Sobrevive

Kanemaru estaba encerrado en un calabozo, sus brazos estaban atados a cadenas mientras el colgaba, la sangre le escurría en la frente.

Un joven entró para limpiarle un poco los ojos y que pudiera ver, pero sus pomulos estaban hinchados por tantos golpes, al mismo tiempo se notaba el dolor en su cuerpo, temblaba de frío.

-Deberías rendirte y decir el nombre de ese Omega.

-Sólo dime qué está vivo y si está despierto.

-Aún no ha despertado, estuvo con el veneno mucho tiempo en su cuerpo.

-¿Sobrevivirá?

-Aún no lo sabemos, pero debe ser muy valioso para que en un mes hayas recibido una paliza constante y sigas aferrándote a la vida, cuando ya estás casi muerto.

-Jamás hablaré sobre él.

Ellos dos habían caído en una trampa, habían decidido seguir a la anciana y al doctor que resultaron ser tratantes de esclavos y bandidos.

Kanemaru no estaba bien armado y Eijun estaba herido, e inconsciente por envenenamiento, debido a eso no pudo escapar de los tratantes.

Al terminar de comer el pequeño pan que le dieron, Kanemaru suspiró pensando:

-Tienes que sobrevivir y despertar, si tú mueres te seguiré, pero si resistes, te juro que te sacaré de aquí, el Segundo debe estar extrañándote.

Sawamura pareció percibir los sentimientos de Kanemaru, porque sus ojos empezaron a abrirse, vio su cama y estaba atado de un brazo, cerró los ojos antes de que alguien lo viera y se hizo pasar por dormido para comprender su situación.

-¿Aún no despierta el Omega?

-No señor Go, aún no despierta.

-Es un problema, debió estar muy débil para dormir por tanto tiempo, lleva poco más de un mes sin despertar.

-Lo sé, pero en cualquier momento deberá despertar.

-¿Qué hay del guerrero que lo acompaña? ¿Ha dicho algo? ¿Su nombre, de que reino y de donde sacó a este Omega?

-No ha dicho nada, a pesar de la golpiza que le han dado, de que ya tiene la cara hinchada y está medio muerto, se sigue aferrando a la vida y a no decir nada.

-Avísame si este Omega llega a despertar.

-Si señor, lo haré.

El joven castaño abrió los ojos cuando los otros salieron, se dio cuenta de que las ataduras eran fáciles de abrir, había hecho eso mucho cuando era niño y sus padres lo encerraban para que nadie lo descubriera.

A los dos días se mostró para despertar, si Kanemaru seguía vivo, tenía que encontrar la forma de que se enterase de que ya estaba bien, había estado resistiendo para despejar su mente por completo, pero era momento de salir de este lugar.

-Pequeño, has despertado.

-¿Quién es usted?

-Yo te he protegido, soy el comerciante Go.

-Un placer.

-¿Quién eres? ¿De que reino vienes?

-Mmmm... no lo sé...

-¿Cómo que no lo sabes?

-No te diré nada si no puedo ver al hombre que me acompañaba y saber que esta bien.

-Creo que no lo entiendes, las órdenes aquí las doy yo.

-¡Woooo! Creo que el que no lo entiende eres tú, si le has tocado un cabello a mi amigo, haré que pagues caro.

Si, era la primera vez en la vida de Go que la mirada llena de sed de sangre, proveniente de un Omega le detenía en seco.

-¿Vendes Omegas no?

-Si ya lo sabes...

-Si los vendes, que te parece si te pago por nuestras vidas y nos dejas salir de este lugar por la puerta frontal.

-¿Qué puedes ofrecerme tú?

-Pues... si me dejas ver a mi amigo, podemos negociar.

En el sótano, Kanemaru fue despertado con un baño de agua helada,.

-Despierta, tu amigo quiere verte.

-¿Qué? ¿Ha despertado?

-Si, ha despertado y ha pedido verte, dice que negociará con Go si ve que estas con vida.

El rubio puso una cara de susto, si estas ratas llegaban a saber que tenían en sus manos al Kwanzan de Seido, buscarían chantajear al emperador.

-Andando, te llevaré a verlo.

Justo entonces reaccionó, si Sawamura había planeado lo del barco con Okumura, entonces podría planear esto para que se acercará a él y pudieran escapar.

Al pensar en eso, dejó de resistir el agua del baño, no estaba listo para que lo vieran en ese estado, pero... no estaría de más que se recompusiera un poco a la vista.

El joven que lo había estado atendiendo le vendó las heridas más visibles, le puso una ropa un poco más decente y lo sacó de allí para llevarlo con el castaño.

-Aquí esta tu amigo -empujo a Kanemaru y lo puso de rodillas

Eijun parpadeo un poco y su rostro cambió cuando lo vio herido, sus manos se apretaron en un puño, al final se dio la vuelta y suspiró con resignación.

Go los miraba atento, veía que sus ojos no se apartaban el uno del otro como si se dijeran muchas cosas ¿Realmente podría ser que este omega le perteneciera a este guerrero? Parecía que se había equivocado pensando que era una persona importante, pero... de que otra forma justificaba que quería ver al emperador de Yakushi...

Después de algunos segundos Sawamura levantó ambos brazos dejando ver qué ya no llevaba el grillete, Go se molestó y trató de tocarlo, pero Kanemaru se soltó de los guardaespaldas del hombre y le dio un fuerte golpe, tomó la mano de Sawamura y lo llevó a la ventana, a lado había un árbol, se arrojó al árbol con el Omega en brazos, Go reaccionó a tiempo para enviar a alguien que los atrapará, mientras ellos se movían entre los árboles.

-¿Estas bien?

-No tenemos tiempo para preocuparnos, debemos regresar al túnel y huir de aquí.

Los dos corrieron y se escondieron de uno de ellos, si no era necesario pelear, no gastarían fuerzas.

-Silencio

Kanemaru le tapo la respiración a Eijun hasta que no vio a nadie.

-Saben que no podemos ir lejos, así que peinaran el área, necesitamos un caballo.

-Ya no tenemos dinero, lo tomaron todo.

-Debemos volver a la casa de la abuela, allí deje sus peinetas escondidas.

-¿Las que me dio mi padre?

-Si, también escondí un poco del dinero.

-Pero nos atraparia la bruja

-Tengo un plan, así que usted debe hacer algo por mi y yo prometo sacarlo de aquí.

-Siempre que me jures que no vas a morir, obedeceré, no tienes permitido morir aquí ¿Me oíste?

-Lo prometo

El rubio le sostuvo la mano derecha al castaño y la besó.

-Te juzgue mal, pensé que eras un niño mimado, pero estás vivo, peleaste duró, así que está bien, yo también te daré mi vida.

Los ojos azules de Kanemaru brillaron con dulzura.

-Entonces también tienes mi palabra, también te protegeré.

-Maldición, mira que sentirme impresionado por un Omega. No tengo remedio.

El rubio recargó su cabeza en los brazos de Eijun.

-Puedes contar con que volveré a ti siempre, y si mueres, también te seguiré.

Antes de que el castaño pudiera decir algo, Kanemaru le tapo la boca y le hizo señas de silencio, vieron que un solo hombre se acercaba por el camino, se miró la ropa y los zapatos y se acercó al hombre que iba en sus caballo.

-Bueno hombre, te doy mis zapatos por tu caballo.

En las fronteras era más caro un par de zapatos que un caballo

-Esta bien, tómalo.

Subió al caballo y regresó por el castaño, lo ayudó a subir y salió galopando lejos.

-Kanemaru, las joyas de mi padre están bien escondidas ¿Verdad?

-Si, lo están.

-Entonces vámonos y volvamos por ellas con más gente y cuando estés mejor.

-Pero...

-Dejalas, valoro tu vida más que las peinetas

Los dos galoparon hasta llegar cerca del pasadizo que los había llevado a Yakushi.

Bajaron del caballo y le dieron rienda suelta mientras corrían al pasadizo y se ocultaban.

Tres días, llevaban tres días escondidos y ahora caminaban de regreso a Seido, tratando de no salir durante el día, apenas comiendo cosas silvestres desde que salieron del pasadizo y caminando por el lado opuesto al paso del Halcón.

Finalmente ambos llegaron a dónde Okumura había desembarcado y también entraron por ese pasadizo.

Habían pasado 15 días más desde que salieron de Yakushi cuando llegaron a la puerta de Palacio y Kanemaru se infiltró, pues no dejaría que la bruja tocará a Eijun.

La cena parecía iniciar en silencio, el Emperador, Takashima, Haruno y el Segundo Príncipe eran los únicos presentes.

De pronto Kanemaru entró por detrás, cubierto de ropa negra desde los pies hasta la cabeza, mientras en sus brazos llevaba a alguien más cubierto por una capucha.

Los guardias se acercaron pensando que era un enemigo, pero apenas apuntaron sus lanzas a su cuello, el puso de pie a la persona que estaba en sus brazos y se arrodilló frente a él.

-Alteza, por favor, perdone que lo haga saludar con estás ropas a su padre.

El Segundo se puso de pie al reconocer la voz de Kanemaru.

Al segundo siguiente, el guerrero se descubrió la cara y Youichi lo entendió, la persona a la que estaba  reverenciando sólo podía ser él.

-No te preocupes, lo importante es que cumpliste tu palabra y me trajiste de vuelta a casa.

El viento sopló desde la ventana por la que entraron, llevándose la capa negra que cubría al Omega, su larga cabellera salió un poco desordenada, mantenía sus ojos cerrados hasta que enderezó la vista mirando de frente a Kataoka.

-Padre... He vuelto.

Eijun estuvo dispuesto a arrodillarse, pero... Para entonces el emperador ya lo abrazaba.

-Eijun...

El Segundo miró a su amigo malherido y le habló a los guardias para que lo llevarán a tratamiento médico.

Se mantuvo firme ante la conmoción.

Takashima se puso de pie y envió por sirvientas para que atendieran al joven Omega.

La emperatriz puso sus manos en sus piernas, oculto sus ojos con una sonrisa, pero Takashima pudo ver cómo apretaba los puños por debajo.

Okumura recibió una nota enviada por un águila en plena noche, cuando ya se encontraba durmiendo.

"Ven a Palacio Central" era la letra del Segundo Príncipe

Okumura se vistió rápidamente y salió rodeado de un pequeño séquito, apenas llegando a la puerta, notó que el Palacio tenía mucho movimiento, por lo que se acercó.

Las luces del Palacio del Cerezo Blanco estaban encendidas, sus pies lo llevaron con ansiedad y temblando hasta ese lugar, las sirvientas se miraban y corrían de un lado al otro, había muchas mantas en los brazos de algunas y la consorte Takashima, quien había salido del recinto unos minutos antes, lo recibió con una sonrisa tierna.

-Parece que ustedes dos salieron victoriosos de está, pero no vuelvan a hacer algo tan temerario.

Okumura no pudo escuchar nada más, cuando salió corriendo a él, Isashiki y Furuya estaban detrás de él y lo siguieron, pero no entraron al recinto.

Al entrar, el Segundo se mantenía firme viendo al frente, el emperador estaba sentado a lado del hermoso castaño acostado en la cama, que aún si tenía vendas en sus manos, no había perdido su belleza en este tiempo, fueron tres meses de agonía imaginando que era su culpa que estuviera muerto.

-Alteza... -dijo en un suspiro casi atorado en su garganta

El emperador le dejó entrar y por fin le devolvió la mirada, hasta ahora no le había dirijido la palabra como castigo, pero ahora se escuchó su voz

-Okumura, ustedes dos... Nunca vuelvan a hacerme pasar por esto.

El emperador se puso de pie y salió para regresar a Palacio.

-No tardes mucho en tu visita. Youichi, vigilalos, no quiero más sorpresas.

Al salir, los 3 se quedaron solos, Eijun se sentó en la cama, ahora lo miraba de frente.

-¿Cumpliste con tu parte Okumura?

-Si.

-Yo también.

-Fuiste muy imprudente, no habrá una próxima vez Sawamura-sama

El castaño endulzó la mirada y le pidió que se acercará a él con gestos en sus manos. Después señaló su cama y le dijo que se sentará.

-¿Confías en mí?

-Si, pero no te dejaré ser tan temerario de nuevo.

Eijun se acercó más a Okumura y recargó su cabeza en su pecho, poco después cerró los ojos y le dijo.

-Ryosuke estará orgulloso de ti.

Youichi vio como Okumura puso sus manos en la cintura de Eijun y recostó su frente en el cuello del castaño.

Su cuerpo estaba temblando, apenas podía mantener la cordura, quería gruñirle para separarlos, pero... ¿Por qué si solo parecía que estaban afectados por la distancia y felices de estar vivos?

-Es hora de que te retires Okumura, mañana pueden hablar de los detalles.

-Si, es tarde y su Alteza debe descansar.

El rubio se puso de pie y cuando los dos casi salían, Eijun le hablo a Youichi.

-Segundo Príncipe, podría quedarse un poco más.

-Si...

El rubio salió dejándolos solos, no dijo nada, ni siquiera una mirada de reproche, para el parecía demasiado normal que hablarán.

El castaño se puso de pie, su cabellera le siguió como un abrigo.

-Alteza... No está en condiciones para acercarse a mi...

El mayor le cuestionó dándole la espalda.

-Sólo quiero agradecerte que enviaras a Kanemaru Shinji, por favor cuídalo bien, me protegió con su vida hasta el último segundo.

Ya no lo soportaba, dos alfas extraños, frente a sus ojos lo habían tocado, y hasta ahora Eijun parecía frío con su presencia, parecía no importarle sus sentimientos, entonces se dio la vuelta y lo miró a los ojos.

-No volveré a ayudarte si vuelves a hacer esto. Deja de buscar la guerra con la emperatriz.

-Seguiré haciendo las cosas que debo

El aroma de Okumura permanecía en el Omega, Youichi se acercó a él y le miró a los ojos antes de soltar su arma y dejarla caer al piso.

Lo único que Sawamura sabía en ese instante era que Youichi lo atraía de su cintura hasta su cuerpo, que los labios del mayor estaban justo encima de los suyos, el de cabello olivo lo dejo de besar en los labios, pero paso su boca sobre el lugar donde estaba su glándula olfativa y colocó un casto beso en ella, recibiendo un débil gemido del menor.

-You...

El mayor recobró su cordura al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se separó del castaño y levantó su espada para salir corriendo, dejando al menor muy confundido.

-Eijun... Me alegro de que estés con vida, pero yo... No puedo tenerte, no me perteneces, tengo a Yui y yo... Cómo quisiera poder reclamarte.

El Segundo se golpeó la frente contra la pared de su habitación.

-Soy un idiota.

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