17

Tengo miedo de no ser digno

de sostener tu alma desnuda.

Me da miedo herirla y que

se rompa para siempre la magia.

Miedo a ser el monstruo que te destruya.

Pero son tan grandes mis deseos de ser tuyo

Que confrontare mis miedos uno a uno,

Y te amaré al pie de sus cuerpos.

Despertó un par de minutos despues sin saber bien en donde estaba, se tallo un poco los ojos para despues llevarse una mano a la cabeza sintiendo la punzada del golpe, y de pronto, con la rapidez de un rayo, volvían a su mente las imágenes de su amado, se levantó y corrió hasta quedar a media calle viendo para todos lados con la esperanza de encontrarlos a la distancia e ir tras ellos, para su suerte, allá en el fondo de la calle, lejos de donde estaba vio tres figuras que se perdían en la oscuridad y supo entonces que ellos eran los tres que buscaba.

—Dita — pronunció aquel apodo que amaba decirle a su pareja y corrió con la esperanza de alcanzarlos antes de que otra cosa pasara.

Las gruesas torres del Viru Gete se quedaban atrás, perdidas entre la oscuridad de la fría noche que pareciese estar más oscura que de costumbre porque aquella hermosa flor de invierno ha sido arrancada de las caricias violentas del viento que ama como si de ello dependiese su vida, su enervante perfume y su color rosado; y aunque de cierta forma era verdad, nadie sabía que lo era, porque nadie se detenía a pensar en ello, las luces del neón azul sobre la acera iluminan a tres muchachos que se alejaban más y más de donde su fatídico encuentro se había llevado a cabo.

—Vamos, Afrodita, deja de resistirte o me veré obligado a cargarte — escucho la voz del menor de los gemelos pero no le hizo caso, seguía tratando de liberar su brazo de aquella mano que era su grillete.

—Kanon tiene razón — secundo el mayor — no nos obligues a hacer algo poco amable.

Lo miro con enojo, Saga era un hipócrita, ¿Cómo se atrevía a decirle semejante estupidez?, ¿hablaba de amabilidad cuando hace unos momentos parecía no conocer esa palabra?, ¡Que descaro! Pensó Afrodita mientras seguía con el afán de liberarse, sin lograr nada, continuo caminando a lado de ese par sin ver una posibilidad, era como estar en un laberinto sin salida con callejones oscuros que podrían contener en su interior sus peores miedos, la calle parecía no tener fin y quizá así era, despues de todo estaba en la calle principal de Estonia, sin embargo, los ojos celestes de aquel chico recorrían cada cuadra solo para confirmar que, efectivamente, estaba en un laberinto sin salida.

Pero como dicen por ahí, "la esperanza es lo último que se pierde", quizá esa frase que escuchamos muy a menudo tenga mucho sentido, ahora había una salida, Afrodita reconocía la calle que estaba al otro lado de donde iba, esa avenida llevaba directamente al teatro donde una vez Queen le salvo más que la vida, entonces, sonrió para sus adentros, se armó de todo el valor que pudo en ese momento y decidió hacer lo que debió hacer hace mucho tiempo; reunió todas sus fuerzas y lanzó su brazo derecho dándole a Kanon un golpe en el ojo izquierdo que provocó la liberación de su brazo, vio como trataba de reparar el daño tallándose; Saga lo tomó de los hombros, nunca imaginó que la rodilla de Afrodita fuese a parar a su intimidad haciéndole retorcer de dolor. 

Con ellos dos distraídos, su único escape era cruzar la calle, así lo hizo, corrió lo más que pudo hacia el otro lado de la avenida sin advertir siquiera que el semáforo parpadeaba y que las luces intermitentes de los autos cambiaban para salir disparados hacía la continuación de la carretera, ello era irrelevante, lo único que su mente podía pensar en ese instante era en el otro lado, en aquella calle que lo llevaría una vez más a su salvación... de repente la luz roja paso a ser verde, los motores sonaron aún más fuerte y aquella banqueta aun parecía lejana... no le importo... apresuró el paso...

Una calle antes de aquel cruce, los cabellos albinos de Ángelo se hacían presentes, le hacía falta el aire, había corrido como un loco desesperado y para su suerte había llegado a escasos metros de ese par, admiró como su amado se liberaba y como corría hacia el otro lado, sin esperar una invitación cruzo la calle para poder alcanzarlo, para su suerte llegó primero a la otra avenida, casi le da un infarto cuando vio el cambio de color en el semáforo... solo pudo correr.

Logró cruzar a tiempo y nada malo paso en la carretera, no obstante, parecía que el universo o quien quiera que tuviese el poder del mundo en sus manos, le odiaba puesto que sus pies parecieron no responderle una vez toco el concreto de la banqueta, la gravedad hizo su trabajo y simplemente se sintió jalado por el suelo. Vio con horror como Afrodita perdía el equilibrio y como se iba a tierra no sin antes golpearse el lado derecho de su porcelanico frente con el filo de aquella casa perdiendo el conocimiento al instante; Ángelo solo pudo correr más rápido y tomarlo con delicadeza entre sus brazos, importándole poco el horrendo dolor de cabeza que tenía en ese momento.

—Afrodita — lo llamó con suavidad y ternura — Dita, amore della mia vita — le acarició el rostro con la esperanza de verlo abrir los ojos, para su desgracia, eso no ocurriría.

Sacó el teléfono del bolsillo y marco el único número que hasta ese día, jamás había usado, pronto dio su ubicación y la causa de la llamada, ahora solo quedaba esperar; seguía con los intentos fallidos para despertar a su amada rosa de invierno. Al otro lado aquellos dos infames hombres recién se recuperaban del dolor, absortos de lo que pasaba y sin saber a dónde había ido, porque ninguno lo había visto y quizá había sido lo mejor que pudo pasar, que esos ingratos no se enteraran de aquel desafortunado suceso.

— ¿A dónde fue? — preguntó el mayor

— No tengo idea — respondió el menor

— No pudo haber escapado tan lejos, vamos, Kan — le hizo una seña y comenzaron de nuevo la búsqueda.

Unos minutos viendo en los alrededores sin éxito no les dio una pista, no hasta que oyeron la sirena de la ambulancia acercarse y aparcar justo al otro lado de la calle.


🦀🌹
aaaaaaaah cuanto drama.

hoy llegue temprano, de nuevo.

no puedo con tanto, si me disculpan, voy a llorar...

Dan R 

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