Capítulo 2
Chara dormía plácidamente en la que ahora era su habitación. Mientras lo hacia, tenía un sueño un poco extraño, estaba ella junto con cosas que no recordaba.
Una habitacion que no recordaba, caras para nada familiares y... Un lugar que no reconocía. Lo poco que pudo reconocer fueron las mismas flores doradas que le habían amortiguado en la caída, habían por todas partes en el pueblo del sueño.
No pudo evitar sentirse atraída hacia las flores, eran realmente hermosas. Pasó los minutos ahí hasta que escuchó una voz en su cabeza.
–Chara, despierta...
–Chara...
Tras unos segundos se despertó, estaba en la misma cama de hace un día. Cerca estaba Toriel, la cual la había despertado.
–Necesito que me hagas un favor, necesito algunas cosas de la pastelería de las arañas.
–Ni idea de dónde estén– dice Chara volviendo a cerrar los ojos.
–En el mapa que te dí ayer está señalado.... ¿Podrías ir? Por favor.
Tras unos segundos de insistir, por fin Chara accedió a ir. Se puso su ropa de siempre y salió de la casa.
–Recuerda lo que te dije...
–Si, Toriel, nada de pelear contra nadie, ya me lo has repetido como siete veces... ¿A calcio no te cansas?– dijo Chara acordándose de la frase de su nuevo amigo esqueleto.
–¿Eh?– preguntó Toriel.
–Ehh, nada, era un chiste, nos vemos.
Chara se alejó en dirección a aquel lugar.
No estaba para nada acostumbrada a las ruinas, eran bastante confusas y además, según el mapa habían trampas y puzzles en distintos lugares, desafortunadamente no venían instrucciones de como pasarlos.
Aún así, eso a Chara no le molestaba, de hecho haría que fuera más entretenido.
Al llegar al primero, encontró interruptores de distintos colores los cuales debía apretar en cierto orden para que se abriera la puerta, no fue muy sencillo, pero lo terminó pasando.
En camino al siguiente, sintió unos pasos detrás de ella, rápidamente volteó hacia donde provenían y notó una rana bastante grande.
–¿Una rana? ¿Aquí?– Chara estaba un poco confundida, pero decidió ignorarla, gran error.
La rana saltó con bastante fuerza y tumbó a la chica, haciendo que se raspara al caer. Rápidamente le dió una patada para alejarla y agarró algunas piedras.
Intentó alejarse pero la rana la seguía, así que empezó a lanzarle las piedras esperando ahuyentarla. De la nada, siente un golpe detrás de ella que provenía de una pequeña criatura voladora.
Ambos la atacaron al mismo tiempo, dejándola bastante lastimada, en medio de toda la pelea, desesperada por la situación, Chara grita el nombre de su cuidadora.
–¡Toriel, necesito ayuda!– gritó a todo pulmón esperando que de alguna manera el sonido llegara hasta la casa, pues no se había alejado tanto.
Observó como más de esas criaturas voladoras empezaban a acercarse. A pesar de todo, siguió luchando con determinación...
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Después de una dura lucha, por fin logró derrotar a aquellas criaturas. Agarró una piedra más grande y se acercó al cuerpo inconsciente de la rana.
–¡Pudrete!– dijo antes de intentar rematarla, pero su brazo fue detenido por la cabra.
–¡Chara, tranquila!– dijo Toriel sin soltarle el brazo–. ¡Ya se te olvidó lo que te dije?
–¡Ellos me atacaron primero!
–Si pero... No hace falta matarlos.
–Ush, como sea– Chara se soltaría del agarre de la cabra y caminaría de regreso a la casa–. Si tanto te molesta, entonces a la próxima no me mandes a hacer las cosas por ti.
–¡Ese no es el punto!– intentó seguir la discusión pero Chara se terminó yendo.
En todo el camino continuó pensando lo mismo "Si esas cositas eran tan fuertes, no me imagino como serán esos temibles monstruos de los que tanto me advierte Toriel..."
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–¡Hola, Undyne!– diría Papyrus saludando a la líder de la guardia real.
–Buenos días, ¿Algo nuevo que hayas visto?
–Sans y yo estuvimos vigilando la entrada al subsuelo, y no encontramos nada en especial... ¿Verdad, Sans?
–Ajá– dijo Sans quien se andaba durmiendo.
–Muy bien... Le haré el reporte al rey Asgore...
Cuando los hermanos estaban por irse, fueron detenidos nuevamente por Undyne.
–Ah, se me olvidaba... El rey y el principe quieren saber cómo está Toriel, si pueden avísenle que mañana irá Asriel a visitarla.
–Por supuesto– dijo Papyrus, luego de eso se despidieron.
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–¿Sigues enojada, Chara?– pregunta Toriel a la chica mientras estaban sentadas comiendo.
–¿Tú qué crees, Cabra?
–No me hables así, cariño... Me gustaría que nos lleváramos bien... Que de alguna manera pudieras verme como una...
–¿Cómo una madre? Se te olvida que estoy en este lugar en contra de mi voluntad, caí de ese monte y terminé aquí.
–Todo a su tiempo...– dice un poco deprimida Toriel–. Pero por favor, no mates a nadie... No seas como ellos.
–¿Cómo los monstruos? Tú también eres uno.
–Lo sé, pero yo no quiero ningún daño para ti, al contrario...– Toriel se levantaría de la mesa–. Yo quiero que estés bien... Que te sientas cómoda en esta casa, quizá no tengamos mucho, pero podemos ser felices.
–Ush, ya, está bien.
Pasó el rato y la hora de dormir llegó. Chara volvió a dirigirse a aquel lugar de siempre, la puerta, donde conoció a su amigo.
Mientras bajaba las escaleras, otra vez volvieron a rechinar bastante fuerte, aún así continuo bajando. Al llegar a la puerta, se sentó igual que la otra vez a esperar a que llegara Sans.
Pasaron los minutos y escuchó un sonido afuera.
–Toc toc– dijo la voz que ella ya conocía.
–¿Quién es?
La otra voz se quedó en silencio algunos segundos.
–Rayos, no se me ocurrió ningún chiste.
Probablemente eso le provocó más gracia a Chara que todos los chistes que ya había contado el esqueleto.
Ambos empezaron a platicar nuevamente.
–Oye... ¿Qué es snowdin?– preguntó la chica–. Lo mencionas mucho.
–¿No sabes qué es snowdin?... ¿Acaso nunca has salido de las ruinas?
–Pues... Se podría decir que no.
–Vaya, que raro... En fin, es el pueblo dónde vivo con mi hermano, es algo pequeño, pero lindo.
–Oh, ojalá algún día ir a visitarlos.
–Deberías, no entiendo la necesidad de Toriel de aislarse desde lo que sucedió con el rey.
–¿Qué pasó?– preguntó la chica.
Sans se quedó callado unos segundos.
–¿Cómo es posible que no sepas eso?... Se habló sobre ese tema por todo el reino.
–Disculpa, llevo demasiado tiempo aquí, jaja– mintió la chica.
–Pues los reyes se divorciaron, el hijo, llamado Asriel vive con el rey, pero Toriel decidió venir a vivir a las ruinas para cuidar a los humanos que cayeran.
–¿Y... qué piensan hacer cuando encuentren a un humano?– preguntó la chica, temerosa de su respuesta.
Desafortunadamente, su conversación sería interrumpida por una voz familiar.
–¡Chara! ¿Qué haces aquí?– preguntó en voz alta Toriel–. Te dije que no vinieras aquí... Alguien podría...– la cabra fue interrumpida por Chara.
–¡Toriel! Solo estoy hablando con un amigo...
Toriel se acercó a la puerta.
–Hola, reina– dijo el esqueleto desde el otro lado de la puerta.
–Oh, eres Sans... Hola ¿Cómo has estado?
–Hasta los huesos de trabajo, hehe... El rey nos pidió que le avisaramos que mañana va a venir su hijo a visitarla.
–Oh... Entiendo, muchas gracias Sans, puedes retirarte.
–Entiendo, nos vemos Chara– dice el esqueleto despidiéndose de la chica.
–¡Adiós!
Toriel estaba apunto de regañar a Chara, pero fue interrumpida.
–¿Reina?– pregunta la chica.
–Es una larga historia...
–Si, ya me lo contó Sans...
–Ya veo de quien sacaste ese chiste tan... Peculiar– dijo Toriel mientras ambas subían las escaleras del sótano–. Escucha Chara, lo que hago lo hago por tu bien.
–Me dijiste que no podía salir de las ruinas, pero nunca me dijiste que no podía hablar con alguien...
–Chara ¿Qué tal si te descubré?... ¿¡No sabe que eres humana, cierto!?
–Tranquila, no lo sabe– responde la chica.
–Entiendo... Mañana va a venir Asriel a visitarme... Necesitaré que te quedes en tu habitación y no hagas ningún ruido.
–Que aburrido...
–Es por tu bien.
Chara se fue a dormir y se preparó para el próximo día, el cual se pasaría muy aburrido... Quizá.
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–¡Buenos días, mamá!– diría el principe abrazando a su mamá.
–Buenos días, Asriel– diría Toriel devolviéndole el abrazo–. Te extrañé mucho, ¿Cómo has estado, mi niño?
–¡Muy bien! He estado leyendo los libros que me regalaste.
–¡Que bueno! Sentemonos y me cuentas.
Ambos se dirigieron a la sala, dónde Toriel tenía dos sillones.
–¿Y como te ha ido, mamá?
–Un poco estresante...– responde Toriel un poco agobiada.
–¿A qué se debe eso?
–Mmhh, últimamente he estado cuidando de... una mascota.
–Oh... ¡Me encantaría verla!– dice con emoción Asriel.
–Oh, se encuentra en las ruinas, a veces viene, pero no a estas horas...
–Oh, que lastima... ¿Y por qué te estresa?
–Es que es muy rebelde... Pareciera que solo me quiere hacer enojar.
–Jaja, me imagino.
–Si... Te aseguro que ya se metió en algún problema allá en las ruinas...
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–Dios mío, que aburrimiento– dice Chara, quien se había quedado encerrada en una trampa–. ¿Cuánto se irá el hijo de Toriel? Ni lo conozco y ya me cayó mal.
Vencida por el aburrimiento, intentó dormirse un rato, pero una voz la despertó.
–Hola...– dijo tímidamente la voz–. ¿Te has quedado encerrada?
–Si ¿Qué no ves?
–Perdon... Mejor me voy...– dijo nuevamente la voz mientras se alejaba.
–¡No, espera! Perdón, ayúdame a salir.
–Está bien...
Chara se agarró del brazo de la figura para poder subir, al hacerlo, se dió cuenta de algo.
–Eres... ¿Un fantasma?
–Si...– dijo en un tono triste–. Me llamo Napstablook.
–Vaya nombre raro... Te voy a decir Naps.
–Perdón...– dijo nuevamente con un tono triste.
–Ehh ¿Estás bien?
–Si... Lo siento.
Napstablook es alguien melancólico y triste, aún así, es bastante amigable con Chara.
–Eres una humana... ¿Cierto?
–Si... ¿No vas a intentar atraparme?
–No... Realmente no me importa todo ese problema entre humanos y Monstruos...
–Fantastico... ¿Y eres de aquí? Porque nunca te había visto.
–Yo vivo en Waterfall...
–¿Qué es eso?
–Oh, es una región del subsuelo...
–¡Fantástico! Yo quiero salir de estas ruinas... ¿Cómo le haces para salir si Toriel tiene las llaves de la puerta?
–Soy un fantasma, puedo atravesar cosas...
–Oh, que envidia.
–Perdon...
–¿Por qué te disculpas tanto? Tranquilo, jaja.
–Perdón por pedir perdón...
–En fin... Oye Naps... ¿Me ayudarías a salir de las ruinas?
–No sé cómo podría...
–Solo necesitaría que averigues dónde guarda las llaves Toriel... Al fin y al cabo también puedes hacerte invisible ¿Verdad?
–Si puedo... pero eso tendría que ser en una semana... Tengo algunas cosas que hacer.
–¿Cómo qué?
–Sumergirme en mi depresión, sentirme como basura... Escuchar música mientras tengo pensamientos pesimistas... Además...– sería interrumpido por Chara.
–Está bien entiendo... En una semana entonces, por mientras intentaré prepararme, si batallo con los monstruos de las ruinas, imagínate los del subsuelo...
Pasaron algunas horas platicando, hasta que escucharon unos pasos detrás de ellos.
–Chara, ya puedes volver a casa, ya se fue mi hijo– dice Toriel encontrandolos a los dos–. Oh, parece que hiciste un nuevo amigo.
Chara y Napstablook se despedirían, luego de eso, Toriel y la chica se irían caminando de regreso a casa.
–Me alegra que hagas amigos...
–Te dije que no es peligroso... No todos los monstruos quieren matarme.
–Lo sé, pero hay muchos otros que si.
Ambas entran a la casa.
–Escucha Chara... Lo que hago, lo hago por tu bien, quiero que estés segura.
–Está bien Toriel... Lo entiendo.
Toriel le daría un pequeño abrazo a Chara, el cual la incomodaría un poco.
–Voy a hacer la cena– dijo Toriel con una sonrisa antes de retirarse.
Chara pasó el rato en su habitación, hasta que fue llamada por la cabra para cenar. Allí, continuaron hablando.
–Por cierto, desde que ocurrió el accidente he pensando en algo– Toriel le da un aparato a Chara–. Es un teléfono, con él puedes llamarme y así podremos hablar.
–Si, sé lo que es un telefono– diría Chara con una risita–. Gracias, Tori.
Chara empezaba a ablandarse un poco con la cabra. Si se iba a quedar un tiempo allí, prefería llevarse bien con su cuidadora.
Cuando llegó la noche, en secreto, Chara volvió a ir a la puerta del sótano, dónde como siempre se pondría a hablar con Sans.
–Toriel me regaló un telefono– dijo la chica.
–Oh, eso es Sen-sans-cional.
–¿Cuántas veces has hecho ese chiste?
–Sinceramente, ni yo me acuerdo...
–Pasame tu número, para poder hablarte cuando esté aburrida.
–Claro, es...
Ambos continuaron platicando, hasta que Chara decidió continuar con la conversación del día anterior.
–Por cierto... No me dijiste qué pensaban hacer si encontraban a un humano...
–Oh... Pues... Es algo obvio ¿No?
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Ejecutarlo.
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Fin del capítulo.
Espero que les haya gustado =)
Siempre tengo la maña de escribir y publicar en la noche, es cuando me agarra la inspiración JAJA.
Nos vemos!! =)
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