- Dos -
— Saiko, por favor cariño, debe haber otra opción —El Alfa pelirrojo suspiró viendo a su mujer llorar desconsolada.
— Si la hubiera cariño, te juro que haría hasta lo imposible para evitar esto... —Le miró con pena y vergüenza.
¿Cómo les podía estar pasando esto?¿Cómo fueron tan descuidados para caer en ello?, Sus cosechas no estaban dando buenos frutos, tuvieron que buscar otra fuente de ingresos o mejores terrenos, pero ahora...
Ahora estaban sin nada, apenas y tenían lo suficiente para comer y agradecían a los vecinos por su ayuda, pero no podían seguir así.
La única opción, literalmente, tocó a su puerta, tenía nombre y apellido, además de una muy mala reputación en el pueblo por rumores y chismes.
Los Shidou eran una familia poderosa, tenían muy buenos terrenos y exportaban productos frescos a los pueblos más grandes y ciudades, muchas familias buscaban enredar a sus hijos e hijas Omegas con el único heredero de la familia, más no fueron aceptados.
Pero ahora, tras conocer su situación, la Alfa de aquella familia tocó a su puerta, dándoles una muy buena propuesta.
Entregarle a uno de sus hijos al heredero de los Shidou a cambio de pagar sus deudas, prometerles un futuro sin ningún problemas y asegurarles una casa con terrenos totalmente fértiles para nunca más caer en esa situación.
Buscó opciones, claro que lo hizo, pero ninguna les aseguraba algo como aquello.
Y sin más, no les quedó de otra que aceptar el entregar a uno de sus bebés.
Sae y Rin miraban sin creerle a sus padres luego de contarles todo, ninguno quería irse, ninguno quería ser atado a un Alfa, pero su familia lo ameritaba.
— Yo iré —Rin soltó de la nada, todos le miraron con ojos abiertos ante la seguridad que emanaba el menor, Sae negó más la mirada de su menor le hizo quedarse callado.
Ambos adultos suspiraron y miraron a su hijo menor salir del lugar sin decir ninguna palabra más.
— Yo iré —Y ahora miraron a Sae quien miraba sus manos en su regazo— Rin solo tiene diecisiete años, es un crío aún... No puedo dejar que se enrolle en algo así tan joven, además, buscan a alguien que les asegure un heredero, él aún no está en esa etapa, no me arriesgaré a qué dañen a mi hermanito.
Su mamá lloró más y su padre suspiró para asentir sin dejar de mirarle.
— Alista tus cosas sin que Rin se de cuenta.
*
Ambos hermanos miraron a aquel Alfa rubio y de piel morena parado junto a aquella Alfa que hablaba con sus padres con una sonrisa. El chico era ya conocido por chismes y rumores del pueblo.
Shidou Ryusei era catalogado como un Alfa explosivo y abusivo, decían que iba de Omega en Omega, enredándose con quiénes podía para saciar cualquier apetito sexual que cargará encima.
— Bien... —Ambos miraron a sus papás, su mamá les miraba con tristeza, su padre con dolor— Estos son mis descendientes, Rin, nuestro hijo menor... —Este reverenció con cuidado y educación haciendo sonreír leve a la mujer, el chico les miraba indiferente— Y Sae, nuestro hijo mayor y quién se ofreció a entregarse a su hijo —Soltó, Rin abrió los ojos y miró con sorpresa a su hermano quien reverenció tras dar un paso al frente.
Miró al tal Ryusei sonreír leve alzando una ceja para así mirar a su madre y asentir.
— Excelente, es un Omega precioso, prometemos cuidarlo muy bien, no le faltará nada y sé que junto a mi Ryusei serán una excelente pareja —Habló la mujer, Rin sintió náuseas— Te esperaremos afuera en el coche cariño, tomate tu tiempo —Dicho esto, la mujer salió junto a su hijo.
No dudó en abrazar a su hermano y romper a llorar, sus padres uniéndose poco después al abrazo entre lágrimas.
— E-estaré bien, lo prometo —Comentó bajo— Vendré a visitarles cuando pueda —Les miró al separarse tratando de secar sus lágrimas.
— Cuídate mucho cachorro —Su madre besó su frente y su padre igual, él solo pudo abrazarle y esconderse en su cuello unos segundos.
— Te quiero Nii-Chan —Dijo bajo.
— Yo a tí Rinrin... —Dijo bajo— Por favor, cuida de mis girasoles...
Minutos luego, finalmente acompañaron al pelirrojo menor afuera con sus cosas las cuales subieron a la parte trasera de aquel coche. No eran muchas ya que los Shidou insistieron en que tuviera cosas en su hogar para cuando visitara, ellos se encargarían de comprarle nuevas cosas al Omega.
Rin miró con escalofríos como aquel Alfa tomó la mano de su hermano y besó el dorso de esta con una sonrisa antes de apartar con cuidado una lágrima que se deslizó por una de las mejillas del Omega, susurró algo a su oído antes de ayudarle a subir al coche y seguidamente subir él.
El peliverde solo pudo mirar como se llevaban a su hermano como si fuese un objeto regalado, escuchó a sus papás llorar tras él, Rin estaba a poco de romperse nuevamente.
Miró como una silueta se acercó corriendo y Kaiser agitado con su cachorro en brazos le miró con ojos llenos de miedo y dolor.
— Rin dime qué es mentira, por favor —Jamás vio a Michael tan desesperado como en esos momentos, solamente cuando supo que estaba en cinta, de allí jamás mostró un signo de desesperación como en esos instantes demostraba— D-dime que Sae está en la casa, viendo a sus girasoles...
Solo bastó negar para que un nuevo llanto se sumará al de ellos, Kaiser llorando de igual manera mientras apegaba a su cachorro a su pecho quien dormía sin saber nada del dolor que lo rodeaba.
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