꒷꩜໋᪶˒꒰❛ extra 1❜𖦹̫ꪳ𝆃

Salto del tiempo hacia atrás. Esto es algún tiempo después de boda de Xiao y Venti.















Ya hacía algunos meses que Xiao se había estado cruzando con esa señora. Siempre la encontraba en el mismo asiento del autobús, observando con nostalgia a sus alrededores. En sus ojos tristes se apreciaba su cansancio, lo que rompía ligeramente su corazón.

La primera vez que la vio, aquella mujer, de aproximadamente setenta años, se dirigió a él algo insegura. El de orbes ámbar pudo percibir casi al instante que ella únicamente buscaba charlar con alguien, así que de inmediato reaccionó y decidió darle algo de conversación.

Cuando su parada llegó, él la ayudó a bajarse, y tras eso siguió en su lugar, esperando pacientemente hasta llegar a la suya.

Entonces, aquella pequeña conversación se convirtió en el comienzo de una rutina. Siempre que Xiao tenía horario matutino, encontraba a esa mujer en el autobús.

Pronto descubrió que cada mañana ella iba al cementerio a visitar a su fallecido esposo. La verdad es que no le extrañó, pues en varias ocasiones la había encontrado con grandes ramos de flores, y en otras había visto alguna que otra carta sobresaliendo de su bolso.

— Mi marido era todo para mí.— Le contó una vez ella, dejando escapar un suspiro pesado. Se podía notar que realmente lo extrañaba, y el dolor que debía sentir probablemente era desmesurado.— Él siempre cuidaba de mí. Siempre limpiaba la casa y hacía de comer, me llevaba a donde fuese necesario y me ayudaba con todo lo que tenía que hacer. Hace poco él falleció,— hizo una corta pausa.— y no sé qué hacer sin él. Me siento tan perdida, lo extraño tanto...— Aquello terminó por destrozar el corazón de Xiao, quien lo único que supo hacer fue ofrecerle sus brazos a aquella señora.

Porque no sabía qué podía decirle. Era consciente de que no existían palabras en el mundo para aliviar a esa mujer.

Ya que si él perdiera a Venti, también se sentiría perdido. Obviamente, a esas alturas sería capaz de seguir adelante, aún le quedaba mucho por vivir. Sin embargo, sería tan doloroso que se vería completamente perdido durante un buen tiempo, y su vida no volvería a ser lo mismo desde entonces.

Y perderlo al final de su vida... También sería simplemente horrible. Después de tantos años juntos, quedaría completamente solo. Todos seguirían avanzando, y él se quedaría atrás, sin alguien con quien seguir a su ritmo.

La verdad es que prefería morir antes que sentirse así. Completamente solo, cuando todo el mundo lo ha dejado atrás.

— Gracias por escucharme, cielo. Lamento cargarte con mis pesares... No me gusta volver el ambiente tan fúnebre.— Se disculpó ella.— Sé que es deprimente. No debería ir por ahí contando esta historia.

Xiao negó con su cabeza.— No se preocupe. Puede contarme lo que quiera, después de todo, me gusta escuchar a los demás.— Sonrió con cierta dulzura. Era aquella sonrisa que Venti le había “contagiado” de alguna forma.— Además, comprendo que quiera desahogarse con alguien. Perder al amor de su vida tuvo que ser un golpe demasiado fuerte... De verdad lo lamento por usted.

— ¿Nadie te dijo que eres un amor?— El de orbes ámbar soltó una risita.— De alguna forma me recuerdas a él. Tu esposa ha de sentirse orgullosa de tenerte a su lado.— Xiao dejó escapar un suspiro, decidiendo no corregir aquel error que había cometido.

— No soy tan bueno como para hacer que alguien se sienta orgulloso de tenerme.— Comentó, cuando se dio cuenta de que ya habían llegado a la parada de la mujer.— Esta es su parada. Deja que le ayude.— Ella asintió y aceptó la amabilidad ajena, sin atreverse a decir nada sobre lo anteriormente comentado.

Cuando finalmente estuvo solo, Xiao no pudo evitar pensar en ello.

Realmente, había mentido. Venti había dicho en reiteradas ocasiones lo muy orgulloso que se sentía de ser su esposo, le había repetido mil veces lo mucho que lo amaba y le había dejado en claro que era su tesoro más preciado. Era imposible que Venti no le apreciase, cuando ya había dejado en claro que era lo mejor que había pasado en su vida.

Sin embargo, se sentiría culpable si admitiera frente a ella que aún tenía a alguien. Porque verla sola simplemente le hacía pensar en lo que debía envidiar a personas como él.

Los días seguían pasando, y siempre que él iba a su trabajo por la mañana se encontraba con ella. Ya era costumbre que ambos se vieran a la misma hora, que se colocaran en el mismo sitio (si no habían sido ocupados ya) y charlasen hasta que ella tuviera que bajarse.

Generalmente, ella solía hablar con nostalgia sobre su pasado, lo que hacía ligeramente feliz a su receptor. De alguna forma, aquella mujer le transmitía cierta calma. Era curiosa, y por eso buscaba hacerla sentir cómoda.

Entonces, un día, de repente, poco antes de su parada, ella sacó por primera vez otro tema de conversación. Fue algo que tomó completamente desprevenido a Xiao, y la verdad es que resultó una grata sorpresa.

— Hace poco vi a tu hija. Es una chiquilla muy linda.— Xiao alzó su mirada, completamente perplejo.— No te imagines cosas raras. Simplemente os encontré hace poco por ahí y me pareció curioso. Aquel joven de trenzas era su esposo, ¿cierto?— El de orbes ámbar suspiró.

— Sí, era él.— La mujer lo observó en silencio antes de hablar.

— En antaño aborrecí la homosexualidad. En mis tiempos estaba tan mal vista que me dejé llevar demasiado por los demás. Por ello dañé a unos amigos, y jamás volví a saber de ellos.— Contó con cierta tristeza, sin atreverse a dirigir su mirada a su acompañante, quien escuchaba todo atentamente.— Y la verdad es que a estas alturas de mi vida, me arrepiento. Porque me di cuenta de que es una estupidez. No me había parado a pensar en ello, pero cuando te vi el otro día junto a aquel que supuse que era tu esposo, me di cuenta de lo que realmente pensaba.— Desvió su mirada.— Pero bueno, esto es algo que no te interesa. Simplemente quería desearos lo mejor. Eres joven y aún te queda mucho por delante, aprecia a ese chico y dale todo el amor que tengas para darle.— Pareció pensar en sus siguientes palabras.— ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?

— Desde los quince años.— Respondió él.

— Y creo recordar que ya casi rondas tus treinta... Lleváis cerca de quince años juntos. Oh, eso ya es bastante tiempo. Felicidades.— Xiao soltó una risita.

— Muchas gracias.— La mujer sonrió.

— No hace falta que agradezcas. Y simplemente ten en cuenta mi consejo.— Tomó su mano con cuidado.— Por cierto, tu esposo es hermoso. Díselo, y que nunca lo olvide. También ha de saber que posee una sonrisa encantadora. Cuando aquel día lo vi sonreír, me vi contagiada por su felicidad.— Confesó.— Cuídalo bien. Y que él cuide bien de ti.

— Descuida, lo haremos.

— Más os vale.— Por un momento, Xiao se sintió regañado.— En fin, mi parada es esta. Ayúdame a bajar, por favor.

— Como usted desee.

Esa misma noche, cuando Xiao finalmente se reunió con Venti a solas, aprovechó para ponerse cariñoso con él, lo que desconcertó ligeramente al de trenzas. Al final, salió el tema de aquella mujer, de quien ya habían hablado antes.

— Realmente me gustaría conocerla algún día.— Comentó el de orbes esmeralda mientras era abrazado por su esposo.— Se ve muy amable.

— La próxima vez que la vea se lo comentaré. Seguro que estará encantada contigo.— Besó su cabeza con cariño. Venti sonrió y cerró sus ojos.

Sin embargo, aquello no pudo hacerse realidad. Porque después de aquella conversación, Xiao jamás pudo volver a verla.

Porque ella desapareció, sin dejar otro rastro alguno que la pequeña huella que había dejado en el corazón del de orbes ámbar y el dolor que su desaparición dejó.

Y quién sabe, tal vez simplemente se sentía demasiado agotada mentalmente como para seguir visitando aquel lugar.

O tal vez se había reencontrado con aquel hombre a quien tanto amó. Xiao jamás lo supo, pero lo único que deseó fue que finalmente hubiera encontrado la felicidad.

Porque después de todo, realmente apreciaba su recuerdo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top