Anthurium

La flor Anthurium es también conocida como planta flamenca, lengua pintada o paleta de pintor por la gama de colores hermosos que contiene. Esta flor es considerada en muchas culturas como la flor de la felicidad. Esta nos acerca al amor, las relaciones estables y las amistades duraderas.

La flor Anthurium, o paleta de pintor, nos mantiene rodeados de la energía de la felicidad. Por tanto, se aconseja tener la Anthurium en nuestras casas ya que el significado de la flor de la felicidad es mejorar nuestro estado de ánimo.

Ship: Raripie (Rarity x Pinkie Pie)

Fandom: My Little Pony EG

Descripción: Rarity es una diseñadora mundialmente conocida, tiene dinero, fama y admiradores, a vista de cualquiera, lo tiene todo. Sin embargo, no todo es color de rosa, pues tan joven ha perdido la emoción por la vida.

Pinkie Pie es todo un mundo de diferencia junto a ella, pero puede darle algo que el dinero no puede comprar, una genuina sonrisa...

Aclas:

-Ocupamos a la Detective Rarity... Aunque en ese sentido, más que "La detective Rarity resuelve misterios", será más como "Rarity Sandiego vs La gente mala con nombres llamativos" xD

(Llevo como 3 meses o más escribiendo esto, lo siento jajan't)

-Las Cursivas podría decirse que es la "Narrativa en blanco y negro" característica de los capitulos con la Detective Rarity en la serie.

-Otra cosa que caracteriza a la Detective, son sus maravillosos cambios de vestuario, así que para representarlo, cada vez que haya un separador (excepto el primero), es porque Rarity cambia de vestuario (al que usa en dicho separador)

-Y... Por motivos de conveniencia, he decidido usar uno de los mitos de la comunidad, el cual es que "Belle" es el apellido de Rarity (Aunque se que realmente no es así :p)

Palabras: 6000(?) idk (La wea más larga que he escrito, ayuda xD)

Narra Rarity

Narro un día más en Canterlot City como cualquier otro, el lugar más tranquilo y sereno del mundo por fuera, un nido de ratas por todo lo demás.

La suave música de saxofón, ayudaba a acentuar los tonos blancos y negros que recubrían el entorno.

Mientras que yo, la tres veces portada de revista de diseñadora y completamente humilde detective Rarity, degustaba de mi insípido café, sentada sola, en el centro de la ciudad con mayor índice de criminalidad en el pais y de noche, en espera...

-Manos arriba güera- Me amenazó de sorpresa una voz femenina y algo rasposa, haciendo presión sobre mi cabeza con una pistola.

-Tal y como sospeché, el "Arcoiris sónico" está detras de este caso, ¿o prefieres que te llame por tu nombre real, Rainbow Dash?- Le contesté tranquila, dandole un último sorbo a mi café, antes de dejarlo sobre la mesa.

-Puedes llamarme como quieras Detective, igual y de aquí no sales viva- Me respondió amenazante la otra.

La miré un poco de reojo de forma no amigable.

-Quiero que lo intentes- Le solté de repente.

Me levanté rápidamente, haciendo que esta disparara al aire, y aproveché para rápidamente atorar el arma con un anillo que traía puesto.

-¿Cómo?- Miró sorprendida la de pelo arcoiris.

En un rápido reflejo, tomé unas esposas de mi saco y ágilmente la encerré con un poste cercano, inmovilizandola totalmente.

La de pelo arcoiris forcejeó, pero no pudo hacer mucho más que mirarme molesta.

-Dejaré que la policía se encargue de ti, querida- Le dije recogiendo de vuelta mi café, para darle otro sorbo.

Y así, entre insultos y maldiciones, un nuevo caso estaba resuelto a manos de la detective Rarity, el cual podría agendarse perfectamente como el tercero de esta semana, un nuevo record para un martes.

Me alejaba caminando con una gran satisfacción, esto pues, lo único que me gusta más que mis maravillosos cambios de vestuario, es un trabajo bien hecho.

Sin embargo...

Mientras caminaba, un escalofrío recorrió mi cuerpo, una sensación extraña que me solía invadir últimamente cuando hacía mi trabajo.

No era como si alguien me observara, era algo totalmente diferente y constante.

Tenía mis sospechas al respecto, no era una enfermedad ni algo parecido, tampoco un truco de alguna persona mala.

Hace algún que otro año suelo cumplir a diario con mi trabajo, el entusiasmo de acabar y narrar dramáticamente desaparece cada vez.

Sin embargo, si tuviera que definir como me siento, se puede decir que esto llega a ser algo...

Aburrido.

Al día siguiente

Era de mañana, como todos los días, me dirigía a la agencia de policía a reportarme al trabajo.

Llegué, luciendo uno de mis fabulosos vestidos de colección como de costumbre, uno color toronja con detalles marron rosado y un accesorio en la cabeza a juego, para ser más exactos, además claro de mis divinos tacones del 20, ideales para persecuciones.

-Buenos días Shin...- Intenté decir mientras abría la puerta a la oficina del jefe, sin embargo, no pude acabar de entrar dado a que este me interceptó antes de eso.

Shining Armor, jefe de la policía de Canterlot City y por tanto, mi jefe. Es un buen tipo y nunca se separa del sueter azul de lana fina que le regalé en su cumpleaños... Aunque siempre se queja de su salario.

-¡Señorita Belle, que bueno que esté aquí!- Me habló inmediatamente Shining Armor, quien parecía llevarse un gran alivio despues de un rato de estrés -¡Esta niña entró quien sabe como desde hace dos horas e insiste en hablar contigo, así que suerte compañera!- Fue lo último que me dijo antes de literalmente salir huyendo.

Ante esto, quedé atónita, pero firme.

¿Qué estaba pasando que atemorizaba a mis compañeros? Alguna mente maestra debía haberse logrado infiltrar para que pudiera burlar a la seguridad, e incluso haber asustado a Shining Armor ¿Pero quién?

Tantas dudas, y una respuesta tras la puerta ¡este era un trabajo para la gran Detective...

-¡Dharity!- una enérgica e increíblemente chillona voz me llamó desbordante de felicidad, sacandome totalmente de mi narrativa.

-... ¿Qué?-

Totalmente fuera de mis expectativas, frente a mi se encontraba una encantadora joven de unos 17 o 18 años.

Más allá de el hecho de que había pronunciado mi nombre mal, mi vista no podía dejar de hacer énfasis en su resaltante abundancia de color rosa, por alguna razón me causaba especial interés.

Momento ¿Me llamó abiertamente por mi nombre?

-¡Rarity, no puedo creer que la mejor detective del mundo mundial esté frente a mi- Me gritó esta misma de forma ensordecedora.

-S-si, soy yo- Hablé débilmente. Normalmente no soy de pocas palabras, pero por alguna razón, estas no salian de mi boca... Aunque quizá tuviera que ver con lo surrealista de la situación.

A mi afirmativa, la contraria soltó un agudo chillido acompañado de cortos saltos, rebosantes de felicidad.

-Soy Pinkie Pie, encargada de la pastelería Sugarcube Corner y la mayor admiradora de tu trabajo- Menciono con su característico exceso te energía, aunque luego se relajó un poco -Mi gran sueño siempre ha sido unirme a ti en tus aventuras.

La peli rosa me miró con una enorme sonrisa de súplica.

Eso fue repentino... E increíblemente directo.

La miré a ceja alzada, con clara inconformidad con la situación.

Todo esto estaba siendo muy raro, hasta para mi, quiero decir, posiblemente cualquier persona que conozca ya habría salido huyendo de esto desde hace rato... Como Shining Armor, por ejemplo.

Aun así, había algo que no me dejaba hacerlo, un impulso involuntario que me decía que permaneciera ahí, como si mi propio instinto supiera que es lo mejor... Y bueno, mi instinto nunca me ha fallado en realidad.

Además, no puedo negar que este había sido un encuentro... "interesante".

-Entonces... Dejame ver si entendí ¿Me dices que entraste a la fuerza y sin ningún esfuerzo a la estación de policía, cosa que debe ser ilegal en muchos sentidos, y todo para poder ser mi acompañante?- Hablé finalmente en tono interrogativo

-Tambien puedo ser tu compañera si quieres- Sugirió guiñando el ojo

La miré des aprobatoria

-¡Por favor Rarity, haré lo que sea!- Rogó ahora incandose frente a mi.

N/A: Pinkie siempre pronuncia mal el nombre de Rarity, solo que, por obviedades, lo escribí bien el todas las demás veces.

Medité la situación un momento.

-¿Por qué no comienzas dejando de llamarme por mi nombre como si fueramos hermanas?- Le contesté algo más tajante de lo que hubiera querido, ya que en general no es algo que me moleste. Sin embargo, que lo pronunciara mal comenzaba a estresarme.

-¡Entendido mi capitán!- Contestó bromista haciendo un saludo militar.

Para mi sorpresa, no pude evitar soltar una sonora carcajada ante dicho gesto.

Es algo realmente extraño de hecho... Pero no en el mal sentido.

Quizá suene descabellado, pero creo que podría salir algo de aquí.

Además, no parece que sería fácil librarse de ella.

-Muy bien señorita Pie- Le dije apenas dejando de reir, pero con una pequeña sonrisa prevaleciente en mi rostro -Solo llamame "Señorita Belle"

Solo esperaba no arrepentirme por esto...

La última vez que tuve un asistente, fue hace más de un año, y esa fue la ultima vez que lo vi...

No es que haya muerto ni nada, pero se hartó de mi y decidió huir de país. Quisiera decir que me sorprende, pero por alguna razón que no comprendo, no estuvo ni cerca de ser el primero.

Desde ese entonces, dejé de intentarlo y comencé a trabajar sola... Hasta hoy.

-Ya estoy lista Rarity- Me habló esa voz chillona sacandome de mis pensamientos. Era Pinkie Pie, quien estaba sentada junto a mi con una pequeña libreta.

Honestamente, no esperaba volver a hacer una excepción a la regla.

Nos encontrábamos sentadas en una mesa de una cafetería al centro de la ciudad tomando café, era hasta poético.

-Muy bien querida, escucha, estamos esperando a nuestra sospechosa, así que permanece seria y con perfil bajo- Le expliqué con medio interes, antes de darle un sorbo a mi café con leche.

-¡Entendido Rarity!- Me contestó firmemente haciendo una cara "seria" bastante graciosa.

Reí levemente, pero rápidamente me enserie al notar que me había vuelto a llamar por mi nombre.

-Llamame Srta. Belle-

Tras unos minutos extra de espera, finalmente estaba pasando, pudimos ver como una albina vieja conocida mía, entraba discreta a un callejón cercano.

-Finalmente- Dije en voz baja antes de levantarme y correr en su búsqueda, ignorando completamente a mi acompañante.

En dicho callejón, logré alcanzarla sin que esta se diera cuenta.

-Así que estaba en lo correcto, tu de nuevo- Hablé serena logrando llamar su atención.

-Que bueno verte de nuevo, detective Rarity- Me contestó ya expectante y algo coqueta volteando a verme, dejando en obviedad sus ojos morados y su tez azulada.

-¿Qué te alegra tanto? ¿Acaso es que es hoy el día en que no huyes descaradamente?- le pregunté irónica.

La azulada soltó una pequeña risa, antes de mirar su reloj de muñeca.

-Lo siento, quisiera quedarme un rato a jugar contigo bonita, pero...- Tras su palabrería, esta sacó una pequeña bola de un bolsillo.

Tardé mucho en reaccionar como para intentar hacer algo. La ladrona conocida como "La gran y poderosa Trixie", es una de las más difíciles de tratar y una ya antigua conocida.

Nadie sabe como o porqué, pero posee una habilidad para los trucos de magia que le permiten escaparse de prácticamente cualquier situación si tiene las manos libres.

Sú técnica estrella, es la desaparición con bola de humo, tan rápida que ni siquiera yo y mi impresionante agilidad podemos hacer mucho contra eso...

Bufé

-¡Contempla el gran y poderoso escape de la Gran y Poderosa Tri...! ¿Ah?- Gritó esta, hasta que fue distraida por... El brillo de un reflector saliendo de la absoluta nada... ¿Qué?

A modo de entrada triunfal, acompañada por una sorprendentemente dramática música de fondo, se encontraba Pinkie Pie bajo dicha luz.

-Preparate para los problemas, y más vale que temas- Dijo la peli rosa posando a la cámara.

-¡Oye! ¡¿Quién eres y como te atreves a opacar el escape de Trixie?!- Le gritó a modo de queja la albina.

-¡Oye! Tu interrumpiste mi lema rompe cuarta pared ¡no te quejes!- Le respondió quejosa la oji celeste.

Y así, mi rosada asistente y mi mayor némesis se encontraban discutiendo de forma ridícula, totalmente ridícula... Cosa que, obviamente, la brillante detective que soy aprovechó para esposar a la segunda.

-¡¿Qué?!- Gritó sorprendida la de ojos morados.

-¡Das arrestada!- Le terminó mi comediante asistente de forma graciosa.

Acto seguido, la misma comenzó a bailar a modo de celebración.

Sin embargo, esto me superaba, y mucho. Mira que hacer algo así en pleno trabajo...

-¡Señorita Pie, comportese!- Le grité a modo de regaño, causando que esta se desanimara y bajara la cabeza.

-¡Ja!- Se burló la albina, a quien tenía retenida con las manos.

Sabía que eso era lo mejor, de alguna forma debía aclararle que eso estuvo mal.

-Lo... Lo siento Rarity- Contestó triste.

Sentí una extraña punzada en el pecho.

Me detuve a pensar un momento... ¿Realmente había sido tan malo?

La Gran y Poderosa Trixie es alguien a tener en cuenta y que no debe ser tomada a la ligera, sin embargo, despues de tanto de conocerla, puedo decir que su punto más débil sería su enorme ego.

Siempre he pensado que su motivo de crear escapes tan vistosos y poco discretos, es para llamar la atención de todos los que la veamos.

Entonces, al Pinkie Pie robar su centro de atención... Podría decirse que esa intervención fue la clave del éxito.

-Llamame Señorita Belle... Y no tienes que disculparte- Sentencié.

-¿Ah no?- Cuestionaron a la vez la rosada y la azulada, molestandose un poco la segunda.

Simplemente negué.

La de pelo rosa entonces dió un brinco y un chillido de felicidad, seguido de un abrazo por mi espalda.

No se lo dije en ese momento, pero era verdad.

Y con eso y raspado, habiamos terminado.

Un caso más, resuelto por la Detective Rarity... Y esta vez con la ayuda de su dulce y medianamente aceptable detective asistente.

Pero había una cosa más... Había una especial emoción, un sentimiento que no tenía hace ya un tiempo.

Tanta adrenalina, era todo... Divertido.

La miré de reojo, quizá era una chica un tanto extraña, pero pensandolo bien, no es para nada desagradable.

¿Esto era gracias a ella?

Porque si era así, puede esto sea mucho más interesante de lo que pensé.

Y ese fue solo el comienzo...

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Comenzaron a pasar las semanas, y para este punto, Pinkie y yo ya habíamos resuelto algunos casos más.

Y por más que me haya costado aceptarlo en un principio, el simple hecho de tenerla cerca, endulzaba totalmente cada momento.

La emoción de resolver un caso, de detener a un criminal y narrarlo dramáticamente, es una sensación que no había sentido en... Años

O quizá, nunca antes.

Ahora que lo pienso, quizá podría llegar a verla con otros ojos...

Era un bonito día, Pinkie y yo habíamos acabado temprano nuestro trabajo, por lo que esta me había invitado a tomar algo a su tienda de Repostería.

Ambas reiamos un poco con las ocurrencias de la misma, la cual además me traía una taza de café con azúcar que le había pedido.

-Wow- Le dije sorprendida al dar el primer sorbo -¡Es solo café, pero está muy rico!- Exclamé.

-¡Gracias! En Sugarcube Corner se hacen las cosas con amor... Y azucar- Contestó la de ojos celestes con una sonrisa.

Solo le devolví el gesto mientras seguía bebiendo.

Hubo un sereno silencio por un momento. No sabría explicarme, pero entre mi dulce bebida y la presencia de Pinkie, por algún motivo me sentía bastante... ¿cómo se llama esta emoción?

Tras darle un último sorbo, decidí romper el silencio.

-¿Cuanto es, querida?- Pregunté

La rosada me miró sorprendida

-¡No no! la casa invita- me contestó negando con la cabeza.

-Bueno, gracias entonces-

Hubo otro instante de silencio, hasta que ella robó totalmente mi atención.

-No podría cobrarle a la persona que me ayudó a cumplir mi sueño antes de tener que irme- Mencionó esta débilmente, evitando hacer contacto visual conmigo.

La miré un tanto confusa y preocupada.

-¿A que te refieres?-

Esta dio un leve suspiro.

-Bueno, supongo que en algún momento debo decirte... De hecho es un capricho mio el vivir en este lugar, mi familia es de una granja de rocas no muy lejos de aquí y la verdad siempre quise saber lo que se sentía vivir en la gran ciudad- Me explicó intentando mantener su característica sonrisa -Y cuando me enteré que trabajabas aquí, me convencí a mi misma y decidí cumplir mis dos grandes sueños de una vez, abrir una exitosa tienda de repostería... Y conocerte a tí.

Con tan dulce comentario, mi cara se tiñó levemente de un tono rojizo, quizá más que levemente.

-Pero...- Siguió la peli rosa ahora más seria, retomando mi atención -Supongo que no se puede tener tanta suerte dos veces.

De su rostro ahora brotaban un par de tristes cascadas, y por más que trataba de ocultarlo, era sencillamente imposible.

Esa era la primera vez que la veía llorar, y era horrible.

Y tristemente, entendía perfectamente a lo que se refería.

Esta ciudad no es solo un nido de ratas, también es un robo con los impuestos más elevados de este lado del país, solo la alta sociedad y los mejores criminales podrían darse el lujo de vivir aquí.

Y bueno, de primera vista se puede notar que, además de los precios tan bajos para los estándares de la ciudad, este lugar está prácticamente vacío, con la exepción de Pinkie, yo y una persona de pelo azulado leyendo un periódico en el fondo.

A pesar de tener 18 años, ella es casi como una niña en muchos sentidos, todo eso debió ser un golpe muy fuerte de realidad.

Y aun con ese problema, ella se esfuerza por siempre tener una sonrisa y sacarle una a los demás. Especialmente a... mi.

Siempre me ha gustado ver a Pinkie sonreir, pero ahora tengo mis dudas. Si realmente era así ¿Entonces ella finge su propia alegría para intentar alegrar a los demás?

Por mi mente pasaron varios recuerdos de Pinkie y yo, toda su emoción y entusiasmo, sus ocurrencias e incluso el momento en que la conocí...

No, definitivamente ella puede ser feliz. Siempre que no tenga motivos para no estarlo, su sonrisa sería genuina.

Y no quiero perder jamás esa hermosa sonrisa...

Al pensar en eso, mis mejillas automáticamente se enrojecieron aun más que antes.

Medité un poco la situación y saqué un par de cosas de mi bolso.

-Pinkie, toma esto- Le dije haciendo entrega de un billete de 100 dolares, ligeramente enrollado.

A la peli rosa casi se le salen los ojos por las cuencas al ver semejante cantidad.

-¿¡Cómo!? No puedo aceptar esto Rarity ¡El café cuesta 49 centavos!- Negó esta energéticamente.

-Señorita Belle- Corregí -Y me alegra que hayas dejado de llorar- Le dije guiñando el ojo, intentando verme medianamente hétero -¿Por qué no lo desenrollas?-

Esta obedeció, desenrolló cuidadosamente el papel moneda para notar que dentro de este, habían un par de bonitos aretes con diseño de globo, de marca "Rarity para ti"

-¿Qué es esto y por qué parece que es más caro que mi vida?- Preguntó bromista.

-Esta es una pieza de mi próxima colección, consideralo una paga por estas semanas de trabajo y un regalo por haber hecho las cosas tan bien- Le dije haciendo referencia también al billete.

La peli rosada aspiró aire con sorpresa, antes de darme un apretado abrazo -¡Muchas gracias Rarity, los usaré siempre!

No le pude responder por falta de oxígeno. Aún así, esta no tardó en soltarme para ponerse de inmediato dicho accesorio.

-¿Cómo me veo?- Me preguntó

-Hermosa...- Suspiré gaymente. Fue lo único que salió de mi boca en ese momento.

Las dos reimos mientras Pinkie fingía modelar para mi.

No pasó mucho tiempo más, hasta que finalmente nos despedimos y yo me fuera a mi casa.

Sin embargo, a pesar de ese corto tiempo, un pensamiento permanece hasta ahora en mi memoria, el momento en el que le dí ese "regalo".

Cuando das un regalo hay un motivo detrás, una fecha importante, una muestra de afecto o en mi caso, una promesa, una promesa que me acababa de hacer a mi misma.

Una imagen de Pinkie Pie pasó alegremente por mi cabeza.

La promesa, de que no dejaré que pierdas tu genuina sonrisa...

---

Esa misma noche, en Sugarcube Corner.

En una pequeña habitación, en el piso superior del edificio, Pinkie Pie se preparaba para dormir.

-Buenas noches mundo, es hora de descansar- Dijo esta mirando al techo, antes de sentarse en su cama -Ups, casi olvido quitarme esto- Siguió, refiriendose a sus aretes, los cuales aun usaba desde la tarde.

Se quitó dichos objetos y los colocó sobre una mesita que tenía al lado, alistandose ahora si para dormir.

Despues de apagar las luces, no tardó mucho en caer totalmente rendida ante el cansancio acumulado de su día, pero aun así, con una enorme sonrisa...

Nadie imaginaba lo que pasaría despues...

A más avanzadas horas de la noche, una ventana de esta habitación se abriría, logrando entrar por ahí, una entonces desconocida sombra.

Dicha siniestra silueta, no tardó en infiltrarse, en busca de un objeto en específico.

-Ven para acá- Habló en voz baja dicha persona, justo antes de tomar el par de joyas ya mencionadas de la mesa.

Y así como llegó, así de fácil se fue.

Todo fue tan rápido, tan fugaz que la dulce y dormida señorita Pie, no tuvo ni la más mínima oportunidad de darse cuenta.

Pero desgraciadamente, yo esto no lo sabía...

Al día siguiente.

Era sábado por la mañana, si bien le había regalado los fines de semana a Pinkie como días de descanso, yo si que debo presentarme a trabajar.

Aún así, no había pasado nada interesante hasta la primera mitad del día, si bien estaba ahí, podría no estarlo y todo estaría exactamente igual de aburrido...

Eso hasta como las... 2 de la tarde, cuando recibí una visita inesperada...

-¡Rarity!- Me llamó la ya mencionada, apareciendo de repente.

Como si de una ninja me tratase, ante semejante sorpresa me levanté de golpe.

-¡¿Que, que pasó?!- Sentencié dramáticamente.

La rosada tomó aire, justo antes de hablar a gran velocidad.

-¡Pues pasa que me levanté! De forma totalmente normal como siempre, bueno, era la 1 PM, pero para mi eso es normal, y fui al baño porque tenía ganas, entonces salí y fui a desayunar, pero entonces recordé que soypobre y no tengo comida, así que decidí salir a comprar, pero...- Dijo todo esto súper rápido antes de respirar.

La verdad no entendí mucho, pero si que pude notar una obviedad, no traía aretes.

"Los usaré siempre" recordé

-Pinkie Pie, no traes puestos tus aretes?- Pregunté algo dolida, ignorando totalmente lo que me había dicho.

-Esto...- Me contestó nerviosa, preocupada por lo que realmente había pasado.

Yo como siempre, inmediatamente hice caso a mi hasta ahora, infalible instinto.

Todo apuntaba a que los había perdido, pero...

"¿Pobre?")

De forma totalmente inconciente, mi mente empezó a atar cabos, y estos me hicieron creer solo una cosa...

Tristemente para todos, mi instinto era excelente como detective. Pero no para ser una buena amiga...

-Pinkie... ¿Acaso los... Vendiste?- Le pregunté débilmente, tratando de verme firme.

Quizá mi pregunta fue muy brusca, pero realmente tenía mucho sentido. Una pieza tan exclusiva de esa marca podría ser vendida fácilmente en cientos de dólares, o incluso más si sabes donde, suficiente para sacarla de la ruina.

Realmente no quería creerlo, ¡no debía creerlo!... Sin embargo, esta vez mi fría mente me jugó una muy mala pasada

-¿¡Qué!? ¡Claro que no hice eso, yo...!- Me respondió la de ojos celestes a mi pregunta, pero no la dejé terminar.

-Fuera de aquí- Le dije cruelmente

Pinkie tuvo un leve shock con este comentario.

-Pero...-

-¡FUERA de aquí!- le grité molesta, conteniendo fuertemente mis lágrimas... Cosa que la peli rosada no consiguió ni de broma.

-Está... Bien- Dijo una totalmente desmotivada y debastada Pinkie Pie, la cual además había perdido su característico porte esponjoso en su cabello, en favor de uno lacio y descolorido.

Dicha persona se retiró tristemente de mi presencia, dejando dolor y algo más en mi ahora hueco corazón.

"¿Había hecho bien o mal?" Esa pregunta prevaleció en mi mente un buen rato, y pudo estarlo mucho más, de no ser por otra persona, la voz del Jefe de Policía, Shining Armor, quien me llamó para decirme algo...

---

Un nuevo caso...

Justo en mi momento de debilidad, un trabajo nuevo apareció para ser resuelto por mi.

Un caso de un valioso accesorio robado, con muchos detalles, esto debería ser bastante sencillo de hecho, pero...

"Joya"

No podía dejar de pensar en Pinkie Pie.

Pasaron horas y horas, simplemente no era mi mejor día, me era imposible concentrarme.

Hoy el cielo se tiñe de gris, no se oye el canto de una sola ave, el mero ambiente denota tristeza en su totalidad, e incluso el insípido café que tanto me solía gustar, ahora me sabe...

Amargo

Supongo que despues de probar el sabor dulce, lo simple es demasiado simple.

Pero no era mi café...

Llevo casi toda la vida sin nadie a mi lado, pero nunca me había sentido tan sola hasta ahora.

Pasó un día más, y como era de esperarse, nada.

Ese día tampoco fue el mejor, literalmente todo lo que hice, fue limitarme a ir de nuevo a esa cafetería de siempre a intentar pensar.

Acaso... ¿Me equivoqué? ¿Mi instinto me había fallado?

Me dolía bastante el pecho, no me hubiera sorprendido para nada si de repente mi corazón solo hubiese dejado de latir... Cosa que claro, no pasó.

Comencé a recordar poco a poco lo que pasó

Incluso recordé que en ningún momento le hice mención del valor a nivel promesa que tenían esos aretes.

¿Podría ser esa la razón de que se desprendiera de ellos tan fácilmente?

¿Habían mis sentimientos nublado mi juicio?

Entre estos pensamientos, una familiar voz me llamó, haciendome reaccionar.

-¿Vas a seguir así todo el día, bonita? Por lo general eres más interesante que esto- Me dijo dicha persona, quien sin haberlo notado en absoluto, se había sentado frente a mi.

-¿La Gran y Poderosa Trixie? ¿qué no estabas en la carcel?- Le pregunté con sorpresa.

-Ya han pasado dos semanas, me sorprende que tu y la peli rosa esa pensaran que seguiría ahí... Y que no hayas notado que me gusta verte mientras trabajas- Me contestó rodando los ojos -Por cierto ¿Donde está esa?-

Bajé la cabeza desanimada. Quizá debería haber intentado detenerla en ese momento, pero no sentí la fuerza ni la necesidad de hacerlo, solo quería hablar con alguien.

-Ella y yo... Ya no somos amigas...-

La de pelo blanco se emocionó por un momento, pero esto acabó al notar que no tuve reacción alguna.

-Lo siento... Pero ¿qué fue lo que pasó? La última vez que las vi, eran demasiado unidas-

La miré un poco.

-Digamos que... Le dí un regalo muy valioso para mi, y ella lo vendió- Dije en voz algo baja

La azulada ante esto, se giró algo indignada, o más bien molesta.

-¡Qué desperdicio! Ni en sus peores momentos, Trixie habría vendido un regalo de alguien importante-

Subí la cabeza rápidamente, sorprendida

-¿Ah... Ah no? Pero... ¡Tu eres una criminal! ¿No harías cualquier cosa para obtener dinero?- Pregunté muy curiosa.

Esta me miró un poco de reojo, como si pensara que se trataba de una broma.

-¡¿Qué?! ¡Claro que no! La gran y Poderosa Trixie tiene principios, Detective Rarity- Habló de forma muy icónica, pero más que suficiente para hacerme recapacitar...

Un recuerdo más invadió mi mente, la expresión de felicidad y la emoción que tuvo Pinkie Pie al recibir las ya mencionadas joyas.

"-Muchas gracias Rarity, los usaré siempre-"

En ese momento entendí.

Mis sentimientos no nublaron mi juicio, mi juicio nubló mis sentimientos.

-Jamás creí decirle esto a mi peor enemiga, pero ¡Gran y Poderosa Trixie, eres una genio!- Le grité, de nuevo emocionada.

-Ah, obviament...- Me contestó algo presumida, a lo que rápidamente la silencié con un pequeño beso en la mejilla a modo de agradecimiento -No tenemos que ser enemigas... Es más, llámame Trixie.

Le regalé un pequeño gesto, justo antes de levantarme de la silla.

-Muchas gracias, debo irme ¡A la próxima te atraparé!- Le dije mientras me comenzaba a retirar corriendo del lugar, pero de forma amistosa.

La albina solo me miró, pero con una sonrisa

-Me alegra que esté de vuelta detective- Fué lo último que alcanzó a susurrar referente al tema.

Y yo ahora tenía un nuevo objetivo

Pinkie jamás habría hecho algo así, porque ella no es así.

Y si no me daba prisa, seguramente sería demasiado tarde para arreglar las cosas.

Sugarcube Corner

El lugar había perdido de pronto todo su brillo, estaba cerrado y con un muchas de cajas siendo transportadas por la dueña, solo quedaban unas cuantas flores rojas con forma de Paleta de Pintor en las ventanas.

-¡Pinkie Pie!- Le grité a lo lejos me acercaba corriendo.

La peli rosa al oir mi voz, por un momento quizo hacer una sonrisa, pero finalmente solo decidió evitar el contacto visual.

-Oh, eres tu- Me llamó triste.

Su simple respuesta me causó dolor.

-Pinkie Pie, tenemos que hablar-

-¿Sobre que? ¿entonces ya te diste cuenta de que no vendí el regalo de quien, en aquel entonces era mi ídolo, al que tanto cariño le tuve?- Preguntó totalmente indignada.

Agaché la cabeza.

Si hay un momento para tragarme mi ego y actuar, ese es ahora.

-¡Es verdad, me equivoqué, lo siento!- Grité dejando salir un torrente de lágrimas -¡Dejé que mi instinto de Detective actuara por su cuenta! tantos casos, tantas caras de falsa inocencia ¡me han vuelto fría! Pero tu... No eres así, tu eres especial, das tu mejor sonrisa a cambio de nada, aunque no estés bien ¡solo porque te gusta ver al mundo sonreir!

La peli rosada había cambiado su semblante de enojo a uno más triste a ese momento.

-Y definitivamente nunca habrías vendido esos aretes para tu propio beneficio, porque... Sabías que eso no me haría feliz- Le acabé de decir antes de caer de rodillas al suelo, cabizbaja.

Permanecí un momento tumbada viendo hacia abajo, hasta el momento en que sentí que era rodeada por dos brazos.

-Rarity... Por favor, no llores- Me dijo abrazandome con un ligero temblor -No Quiero verte llorar-

Esto era... Reconfortante, aliviante.

Un abrazo y unas pocas palabras, parece poco, pero es justo lo que necesité para convertir lágrimas en una sonrisa.

Ya no había duda, definitivamente es alguien especial.

Más tranquila, me separé de su abrazo lentamente.

-Gracias Pinkie, realmente tienes el don para hacer sonreir a las personas- Acabé limpiandome una lagrimita.

Ante esto, la de ojos celestes miró melancólica su local cerrado.

-¿Sabes? Mi abuelita siempre me decía lo mismo, ella fue mi inspiración para crear Sugarcube Corner, una tienda de postres y sonrisas... Aunque al final no pude hacer reir a nadie- Dijo triste y con una forzada curvatura en el extremo de su boca.

Pero eso era mentira.

-De hecho, diría que ya hiciste muy feliz a una persona. Una que había perdido la emoción por la vida- Dije mientras me levantaba del piso, para despues darle la mano.

Esta recibió mi ayuda, levantandose, pero sin soltar mi mano.

-Eso era todo lo que quería oir...- Dijo al son que su cabello se esponjaba de nuevo, todo antes de regalarme un segundo abrazo y una sonrisa.

Esta vez una auténtica...

¿Auténtica?

-¡Las joyas robadas, son las tuyas!- Grité emocionada casi al instante de notarlo.

-¿No lo sabías?- Me preguntó Pinkie aturdida, antes de sacar un pequeño objeto de su cabello -Se supone que por eso fui a la estación de policía, tampoco encontré nada de utilidad, solo esta mecha de hilo azul.

Analicé un momento el pequeño "hilo"... Era lana, lana azul.

Comencé a maquinar, a unir cabos. Mi mente trabajaba de nuevo.

Pensé, pensé un momento hasta que...

-¡Bingo, ya se quien está detras de todo esto!-

La rosada escuchó con sorpresa mis palabras.

-¡Es usted brillante Señorita Belle!- Exclamó.

-Por favor nena- Dije guiñandole un ojo -Llamame Rarity-

Y aquí estabamos, de vuelta donde todo comenzó, el lugar justo donde donde tantas cosas han pasado, la estación de Policía.

A unos minutos del final, es algo que se podría calificar con el desenlace de un elaborado cuento, donde finalmente todo concluiría en la verdad.

Quizá lo que estaba por hacer era cuestionable, algo complicado de hacer para una sola persona, incluso para mi...

Pero esta vez, no estaba sola... Y nunca más lo estaría.

Estabamos todos reunidos, todo el personal presente del lugar, los cuales serían unas 10 personas, y Pinkie, todo por una importante razón.

-Buenos días, queridos y queridas, los he reunido a todos aquí por un importante motivo- Hablé en general

-Y no es para dar el grito- Me siguió Pinkie Pie.

Una persona random con cara de alfombra, se entristeció en el fondo.

-En efecto, si no para informarles, que he resuelto el caso de las joyas robadas.

Se escucharon muchos murmuros en la habitación, probablemente no lo esperaban.

En ese momento, el jefe de Policía remarcó su presencia tomando la palabra

-Mire Srta. Belle, me parece muy bien que se esfuerce, pero hasta donde me informaron, usted pasó los últimos 2 días sin avance alguno- Declaró acusante -¿Cómo debo creerme que todo se resolvión en las últimas horas?

Al parecer tenía toda la credibilidad en mi contra, de una forma bastante dramática.

Ja, esto comenzó a ponerse interesante.

-Es curioso que tu lo menciones Shining- Contesté confiada -¿Qué tal si te cuento lo que pasó?

El mencionado no tuvo más que aceptar, así que procedí.

-Todo comenzó hace apenas un par de días, un par de aretes caros fueron robados de Sugarcube Corner, eso es lo que decía la información -Narré temerosa, y a todo esto, Pinkie había comenzado a tocar música jazz con un saxofón sacado de su cabello -Pero la pregunta es ¿Quién los robó?

Se oyeron murmullos por la sala.

Shining me miraba tajantemente, debía actuar ya.

-Todos dirían que pudo ser cualquiera, sin embargo, afortunadamente yo estuve ahí y puedo corroborar que no había más presentes, más que yo, Pinkie y... Una persona más, una leyendo un periódico, a la cual apenas y alcanzaba a resaltar un pequeño pelo "celeste"- Afirmé.

-Ajá ¿y eso que?- Contra cuestionó el jefe -Cualquiera pudo entrar a robar ese lugar ¿te recuerdo en que ciudad vivimos?-

Bastante agresivo comentario.

-Interesante observación Señor Sparkle, pero dígame, si... Hipotéticamente usted fuera a robar una tienda ¿Elegiría una en ruinas y a punto de cerrar?

Se oyeron más murmullos. El de piel pálida bufó.

-Con... Continúe Me dijo

-Gracias- Le dije -Y ahora que habla de inconveniencias, tal vez se pregunten ¿Quien sería tan estúpido para cometer un crimen donde la detective más conocida de la ciudad era parte de la escena del crimen? Además de haber dejado una pista tan obvia como un mechon de fina lana azul- Dije esto, mostrando dicha prueba -Y la respuesta es, alguien que me conozca demasiado bien, alguien que supiera que este caso me resultaría especialmente difícil a mi... Y a mi solo se me ocurre un candidato.

Una persona con pelo celeste y alguna prenda azul puede ser cualquiera, pero solo conozco tres personas que me conocen tan bien como para hacer lo que hizo.

La primera es Pinkie Pie, quien claramente queda descartada.

La segunda sería... Trixie, quien de hecho encaja bastante bien, pero

"No tenemos que ser enemigas... Es más, llámame Trixie"

No, no puede ser ella.

Entonces debe ser mi tercer candidato, que es...

-¿No es así, Shining Armor?- Lancé con todo.

Entonces se formó un lio en el lugar, todos miraban con sorpresa y decepción a dicha persona, especialmente cierta peliazul conocida de el.

-¡No no, que es todo mentira, puedo explicarlo!- Se excusaba este sin demasiado éxito.

-¡A tu casa gorda puta!- Le gritó a modo de burla Pinkie Pie.

Al oir esto, el acusado estalló en ira.

-Tu cállate, desgraciada!- Le gritó, antes acercarcele violentamente, y posiblemente intentar ahorcarla, causando temor en mi amiga.

Pero antes que nada pasara, rápidamente lo tomé de la muñeca, evitando que lograra su objetivo.

-Ponle un dedo encima, y la que se va a la cárcel soy yo, sucio ladrón- Le hablé amenazante, a su vez apretando la parte tomada con tal fuerza, que incluso logré hacerlo llorar.

-Rarity... Puedes soltarlo, ya estoy bien- Me dijo la de pelo rosado, ya recuperada del susto.

Asentí con una sonrisa.

Y ahora, con la credibilidad de Shining Armor por los suelos, y la alegría por los cielos, podemos dar por concluida esta historia.

Al poco tiempo, este fue arrestado y su hermana menor lo sustituyó en su puesto... Seguro así estaremos bien.

Respecto a los aretes robados... Ya habían sido vendidos a alguien. Aun así, logré llegar a un acuerdo con Trixie, quien me ayudó a recuperarlo/robarlo de vuelta, a cambio de borrar todos sus antecedentes criminales para quedar limpia ante la ley... Y un broche, aunque eso fue más bien un regalo.

Si bien Trixie rechazó mi oferta de unirse a mi equipo, por... Rosadas razones, estoy segura que no volveremos a ser enemigas.

En cuanto a Pinkie... Ella logró su sueño, incluso yo a veces voy con ella a tomar uno de sus ricos cafés Frappes. Eso si, ahora su tienda es una de las más exitosas de toda la ciudad. Cubierta de unas bellas flores rojas, todos conocen "Sugarcube Corner, Tu tienda de Postres y Sonrisas"...

"Sonrisa"... Que palabra más hermosa, que siempre me hace pensar en ella...

Lo siento, que me voy por las ramas.

Tal vez se pregunten ¿Y que pasó entre tu y Pinkie Pie... O Trixie? ¿Son amigas? ¿Llegaron a algo más?

Pues bueno, todo eso será una historia ¡para otro día!

¡¡AHH!! NO MELO CREO, TERMINÉ X'D

Al chile comenzaba a creer que este día nunca llegaría x'D

*bailA*

Ahm... Voy con las post-aclaraciones

~Se puede decir que toda la historia, es la historia de Rarity narrada por Rarity, es decir, la Rarity que narra podría decirse que es la del presente, y el "personaje" es la del pasado... Finjan que me entendieron 😎

~Por si quedaban dudas... Si, a Trixie le gusta Rarity... De hecho, eso no iba a ser así, pero me gustó como quedaba, así que Trixie tuvo hasta su momento de brillar y todo xd

ES MÁS, el motivo por el que no hice que Pinkie y Rarity fueran nobiaz o algo así, fue para que el lector pudiera shipear a Rarity con cualquiera de las 2 B)

De nada x'D

~Importante, el motivo por el que Rarity pensó mal de Pinkie, es porque, al tener tanta experiencia con caras de "inocencia falsa", y nulos amigos reales, pues... Eso, que el instinto de detective le jugó mal :p

~Por último, el que Pinkie soñara con unirse a Rarity como su compañera, la rara pronunciación de Pinkie Pie e incluso la parte final de "Pues bueno, todo eso será una historia ¡para otro día!" Estan basados en Pony Life totalmente x'D

Y... Listo, esta vez puse la flor solo un poco por encima y me basé casi totalmente en su significado, la "Felicidad".

Si todo sale bien, iría actualizando este libro again para el... 29 de Julio, sisi :D

De mientras... Cuidense gente bonita 😉

*c va... Con ganas de escribir Rarixie, F*

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