— Ese estúpido tiene una suerte de no volver a toparse conmigo porque le voy a partir la cara —Kaiser bufó mientras acurrucaba a su cachorro a su pecho.

— Dímelo a mi, solo logré salvar seis girasoles —Rin suspiró con pesar, le costó, perdió cuatro girasoles, Pero al menos logró salvar algunos.

— Es algo... —Michael negó y acomodó la mochila de su cachorro— ¡Hey!¡Ten cuidado!¡Cargó a un bebé! —Se quejó apenas alguien chocó contra él, viendo así al joven muchacho de cabellos magenta quien reverenció con rapidez y salió huyendo— ... Se me olvida que hay gente rara en este pueblo.

Itoshi negó leve y siguio su camino por el mercado con tranquilidad, buscando suplementos nuevos para su jardín y la lista de compras que sus padres le dieron.

Buscó cada cosa con paciencia, revisando los artículos, que fueran de calidad y estuvieran buenos, era muy quisquilloso en ese aspecto.

— Me da tres cajas de chocolate surtido —Pidió apenas llegó a un puesto, sacando la cantidad de dinero que vio en el cartel de precios.

Apenas alzó su mirada para pagar, miró estático a aquel muchacho peliazul quien se congeló apenas le vio.

— Tú... —Gruñó bajito— ¡Arruinaste mi jardín! —Chilló.

— ¡F-fue un accidente!

— ¡¿No tenías donde más lanzar el balón?! —Bufó y dejó el dinero allí para tomar sus chocolates— Maldito idiota, ¡Deberías recompensar eso!

El joven de ojos azules le miró— ¿Cómo podría?

Rin le miró y lo pensó, sonrió bajito— Pinta la cerca, toda, de tu casa y la mía.

Su aroma delataba que el pobre chico era un Alfa, uno el cual parecía bastante intimidado por Rin.

— ... Está bien —Aceptó con pesar— ¿Puedo saber tu nombre al menos? —Le miró.

— Vete a tomar por culo —Escupió y se retiró de allí, el chico pestañeó plasmado.

Vaya carácter se cargaba ese Omega.