19
Rocío, él hizo que volvieras a soñar con tu libertad sin importar tus sueltos pétalos. Ibas rumbo hacia el sol. En lo alto, te diste cuenta que la felicidad es engañosa.
Recién tenías diecisiete años de vida, ¿realmente podías decir vida? No había pasado mucho desde que dejaste de temer, más jamás de ser pinchada. Estaba ese tipo, del cual su cara no recuerdo y su nombre jamás fue pronunciado; que en silencio solía tocarte. Al igual que la chica que robaba los cuadernos y provocaba que todos tus tutores te castigaran. O tus compañeras, que no paraban con las bromas pesadas. ¿Te estabas defendiendo? Faltaba muy poco para terminar la escuela, eso significaba que estarías en casa: Callada, diciéndote que no cuando debías tomar la palabra. Tal vez nadie pueda creértelo.
Todavía tienes raíces con espinas.
«Gerberas, como tus
crecientes barreras».
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