23
El castaño quería ponerse corchos en los oídos o taparle la boca a cierta chica a su lado.
Desde ya hace unas semanas que Tristan lo venía a buscar todos los días después del trabajo, todos los días se cruzaba su amigo se cruzaba con sus compañeros. Y desde entonces, Margaret no había dejado de hablar lo hermoso e impresionante que era el rubio.
-Ya Maggie, si sigues hablando así de Tris tendré pesadillas. -Connor no pudo evitar dar ese comentario, la pelirrosa lo miró divertida e hizo caso omiso a su ruego.
-Es que él es muy...
-Atractivo, inteligente, especial. -La interrumpió el nuevo rubio en la mesa, Drew, rodando los ojos. -Si Maggie, ya nos lo dijiste 3 veces. Creo que ya puedo escribir una biblia de todo lo que nos contaste. -Comentó con sarcasmo, Nate rió un poco sin dejar de hacer su trabajo al notar la cara de pocos amigos que le hizo Margaret.
-Me llamó Margaret, Maggie me dicen mis amigos. -Gruñó la chica apartando la mirada a las miles de cajas que le faltaban hacer ya que se había perdido hablando de su amor por el rubio.
-¿Acaso no soy tu amigo? -Preguntó el chico de ojos claros mientras terminaba toda su hilera de cajas y tomaba otra, Drew era tan rápido como Nate en el trabajo.
-No, no me caes bien. -Las palabras se deslizaron entre los dientes de la pelirrosa, odiaba a su nuevo compañero.
-Genial, así el odio es mutuo. -Aseguró el rubio sonriendo, los presentes rieron y cortaron la conversación apenas el mayor entró por la puerta de la sala.
-¡Ey Connor! -El castaño levantó la mirada a tiempo para atrapar el ramo de flores. -Tu admirador las dejó aquí, otra vez.
Era un ramo de Amarilis.
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