- Nueve -

— No, no, ¿Qué clase de broma pesada es esta? —Rin se levantó exaltado, su madre negó.

— No Rin, estos días hablando con Isagi, nos dimos cuenta que cada vez que estabas cerca, la marca del destino se hacía notar más y más —Su madre le miró, el menor de los Itoshi se quería morir.

Oh, no, eso no podía ser real.

La marca del destino era muy rara, solamente solía aparecer a los "destinados", o las parejas seleccionada (según la leyenda) por la Diosa Luna.

Así como sus padres, su mamá y papá compartían aquella marca en forma de media Luna en su cuello, cerca de donde va la marca de unión.

Desde pequeños a los niños se le inculcan ello como creencia, muchos esperan a aquella marca para unirse a alguien, otros simplemente se cansan y se enlazan con alguien más, Pero dicen que aquellas relaciones no están destinadas a avanzar mucho.

Rin solo pudo correr a un espejo y revisar su cuello, cerca de donde en un futuro (esperaba que no) debería ir una marca de enlazamiento.

Y efectivamente, la marca de media Luna estaba allí.

Él llegó a aquella casa sin esa marca.

No podía estar pasando eso.

— Rin-Kun... —Escuchó al Alfa, él solo gruñó y le miró, todo quedó en silencio.

— Esto es una maldita broma, yo no pienso salir con nadie —Soltó con enfado y miró a su madre, justo su padre entró a ver el escándalo— Y espero que no me vayan a obligar a entregarme así como hicieron con Sae.

Sin más, solo corrió de allí y se fue a encerrar a su habitación.

Abajo, todo quedó en silencio.

La mujer soltó lágrimas en silencio, el Itoshi mayor estaba serio, Kaiser había cargado a su bebé y acurrucado, Yoichi no sabía que decir.

— Isagi, lo mejor será que te vayas y por favor, mantente alejado de nuestro hijo, indistintamente sean o no destinados —El hombre mayor allí habló, el Alfa mas joven le miró, estuvo a punto de decir algo más el hombre le interrumpió— Es mi última palabra, Isagi Yoichi.

Sin más, solo pudo retirarse.

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