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La luz roja parpadeó al menos unas cinco veces antes de que las luces desaparecieran en su mano, la voz fastidiosa que estaba en su cabeza desde el primer día ahora le hablaba.
''Ya puedes salir del área restringida para residentes normales.'' ''Sujeto A5153 abandone el recinto en menos de tres minutos...''
Después de haber estado en penumbra por al menos dos horas como castigo, el ver la puerta que le indicaba su libertad, de alguna forma le subió un poco el ánimo y disminuye el sentimiento amargo que se atenuaba en su boca al recordar los motivos por los que había sido encerrado, sin embargo no se arrepentía de nada, el higo que tenía en su mano le saco una sonrisa.
—¿Listo para volver con los demás, Chuuya? —la voz calmada lo hizo enfocarse en su amigo que esperaba en frente de él con un uniforme de guardia y su gorra que completaba el uniforme, con mucha seguridad seguro lo había venido a escoltar hacia su dormitorio.
El pelirrojo se limitó a asentir mientras pasaba por la puerta, ahora ambos se dirigen a los dormitorios pasados los límites de la instalación general. Al deslizar la tarjeta el guardia para entrar, el pasillo se llenó de gritos, fuertes golpes se escuchaban proviniendo cerca de los dormitorios, lo que era bastante curioso porque cada lugar en esa parte de la instalación es antisonora.
—¿Hoy también van a usar a otro capaz de ver el futuro para conquistar Andromeda? ¿Verdad? —Chuuya rechisto de forma molesta, antes de fijar su mirada cargada de rencor con serias vibras de querer asesinar a alguien en el guardia—. Libérame. Hablo en serio, Tachihara.
El guardia que no pasaba la edad de 17 años, dudo si esa era la mejor opción en este momento, no tenía idea de que tipo de experimento estaban haciendo con uno de los usuarios de habilidad especiales, pero sabía que era un tema sensible para Chuuya, después de todo él era el que más cicatrices llevaba en su cuerpo producto de los científicos.
Además de que había perdido sus memorias debido a los ya mencionados.
Sin embargo, dejarlo ir sería pasar de escuchar los gritos del usuario de habilidad a escuchar los gritos de su único amigo en el recinto, y no estaba seguro de poder resistir a ello estando presente.
Tachihara suspiro de forma pesada, antes de abrazar al contrario de golpe, en realidad no estaba seguro de sí ayudaría al otro el gesto, pero no se le ocurría otra cosa para demostrar su preocupación, las palabras nunca entraban en la cabeza del pelirrojo, tampoco razones, lo unico que conocia era como reaccionaba acciones.
El cuerpo que estaba rígido entre sus brazos intentó hacer fuerza al principio, pero las extremidades de su cuerpo le estaban fallando, de un momento a otro la tensión se iba yendo, dando la bienvenida a un más relajado Chuuya, quien ahora le había correspondido el abrazo.
Tachihara observó el comportamiento del contrario formando una pequeña sonrisa, él esperaba un golpe del contrario, pero esto no estaba mal. El pelirrojo al notar que la fuerza de los brazos de su amigo bajó, se dio el tiempo de observar directamente al guardia, sin embargo al hacerlo recibió una orejeras en su cabeza, que ahora no le permitían escuchar más los gritos en el recinto.
El menor lo soltó, para ahora hablarle en lenguaje de señas, sacando una risa casual del contrario, Chuuya recordó cuando él no tenía permitido escuchar, y como un guardia cerca de su edad que le traía comida le intentaba hablar por un lenguaje de señas mediocre.
''Creo que deberíamos ir a ver a Koyou'', Tachihara ladeo su cabeza esperando una respuesta, al ver asentir al pelirrojo, lo agarró del brazo para ir al jardín fuera de los dormitorios.
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—¿No te vas a meter en problemas por no llevarme a los dormitorios? Estoy agradecido, pero la verdad no se que tipo de castigos le dan a los guardias, y tu siempre pones tu seguridad por debajo.
Él era consciente de cómo las instalaciones trataban a las personas que ingresaban aquí, fuera por la fuerza o no, por la propaganda engañosa o no, al final todos eran juzgados de igual forma, dependiendo si eras considerado ''más especial que el resto.''
Sin embargo, a los guardias nunca se les ha visto alguna lesión grave o si quiera una limitación permanente que dejara en suspensión por unos días al que rompió las reglas. Aun así sentía que algo iba mal, siempre que Tachihara lo encubre y lo descubren al día siguiente su mirada cambia o de plano no se acerca a él, pero sigue trabajando.
Y no entiende, por más que le haya preguntado incontables veces, el otro solo le revuelve el pelo, diciéndole que no es nada. Oh, pero el pelirrojo sabe que es más que ''nada.''
Tachihara que estaba guiando el camino cortando las hojas que habían crecido lo suficiente para tapar por donde iban de repente paró, para darse vuelta y ver a Chuuya, el último mencionado dio un pequeño respingo por la abrupta parada.
—¿Estás preocupado por mi? —Tachihara alzó una ceja—. Creí que ya habíamos hablado de eso.
—Evitar responderme no cuenta como una respuesta.
Tachihara pensó un momento, antes de volver a abrir la boca para responder, la mueca que hacía era conflictiva, para su suerte, una sombrilla de repente lo cubrió, y el sonido de un abanico abriéndose dio paso a una mujer que llevaba un kimono tradicional, atras de ella se encontraba una forma silueta grande con una katana.
—¿Me estaban buscando? —Koyou analizó la mirada de su prodigó, antes de agarrarlo del mentón y forzar a que abra la boca— Oh dios, Chuuya Nakahara ¿Te lavaste los dientes? ¡¿Sabes lo que tuve que hacer para conseguirte alguna pasta de dientes que te guste?!
Koyou ahora cerró su abanico de golpe para darle un zape al contrario en la cabeza, un Auch se escuchó del otro lado, antes de que ahora la mayor se encargará de inspeccionar el atuendo que llevaba el pelirrojo, dando palmadas en su espalda y hombros para que corrija su posición, el pelirrojo murmuró para sí mismo maldiciones, aunque la dama solo le dijo que se lavara la boca con jabón por sus malas palabras.
El adolescente que usualmente parecía un perro enojado, emanando un aura violenta ahora parecía uno mojado debido a cómo intentaba esquivar la mirada de la mayor, le tenía respeto y cariño, después de todo se había encargado de enseñarle lo básico y lograr que el pelirrojo lo dejaran salir de su confinamiento.
Tachihara aguantaba la respiración, como si su existencia no fuera validada por el universo, tratando de dar pasos hacia atrás de forma silenciosa para esconderse detrás de un árbol, después de todo ya había cumplido con llevar a Chuuya con Koyou ¿No? Un pobre guardia como él necesita saber cuando tiene que correr.
Sin embargo, apenas pisó una rama por accidente, la persona que quería menos que realizará su existencia, ahora se daba vuelta para encararlo.
—Tú —enmarco la u con una voz potente, ahora acompañándolo con un entrecejo en su rostro— ¿Cuántas veces te he tenido que decir que dejes de traer a Chuuya a este lugar? ¿Acaso quieres que el general te corte la cabeza o te mande al frente para pelear con los usuarios de habilidad en el campamento? ¿Crees que les va a importar lo que has hecho hasta ahora?
Ambos se observaron, la mirada desafiante de Tachihara mientras que Koyou mantenía su mirada reprochadora en el contrario, no iba a dejar que el menor siguiera haciendo este tipo de cosas, más cuando sabía que tipo de consecuencias habría para el. Tachihara sostuvo la mirada hasta que se resignó a bajarla a sus pies.
No se sentía preparado para hablar de ello, decir los motivos tras sus acciones, el cómo su vida ahora mismo no tenía valor, necesitaba hacer algo para al menos que la de las personas que le importaban pudieran escapar de lo que el futuro espera, de no ser así el primero en caer sería el si así la acción lo requiere, lo había decidido el día que vio a Chuuya por primera vez peleando por proteger la ciudad que tanto lo aborreció.
Así que no importa qué tipo de castigo siga por esta acción caprichosa que está tomando.
Ajustó su cinturón, solo para al final pasar al lado de Koyou acomodando ahora el sombrero que tenía sujetado en su cinturón dándole un lugar sobre su cabeza y ocultar su mirada mientras se negaba a mirar a la mayor a los ojos, siguiendo los pasos que había dejado en el camino hasta el lugar.
—Ese chico un día me hará sacar canas verdes —Koyou se masajeó el puente de su nariz mientras miraba su abanico con nostalgia—, si tanto se preocupa por nosotros, debería primero observarse a sí mismo; seguro otra vez está saltando sus comidas con ese cuerpo tan delgado que tiene. Chuuya ¿Has visto si comió antes de ir a verte?
El pelirrojo solo negó con la cabeza, había estado en esa habitación más de lo que pensó que estaría al menos lo que calculo, de todas formas no era bueno en matemáticas como para preocuparse demás, sin embargo la situación lo tensaba, las palabras que dijo antes de irse sonaban de alguien rendido en vida ¿Se podría llamarse a sí mismo amigo después de solo notar esta disposición a morir después de tanto tiempo conviviendo en las instalaciones?
Koyou interrumpió sus pensamientos al golpear su frente con el abanico, su mirada se posó en ella una vez más quien solo le regaló una sonrisa cálida, como si le pidiera que no se preocupara tanto para sí mismo.
—No pienses en estupideces —la mayor saco ahora un sobre de papel con un sello de cera en medio, su mirada gentil revelaba destellos de tristeza de forma casi imperceptible si no fueras alguien cercano—, pensé que nos veríamos en otra oportunidad, pero no puedo delegar más lo que debo hacer, Chuuya. Me hubiera gustado tener más tiempo, pero las instalaciones están acabando con todo lo que ven y necesito detenerlos. Solo dime que entiendes, por favor.
Y Por una vez, el pelirrojo estaba sin palabras ante la silueta de su maestra que siempre había vuelto de sus misiones sana y salvo en este jardín abandonado de las instalaciones donde ella podría ingresar encubierta para verle, cuidarlo, asegurándose de que el otro no se rindiera en vida. Sin embargo, esto sabía a despedida, una de verdad que si dejaba que se le escurriera de los dedos nunca más volvería a verla.
La mujer posó sus manos en las mejillas de su discípulo, forzándolo mirar a sus ojos, lágrimas escurrían de los ojos del pelirrojo, Koyou se encargó de limpiar las gotas con la yema de sus dedos, lo abrazo de golpe antes de susurrar unas últimas palabras antes de desaparecer en el viento.
''Todo estará bien'' ''Nunca confíes en las instalaciones, haz lo que puedas para no despertar a Arahabaki, Chuuya.''
——
Hice esto durante dos clases, y la verdad me había olvidado que acabe, so, esto es yo recordándome de repente. LO SIENTOO, igual le tengo mucho amor a esta historia aunque no lo parezca.
Ojala a ustedes también les guste lo que llevo <3.
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