flores del amor
✿ -•~ Flores del amor
La tarde llegó, y Shiryu decidió quedarse un poco más en la florería ayudando a Lita. Ella le agradeció con su sonrisa cálida, esa misma que parecía iluminar todo a su alrededor. Mientras trabajaban juntos, Shiryu se sentía más ligero, como si los pesares que cargaba se desvanecieran poco a poco.
Sin embargo, en su mente seguía presente la idea de buscar un nuevo hogar. No quería volver a su antiguo departamento, el lugar donde su corazón había sido destrozado, pero aún no tenía el valor para enfrentar ese cambio. Lita, perceptiva como siempre, notó su inquietud.
—A veces, dejar atrás algo es el primer paso para encontrar lo que realmente necesitas —le dijo con suavidad, mirándolo a los ojos.
Sus palabras resonaron profundamente en Shiryu. La calidez de su voz y su apoyo lo empujaron a tomar una decisión. Después de unos minutos de reflexión, respiró hondo y asintió.
—Tienes razón. Es hora de dejarlo atrás —dijo con determinación.
Se despidió de Lita, agradeciéndole por su apoyo, y se dirigió rápidamente a su departamento. Al llegar, abrió la puerta y se encontró con el silencio. No había rastro de Shurein, lo que le dio un alivio inmediato. Sin perder tiempo, comenzó a empacar sus cosas.
Mientras guardaba sus pertenencias, escuchó la puerta abrirse. Shurein había llegado y, al verlo, trató de hablarle.
—Shiryu, por favor, hablemos. Todo fue un error… —dijo, intentando acercarse.
Pero Shiryu la ignoró por completo, continuando con su tarea.
—Shiryu, ¿no me vas a escuchar? —insistió ella, su tono cambiando de arrepentido a molesto.
Él se giró, mirándola con frialdad.
—No hay nada más que decir. Tú elegiste este camino, y yo el mío —respondió con firmeza antes de cerrar su maleta.
Shurein intentó detenerlo, pero Shiryu salió sin mirar atrás. Corrió tras él, pero lo perdió de vista rápidamente. Su frustración se convirtió en preocupación. Sabía que debía recuperarlo, no por amor, sino por lo que realmente le interesaba: el dinero que él tenía.
Mientras tanto, Shiryu encontró un pequeño departamento temporal. No era mucho, pero era suficiente para empezar de nuevo mientras buscaba algo más grande. Al llegar, se sentó en el sofá, dejando escapar un pesado suspiro. La carga emocional del día lo había agotado.
Sin embargo, al cerrar los ojos, una imagen se filtró en su mente: Lita, sonriendo dulcemente. Recordarla hizo que sus mejillas se tiñeran de un rojo carmesí.
Después de cenar y tomar una ducha, se acostó, pero esa dulce fragancia de Lita parecía estar presente, envolviéndolo en una paz que no había sentido en mucho tiempo. Se quedó dormido rápidamente, tranquilo por primera vez en días, con una sonrisa leve en los labios.
Al día siguiente, Shiryu despertó con una energía renovada. Sentía que una nueva etapa comenzaba, y decidió contactar a sus amigos. No tardaron en llegar, listos para apoyarlo en este momento difícil.
—Ánimo, no todo está perdido —dijo Shun, con su característico optimismo.
—Verás que pronto te recuperas y estarás mejor que antes —añadió Hyoga, dándole una palmada en el hombro.
—Ahora vamos a ayudarte a buscar un departamento nuevo —propuso Ikki, siempre directo.
—Así es, no estás solo —apoyó Seiya, con una sonrisa amplia.
Shiryu se sintió profundamente agradecido. Hacía mucho tiempo que no se divertía ni sentía el calor de la amistad de esa manera. Pasaron la mañana entre risas, consejos y planes para el futuro.
Por la tarde, sintiéndose fortalecido, Shiryu decidió visitar nuevamente a Lita. La encontró en su florería, regando las flores con la misma dedicación que siempre lo impresionaba.
—Hola, Lita —saludó con una sonrisa.
—Hola, Shiryu. ¿Cómo te sientes hoy? —preguntó ella, devolviendo la sonrisa.
Comenzaron a conversar, y Shiryu le habló de su mañana con sus amigos y de cómo ellos lo estaban ayudando a seguir adelante. Luego, con un tono más serio, le agradeció todo lo que ella había hecho por él.
—Gracias por todo, Lita. No sé cómo habría superado estos días sin ti —dijo sinceramente.
Lita negó con suavidad, sonriendo con calidez.
—Me gusta ayudar. Solo espero que puedas seguir adelante con tu vida y ser feliz.
Shiryu asintió, y luego, con un poco de timidez, añadió:
—Quiero devolverte un poco de lo que me has dado. ¿Puedo ayudarte a cuidar las flores?
Lita lo miró sorprendida, pero luego sonrió.
—De acuerdo, me encantaría.
Desde ese momento, comenzaron a pasar más tiempo juntos. Shiryu se dedicó a aprender sobre las flores, disfrutando de cada momento a su lado. Poco a poco, el dolor que sentía por Shurein se desvaneció, y en su lugar, algo nuevo y hermoso empezó a florecer: amor por Lita.
Por su parte, Lita también comenzó a sentir algo especial por Shiryu. Admiraba su bondad, su dedicación y la forma en que estaba superando su dolor. Sabía en su corazón que Shiryu era alguien con quien podía compartir su vida, sin importar los obstáculos que pudieran presentarse.
Mientras tanto, Shurein, decidida a recuperarlo, empezó a notar el cambio en Shiryu. Ya no le prestaba atención ni se dejaba afectar por su presencia. Incluso evitaba cualquier contacto con ella.
—No puedo perderlo… —murmuró Shurein, sintiendo que su plan estaba en peligro.
Pero lo que no entendía era que Shiryu ya había cerrado ese capítulo de su vida y estaba listo para abrir su corazón nuevamente, esta vez, a alguien que realmente lo valoraba.
Continuará
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