32

El castaño acomodaba su bandana en el casillero algo nervioso, James se quedaría a dormir en su casa y eso le ponía los pelos de punta.

No es que no le agradara el rubio, en cambio lo quería mucho, pero cuando el mayor estaba presente se sentía desfallecer. No comprendía cual era la razón de su comportamiento, tampoco sabía porque lo hacia sentir tan bien que él estuviera cerca.

Caminó a la entrada donde McVey lo esperaba en la puerta, con los brazos cruzados y sus clásicos jeans rasgados. Nunca había notado que el rubio podía ser una persona dentro del área de trabajo y otra, cuando era un momento informal.

-¿Nos vamos? -Asintió sin mirarlo, evitaba todo contacto visual con el mayor. Temía que si se quedaba bien sus ojos por un tiempo, este notara todos los secretos que guardaba.

Salieron por la puerta auxiliar y, cuando James cerró bien la entrada, subieron a su auto. El camino fue un cómodo silencio, algunas canciones pasaban por la radio, pero a Connor no le gustaba ninguna.

El castaño cambiaba una y otra ves de estación, sin dejar ninguna más de tres segundos. El rubio se reía en silencio de los gestos que hacia al escuchar alguna melodía que no le gustaba, fruncía el ceño y apretaba sus labios como si estuviera evitando maldecir a la maquina.

-Ya deja una Conn. -Comentó desinteresado el conductor sin apartar la mirada de las calles de New York, que para ser las 6:00 PM estaban muy pobladas.

-Es que ninguna llama mi atención. -Se quejó en un susurro, su dedo seguía pegado al botón y no dejaba de oprimirlo una y otra vez.

Cuando ya estaba por rendirse, apagar la radio y dejarse caer sobre el asiento del copiloto. Una canción comenzó a sonar, era Can't Stop The Feeling de Justin Timberlake.

Dejó la canción y comenzó a tararearla en voz baja. Le sorprendió que el rubio junto a él, sin pudor alguno, la cantara.

Tenía linda voz, algo suave. Le hacía recordar a un algodón de azúcar o las olas del mar, era como si la dulce melodía que salía de su boca lo llevara a un lugar de tranquilidad.

Cerró sus ojos y suspiró antes de comenzar a cantar a un volumen más alto, sorprendiendo al mayor que lo miró fascinado unos segundos.

Ambos cantaron y rieron durante el resto del viaje, con un ramo de Camelias en el asiento trasero.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top