"Hace mucho tiempo en una tierras boscosas en las tierras del occidente, existió un joven lleno de amor, vivía felizmente con sus padres en una pequeña choza, en un pequeño pueblo que estaba cerca del bosque. Vivian de la cosecha del padre y de las flores que su madre vendía, no necesitaban más.

Los tres eran muy felices, hasta que una enfermedad terminó llevándose a sus padres, siendo la madre la segunda en irse, no sin antes dejarle un tesoro: su camafeo de plata, para que la recordara y siempre la tuviera cerca.

Quedó solo...

El funeral se llevó a cabo, pero nadie se quiso hacer cargo del pequeño, él y su familia ayudaron a todos en el pueblo, pero, nadie le tendió una mano, lo dejaron solo...

Que hipócritas...

.
.
.

Siguió adelante, esforzándose por seguir viviendo por ellos, vivió con todo aquel amor que le profesaron. Y con los conocimientos que le otorgaron pudo sostenerse, aprendió todo lo necesario... Pero solo hubo una cosa que no pudieron enseñarle...

Lo aprendió de la peor forma...

El tiempo pasó y aquel pequeño se volvió un joven trabajador, amable y respetuoso, se podría decir que era el chico perfecto de no ser por un detalle, era muy ingenuo y entregaba por completo su corazón sin dudar, caía siempre en las mismas mentiras.

Tuvo muy malas experiencias en sus relaciones, no entendía el por que, siempre las trataba con amabilidad, con respeto, siempre era muy caballeroso con cada una, pero al final ellas terminaban con él. Aunque, la verdadera razón es que todas las doncellas se aprovechaban de ese amor para quitarle alguna pequeña fortuna, todas se burlaban de él a sus espaldas por ser un huérfano campesino; cada jovencita del pueblo se había aprovechado de aquella falta de afecto para hacer lo que quisieran.

Que desagradables...

Pero una jóven doncella llevó aquella manipulación demasiado lejos, que terminó costando su vida y el otros.

Un día, una joven pretenciosa llegó al pueblo buscando a un joven a quien quitarle todo. Era una joven muy bella, de buen cuerpo pero de corazón codicioso. Ese día puso en su mira a aquel joven enamoradizo; lo sedujo y lo tuvo en la palma de su mano hasta exprimir el último trozo de tierra.

Aquella farsa duró semanas, meses y al final tres años, ese último año dió comienzo con al fin...

Aquella joven terminó con él, pero lo hizo de una manera cruel. Llevó a su amante al hogar del jóven, y tuvo sexo en la cama que alguna vez fue de sus padres. Le gritó que se fuera de su casa... Pero aquella joven sobornó al alcalde del pueblo, y le dió los papeles de propiedad a la chica.

El joven no sabía que hacer, cuando iba a reclamarle, escuchó las voces de la gente del pueblo exigiendo que el chico se fuera de la propiedad de la chica.

Con lágrimas acumulándose en sus ojos, pidió una sola cosa, ir por el collar de su madre...

– Esa cosa es el pago por soportarte todo éste tiempo, es lo único de valor que tienes en este lugar

– No puedes quedarte lo, ¡Es lo único que tengo de mis padres! De mi madre -liberó lágrimas de frustración- ¡Devuélveme el tesoro de mi madre! ¡Devuélveme lo!

Con una cruel sonrisa, aquella chica sin escrúpulos le cerró la puerta en la cara, ninguno del pueblo lo ayudó, no tenía nada, ya no le quedaba nada...

Se fue...

Se llevó el único vínculo que tenía con su madre...

Lo perdió...

Fue un idiota, jamás debió haberse la mostrado, jamás debió confiar en ella, jamás debió enamorarse.

¡JAMÁS!

¿Por qué le hicieron eso? ¿Por qué lo usaron de esa forma tan cruel? ¿No les bastó todo ese amor que les dió? ¿Por qué le tuvieron que quitar lo que era de sus padres?

Todo fue mentira...

¿A quién podía acudir? No había nadie...

Podría vengarse, pero su corazón no se lo permitiría...

Su corazón...

Fue culpa de su corazón que siempre lo engañaran, de que lo traicionaran, de que lo usaran.

Si tan solo no tuviera sentimientos, si tan solo su corazón dejara de sentir. Claro, esa era la única manera.

En ese momento tomó una decisión, se armó de valor y sin nada más que perder, se fue a las montañas del norte. Había escuchado historias sobre un brujo que habitaba en lo más profundo de aquellas montañas.

Un día se fue, y no se volvió a ver.

.
.
.

Pasaron unos pocos años, y se habían presenciado muchos asesinatos de doncellas, todos tenían en común que en el pecho había un agujero que llegaba a los pulmones y al corazón; al principio se pensó que era era alguna enfermedad, pero resultó ser mucho peor.

Se descubrió la razón de aquellas muertes en un pequeño pueblo cerca del bosque, cuando los habitantes visualizaron una figura humanoide asesinando a sangre fría todo lo que había a su paso. Aquel monstruo se les hizo familiar, pero no era posible, y si fuera así, ¿Cómo pasó?

Aquel joven ya no era humano, eso se podía notar por sus ojos negros con un corazón roto en el centro, se volvió un demonio. Mató sin compasión a todos los del pueblo, no dejó ninguno vivo, y los más jóvenes murieron de manera lenta e indolora.

Pero él buscaba algo, más bien a alguien...

Buscaba a las últimas personas que le quitaron todo.

Buscó en todos lados de su pueblo natal, no estaban ahí. Buscó en otro, tampoco. Ni en el otro, ni el otro, ni el otro. A cada pueblo que iba, sangre derramaba a su paso, no sentía lastima ni dolor por ellos, no sentía nada.

Una tarde la encontró, ella se veía desaliñada, demacrada y deprimida, aquel hombre por quién lo dejó, se llevó todo, incluyendo el camafeo, dejándola sola y sin nada. Ella le pidió perdón...

– ¡Perdóname! -suplicaba a gritos- ¡Perdóname! ¡Jamás debí hacerte daño! ¡Pero por favor no me mates! -derramó más lágrimas

Pero él ni se inmutó, solo se acercó a ella y de manera veloz atravesó su pecho y le sacó su corazón. No sintió lastima, ni pesar.

Ya no podía sentir.

.
.
.

Volvió a su búsqueda, y lo encontró rápidamente, está vez le enterró una semilla oscura en su interior, que cuando dió un chasquido con sus dedos, brotó una planta de espinas, que terminó por hacerlo explotar. Aquel acto se hizo en público, lo que ocasionó el miedo y el caos.

Desde ese entonces, siguió con el derramamiento de sangre, muchos soldados intentaron matarlo, fallando en el intento, una vez lo capturaron y esperaron a la salida del sol, pero no hizo ningún daño, ni cuando le clavaron una estaca en dónde se supone estaba su corazón, era invencible.

Causó terror en el país con su cacería, pero con el paso del tiempo cambió su modo de actuar, haciendo que sus presas mueran de manera silenciosa y sin derramar ninguna gota de sangre. Eso aterró aún más a la gente, ya no sabrían cuando iba a cazar.

Pero algo que notaron fue que no solo su aspecto cambiaba con el tiempo, sino su pasatiempo también cambió, aquel monstruo era un aficionado a las flores, y siempre que encontraba una presa, mención un jardín.

Aunque algo que nadie sabía, era que el se había impuesto unas reglas:

• Su presa debe expresar emociones negativas y fáciles de manipular.

• Solo puede recolectar una flor a la vez, en caso de que varias flores estén listas al mismo tiempo, debe cosecharlas cada una con tres días de diferencia.

• Debe mantener sus flores en un lugar fresco, oscuro y dónde se dé iluminación natural.

• No debe cortar sus flores antes de temporada, o se podrían secar.

Con ello establecido, vago por la tierra y viajó a otros lugares lejanos a su hogar. Pasando el tiempo se fue ganando la fama como "el jardinero demoníaco", después lo llamaron "el demonio de las flores", pero muy pocos lo llamaron cómo es debido:

"El demonio sin corazón" o "Heartless"

A tantos lugares viajó pero ningún lugar le causaba sentimiento alguno, estaba vacío.

Pero un día, es las costas del oriente asiático, aquel demonio desapareció en el mar, muchos se aliviaron pero en el interior sabían que aquel monstruo había ido a aterrizar a otro lado.

Rezaban por qué nadie resultará siendo víctima... De aquel demonio."

Primera historia que hago con un tipo de narración diferente a lo usual.

Algunas cosas cambiarán para adaptarlo a mi historia.

Espero les guste, las actualizaciones serán lentas pero máximo se subirán cada mes para poder seguir con mi libro de reacciones.

Nos leemos pronto.