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Los gritos se escuchaban en toda la casa, esta vez eran gritos de alegría. Los cuatro amigos no dejaban de alentar a su equipo a la vez que se empujaban entre ellos para ver mejor la pantalla.
El mayor de los cuatro, usaba una camiseta lo bastante larga para que le llegue a sus muslos. El de cabellos rulosos, tenía puesto la misma remera que el rubio, hasta del mismo talle, pero a él le quedaba hasta las rodillas.
El otro ruloso usaba una bandana de su equipo y no dejaba de mover su pierna del nerviosismo. Y su amigo de cabellos cortos, era el que más gritaba de todos.
El timbre sonó pero ninguno se movió de su lugar, estaban a unos segundos del gol y no querían perdérselo.
-Austin, ve a abrir la puerta. -Le mandó el único rubio en la sala, el castaño negó y empujó al de rulos a su lado.
-¿Por qué tengo que ir yo? No es mi casa. -Se quejó el menor de los cuatro, los otros chicos seguían sin prestarle la mínima atención.
-Deja de perder tiempo y ve a abrir la puerta. -Le ordenó el otro ruloso, se sorprendieron al verlo decir una orden. Él solía ser muy pacífico. -Ve ahora Levi, el timbre me está volviendo loco.
Mientras murmuraba inapropiadas palabras hacia los presentes, abrió la puerta encontrándose con dos chicos de los cuales sólo conocía a uno.
-Hola Levi, él es James, nuestro vecino. -Lo presentó el castaño entrando a su hogar con el rubio, y un ramo de flores.
-Hola. -Susurro en forma de saludo el mayor, miraba sus manos nervioso haciendo reír al menor.
-Descuida, no muerdo. -Bromeo Jones dirigiéndose a la sala junto a los demás. -¿De quién son esas flores?
-Son mis geranios, no las toques.
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