✿ °~ flores del amor
Chica papa presenta y YamiMar030507 presenta esta historia corta titulada
✿ °•~ ♡ flores del amor ♡☆ •~ ☆
Ship: shiryu y Lita
Antes de continuar tenemos unas aclaraciones
Chica papa y YamiMar030507 hicimos está historia juntas agradezco por ayudarme y crear juntas está historia.
Dedicada princessflower098 que le gusta este ship
Esperemos que le guste tanto como nosotras disfrutamos esto al hacerlo ....
La portada y los banners están hechos por mi
Tendrá mínimo 2 o 3 capitulos...
Gracias por todo el apoyo que le dan a mis historias de verdad gracias y agradezco que siempre sean pacientes y dejen su comentario voten les agradezco mucho de todo corazón ❤️.
Sin nada más que decir
Disfrútenlo mucho
En una ciudad donde las florerías se alineaban en las calles como hileras de colores, Shiryu, un joven de mirada profunda y cabellos oscuros, buscaba la flor perfecta para su novia. Su noble corazón lo guiaba en cada paso, pero ningún ramo lograba expresar lo que sentía. Entraba y salía de cada florería con una mezcla de frustración y cansancio, sin encontrar esa chispa especial.
Al caer la tarde, con el sol tiñendo de dorado las calles, decidió regresar a casa. Mientras caminaba cabizbajo, un suave aroma lo detuvo. Era una fragancia dulce, distinta a cualquier otra. Intrigado, siguió ese rastro hasta una florería escondida entre la vegetación, casi invisible tras un muro cubierto de plantas.
La florería era un pequeño paraíso. Las flores no solo brillaban con colores vibrantes, sino que parecía que tenían vida propia. Al entrar, quedó deslumbrado por la variedad y la armonía del lugar, como si cada pétalo estuviera cuidadosamente colocado por la naturaleza misma.
Mientras admiraba aquel escenario, no se dio cuenta de la presencia de Lita, una joven con cabellos castaños recogidos en una coleta alta y ojos verdes que brillaban con calidez. Ella se acercó con suavidad y tocó su hombro.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó con una sonrisa dulce que parecía iluminar la florería.
Shiryu, aún atónito por la belleza del lugar, se quedó sin palabras. Su mirada se cruzó con la de Lita, y en ese instante, todo pareció detenerse. Sin embargo, recordó el propósito de su búsqueda y trató de recomponerse.
—Estoy... estoy buscando una flor especial para mi novia —logró decir, aunque su voz titubeaba.
Lita asintió, sin perder la sonrisa.
—Entonces, has llegado al lugar indicado. Las flores aquí no solo se eligen con los ojos, sino con el corazón. Ven, déjame mostrarte algo.
Mientras caminaban entre las plantas, Shiryu no podía evitar sentirse cautivado, no solo por el lugar, sino por la presencia serena de Lita. Había algo en su manera de moverse, en su voz, que lo envolvía en una calma desconocida.
Lita lo llevó hasta una pequeña flor blanca con pétalos suaves como el terciopelo.
—Esta flor representa la pureza del amor verdadero. No es común, y solo florece cuando alguien busca con sinceridad. Creo que esta es la flor que estabas buscando.
Shiryu tomó la flor con cuidado, sintiendo un calor especial en su interior. Miró a Lita y sonrió.
—Gracias, Lita. No solo me has ayudado a encontrar esta flor, sino que también me has mostrado algo más.
Ambos intercambiaron una mirada que parecía guardar una promesa silenciosa, mientras el aroma de las flores llenaba el aire, marcando el inicio de algo que ninguno esperaba.
Shiryu salió de la florería lleno de ilusión, aferrando la delicada flor que Lita le había entregado. Caminaba con pasos decididos hacia el departamento que compartía con su novia, Shurein. Sentía nervios, pero también esperanza. Esta flor era el símbolo perfecto para expresar su amor.
Al llegar, notó algo fuera de lugar. La puerta estaba entreabierta, y un montón de ropa tirada descuidadamente por el pasillo lo hizo detenerse. Su corazón comenzó a latir con fuerza, una mezcla de confusión y alarma se apoderó de él.
A medida que avanzaba, escuchó risas provenientes del dormitorio. Su pecho se apretó, y cada paso lo llevaba más cerca de una verdad que no quería enfrentar. Empujó la puerta lentamente y vio lo impensable: Shurein, su novia, enredada entre las sábanas con otro hombre.
El aire se volvió pesado. Shiryu quedó paralizado, incapaz de procesar lo que veía.
—Shurein, ¿cuándo vas a terminar con tu novio? —preguntó Evan, el hombre que estaba con ella, con un tono despreocupado.
—No lo sé, pero eso no importa ahora. Ven aquí, mi amor —respondió Shurein, sin una pizca de remordimiento.
Las palabras perforaron el corazón de Shiryu. Algo dentro de él se rompió. Con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas, dejó caer la flor al suelo.
—¿Esto es lo que significo para ti...? —murmuró.
Shurein y Evan se voltearon, sorprendidos al verlo allí. Pero antes de que pudieran reaccionar, Shiryu salió corriendo. La flor, que había sido símbolo de amor, se marchitó al tocar el suelo, como si compartiera su dolor.
La lluvia comenzó a caer con fuerza, acompañando su tristeza. Shiryu corrió sin rumbo hasta que sus fuerzas lo abandonaron. Se dejó caer en una banca, empapado y derrotado, sus lágrimas mezclándose con la lluvia.
Mientras se hundía en su dolor, una fragancia familiar lo envolvió. No quiso reaccionar, pero esa fragancia dulce era inconfundible.
—¿Shiryu...? —la voz suave de Lita lo sacó de su estado.
Alzó la mirada y la vio ahí, bajo la lluvia, mirándolo con preocupación.
—¿Qué haces aquí...? —preguntó él, con voz quebrada.
—Te vi pasar corriendo y te seguí. Algo me dijo que necesitabas ayuda —respondió Lita, acercándose.
Sin poder contenerse más, Shiryu rompió en llanto frente a ella. Lita no dijo nada, solo se sentó a su lado, ofreciéndole su presencia, como un refugio en medio de la tormenta.
La lluvia continuaba cayendo, pero en aquel momento, Shiryu no estaba solo.
La lluvia había cesado, y la noche había caído por completo. Shiryu seguía llorando en silencio mientras Lita lo abrazaba, transmitiéndole una calma inexplicable. Él no dejaba de murmurar la misma pregunta: "¿Por qué...?" una y otra vez. Lita no intentó detenerlo ni preguntarle nada; simplemente entendía su dolor.
Poco a poco, el agotamiento emocional lo venció, y Shiryu cayó en un profundo sueño. Lita continuó acariciando suavemente su cabello, susurrando palabras de consuelo que flotaban en el aire como una brisa tranquila.
A la mañana siguiente, los primeros rayos del sol se filtraron entre las cortinas, iluminando suavemente el rostro de Shiryu. Abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras intentaba comprender dónde estaba. La habitación era cálida y acogedora, decorada con plantas y flores que le daban vida. Pero no la reconocía.
Se sentó en la cama, sintiendo un leve temor mezclado con confusión, hasta que escuchó una voz tranquila.
—Buenos días, Shiryu —dijo Lita con una sonrisa suave, entrando con una bandeja en las manos.
Shiryu se tensó ligeramente, sorprendido por la calidez que emanaba de ella.
—¿Dónde... dónde estoy? —preguntó, su voz aún quebrada.
—Estás en mi casa. Te quedaste dormido, y no podía dejarte bajo la lluvia. Así que te traje aquí —explicó ella con serenidad, dejando la bandeja frente a él—. Desayuna. Te hará bien.
Shiryu la miró con asombro. Nunca antes había sentido algo tan puro, ni siquiera cuando estaba con Shurein. Su corazón se apretó al recordar lo ocurrido la noche anterior. Sintió un nudo en la garganta, y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
Lita lo notó de inmediato. Sin decir nada, se sentó a su lado, poniendo una mano sobre la suya.
—No tienes que hablar si no quieres. Solo quiero que sepas que no estás solo —dijo con una voz suave y reconfortante.
Shiryu bajó la mirada, sintiendo cómo su pecho se llenaba de algo más que dolor. Había algo en la presencia de Lita que comenzaba a sanar las heridas, como si ella fuera esa flor especial que había estado buscando, pero de una manera que jamás imaginó.
—Gracias, Lita... —susurró, con un atisbo de alivio en su voz.
Ella solo asintió, permaneciendo a su lado, dándole el espacio y el tiempo que necesitaba.
Shiryu aún estaba en proceso de entender lo que sentía. No conocía a Lita del todo, pero había algo en ella que lo atraía profundamente. Su dulzura, su calma, su manera de ser, todo en ella parecía tan natural, como si fuera una flor que florecía en silencio, sin pedir nada a cambio.
Lita sonrió dulcemente al verlo despertar con una expresión más tranquila. Por un momento, Shiryu sintió una calidez en su interior, y sin darse cuenta, una pequeña sonrisa comenzó a formarse en su rostro, como si su dolor se disipara poco a poco.
—Voy a abrir la florería. Quédate aquí si lo necesitas —dijo Lita con amabilidad antes de salir de la habitación.
Shiryu se quedó solo, observando el entorno que lo rodeaba. La casa de Lita era acogedora, con una decoración sencilla pero llena de vida. Había plantas en cada rincón, y varias fotos adornaban las paredes. Se levantó, curioso, y se acercó a una de las fotos. En ella, Lita estaba en un campo de flores, sonriendo con una expresión serena. La imagen parecía capturar su esencia: pura y genuina.
Mientras observaba, una fragancia familiar volvió a llenar el aire. Siguiendo el aroma, Shiryu llegó a la ventana donde varias flores estaban cuidadosamente dispuestas. La luz del sol realzaba sus colores, y cada flor parecía brillar con su propia energía.
Lita apareció en la puerta, sonriendo al verlo admirar las flores.
—¿Te gustan? —preguntó con suavidad.
Shiryu asintió, todavía absorto en la belleza del lugar.
—Son... diferentes. Se ven llenas de vida. ¿Cómo lo haces?
Lita se acercó, acariciando suavemente los pétalos de una flor.
—Las cuido con amor. Cada flor tiene su propio ritmo, su propia esencia. No solo se trata de regarlas o darles luz, sino de entenderlas, sentir lo que necesitan.
Shiryu la miró, sorprendido por la simplicidad y profundidad de su respuesta.
—¿Con amor? —repitió él, casi en un susurro.
Lita asintió levemente y, sin previo aviso, comenzó a cantar suavemente mientras cuidaba las flores. Su voz era clara y serena, como el murmullo de un río. Shiryu se quedó inmóvil, escuchándola. Había algo hipnótico en su canto, una melodía que parecía calmar su alma.
Por primera vez desde la noche anterior, Shiryu sintió que su corazón se tranquilizaba. Cerró los ojos un momento, dejándose envolver por la voz de Lita y el aroma de las flores. En ese instante, se dio cuenta de que estaba empezando a sanar ese corazón roto
Continuará
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