El rubio no dejaba de mirar al chicos de rulos confundido, acababa de ganarle una partida en el FIFA, nadie nunca le había ganado a él.

-Sigo pensando que hiciste trampa. -Le retó el menor al chico frente a él que no dejaba de sonreír con egocentrismo. -Maldito tramposo. -Recibió un golpe en su cabeza de parte del castaño.

-En mi casa nada de insultos Nate. -Agregó Connor mientras lo señalaba, solía decir que esta era la casa del señor y estaban prohibidas las malas palabras. Obviamente, todo era una broma entre él y Brad.

-Si, aprende a ser un buen perdedor. -La sonrisa de Levi no dejaba de ampliarse en cuanto más tiempo pasaba, estaba disfrutando mucho esto.

-Espero que Drew venga pronto. -Murmuró el rubio dándose cuenta que el único que siempre lo dejaría ganar en ese juego, era su nuevo amigo.

-¿Drew? ¿Quien es Drew? -El mayor estaba por responderle a su amigo cuando el timbre sonó, sin darle mucha importancia los tres se dirigieron a la entrada.

En la puerta, estaba el rubio que andaban esperando con ramo de flores. Traía unas latas de cervezas consigo.

-¡Drew! ¡Amigo del alma! -Nate se estaba por lanzar sobre el chico cuando el castaño lo apartó para tomar las flores.

-Debes calmarte Nate. -Las palabras salieron con una risa contagiosa de parte del oji-azul. -Levi, él es Drew. -Le contestó el castaño yendo a la sala junto al eufórico rubio.

El chico de rulos se puso completamente rojo cuando cruzó miradas con el chico frente a él.

No sabía que eran más lindas, el ramo de amapolas de Connor o el joven frente a él.