Capítulo 20

Estoy muy emocionada por saber cuál es la sorpresa que me tiene Julián. Al parecer mi mamá y Sam ya saben de qué se trata y no me quieren decir. Eso me pone más ansiosa. Falta una hora aproximadamente para que pueda descubrir de qué de trata.

—No te voy a decir y ya deja de insistir —rueda los ojos Sam.

—Está bien está bien. Al menos ayudame a elegir lo que me voy a poner —asiente.

—Será algo casual, nada elegante —alzo una ceja.

—Eso es una pista —entrecierra sus ojos y me rio.

—Sigue y no te ayudo a elegir nada —alzo mis manos en som de paz.

Buscamos entre mi ropa y obtamos por un jeans, una blusa mangas largas vinotinto, unos botines negros y una bufanda.

Cuando falta media hora comienzo a cambiarme. Me maquillo un poco y dejo mi cabello suelto.

Mi papá entra al cuarto y sonríe.

—Yo tengo las hijas más bellas del mundo —sonrío.

—Y yo tengo el mejor padre del mundo.

—Pensé que dirías el más guapo, pero con ser el mejor me basta —reímos —. Espero no lleguen muy tarde.

—¿Sabes a donde va a llevarme? —asiente.

—No pongas esa cara, porque no te diré —suspiro —. Vamos, el chico ya está abajo esperándote —asiento.

Bajamos las escaleras y Julián habla muy ánimado como mi mamá.

—Aquí estoy —digo y él me sonríe.

Camina hasta mí y besa mi frente.

—Hola, florecita —sonrío.

—Divertanse mucho. Cariño, por favor no te vayas a quitar la bufanda, te hubieses puesto unos guantes también, hace frío y no quiero que te enfermes —me mira con preocupación.

—Así estoy bien, tranquila. No me va a pasar nada.

—Ella va a estar bien —mi mamá suspira.

—Ya váyanse antes que mi mamá se arrepienta —nos apura Sam.

Le hacemos caso y nos salimos de mi casa. Nos subimos a su auto y él arranca.

—Cuando estemos cerca necesito que te pongas esto —me pasa un pedazo de tela.

—¿Es muy necesario?

—Es esencial.

Asiento. No digo más nada en todo el camino, estoy ansiosa por saber qué es lo que me tiene preparado. Llegamos a una especie de campo y al bajarnos me venda los ojos.

—Odio estar a ciegas —se ríe.

—¿Confías en mí?

—Me toca, ¿qué más puedo hacer? —respondo divertida y me rio.

—Eso me dolió —su tono es indignado.

—Sabes que sí confío en ti —besa mi mano.

—Ya casi, no abras los ojos hasta que te diga —asiento.

Caminamos como por 5 minutos y me quita la venda.

—Ya puedes abrirlos —le hago caso.

Al ver lo que tengo frente a mis ojos siento una emoción muy grande, mis manos estan sudando. Un globo aerostático es lo que tengo frente a mí y no puedo creerlo, desde niña siempre quise subirme en uno, pero a mi mamá no le gustan.

Miro a Julián sin poder creerlo y me lanzo en sus brazos.

—¡Muchísimas gracias! No puedo creerlo, viajáremos en globo. No sabes cuanto quería hacer esto, ¡gracias! —me separo de él y sonríe.

—No tienes nada que agradecer, con ver la emocion que esto te genera es más que suficiente para mí, florecita. Te amo —acaricia mi mejilla y lo beso.

—Yo también te amo, mucho —sonríe —. Ahora, vamos —lo jalo emocionada y se ríe.

Un señor nos ayuda a subir.

—Luego del viaje, haremos un pequeño picninc, por eso traje esta cesta —lo miro a los ojos.

—De verdad muchas gracias, por todo —me abraza.

—Es lo mínimo que puedo hacer por mi florecita de primavera. No me gusta verte triste y cansada, amo esa sonrisa y quiero verla siempre.

—Yo siempre estaré dispuesta a sonreír para ti, a sonreírle a la vida —besa mi cabeza.

—Así se habla. Germán, ya podemos comenzar a elevarnos.

—Como ordene.

Hace lo que Julián dice y en segundos comenzamos a elevarnos del suelo. La sensación es extraña, pero agradable. Cuando estamos casi en las nubes miro hacía abajo y todo se ve muy pequeñito. Cierro los ojos y siento el aire fresco golpear mi rostro, el sonido de las aves también es muy notable.

—Amo verte tan emocionada —me susurra Julián y mi bello se eriza.

Abro los ojos y volteo.

—Subirme en un globo aerostático ha sido un sueño para mí y tú lo hiciste realidad —acaricia mi mejilla.

—Ya podemos tachar eso de la lista —me guiña un ojo y sonrío —. No vayas a pensar que hago esto por obligación, me nace hacerlo. Quiero que... Que no te vayas de este mundo sin haber cumplido cada cosa de esa lista —mis ojos se llenan de lágrimas.

—Eres una gran persona, Julián, mi corazón no se equivocó al fijarse en ti. Contigo me siento viva —sonríe.

—Y el mío tampoco.

—Si algo llega a pasarme no quiero que sufras... —me abraza fuerte y acaricia mi cabeza.

Le respondo el abrazo y lo siento suspirar.

—No hablemos sobre eso, solo... Disfrutemos cada momento, ¿si? —asiento.

—Te amo —se separa de mí y me mira a los ojos.

Vuelve a sonreír y besa mis labios castamente.

—Te amo, florecita —sonrío y lo vuelvo a abrazar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top