Capítulo 3
–¿Ejecutarlo?... ¿Por qué?– preguntaría Chara la cual se pondría bastante nerviosa.
–¿Por qué? Después de esa masacre que provocaron es normal que el rey haya puesto esa ley–. Sans lo decía de una forma tranquila–. Los humanos no dejaron ni los huesos, hehe.
–Lo sé, pero no todos son malos ¿No crees?
–¿Quien soy yo para juzgar lo que está bien y está mal? Realmente no me interesa mucho ese tema, solo estoy en el trabajo de la caza de humanos por mi hermano...
–Caza de humanos...– se quedaría pensando la chica.
–¿Por qué te preocupas tanto, Chara? Estás muy nerviosa– dijo el esqueleto menor–. ¿No serás una humana?– dijo con un tono serio el esqueleto.
–Yo...– Chara no pudo hablar, fue interrumpida.
–Es un chiste, tranquila– diría Sans aliviando la tensión en el ambiente– en fin, ya se hizo bastante tarde, debería retirarme, nos vemos mañana.
El esqueleto se retiraría de la puerta de las ruinas, dejando sola a Chara con sus pensamientos.
–Al parecer si es peligroso salir de las ruinas...– pensó.
Se fue a la cama pensando en qué haría, realmente quería salir de las ruinas, pero era bastante peligroso.
–Naps... Él me ayudará a salir de aquí sin ningún rasguño.
Finalmente se quedó dormida, ya un poco más tranquila.
El siguiente día comenzó, como de costumbre Chara caminaría alrededor de las ruinas, ya sea por hacerle algunos favores a Toriel o para simplemente matar el aburrimiento.
En una de esas expediciones, peleó con algunos monstruos con el objetivo de mejorar sus habilidades, preparándose para una futura pero cercana salida de las ruinas, tan solo faltaban seis días para irse.
Derrotó a distintos tipos de monstruos, desde aquellos pequeños voladores tan molestos hasta las grandes ranas.
Llegó un punto en el que no mostraban tanta dificultad, aún así, por respeto a las palabras de su cuidadora, nunca los remataba, simplemente los dejaba tirados como si fueran basura.
–¡Ya volví, Toriel! Diría la chica entrando a la casa con algunas cosas que le pidió la cabra.
–Hola, Chara. ¿Cómo te fue?
–Muy bien... ¡Mira!– Chara le mostraría una de las cosas que había comprado, una dona–. No sabía que las arañas eran tan buenas pasteleras, ya me comí dos en el camino, jaja.
–Fantastico– diría Toriel con una sonrisa al ver la emoción que mostraba Chara.
–Te traje una– dijo ofreciéndole una de las donas.
–Muchas gracias– dijo agarrándola con gratitud, aunque igual Chara las había pagado con su dinero.
Ambas continuaron ordenando algunas cosas en la casa, hasta que Chara habló.
–Toriel... ¿Por qué tanto afán de atrapar a un humano?... Entiendo que pasaron muchas cosas entre las dos razas, pero pareciera que anhelan que baje un humano... Simplemente para matarlo.
–Todo tiene una razón– dijo Toriel con un tono más serio–. Los humanos nos encerraron aquí con una poderosa barrera que nos impide salir... La única forma de romperla es con el poder de siete almas humanas...
–¿Tantas?...
–Si... Aún así, el plan del rey no es esperar siete humanos. Aunque no se destruya, la barrera puede atravesarse por un ser que tenga un alma de monstruo y una humana...–. explicaba la cabra–. Por lo cual, Asgore, el rey, piensa absorber un alma humana y salir a la superficie, luego matar a otros seis humanos, absorber sus almas para finalmente romper la barrera.
–Entonces... No dudarán en matarme ¿Verdad?
Toriel la miró con una expresión que emanaba tristeza.
–Tristemente, así es... ¿Ahora entiendes por qué no puedes salir de aquí?–dijo acariciando la cabeza de la chica.
La conversación terminó allí, el día terminó y como de costumbre volvió a aquella puerta a hablar con su amigo, las pláticas se empezaban a volver algo monótonas, no porque dejarán de caerse bien, sino porque era complicado conversar sin poder ver al otro, sin poder ver sus expresiones, su risa, su cara... Todo.
Los días continuaron pasando, Chara practicaba con los monstruos, los cuales ya eran pan comido para ella. Un día antes de que el plan con Napstablook empezara su marcha, tuvo una última plática con Sans en aquella puerta.
–Hola, Cuchara– dijo el esqueleto saludandola y sentándose al lado de la puerta.
–Ya te dije veintisiete veces que dejes de llamarme así.
–Pues ahora son veintiocho, hehe.
–Eres increíblemente molesto.
–Así es.
La charla continuó, hasta que el esqueleto tonó que la humana estaba más callada de lo normal, lo cual no era común en ella, siempre hacia ruido, de cualquier forma.
–Cuchara... ¿Estás bien?– dijo el esqueleto–. Estás tan callada como un esqueleto andante.
–Sans... Mañana me iré de aqui– dijo con un tono triste.
–¿En serio? Eso es increíble, ya no estarás encerrada en ese lugar, podrías venir a visitarme en snowdin.
–No lo entiendes, Sans... No nos volveremos a ver nunca jamás.
–¿Por qué?...
–Porque simplemente no podemos... No puedo darte explicaciones ahora mismo... Quizá con el tiempo lo entiendas pero... Lo siento mucho.
–No lo entiendo Chara... No quiero dejar de verte... Bueno, hablarte, hehe.
–Yo tampoco, Sans, pero no es algo que yo pueda controlar...
El ambiente se puso algo deprimente, ambos se sentían algo impotentes.
–Quizá se te haga raro, pero realmente me encariñé bastante contigo en estos días, eres quizá la única que disfruta de mis chistes, hehe.
–No los disfruto, tarado– piensa la chica.
–Es una pena, igualmente confío en que algún día nos encontraremos, de igual forma nunca podría olvidar tu linda voz.
–¿Linda?...
–¡Si!, aunque cuando gritas rompes tímpanos, y eso que estoy detrás de una puerta, hehe.
Ambos sonríen, estaban tan cerca y tan lejos a la vez. No podían sentir el calor del otro pero si su presencia, su cariño.
–Nos volveremos a ver, estoy seguro.
–Eso espero– dice la chica.
Finalmente ambos se despidieron, hubieran deseado darse un abrazo, pero estaba esa molesta puerta separandolos... No era exageración decir que ninguno de los dos había tenido un amigo así.
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–Chara...– dijo una voz bastante deprimente despertando a la chica.
–¡Naps! Te estuve esperando.
–Perdón por hacerte esperar...
–No te preocupes, ¿Ya descubriste dónde guarda las llaves?
–Si, debajo del colchón de su habitación.
–Genial... Escucha, agarraré su llave en algún descuido, luego, en la noche tú me estarás esperando afuera hasta que salga y luego nos iremos a tu casa ¿Entendido?
–Por supuesto...
El plan se puso en marcha, Toriel estaba bastante ocupada en la cocina, lo cual le dió tiempo a Chara para entrar sigilosamente en la habitación de su cuidadora. Le costó un poco, pues el colchón estaba bastante pesado, pero finalmente logró levantarlo y encontrar la gran llave que abriría aquella puerta.
Sin que nadie se diera cuenta, salió de la habitación y continuó su camino, al llegar a la sala sería llamada por Toriel.
–¡Sorpresa!– diría Toriel al ver a la chica llegar.
Chara notó una decoración muy bonita en las paredes, en el centro había un gran pastel con una leyenda.
"Gracias por llegar
a mi vida, Chara"
Chara sería conmovida por la escena, lo cual empeoraría apenas Toriel empezó a hablar.
–Quizá los primeros días que nos conocimos no nos pudimos relacionar tan bien, pero creeme que estoy muy agradecida contigo– dice Toriel acariciándole la cabeza.
–Toriel... Esto no era necesario– decía la chica mientras se le empezaba a quebrar la voz.
–Por supuesto que si, Chara, hay que festejar por el hecho de que estás aquí, sana y salva.
Ambas se abrazaron, Chara no sabría cómo explicarle el hecho de que simplemente mañana no la encontraría en su cama...
Las horas pasaron y la culpa de Chara no disminuía, realmente le había agarrado un cariño especial a Toriel, y más después de lo sucedido. Inclusive estaba replanteándose si era buena idea salir de las ruinas.
Aún así, terminó decidiéndose por hacerlo, pensaba en dejarle una carta a Toriel, pero no podia ni pensar en las palabras que podría escribirle.
Llegó la hora de irse, agarró distintas cosas para su viaje, entre ellas un cuchillo de cocina. Chara bajó por última vez por aquel escalón que siempre rechinaba cada vez que bajaba al sótano.
Finalmente llegó a la puerta, tan impotente como siempre. Miró una última vez sus alrededores y se acercó a ella, lentamente y en silencio introdujo la llave esperando abrirla.
Rápidamente, fue detenida por Toriel, quien le quitaría la llave.
–¿¡Qué haces, Chara!?– pregunta la cabra bastante alterada.
–Toriel... Yo– la chica fue interrumpida.
–¿Qué parte no entiendes? ¡Si sales te matarán! No dudarán en hacerlo ni un solo segundo, no quiero eso para ti, Chara.
–Yo solo quiero... ser libre– dijo Chara cabizbaja–. No me malentiendas, soy feliz contigo pero... No hablo con nadie más que contigo y ese esqueleto...
–Pero al menos estarás segura aquí.
–¿De qué me sirve, Toriel?– pregunta Chara–. Estoy segura de que si salgo, podría convencer al rey y a todos los monstruos de que no soy una amenaza, al fin y al cabo no he asesinado a nadie...
El ambiente se llenó de silencio.
–Niña ingenua...– diría Toriel rompiendo ese silencio.
–¿Eh?...
–¿Realmente crees ser capaz de sobrevivir allá fuera?– preguntó Toriel mientras lentamente camina hacia la puerta y se pone en frente–. Entonces, demuéstralo.
–¿Demostrar qué?...
–Que eres capaz de sobrevivir.
Chara se quedaría un poco confundida, hasta que un rápido ataque de Toriel la despertaría de su trance.
–¿¡Qué estás haciendo!?– pregunta la chica.
–Probándote.
Toriel lanzaría otro ataque a la chica, la diferencia es que éste si le daría de lleno, dejando a Chara en el suelo con bastante dolor. Aun así, no se rendiría tan fácil, entrenó justamente para estás situaciones.
Se levantó del suelo y se puso en guardia. Rápidamente dió un golpe que no parecía afectarle mucho a Toriel, la cual contraatacaria. Agarraría por los hombros a la chica, la cual le encestaría una patada en el estómago dejandola unos segundos sin aire.
Chara aprovecharía la situación para acercarse y darle un puñetazo en la cara pero... No pudo. No podía lastimar a Toriel, algo en ella no se lo permitía. Aún así, la cabra no perdonó nada y le dió un golpe que la lanzó algunos metros.
–¡Los monstruos allá afuera no tendrán piedad de ti!– dijo Toriel mientras Chara se ponía de pie–. ¡Demuéstrame que puedes afrontar esta situación! Demuéstrame de lo que estás hecha.
Estás últimas palabras llenaron a Chara de determinación. Se reincorporó y rápidamente se acercó, Toriel le lanzó un golpe el cual Chara esquivaria y rápidamente le daría una patada en el estómago.
Toriel bajaría un poco la guardia al cubrirse la zona donde había recibido el golpe, lo cual aprovecharía Chara para dar un gran salto. Al estar a la par en altura, Chara le daría una patada en la cara alejando a Toriel.
La pelea continúo un rato hasta que ambas se encontraban bastante cansadas. Ambas se prepararon para un último golpe, se acercaron una a la otra y...
Un poderoso golpe de Toriel la dejaría en el suelo inconsciente. Todo estaba negro, así duro un rato hasta que finalmente se despertaría.
Miró frente suya y vería a Toriel, de rodillas, igual de lastimada que ella.
–Eres muy fuerte Chara– dijo con un tono de voz un poco bajo–. Estoy... Muy orgullosa de ti.
Esas palabras quebraron la estabilidad de Chara, como pudo se acercó a Toriel y la abrazó fuertemente, empezó a derramar las lágrimas que no pudo llorar hace unas horas por el festejo.
–Me demostraste lo capaz que eres, Chara... Te dejaré ir, estoy segura que lograrás tu meta, confío en ti.
–Muchas gracias... Mamá– dijo Chara sin dejar de abrazarla.
"Mamá"... Esa palabra hizo que el corazón de Toriel diera mil vueltas.
Era algo vergonzoso, ambas estaban llorando a mares, tristes porque se despedirían pero felices por poder compartir ese momento.
Tras unos minutos, ambas se levantarían del suelo.
–Cuidate mucho, mi niña...– diría Toriel acariciando el cabello de Chara.
–Lo haré– respondió la chica con una sonrisa.
Chara empezó a alejarse, pero Toriel dió unas últimas palabras antes de despedirse.
–Asriel Dremurr... ¡Así se llama mi hijo... tu hermano!– dijo Toriel con una sonrisa–. Él tiene un corazón tan puro como el mismisimo cielo... Sé que el comprenderá la situación, habla con él y estoy segura que convencerá a todos... También dile que lo amo mucho... ¡Y que venga a visitarme más seguido!
Finalmente, ambas separarían su camino, Chara marcharía con su acompañante, Napstablook.
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–Sans– diría Papyrus.
–¿Qué pasa, hermano?
–Hemos Sido informados por algunas personas que creen haber visto a un humano, aunque no están muy seguros.
–¿Ah sí? Que curioso.
–Tendremos que estar más pendientes... ¡Tenemos que cazarlo!
–Tranquilo, ya verás que si, ahora... ¡Déjame dormir!
Sans nuevamente se acomodaría para dormir...
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–¡Deja de ser tan flojo!
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Fin del capítulo.
Espero que les haya gustado =)
Chau!
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