Pasó un mes desde nuestra ruptura oficial.

Luego dos, tres y pronto un año.

En tu último mensaje me dijiste que quizás en otra vida podríamos volver a estar juntos.

Pero ambos sabíamos que eso no era cierto.

Teníamos muy en claro que marcar un fin allí era decir adiós para siempre.

Y ya lo dije una vez:

Siempre es demasiado tiempo.

Me despedí de ti e instantáneamente te eliminé de todos mis contactos en todas las redes por donde tenía comunicación contigo.

Si de algo estábamos seguros es que no seríamos esa patética pareja de amigos que una vez fueron novios.

Así que durante los próximos dos años y medio de mi vida, me deshice de tu recuerdo.