Primera Parte

Hubo una vez, en la que una joven Omega fue a un maravillosos y colorido mercado, veía las prendas y vestidos con admiración y los ojos esperanzados, pues algún día, vestiría esas hermosas ropas que le quitan el aliento.

— ¿Por qué no entras y te pruebas este bello conjunto? —le propuso alguien—es noche de ofertas y pronto cerrará, entra.

La Omega observó a una dama que estaba acomodando las ropas del vitral, la joven dudó un momento, pero la propuesta era tan tentadora que en cuestión de segundos, ingresó a la tienda.

Una vez dentro, pidió el conjunto deseado, fue a un probador y se quitó la ropa simple que llevaba. Una vez se colocó las adorables y frescas prendas, se admiró al espejo del pequeño espacio.

Aunque no pudiera pagarlo, disfrutaría un momento de tenerlo, grabaría la imagen suya hasta que el dinero aumente.

Sin embargo, el espejo empezó a deslizarse a un lado por el interior. La Omega se alarmó queriendo gritar y pedir ayuda, ¡Pero, entonces...!



— ¡WAAAAAAH!

El grito que Swick lanzó sobre Junjie fue totalmente absurdo, pues el muchacho no tuvo reacción alguna además de arquear una ceja y afinar su severa mirada.

— ¿Ya terminaste?

Swick dió un alarido perezoso y frustrado: — ¿¡Eres siquiera humano?!

— lo soy. —confirmó Junjie.

— ¡Entonces asustate!

Junjie negó con la cabeza, a su vez, negandose a darle el gusto a su compañero de hacer tal cosa: —solo porque tu cuento se trate de un Omega en peligro, no quiere decir que me asustaré. —argumentó— aunque, fue intrigante. —admitió.

— intrigante mi torpe trasero. —enfatizó Swick.

Swick había hecho una apuesta con Junjie —aunque este segundo no estuvo de acuerdo—, se trataba de que, si Swick asustaba a Junjie en ese día, Junjie no le reclamaría por los desastres que Swick haría en los siguientes tres meses.

Era medio día y Swick realmente quería asustar a Junjie, ¡Asustarlo y ser libre de torpes quejas en los siguientes tres gloriosos meses!

Esperar hasta la noche y preparar una sorpresa sería demasiado predecible y Junjie estaría preparado hasta para el retorno de El Emperador.

— mejor rindete y ve a trabajar. —recomendó Junjie.

— ¡Nunca!

Junjie no sabia si Swick era perseverante o simplemente un enorme terco. Lo tenía atrás de él como si fuera una cola que sigue a un perro. Junjie empezaba a sentirse irritado, no por la compañía de Swick, a decir verdad, le agradaba tenerlo como compañero. Pero... ¡Era irritante que estuviera tratando de ahuyentarle!

Primero fueron sustos en broma, luego gritos, continuamente Swick usó a una babosa terror, y ahora estaba tratando de asustarle con una historia de horror.

Por respeto, Junjie decidió que Swick era perseverante y un poco terco.

— ¿Qué pasó con la Omega? —preguntó Junjie, queriendo escuchar el resto de la historia.

— ya no te diré. —se negó el otro.

Luego de un largo rato de espera, Eli llegó agitando los brazos.

— ¡Chicos!

— ¿Deberíamos alegrarnos porque has llegado? —cuestionó Swick ante el anuncio, Junjie le dió un pellizco discreto en el hombro— ¡Ay!

Once meses después de los acontecimientos que tuvieron que ver con El Emperador, Las Cavernas del Este regresaban lentamente a la paz que algún día tuvieron.

Antes de que se cumplieran un año desde la visita de la banda de Shane, estos mismos volvieron para visitar las cavernas y también a su buen amigo, el cual, ya les añoraba.

Habían pasado dos días desde que la Banda de Shane llegó, ahora, Junjie los había llevado a una de las cavernas más comerciales y hermosas. En medio del pueblo extravagante y con un aire tradicional, los lanzadores de babosas fueron a comprar algunos recuerdos y coleccionar experiencias adorables.

Para la mala fortuna de Junjie, esa mañana llegó Swick con su propuesta a la que le arrastró. Ya que el joven no quería incomodar a sus amigos, en medio de la salida, decidió quedarse en un parque cuya vegetación era de colores tan cálidos que el color rojo brillaba junto a las linternas.

— ¿No deberías estar con los demás? —preguntó Junjie con cierta preocupación de que su amigo no estuviera disfrutando de la salida.

— puede que sí, pero, escuché que hay un taller de mechabestias que hace revisión y reparación de mechas gratis por abertura.

Swick al escuchar esto brincó de la sorpresa: —¿En serio? ¿¡Dónde!? —demandó mirando por todos lados.

— a cinco calles adelante y siete manzanas a la izquierda. —contestó Eli.

Swick pasó su brazo por los hombros de Junjie con rudeza: —¡Amigo mío! Dejaremos la hora de los sustos para después... —habló con intensidad e inspiración— ¡Adiós! —chilló y se fue corriendo dejando atrás una nube de polvo.

Junjie se sintió un poco aturdido por la rápida separación de su camarada, compartió una mirada con Eli y este rió entre dientes: —vamos, Swick podrá ser lento, pero se dará cuenta de que no hay un taller con servicios gratuitos.

Inmediatamente, Junjie comprendió lo que quería decir Eli, sin saber si ser severo o reírse, terminó por suspirar y luego ser arrastrado por su amigo.

— de causalidad ¿Sabes dónde venden pisapapeles? —preguntó Eli.

El nativo arqueó una ceja: —hay un lugar donde venden pisapapeles de cristal personalizados. ¿Necesitas uno?

Eli asintió y luego negó, nuevamente asintió. Ante la confusión de que provocaba, contestó: —quisiera llevarle a mi padre un recuerdo de aquí... Ya sabes, él se quedó en Bajoterra a cubrirnos y quisiera encontrar el obsequio perfecto. Además, a él le encanta coleccionar pisapapeles extraños.

La respuesta, fue tan impredecible que Junjie simplemente se sorprendió y luego asintió con una suave sonrisa.

— hay un mercado que tiene una sección especial de adornos.

— entonces vamos. —anunció Eli entusiasmado— de paso, podemos ponernos más al día.

Luego de un momento de recordar y trazar la mejor ruta al dichoso mercado, Junjie guió a Eli mientras hablaban lo que les había ocurrido desde que tomaron diferentes caminos meses atrás.

Mientras ellos iban caminando, alguien los seguían desde las sombras formadas por la multitud.









Una vez dentro del edificio que era el gran mercado, Eli preguntó a un agente de seguridad dónde se encontraba la sección de papelería. El guarda dió las indicaciones requeridas y el par de Protectores agradecieron para luego ir a comprar dichoso pisapapeles de cristal.

Una vez llegados a uno de los pisos superiores y a la quinta habitación, se encontraron con un cuarto con objetos brillantes y hermosos, con algunos resplandores tan potentes que llegaban a ser blancos.

— esto es raro, se supone que debe haber alguien aquí. —comentó Junjie.

— bueno, todo este piso parece ser exclusivo, así que... —Eli dejó incompleta su oración.

— este no es el cuarto piso que el guardia nos indicó. Es el quinto. —aseguró Junjie.

Eli sonrió nervioso: —y si sabías eso, ¿No crees que deberías haberlo mencionado antes?

—esperaba a que admitieras tu hecho. —contestó Junjie con seriedad.

— oh vamos, no pongas esa cara, mira, ¡Esto se ve realmente increíble! —intentó desviar el tema—. De dónde vengo, siempre hay cosas interesantes en los pisos más altos.

Junjie suspiró negando con la cabeza: —solo un vistazo.

Eli sonrió enormemente y se dispuso a ver todos los pisapapeles de cristal que podrían ser perfectos para su compañera.

Algunas babosas suyas observaron desde sus lugares, pues sabían que juguetear ahí saldría muy costoso y con problemas.

En la búsqueda del pisapapeles de cristal indicado, Eli observó uno que tenía la figura de una flor extraña pero adorable en su visión, de un color rojo puro que llegaba a ser hipnotizante.

— wow, este me agrada. —comentó Eli, Junjie dejó de observar los estantes más altos y se acercó.

— Flor de la Pureza. —dijo— esta es una copia de la verdadera.

— ¿Verdadera? —cuestionó Eli.

Junjie asintió y explicó: —era un tesoro de mi familia, pero se perdió cuando el Emperador llegó.

— ¡Oh!

Varias de las babosas exclamaron admiradas, mientras que a otras les pareció curioso.

Eli tenía la cara de asombro y los ojos levemente más abiertos de lo habitual.

El joven tomó el pisapapeles rojizo entre sus manos, observándolo con más cercanía y admirando su brillo.

— lo compraré.

En ese momento, la puerta fue azotada con tal fuerza que algunos cristales y adornos temblaron a poco de caerse.

Debido al susto que se llevó, Eli dejó caer el pisapapeles al suelo, en dónde rodó un breve momento tintineando por el impacto.

Ambos lanzadores miraron con asombro y recelo, pero luego se dieron cuenta de que era un hombre casi viejo y fornido en compañía de una dama que vestía el uniforme del personal del mercado.

El anciano tenía una apariencia temible y un aroma fuerte e intimidante. Mientras que la dama desprendía un aroma tan gélido que congelaba los pulmones. Para Eli y Junjie, no fue difícil saber que ese par eran dos alfas.

— jóvenes, esta es una área del mercado exclusiva. —habló el señor— no es lugar al que se deba entrar de forma impertinente.

Eli habló antes que su amigo: —disculpenos, no lo sabíamos, nosotros solo veníamos a comprar un pisapapeles.

La respuesta pareció tomar desprevenido al hombre e incluso a la fría dama. Sin embargo, luego de un momento volvieron a sus posiciones firmes.

El hombre habló con voz de mando: —retírense, por favor.

Tanto Eli como Junjie cedieron sin objetar. Eli recogió el cristal del suelo y luego lo devolvió en su vitral correspondiente.

Los dos lanzadores se marcharon dejando atrás la habitación y luego el quinto nivel. Mientras bajaban las escaleras, fueron acomodando unos aparatos en sus orejas.

Los audífonos Anti-voz eran aparatos especializados en anular el efecto de la voz de mando de los alfas en los omegas y betas. Mayormente, cualquiera con una suficiente cantidad de dinero podía acceder a estos aparatos.

Eli y Junjie no eran alfas, y estaban constantemente combatiendo contra alfas, betas e incluso omegas. Por ello, adquirían audífonos Anti-voz de los más resistentes y eficaces.

Cabe mencionar, por el momento no existían audífonos Anti-voz que anularan la voz de mando de un alfa dominante.

Los alfas dominantes eran los que estaban por encima de los demás en cuestión del instinto salvaje, y casi afortunadamente, habían muy pocos de este tipo, ya que era extremadamente complicado que un alfa fuera uno dominante debido al entrenamiento que requería.

Las única vez en que ambos lanzadores se enfrentaron a algún alfa dominante fue cuando combatieron contra sus propios enemigos, el Doctor Blakk y El Emperador. Y aunque los adolescentes no eran alfas, consiguieron resistirse a la voz de mando, aunque fue a costa de sus vidas e instintos.

Eli terminó de dar algunos ajustes a sus audífonos y suspiró: —bien, adiós al pisapapeles perfecto.

— podremos encontrar otra copia, no te preocupes. —le animó Junjie.

Aunque buscaron por todo el mercado, no encontraron ningún pisapapeles que fuera como el que vieron antes.

Algo cansados, se detuvieron en la sección de prendas.

— probablemente pueda hablar con el señor y convencerlo de hacer una compra en esa tienda de antes, parece ser el gerente del mercado. —opinó Eli mientras ajustaba sus audífonos.

Junjie no pareció convencido de esto: —tal vez sea mejor idea buscar otro tipo de pisapapeles. Aún no has visto lo suficiente.

Mas, Eli negó: —no pierdo nada con intentarlo.

— Eli, solo es un pisapapeles, puedes encontrar otro o darle un regalo diferente a tu padre. —sugirió su amigo.

— un último intento, ¿Si?

La enorme sonrisa y ojos enternecidos de Eli no conmovieron a Junjie, solo le hizo arquear una ceja y preguntarse el porqué su amigo hacía tal expresión de cachorro reprendido. Pero, ante la insistencia, solo cedió con un asentimiento.

Eli dejó a su amigo y se apresuró a ir al ascensor que estaba a unos metros de él. En el momento indicado, las puertas de este se abrieron dejándole el paso libre.

Una vez adentro, estuvo a un segundo de tocar el botón del quinto piso, pero alguien ahí dentro se le adelantó y presionó el último de los botones.

— hey. —se quejó Eli.

La persona ni siquiera le dirigió la mirada y antes de que las puertas se cerraran salió con prisa.

A Eli solo le quedaba ir al piso de abajo que la persona grosera eligió antes que él.

Luego de que las puertas cerraran y el ascensor descendiera, Eli llegó a lo que sería un sótano y almacén.

— bien, ahora arriba. —prefirió Eli dispuesto a tocar el botón que le llevaría al quinto piso.

Mas, sus babosas bajaron de sus cartuchos incluído Berpy, estos fueron por el pasaje que daba con el extenso sótano teniendo expresiones de intriga y sospecha. Eli frunció el ceño confundido, pero terminó por seguirles.

— ¿Acaso percibieron algo? —les preguntó, aunque no recibió alguna respuesta en concreto.









Mientras, Junjie se hallaba esperando a Eli, manteniéndose sereno y observador frente a una tienda de ropa.

Nunca le interesó el vestirse más de lo habitual, se sentía bien con sus ropas y armadura que cada cierto tiempo cambiaba y usaba. Aunque, como adolescente, sentía curiosidad al ver prendas que nunca se atrevería a usar o que no iban con su estilo tradicional y aventurero.

La gente era poca al rededor, no faltaba mucho para que el mercado cerrara junto a las tiendas.

— joven, ¿Por qué no pasa a probarse lo que usted desee?

Junjie dirigió su mirada hacia la entrada de la tienda. La dama fría de hace rato estaba ofreciéndole entrar con una expresión tranquila y menos helada que antes.

— no, gracias. —contestó Junjie con amabilidad.

La mujer asintió y sin cambiar su expresión habló: — pase, sin compromisos.

Junjie envió una mirada a su arsenal, especialmente a Joo Joo que estaba en su hombro reposando. Las babosas estaban de acuerdo con que su lanzador fuera a probar algo nuevo, después de todo, estaban de paseo.

Aunque dudaba, Junjie terminó ingresando a la tienda, sintiéndose poco cómodo de estar ahí dentro. La dama le entregó un zhongyi de corte alto y tonos fríos que mediaban entre el azul y púrpura. Aunque el pigmento no era llamativo, a Junjie le pareció agradable de ver, además, era la prenda que había estado observando desde afuera con más continuidad.

— puede usar nuestros vestidores. —señaló la parte más alejada dentro de la tienda.

Junjie asintió e hizo una breve reverencia en señal de agradecimiento. Sus babosas sabían que su lanzador necesitaría privacidad, así que se quedaron sobre unos cojines de tonos rojizos y oscuros.

Mientras Junjie se iba, las babosas recibían unos premios comestibles por cortesía de la dama.

Luego de un momento desde que el lanzador se marchó. Las babosas se mostraban menos inquietas y despiertas. Joo Joo fue el primero en llamar la atención de la dama ante esta irregularidad. Pero, ella solo se acercó con un bolso que iba abriendo.

Junjie se observó frente al espejo del vestidor al que ingresó. En su perspectiva, no se veía nada mal, aunque sentía que era complicado usar algo diferente a lo que acostumbraba.

— supongo que es cuestión de variar. —se dijo a sí mismo.

Repentinamente, las luces se apagaron y dado a que estaba en una habitación pequeña, la oscuridad era mayor.

Instintivamente, supo que algo no andaba bien, así que intentó abrir la puerta del vestidor, mas esta no cedía ni un poco.

Antes de emplear la fuerza, Junjie decidió no ser precipitado: —disculpe, señorita, ¿Está ahí? —la llamó alzando su tono de voz.

Puesto a que no había respuesta alguna. Junjie frunció el ceño y entonces retrocedió quedándose pegado al espejo, se puso en posición para abrir la puerta de una patada.

Algo detrás suyo se deslizó. Miró hacía atrás y en lugar de haber un espejo había un vacío negro de dónde salieron cuatro brazos.

Lo tomaron y arrastraron sin darle oportunidad de siquiera reclamar o atacar.

El espejo se deslizó nuevamente quedando en su mismo lugar.

La dama abrió la puerta que ella misma había bloqueado, observó el vacío dentro y luego se dispuso a cerrar la tienda completamente.











Nota:
Es mi primera vez haciendo un omegaverse, ténganme compasión.

Gracias por darle una oportunidad a este pequeño libro :')

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