Tenía que abrir los ojos, pero no quería. Estaba luchando entre el deber y el querer, sabía que era muy temprano. Aun así, no podía faltar al trabajo y si él no se levantaba, James vendría a tirarlo de la cama como siempre hacía.

Haciendo el mayor esfuerzo, abrió los ojos y dejó salir un bostezo suave. El colchón estaba más cómodo de lo normal, algo parecía diferente.

Tal vez el hecho que estaba durmiendo sobre James, no sobre su colchón.

Intentó levantarse en un rápido movimiento, pero las manos aferradas a su cintura no le permitían moverse. Luchó unos segundos, rindiendose cuando notó que el rubio comenzaba a despertar.

-Jem. -Trato de sonar lo más delicado posible, el chico acababa de levantarse y no quería asustarlo.

A Connor le pareció realmente lindo ver a Mcvey adormilado, con el cabello despeinado y sus labios entre abiertos mientras bostezada.

-Mm ¿Conn? -Apretó más su agarre, haciendo que el menor se pegara más a él inconscientemente. -Me gustaría preguntarte qué haces arriba mío, pero estoy muy cómodo y no quiero que te muevas. -Las mejillas del menor se fueron coloreando hasta llegar a un rojo vivo, en un intento fallido de evitar que el rubio lo viera, hundió su rostro en el pecho del mayor.

El mayor se carcajeó acariciando los mechones castaños del chico, le parecía totalmente tierno la actitud de Connor. La forma en como trataba de disimular el sonrojo que él generó, como sus mejillas rojas resaltaban sus hermosos ojos celestes.

James amaba todo eso.

-Ey, ahí están las flores de tu admirador. -Susurró en su oído, haciendo que este se levantara y tomara el ramo sonriendo. -Es un narciso bicolor.