009 ; ⚘️
Ten consideración y no me dejes sufrir.
. . .
El día que llego a su nueva casa. Gris como el color de su cabello. Nubes grises, como más que estaban sobre su cabeza. El pesar... que aún arrastra consigo, como los trabajadores de mudanza arrastran las cajas que trajo del orfanato.
─ Dejen esta en mi cuarto. ─ Habló Sesshomaru palpando una de las cajas ─ El resto irá al sótano o al ático, lo que sea que haya aquí. ─ fueron sus únicas órdenes.
─ Si, tenemos ático, por aquí caballeros. ─ Kirinmaru, el nuevo padre de Sesshomaru no tuvo nada que decir al respecto más que complacer ese deseo.
Cuando estuvieron solos, el silencio de una casa abandonada fue el principal adorno. Era una casa tradicional bastante alejada del centro de la ciudad. Un barrio privado muy elegante y tranquilo.
─ Está es tu habitación, la preparé para ti. ─ El hombre sonrió luego de abrir la puerta para dejar pasar a ese chico.
Todo de azul, que sorpresa.
─ Dejaré que te acomodes, baja cuando quieras. Esta tarde saldremos a comprarte algo de ropa nueva.
─ Está bien.
...
Requirió de todo su esfuerzo por colaborar con el señor Doragon, ahora, su padre. La ropa, la escuela, los deportes.
El hombre era dueño de un importante crucero vacacional. Lo que tratase de dinero, no importaba.
Sin embargo, no era lo que particularmente llamaba la atención en el chico.
Kirinmaru sinceramente se esperaba que Sesshomaru encontrara la felicidad con él y con los video juegos modernos, había leído que eso llamaba la atención de los niños de hoy. Pronto se dio cuenta que él no era como los otros niños o de plano, era un niño con problemas serios. Había sido advertido de ello.
─ Alistate, iremos a un lugar importante.
No era su costumbre sonreír o emocionarse por nada. En el fondo, sabía que si llegaba al límite y el señor Doragon se hartaba de él, lo devolvería. No estaba listo para volver, no al menos antes de las fiestas.
Quizás deba de resistir hasta que pase todo.
...
Estaban a la entrada de un hospital privado, lo cual sinceramente si fue inesperado para el joven. Creyó que lo llevaría a otros lugares de entretenimiento como lo fueron los primeros días. ¿Por qué están ahí? ¿Debería de preguntar?
Cuando bajaron del coche, casi salta del susto cuando notó que el mayor ofreció su mano para llevarlo.
Sesshomaru lo pensó, ya estaba grande, de hecho muy grande para darle la mano. Por otro lado... sería una forma de hacerle saber a ese hombre que estaba siendo grato.
─ ¿Estás incómodo? ─ de repente preguntó.
─ Eh, no.
─ Hace ya mucho tiempo no convivo con niños, no sé como se hace esto. ─ Rió nervioso.
─ Ya no soy un niño. ─ interrumpió, pero al ver la incomodidad del otro, se arrepintió de inmediato. ─ Es decir, ya casi soy tan alto como tú. Es incómodo ir de la mano. Por la altura. ─ Tampoco tiene idea de por qué inventó esa excusa.
Pero pareció funcionar.
─ Puedes, tocar mi hombro tal vez.
Todo lo que debía hacer era contentarlo, al menos hasta que pasen las fiestas, hasta que pase la pesadilla. Si es que acaso, alguna vez despierte de aquella pesadilla.
Y por poco, también olvida que estaban caminando por los pasillos de un hospital. ¿Piensa hacerle unos estudios? Bueno, era lógico, es lo que hace un padre responsable. ¿No?
Pronto notó que estaba algo errado, y quizás, sin admitirlo, sintió algo de decepción.
Pronto le dieron el permiso de pasar a una habitación privada, alguien estaba internado ahí, alguien que no podía ver ya que se ocultaba tras las cortinas.
─ Espera un momento. ─ su nuevo padre pidió.
Estaba de más ensimismado, para darse cuenta del ambiente a su alrededor. El olor a hospital, es tan salado. Los recuerdos más tragicos de su corta vida, al menos, no era el mismo lugar, pero el hecho de ser una sala de internacion no ayudaba mucho. Era como un vacío produciéndose en su interior, un vacío del que quería escapar. Como sea, donde sea. Es una herida al orgullo admitirlo, no es tan fuerte como pensaba.
Casi salta de su lugar debido a la adrenalina chispeando en sí. ¿Por qué? No estaba en peligro. Su padre estaba ya a su lado, hablando cosas que no entendió.
─ ¿Sesshomaru?
─ Me distraje. ─ fue su excusa.
─ Está bien, te decía, que ya puedes venir. ─ Kirinmaru dijo en un tono tan bajo, casi susurrando.
La impresión no era tan brutal como lo parecía, aún así, era una herida abierta aún. Se preguntaba, cuanto tiempo tardaría, si podría resistirlo. Y por sobre todo, quien era esa niña entubada, inconsciente y que parecía estar... estar...
─ Mi querida Rion... ella es mi hija. ─ la presentó, así dándole fin al misterio. ─ Ahora, es tu hermanita también.
Su cuerpo no le permitió hacer otra cosa que asentir lentamente. Aunque el señor Doragon parecía estar más enfocado en la niña, que Sesshomaru calculaba entre diez a doce años. Por supuesto, era menor a él. Y vaya saber quien qué fue lo que pasó. Se sentís muy ajeno para preguntar, mejor, esperaría a qué su nuevo padre se lo contara cuando fuera prudente.
Es todo, quiere irse.
─ Rion, él es tu nuevo hermano mayor, su nombre es Sesshomaru. ─ el hombre siguió hablando hacía ella.
Como si pudiera escucharlo. Sesshomaru pensó con sarcasmo en eso. Quería irse. Sus pies comenzaban a moverse involuntariamente, ansiosos.
─ Estaremos esperándote. ─ Susurró antes de besar la frente de su hija, y acariciar su cabello.
Es suficiente. Los recuerdos duelen demasiado para ignorarlos. No puede ocultarlos bajo su mascara, es demasiado duro. No puede, no puede.
No puede mirar esa triste cama de hospital, que le ha arrebatado su vida, su felicidad.
─ ¿Sesshomaru? ¿Estás bien?
Por más que sabía que le hablaban, lamentaba no poder reaccionar, no poder responder. Era como estar congelado. Ni hablar de su respiración. Seguramente que ni siquiera estaba respirando.
...
Al volver a sí mismo, estaba sentado en el pasillo con al menos dos enfermeras revisándolo, midiendo su presión y lo demás. Mientras su nuevo padre conversaba con un doctor.
─ Eso fue un ataque de ansiedad. Es bastante común.
─ Mire, tiene menos de un mes desde que se oficializó la adopción. No estoy al tanto de muchas cosas sobre él. Pero si escuché que hace un tiempo uno de sus amigos pereció por una enfermedad. Creo que no lo pensé bien antes de traerlo aquí, sin avisar.
─ No se preocupe, tiene tratamiento, es pura psicología. Le pasaré el contacto de un colega que podrá ayudarlo.
...
Una vez que pusieron los pies afuera, la luz del día parecía ser un hermoso contraste alegre, en cambio del grisáceo hospital. Sesshomaru estaba altamente avergonzado por su comportamiento, seguro de que, lo había arruinado. Y el silencio incómodo era su confirmación.
─ Lo siento. ─ al decir esto, ambos se detuvieron antes de subir al auto.
─ No tienes por qué disculparte.
─ Estoy bien. ─ un intento desesperado de ocultar lo que es evidente.
Kirinmaru lo sabía, no era ingenuo, Sesshomaru no estaba bien.
Mientras tuviera el contacto del psicólogo bien guardado en su saco, no había nada de que preocuparse. Fue advertido de estas cosas. No se arriesgaría en nada.
Palpó su espalda antes de que subiera, transmitirle confianza era lo primordial.
─ ¿Ella estará bien? ─ la pregunta fue tan inesperada que el hombre mayor casi escupe de consternación.
─ Si. Es decir, si. Es lo que más deseo.
Por fin subieron al auto, no se dirigieron la palabra en todo el camino luego de eso.
Sesshomaru esperaba que los paseos interminables lo ayudaran a distraerse, a olvidar. Sin darse cuenta que no ayudaban mucho después de todo. ¿Cómo el mundo puede seguir su curso así como así? ¿Por qué no puede ser feliz como las personas que caminan por ahi? ¿O las que pasean por los parques?
¿Por qué deberían tener florerías en ese maldito pueblo?
¿Por qué es tan difícil dejarlo pasar?
¿Por qué aun tiene ese nudo atorado en su garganta?
─ Vayamos a tomar algo. ¿Quieres? ─ Kirinmaru le preguntó, mirándolo de reojo.
Ni siquiera contaba con las fuerzas para responder con un simple si. Asintió casi frenéticamente, temía que si abría la boca, el llanto se escapara de sí mismo.
Esperaba que al bajar, sus lágrimas se hayan ido de sus ojos.
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