo acerca de Luther?— La chiquilla negó. Sus conocimientos sobre la amada mascota de Venti llegaban a que estuvo junto a él muchos años, y Xiao llegó a conocerla también.— Pues verás...
El de trenzas comenzó a narrar aquella historia, empezando por aquel día donde conoció a Xiao de esa forma tan vergonzosa.
Se esta forma, los años pasaron y pasaron, al igual que en la historia que contaba. Por cada año, la chiquilla conocía un poco más de la esta, hasta que llegó al día en el que supo absolutamente todo lo necesario sobre ella.
Una vez hubo terminado, la joven sintió curiosidad por saber lo que el futuro le deparaba a sus padres. Completamente enternecida por la historia que había oído, se sintió orgullosa de ser parte de ella y de ser una parte tan importante para ambos.
De ahora en adelante, lo único que le quedaba era verlos seguir avanzando. Aunque había algo de lo que estaba segura: probablemente, ellos se seguirían amando hasta el último día de sus vidas.
Porque un amor como el de ellos, no tenía comparación.
Y, bueno no nos olvidemos de Luther. Incluso fallecido, él tiene merecido su mérito por todo lo que logró con su gran momento de calentura.
Fin.
Admito que temía cagarla un poquito con este último extra, porque quería que fuese especial... Y sigo sin estar segura de si logré conseguirlo.
Pero al menos me siento satisfecha, supongo.
Me duele dejarlo ya, pero simplemente era el momento. Además, sigue en pie la historia de este Aether, no lo olvidemos (aunque ya veré cuándo la escribo).
En fin, muchas gracias a todos lo que habéis llegado hasta aquí <3 De verdad he disfrutado mucho Flowers y me he divertido mucho con vuestros comentarios. Será triste no escribir más de estos dos :( Pero al menos me quedan más historias que seguro que disfrutaré tanto como esta.
Mientras escribo la próxima historia que será publicada probablemente esté algo desaparecida, pero definitivamente regresaré en cuanto pueda. Así que, ¡nos vemos a la próxima!
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