Capítulo 11.

Había pasado ya un rato desde que el bote zarpó hacia su dirección.

–Nos va a hacer pedazos...– decía Papyrus cada vez más estresado.

–Paps, cálmate, no va a pasar nada...

–¡Esa lanza me rozó el cráneo! Imagínate si estamos frente a frente... ¡Me va a matar!

–No es momento para ser tan negativos... En cuyo caso, si nos la llegamos a encontrar, lo mejor será simplemente huir– dice la pelirroja.

–Tienes razón, Chara– dice el esqueleto mayor–. En fin, me arrastraron a su misión suicida, supongo que tendré que seguirlos hasta el final.

–¿A dónde tenemos que ir?– pregunta Chara.

–Pues, si quieres salir de aquí, tendrás que atravesar la barrera que delimita la superficie con el subsuelo, se encuentra en el castillo del rey, aunque no se sabe exactamente en dónde– dice Sans.

–Muy bien... ¿Y cómo llegamos al castillo?

–Mmhhh, supongo que lo recomendable sería llegar por el lago hasta Hotland, es lo más seguro.

–¿Cuánto tardaremos?

–Probablemente lleguemos hasta mañana...

–Vamos a llegar demasiado cansados...

–Es la única forma.

.

.

.

–¡Rey, la humana huyó, dos monstruos la están ayudando a escapar!– diría Undyne llegando a la habitación del rey.

–¿Quienes?

–Dos hermanos del pueblo de Snowdin, candidatos a miembros de la guardia real, Sans y Papyrus.

–Ya veo... ¿Por dónde escaparon?

–Por el lago de Snowdin, creemos que podrían llegar a Hotland en aproximadamente un día.

–Bien, llama a toda la guardia real, diles que se preparen para un posible ataque... Si su intención es llegar a Hotland, es más que obvio que planean venir al castillo...

–Entendido... ¿Quiere que solicite protección para usted?

–No será para nada necesario, creeme Undyne, si esos tres entran a esta habitación...– dice mientras le da un sorbo a su taza de té–. No saldrán.

–Muy bien, daré el aviso a todo el reino.

Sin más que decir, Undyne saldría del castillo con dirección al cuartel de la guardia real. Al llegar, rápidamente daría un aviso a todos a través de la radio y cualquier método de comunicación.

"Miembros de la Guardia Real, pueblerinos, habitantes del reino... El humano ha sido identificado al igual que dos monstruos que la están apoyando..."

Asriel se encontraba en Waterfall, comandando el ejército de búsqueda mientras escuchaba la orden.

"Sans The skeleton, Papyrus The skeleton, son las identidades de aquellos que han traicionado a nuestro reino y se han aliado al enemigo. Si los llegan a ver, no lo duden, ataquen con todo lo que tengan, es nuestra oportunidad...

Para recuperar lo que se nos fue arrebatado."

–Esto se va a poner terrible...– piensa el principe mientras el aviso termina–. No creo que puedan enfrentarse a un ejército entero...

A pesar de querer ayudar, Asriel estaba tenso, su corazón bastante acelerado, temblores en el cuerpo y sudando frío. No cabía duda, él estaba asustado, no de morir en batalla, ni de perder su reputación como príncipe al estar ayudando al enemigo.
Él le tenía miedo a su padre, ese hombre al que solía admirar. Apoyarlos significaría tarde o temprano levantarle el puño a su padre, o quizá la espada, algo para lo cual él no estaba preparado.

–No quiero lastimar a nadie...

.

.

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–¡Me aburro!– dice Chara mientras se acuesta en el bote.

–No estamos ni a la mitad del viaje... Además, ¿De qué te quejas? Yo soy el que está manejando esta cosa– responde el esqueleto mayor con un tono de molestia–. No recordaba que esto fuera tan agotador...

–Pues, salíamos en bote en pequeños lagos o ríos... No en el lago más grande del reino...– dice Sans con una risita.

–Cierto...– Papyrus dejaría de remar–. Ya no aguanto más, Sans, te toca.

–No.

–¡Sans, no seas flojo! ¿De verdad no te duele ni un poco ver cómo tú hermano se cansa tanto?

–Por supuesto que me duele, por eso cierro los ojos.

–Ni siquiera tienes párpados...

–Tampoco ojos, ¿Cuál es el punto?

Tras varios minutos de insistencia, por fin el esqueleto menor fue convencido de tomar el control de bote. Tras una larga jornada de trabajo, Papyrus pudo recostarse y echarse una buena siesta.

–Si que estaba cansado, se durmió en dos minutos...– dice la chica mientras se escuchan de fondo los ronquidos del esqueleto.

–Yo también quisiera estar dormido...

–Ni modo– dice Chara mientras se sienta y recuesta su cabeza en el hombro de Sans.

–¿Y esas confianzas?

–¿Te molesta?

–No realmente, pero se me hace curioso que hace unos días queríamos ejecutarte...

–Las cosas cambian, supongo.

Ambos se quedan callados. Simplemente se escucha el ruido de las olas mientras a lo lejos se ven esas luces que iluminaban el "cielo".

–¿Son bonitas las estrellas?– pregunta el esqueleto.

–¿Qué?

–Yo nunca he visto a las estrellas del mundo exterior... Toda nuestra vida los monstruos más jóvenes tuvimos que conformarnos con esas piedras luminosas que están arriba del subsuelo, o con los relatos que nos daban los ancianos.

–Vaya... Es triste... En mi pueblo las estrellas eran hermosas, al estar lejos de cualquier ciudad, se podían ver perfectamente.

–Que envidia te tengo...

–No deberías...

–¿Por qué?– pregunta el esqueleto.

–De nada me servía poder ver las estrellas si siempre tenía que hacerlo sola...

–Mmhh, ¿No tenías novio?

–Sans... No tenía ni amigos.

–No me sorprende...

–Andas muy gracioso, eh.

–Ya, era broma.

Ambos se quedaron callados un momento.

–Cuando recién llegué a este lugar no recordaba nada, quizá por el golpe en la cabeza... Pero conforme pasaba el tiempo, llegaban recuerdos borrosos a mi mente...

–¿Si no tienes nada allá, por qué quieres volver?

–Quiero... volver a ver a mi abuela... Ella era la única que me consolaba cuando me sentía mal.

–Entiendo...

Sin saber qué decir, el esqueleto simplemente volteó a ver hacia arriba, viendo esas luces brillantes.

–Ya verás que algún día veremos las estrellas juntos– dice Sans con una sonrisa.

–No digas esas cosas porque me vas a hacer llorar– dice la pelirroja abrazándolo–. Muchas gracias por todo...

–No hay nada que agradecer todavía, agradeceme cuando salgas de aquí.

–Ja, ja, está bien...– Chara pondría su mano encima de la de su acompañante–. Te quiero mucho, Sans.

–Y yo a ti, Chara.

–Te prometo que terminaré con esta estúpida guerra entre humanos y monstruos... Me aseguraré de ellos

Sans simplemente abrazo a la chica.

–Estoy seguro que lo harás...

Quien sabe por qué, quizá fue la calidez del abrigo o tal vez la de sus palabras, pero la chica ya no pudo más y terminó sucumbiendo ante el sueño.

.

.

.

–¡Chara! ¿Me escuchas?

Se pueden escuchar gritos alrededor del monte Ebott. La abuela había pasado mucho tiempo buscando alguna pista del paradero de Chara.

–Debe haber algo que me pueda ayudar a encontrar a mi nieta...– conforme caminaba, empezó a ver cosas inusuales–. Huellas... Bastante pequeñas como para ser de un adulto... El tamaño es similar a lo que calza Chara...

Siguió las huellas marcadas en la tierra hasta que llegó al final de estas, el gran abismo que se encontraba en aquel monte.

–Dios mío... Entonces...– muchos pensamientos terribles empezaban a llegar a la cabeza de la anciana–. No, ella no pudo haber hecho eso...

Su tranquilidad desapareció totalmente al ver hacia un lado; entre los arbustos, se encontraba una mochila, aquella que Chara solía llevar a la escuela.

–Ella... Después de clases... Vino y...

¿Se lanzó?

.

.

.

Esas manos huesudas sacudían suavemente el hombro de Chara, lo cual interrumpió su sueño.

–Ya levántate, dormiste mucho– dice Sans al ver que la chica había despertado.

–Estaba cansada...– dice tallándose los ojos–. ¿Ya llegamos?

–Dentro de un rato más llegaremos al puerto de Hotland.

–¿Qué es eso?

–Una región del subsuelo, bastante caliente... Es prácticamente un volcán.

–Vaya... ¿Tenemos que pasar por ahí para llegar al castillo?

–En efecto... Tendremos que apurarnos al llegar.

Los tres descansaban mientras se acercaban cada vez más a la costa de aquel lugar.

–Bien, escuchen– dice el esqueleto mayor captando la atención de ambos–. No podemos enfrentarnos a un ejército entero nosotros solos, por lo cual, tendremos que ser bastante precavidos y actuar sigilosamente.

–Tarde o temprano ellos nos encontrarán...– dice Chara.

–Si, pero...

Al igual que unas horas antes, una lanza pasó rozando el cráneo de Papyrus. Un lanzamiento tan perfecto solo podía ser logrado por una persona.

–¡Allí están! ¡Ataquen!– grita Undyne mientras docenas de monstruos empiezan a apuntar con sus armas al bote.

–¡Mierda, nos estaban esperando en el puerto!– grita la pelirroja.

–¡Papyrus! Voltea a la izquierda– dice Sans en voz alta.

Ambos esqueletos logran realizar una maniobra y dar vuelta al bote, esquivando milimétricamente los disparos de las armas.

–¡Remen más rápido!– grita la pelirroja.

Usando todas sus fuerzas, logran esquivar los disparos y alejarse lo más rápido posible. Unos minutos después, logran llegar a una costa algo alejada del puerto.

–¡Rápido, bajen, en cualquier momento ellos vendrán!– dice Sans.

Los tres empezaron a avanzar por los caminos de aquella nueva región, hasta que llegaron a una puerta extraña.

–¿Qué es esto?– pregunta Chara.

–Una forma en la cual protegen el castillo es poniendo puzzles alrededor de Hotland...– responde el esqueleto menor.

–Si... ¡Por suerte Sans y yo somos expertos en esto!

Ambos esqueletos comienzan a armar el puzzle, el cual consistía en colocar piezas de cierta forma para que la puerta pudiera abrirse.

Fallaron.

–Vaya que son buenos...– dice Chara de forma sarcástica.

–A ver, inténtalo tú...– dice Papyrus, a lo cual Chara obedece.

Se acerca y empieza a mover las piezas hasta que en cuestión de un minuto logra acomodarlas perfectamente.

–Ehh, nosotros hicimos la parte difícil...– dice el esqueletonmayor avergonzado.

–Sí, como sea– dice la chica antes de continuar por el camino.

Mientras caminaban, cada vez sentían cómo la temperatura del lugar comenzaba a aumentar.

–¿No tienen calor?– pregunta Papyrus.

–Paps... Estamos en un volcán, obviamente hará calor.

Al voltear a ver hacia Papyrus, Sans logra notar a lo lejos varios miembros del ejército apuntando con arcos hacia ellos.

–¡Abajo!

Sans tiró a Chara y a su hermano al suelo esquivando por poco las flechas.
Los tres rápidamente corrieron detrás de un muro y se cubrieron de los disparos.

–Maldita sea, no se cansan– dice Sans empezando a preparar sus huesos para atacar.

–Chara... Necesitaremos hacer otro puzzle para abrir la siguiente puerta... Ve a hacerlo, nosotros te cubrimos.

–De acuerdo...

La chica esperó la señal de los esqueletos. Ambos le asintieron con la cabeza y empezaron a atacar al ejército dándole tiempo suficiente como para correr hacia el puzzle.

Sans y Papyrus no podrían contra una docena entera; Papyrus lo sabía, por lo cual dejó de atacar y prefirió cubrirse.

–¡Papyrus! ¿Qué demonios haces?

–¡No vamos a poder! Son demasiados...

–Tenemos que cubrir a Chara mientras hace el puzzle.

–¡No puedo! ¡Tengo miedo!– dice Papyrus haciéndose bolita en el suelo.

–¡No es momento para este tipo de cosas!

–Tú mismo lo dijiste, Sans– dice Papyrus notablemente deprimido–. Jamás podré ser un miembro de la guardia real, obviamente no podré luchar contra ellos.

Sans recordó las palabras que le había dicho a Papyrus el día anterior, al parecer sí lo habían afectado.

–Escucha Papyrus... Estaba desesperado,¿Sí?– dice Sans intentando animarlo–. Por supuesto que no creo eso.

–Todos lo hacen, lo peor es que tienen razón– dice en voz baja–. Soy un cobarde.

–No, eres valiente Papyrus, a pesar de todo decidiste acompañarnos a Chara y a mí en todo esto, estás arriesgando tu vida por nosotros, ¿Sabes cómo se le dice a eso?

–¿Cómo?

–Valentía– dice Sans tomando el hombro de su hermano–. De verdad, estoy orgulloso de ti Papyrus, y siempre lo estaré, eres mi hermano.

Con esas palabras, el esqueleto mayor no sabía si llorar o sentirse motivado.
Abrazó al Sans y le agradeció por sus palabras.

–Hay que acabar con ellos– dice Papyrus con una genuina sonrisa.

–¡Eso quería escuchar!– dice Sans tomando su mano y levantándolo del suelo.

.

.

.

–¡Maldita sea!– dice Chara con una notable frustración–. Creí que esta cosa sería mucho más fácil...

Tenía que acomodar cubos de cierta forma en la cual al disparar con una sola bala, pudiera darle al objetivo.
Los ruidos del exterior, escuchar cómo sus dos acompañantes luchaban contra esos monstruos mientras ella no podía resolver un simple puzzle, la estresaba muchísimo.

–¡Te encontré!– diría un monstruo detrás de ella con una espada–. ¡Muere!

La pelirroja esquiva la puñalada por poco y le daría una patada en el estómago al monstruo haciéndolo caer el suelo.
Agarra al monstruo del cuello y lo estampa contra los controles del puzzle haciendo que se averiara.

–Rayos...

Llena de enojo, le dió un fuerte golpe al puzzle para liberar su furia.
Lo que menos se esperó, es que ese golpe arreglaría el circuito.

–Soy... Increíble.

Tras unos minutos, logró resolver el puzzle. Corrió lo más rápido hasta donde estaban sus amigos para poder ayudarlos a acabar con los monstruos, pero se llevó una gran sorpresa.

Allí estaban ambos esqueletos, con algunas heridas leves en sus cuerpos, tirados en el suelo festejando su victoria.

–¡Lo logramos! ¡Acabamos con esos idiotas!– gritaban de emoción ambos, lo cuales rápidamente se pararon al ver que Chara había vuelto.

–Bueno... Lamento interrumpir su festejo, pero tenemos que irnos.

Ambos se acercarían a la puerta que se había abierto tras resolver el puzzle, pero nuevamente una lanza los rozaría.

–Por fin los encuentro... Vaya que les encanta huir ¿Verdad?– dice Undyne con una postura firme–. Se los advertí, los encontraría y los destrozaría con mis propias manos.

Los tres se prepararon para el combate, pero Papyrus dió un paso adelante.

–Tienen que irse... Deben llegar al castillo lo antes posible, yo me encargaré de ella– dice el esqueleto preparándose para atacar.

–Paps, te va a hacer trizas– susurra Sans a su hermano.

–¿No dijiste que confiabas en mí?– responde con una sonrisa confiada–. Estaré bien, te lo prometo.

Ambos se quedaron callados unos segundos, hasta que finalmente Sans contestó.

–Confío en ti, sé que la harás trizas– dice para luego darle unas palmaditas en la espalda–. ¡Te esperamos más adelante! ¡Suerte!

Sans tomaría la mano de Chara y ambos saldrían corriendo de ese lugar, dejando solos a Undyne y a su ex discípulo.

–Esto será divertido– dice entre carcajadas Undyne agarrando su lanza.

–Por supuesto que sí...

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Fin del capítulo.

Otro siglo más sin actualizar, vaya que la prepa es dura. 😿
Siento que la historia está quedando muy mal elaborada, pero es lo más que mi cabeza logra hacer, lo lamento.

En fin, espero que les haya parecido decente, nos vemos!! :)

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