Tu castigo
Eijun tomaba decisiones sabias, Okumura siempre era cauteloso con los asuntos de Palacio, al ser así, fue difícil que alguien los tomara desprevenidos, el país parecía progresar y Kataoka se notaba feliz por el apoyo que estaba recibiendo de su adorada "hija".
Entre ellos se cuidaban las espaldas de la emperatriz y sin embargo, a pesar de haber pasado cerca de dos años, los 4 lucían los pañuelos, Reí empezó a sospechar de ese pañuelito que Okumura tenía, porque no tenía caso que los adinerados y los esclavos tuvieran uno igual, eso significaba que estaban unidos al Kwanzan.
Kazuya los miró de lejos, antes parecía comportarse inmaduro, pero en estos dos años, se decidió a madurar y actuar adecuadamente.
Vio cada uno de los movimientos, observó a la emperatriz enfurecer porque hasta ahora no había ganado ninguna batalla contra Eijun, no a pesar de haber puesto tantas trampas, era incluso motivo de risa, nadie había sobrevivido tantos años peleando de frente.
El segundo veía fijamente la batalla campal, para él, lo que hacía Eijun era reprobable, esperaba que no cometiera ningún error que pudiera costarle la vida.
Después de la ceremonia de los crisantemos, el castaño caminaba con su séquito cuando el joven Príncipe se acercó y se interpuso en su camino.
-Le he advertido varias veces que no se meta en problemas y no confronte a la emperatriz, pero parece no escuchar, al menos espero que no deje huellas de todas las estupideces que hace, me decepciona que Okumura siga a un tonto Omega que cree que se puede sentar a la mesa de los grandes, usted no tiene poder, hoy es el favorito de papá, pero tarde que temprano usted no será nada.
Eijun se mantuvo firme de todo lo que su amado le dijo, pero al llegar a su habitación, Okumura le vio ponerse a llorar, era el único capaz de afectarlo con sus palabras.
-Su Alteza... Sea firme, la valentía no es algo que se tire a la basura de la noche a la mañana, por mucho que lo moleste, no se rinda.
-No Kou, no me rendiré.
El castaño sollozó un poco más y luego se limpió la cara.
Durante los siguientes días no cometió ningún fallo, siguió ganando y abriéndose camino entre todos los nobles, siguió limpiando a los corruptos y quitándole su amada gente a la emperatriz, hasta dejar solo a los 5 hombres más astutos de Haruno, entre ellos, el temido Primer Príncipe.
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-Madre...
La mujer arrojaba todos los jarrones al piso al saber que otro de sus leales sirvientes había sido destituido y ahorcado por servirla, hasta ahora, ninguno de sus más cercanos había sido tocado, eso la mantenía estable, pero a últimas fechas, no podía dejar de beber para sacarse la molestia.
Y entonces el malvado plan de Tetsuya fue contado para calmar la irá de la mujer.
-Es un buen plan, ponlo en práctica Tetsu. No quiero errores, no perderé tu cabeza de ningún modo.
-Si madre.
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La noche se acercó y las estrellas brillaban en lo más alto, como bellos diamantes en el cielo, Okumura regresaba acompañando a Eijun y cuando el Omega tropezó, lo retuvo entre sus brazos y lo abrazó de la cintura.
Wakana carraspeo un poco y Koushuu le soltó con velocidad al equilibrarlo.
-Les recuerdo que no puede pasar nada de esto, está en el código de concubinato.
Eijun se sonrojo y pensó en qué la próxima vez hablaría con el emperador para pedir su permiso de casarse y está vez tener la dicha de cuidar sus propios cachorros.
No obstante, el malévolo plan ya estaba circulando a través de rumores en el palacio.
Seto se enteró demasiado tarde, los rumores ya habían alcanzado al emperador y de su frente brotó el sudor cuando Kataoka mando a traer a Okumura y Sawamura con una orden tajante.
Eijun nunca se imaginó lo que pasaría y llegó a su majestad con buena actitud y una sonrisa alegre.
La emperatriz sorbió su té, mientras Kazuya y Rei sudaban frío, Youichi apretó los puños sabiendo que era inevitable que está ronda la ganara la Haruno, y el golpe era tan fatídico que probablemente era suficiente para que Eijun no pudiera recuperarse jamás de este error.
-Eijun, dime una cosa ¿Albergas alguna clase de sentimiento por Okumura?
El emperador no se anduvo con rodeos y Sawamura no vio sus malas intenciones en esta pregunta.
-Es mi amigo y sobrino de Ryosuke, por supuesto que le tengo aprecio.
Con eso Sawamura firmó su sentencia.
-Entonces es cierto que se ven a escondidas y que hay otras intenciones entre ustedes dos.
-¿Qué?
El castaño se tambaleo al escuchar eso.
-¡Contesta Eijun! ¡Hasta donde has llegado con Okumura!
-¡No! ¡De ninguna manera!
-¡¿Me tomas por tonto?!
-¡No su majestad, nunca me atrevería!
-¡Me has decepcionado! ¡Ustedes dos han fallado a mi confianza! ¡Les cortaré la cabeza!
El castaño se arrojó al piso arrodillado frente a Kataoka y le rogó entre lágrimas.
-¡Por favor su majestad, corteme la cabeza a mi, pero le ruego no culpe a nadie!
Okumura estuvo a un paso de hablar cuando Eijun se volteo a verlo y arrodillado bajo la cabeza frente al rubio.
-¡Lo siento mucho Consejero Imperial, a pesar de que siempre se negó a mis intenciones y me rechazo por la confianza de su majestad, fui yo el que siguió insistiendo en perseguirlo!
Después devolvió la mirada al emperador.
-¡Su majestad, Okumura siempre ignoró los pretenciones, yo lo he seguido buscando a pesar de su negativa!
-¡Entonces no lo desmientes!
-¡No su majestad, soy culpable!
Youichi cerró sus ojos sabiendo que esto era para salvar la cabeza del rubio y a pesar de querer ayudar, no podía hacer nada.
-¡Me has decepcionado Sawamura!
-¡Lo siento mucho su majestad!
-¡Desde hoy no soy más tu padre Imperial!
-¡Su majestad, yo..!
-Silencio... Permanecerás arrodillado fuera de Palacio durante 2 días, te remuevo tu título de Kwanzan y la nobleza que te di, perderás todos tus bienes, tus joyas y regresaras cada uno de los regalos que Ryosuke te dio.
Koushuu mordió los dientes, sabía que no debía hacer nada porque las órdenes de Eijun no habían sido puestas en palabras, pero si en sus acciones, él debía vivir y seguir el plan, aunque Eijun lo perdiera todo.
El emperador se puso de lado de Eijun y le dio una bofetada, al tiempo que lloraba.
-Me fallaste Eijun... Serás degradado a esclavo y no quiero volver a verte, yo nunca aceptaré a una ramera en mi honorable imperio. Youichi, haste cargo de que reciba 50 azotes por el delito de pervertirse.
El castaño no lloró y bajo la cabeza al piso, sus aretes dejaron de colgar y se movieron cuando el chiquillo contesto temblando.
-Su esclavo obedece la orden de su majestad.
El mayor de todos los alfas se fue a su habitación con el corazón destrozado por la inocencia falsa y perdida de quién fuese su favorito.
El chiquillo fue arrodillado frente al salón principal y luego de 2 días, cuando no había bebido agua ni comido nada, fue llevado a la sala de los castigos.
Kanemaru casi se vuelve loco cuando ve como Eijun sangra debido a los azotes, Youichi no tuvo piedad, no se conmovió de verlo llorar y soportar el castigo, fue severo y le gritó.
-¡Te dije que no hicieras sufrir más a mi padre!
Eijun se desmayó del dolor en varias ocasiones y Tetsuya llegó a su lado cuando nadie estaba con él, porque todos fueron desalojados, nadie atendería sus heridas.
-Te dije que no te metieras con mi madre.
-Tetsuya... no moriré hasta que me pagues lo que le hiciste a Yui Natsukawa, a Youichi y el pequeño campeón.
Kazuya lo escuchó todo y se dio cuenta de lo que estaban hablando, Eijun lo soporto todo para darle la oportunidad a Okumura de vengar a la esposa de Youichi, entonces... Que cruel podía ser su segundo hermano, si había herido a esta persona que parecía amarlo con toda su alma.
-Me rindo Eijun, nunca fui de tu interés, te juro que voy a ayudarte a volver -susurro Kazuya.
Wakana no pudo ir con Eijun, porque ahora el castaño no era nadie, no se le permitía ser acompañado a ninguna parte, Seto tomó sus cosas y se desapareció.
Okumura se quedó en su puesto viendo la pintura de las flores de cerezo, la dolorosa y amarga derrota vino de algo tan sucio, debió cuidar más la reputación del castaño.
Kanemaru renunció a su puesto y salió de Palacio, Kazuya lo aceptó sabiendo que iría a proteger a Eijun e incluso le dio recursos para mantenerlo y se comprometió a ayudarlos a volver algún día.
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1 año después.
-Su postura no es correcta, debe mover los brazos con más firmeza.
-Nunca fui diestro en estos golpes Shinji.
-Alteza, no debe darse por vencido, usted puede.
Seto llegó con comida y les habló para que fueran con él a sentarse.
-Vamos, hice arroz.
-Gracias Taku...
-No tienes que esforzarte en poner buena cara, las manos deben dolerte, te daré de comer.
-No es nada... Cuéntame, ¿Okumura ha quitado a alguno de esos 5 de las filas de Haruno?
-Me temo que no.
-Esta bien, me basta con que siga vivo.
-Cuando el tercero me dio el dinero para comprar su libertad, le prometí que te cuidaría y él me dijo que cuidaría de Okumura, ahora son aliados y aunque Takashima-san parece estar estresada por las riñas, todo fluye con esos dos.
Kanemaru volvió la vista para ver a su joven amo y le vio los pies, descalzos y llenos de heridas porque no tenían suficiente para pagar unos zapatos, el castaño prefería que lo usarán para comer, por eso los tres estaban descalzos.
-Debería olvidarse de todo y tener una vida tranquila como la tenemos ahora.
-No puedo... ¿No oyes los lamemtos de la gente que sufre porque no puede pagarle a Haruno?
Seto se dio la vuelta y los dejó solos, conocía muy bien el corazón del rubio, sabía que estaba perdidamente enamorado de Eijun y que si su amor atrapaba al castaño, al final podría desistir de la lucha.
Los dos se miraron, pero Sawamura se puso en pose de pelea y siguieron entrenando.
-Espero que Okumura ya esté buscando la forma de hacerme volver.
Después de un rato, se fueron a dormir y Shinji siguió vigilando desde afuera, se habían escondido de las garras de la emperatriz y por eso vigilaban siempre, para mantenerse con vida los unos a los otros.
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En el palacio, Okumura por fin encontró una excusa para hacer que Eijun volviera.
Youichi vio las hojas con desden, el pequeño Omega había sido muy cuidadoso con el libro de las cuentas de los Sawamura, lo habían estado buscando por todas partes, pero lo dieron por perdido después de la masacre hasta que finalmente Okumura lo rescató del lugar y se los mostró.
La escritura era diferente, estaba en un código que ni el mismo Okumura entendía, parecía el lenguaje tradicional de los Sawamura, ese que era pasado sólo de padres a hijos, del que no había registro ni nada.
El libro tenía una sección que parecían cuentas, pero había otras secciones, una que parecía tener fechas como si fuera un diario y la última que era parecida a una carta.
-¿No hay otra forma de averiguar lo que dice?
-No, hay un solo sobreviviente del clan Sawamura, es el único que podrá leerlo.
-Es increíble que sea yo quien tenga que hacerlo volver, Okumura, tu y ese mocoso son un problema.
Kataoka casi había olvidado la ira que sintió por aquel incidente, cuando Youichi le pidió que lo trajera de vuelta, el mayor quiso negarse debido a su orgullo que le pedía no extrañarlo, pero... Si había una buena razón, no había que desperdiciarla.
-Esta bien Youichi, puedes traerlo de vuelta, pero que la emperatriz no se entere hasta que ya se encuentre aquí, frente a mi.
-Si padre.
Los ojos de Eijun brillaron cuando vio las galletas que ofrecían en el mercado, pero miró a sus compañeros y decidió usar el dinero sabiamente al comprar un poco de arroz y algunas verduras.
El pescado era un lujo que se permitían solo al cazarlo en el río.
Al final Eijun se sentó a comer con sus amigos el poco arroz que habían conseguido cuando... Las punzadas empezaron a presentarse.
Después de los azotes tan fuertes que recibió, su brazo izquierdo quedó sensible, con el frío y la lluvia el dolor era tan insoportable que terminaba sufriendo fiebres muy altas.
-Tranquilo Sawamura-sama, traeré agua caliente para que se le pase el dolor.
Eijun apretó las sábanas ante el dolor, gritaba con desesperación y se jalaba los cabellos por ese motivo, se desmayó varias veces de lo insoportable que estaba siendo, pero...
Youichi bajó de su caballo cuando vio la pequeña casa de madera casi en ruinas, estaba haciendo mucho frío y no quería hacer muchas cosas, solo calentarse y dormir, escuchó los gritos y corrió a ver lo que sucedía, su sorpresa fue enorme cuando encontró a Eijun boca abajo y vio... Lo que sus manos hicieron, la espalda del castaño estaba llena de cicatrices.
-No te odia, a pesar de que aún le duelen mucho. Tampoco te tratara mal.
-Yo...
-¿A qué vino hasta nuestro hogar?
-Vine por él, para llevarlo de vuelta con nuestro padre.
-¿El emperador mando a traerlo?
-Sólo de forma temporal, quiere su ayuda con algo... Y luego... Tendrá que irse del Palacio de nuevo.
Kanemaru apretó la mano de Eijun y luego volvió la vista a quién una vez admiro con todas sus fuerzas.
-No iremos, no para que sea herido de esta forma de nuevo.
-Te doy mi palabra de que no lo lastimaran.
-Sabes bien que eso es una falacia.
-En verdad lo prometo.
-Estas heridas las hiciste tu con tus manos, el sigue llorando a veces por el dolor ¿Crees que yo puedo perdonar lo que le hiciste? De ninguna manera, no te dejaré llevarlo con el emperador.
Youichi susurró un audible -No importa si no quieres.
-¿No importa?
-Si no quieres ir por las buenas, tendré que llevarte, es una orden.
El Omega abrió los ojos cuando Youichi volvió a decir.
-El emperador ordena que lo lleve a Palacio, así que por favor, no te entrometas más.
Sus bellos ojos de otoño se iluminaron con su voz y se enderezó lentamente, Seto le ayudó a ponerse de pie y le cerró la ropa.
-Shinji, por favor no te enojes más, iremos a Palacio a obedecer a su majestad.
-Partiremos mañana.
El castaño le dijo a Seto que dejará que Youichi durmiera en su cama mientras el tomaba otras mantas y se sentaba en una silla.
-No tengo nada más que ofrecerte que esa cama y un poco de arroz y agua, lo siento mucho.
-Esta bien con eso.
Shinji le ofreció su comida al castaño, pero este se negó y empezó a meditar.
La mañana llegó y Youichi observó con la luz del sol las manos de Sawamura, e incluso recorrió sus pies al verlos descalzos. Su corazón se estrujó al ver las heridas.
-Nos vamos...
-Ponte zapatos, no te llevaré así.
-Los vendí para comprar las katanas, así que nos iremos así.
Los tres jóvenes iban con ropa muy sencilla, la cabellera castaña estaba recogida en una coleta y en su cintura estaba su katana.
Youichi pensaba pasar a comprarles zapatos a todos, pero Sawamura le rechazó con desden.
-No los necesito, andando.
Tampoco quiso subir al caballo, siguió caminando descalzo.
Al cabo de tres días llegaron con el emperador a escondidas y este al saber que el castaño había vuelto convocó una reunión del consejo.
La emperatriz se unió a la junta, estaba calmada y sobria, para no avergonzarse a si misma.
-¿Que puede ser tan importante su majestad?
-El libro de cuentas de los Sawamura fue encontrado y creemos que dice el paradero de su riqueza, la poca que debieron tener, entonces busco una forma saber lo que dice.
-Puedes hacer uso de Tetsu para que lo lea.
-Tetsuya no conoce este lenguaje, es solo de herencia, no hay registros y ningún extraño lo pudo aprender.
-¿Entonces?
El consejero se inclinó frente a Kataoka y le dijo con voz suave.
-Youichi ha vuelto y ha traído su encargo.
-Bien, haga los pasar.
El segundo Príncipe entró con calma y saludo a su padre, la mujer apretó su taza al ver al Omega castaño.
Pero se burlo al verlo con esa ropa vieja y destrozada.
Kazuya casi devuelve su comida cuando lo ve en tan mal estado, sus manos y pies están hechos polvo, el niño de todas formas se inclinó.
-A sus órdenes su majestad.
Verlo así fue un duro golpe al orgullo de Kataoka, quien de inmediato fijo su mirada en la katana que usaba.
-Se supone que nadie puede entrar a este lugar con armas, eso te podría costar la vida.
-Si así lo quiere, entonces yo mismo lo haré.
Sacó su katana y la puso en su cuello al tiempo que cerraba los ojos y apenas se hizo un rasguño cuando fue detenido, la sangre escurría y luego se secó.
-Te has vuelto más temerario.
-Sólo he aprendido a vivir.
Tetsuya arrojó una taza para golpearlo por su osadía de interrumpir al emperador, pero el joven sintió el objeto y escuchó la velocidad, movió su katana y partió la taza en 4, dejando a todos sorprendidos y callados y recuperando su postura con el arma envinada y mirando al frente.
-Decidme pues su majestad, ¿Cuál es su deseo?
-Sawamura...
-No es apropiado que su majestad me llame por el apellido de los nobles, no cuando ya no soy nadie.
El chico cerró los ojos y preguntó de nuevo.
-¿Cuáles son sus órdenes su majestad?
-Hay un libro de la familia Sawamura que...
-No se leer el lenguaje de los Sawamura. Porque yo no soy un Sawamura.
-Si te regreso tu apellido ¿Lo leerás para mí?
-Prefiero que restaure a Kanemaru y a Seto en vez de mi apellido.
-Esta bien, los voy a restaurar y te regresaré tu apellido.
El libro de las cuentas de los Sawamura era un tesoro preciado e importante, había rumores de grandes tesoros, pero el castaño ya sabía la verdad de eso.
Cómo iba a ser el heredero de la riqueza de los Sawamura, su padre le dijo todo, su madre también le dio todo lo que tenía.
-Lo que tú buscas... Se la dirección.
-Entonces es cierto, los Sawamura tenían más ingresos de los que me presentaban.
-Te equivocas, tuvieron los ingresos que te presentaban por mes, peros siempre fueron cuidadosos con sus gastos, usaron el dinero sabiamente.
-¿Qué tan grande es la fortuna de los Sawamura?
-Es comparable a la de tu primer hijo.
Estaba mintiendo, pero tenía que hacerlo, entregaría la mitad de la fortuna de los Sawamura para poder regresar al Palacio, porque después de todo, la verdadera fortuna de los Sawamura... Era comparable a la fortuna del emperador.
Su padre siempre fue de la idea de dividirla por la mitad para respaldarse y Eijun le dio a Okumura una de las direcciones para que está fuera dividida en 4. En su camino el fue ahorrando y se olvidó de ese tesoro hasta que llegara el momento de usarlo.
Si quería que le dejarán preservar su herencia, entonces tendría que dar la que parecía más grande, para poder quedarse la otra y en el futuro usarla para destruir a la emperatriz.
Se bendijo a si mismo por no haber hablado de la fortuna nunca antes.
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