5 pétalos
Eijun acababa de perder el pulso, sus manos no se movían más, Kataoka estaba destrozado al verlo ya sin vida, todo había pasado en segundos.
Chris no podía dejar de mirar al castaño que segundos antes estaba con vida y ahora se había marchado.
Saber que había visto a Ryosuke le causaba una profunda ira sin saber por qué debía llevárselo tan pronto, si apenas había cumplido los 17, si parecía tan lleno de vida hace unos meses.
-Por favor Ryosuke... No te lo lleves, no me lo quites aún.
Sawamura caminaba en un espacio lleno de luz, seguía la espalda de Ryosuke, tratando de alcanzarlo, le gritaba pero el peligrosa no volvía la vista para mirarlo.
El castaño tropezó en varias ocasiones y finalmente soltó en llanto al no poder alcanzar a la persona que tanto extrañaba.
Okumura estaba destrozado al verlo tan pálido, su cuerpo estaba dejando de bombear sangre, ya no había vuelta atrás.
Youichi lo miraba con dolor y angustia brotando de sus ojos, hubiera dado cualquier cosa con tal de verlo sonreír una vez más.
Eijun caminaba tratando de encontrar al pelirosa que había visto antes de cerrar los ojos.
-¿Ryosuke?
De pronto escuchó una voz detrás de él y volvió la vista con tal de ver al dueño de esa voz.
-No puedes dejar a mi sobrino en ese lío Eijun, si vienes aquí y lo dejas en ese problema, te juro no te lo perdonaré.
-Yo solo quiero verte, estar contigo.
-Sabes que eso aún no puede ser, quiero que tengas una gran vida y además... Hay algo que debo decirte.
-¿De que se trata?
-Lady Natsukawa esta muerta, si tú mueres... Harás sufrir a su majestad y a Youichi, dime ¿Eso es lo que quieres?
-Lo siento por mi padre, pero... Ya deberías saber que él no siente nada por mi.
El emperador abrazó el cuerpo muerto de Eijun y al final lo recostó en la cama, lo recargó sobre la almohada, cerró los ojos y las lágrimas se detuvieron.
-Okumura, hágase cargo de todo lo requerido para la ceremonia de sepultura... No me hagan ver más flores de cerezo en el Palacio.
-Si señor...
-Debo retirarme, iré a dónde está Kominato.
-¿Con mi tío?
-Espero encuentre la forma de decirme porque... Se lo llevó.
El emperador volvió la vista a su segundo hijo y cerró los ojos al verlo frente a la cama con las manos temblorosas.
-Eijun... Tú... ¿Por qué? ¿Era tan difícil para ti desear una larga vida?
Las lágrimas salieron de su rostro con dolor, apretó su mano con fuerza y levantó sus dedos hasta tenerlos frente a él, el anillo que estaba colgando de su cuello salió y al verlo, el príncipe le rompió la soga y lo colocó en su mano derecha.
Su padre salió mientras lo veía destrozado y él mismo no tenía fuerzas para mantenerse en pie.
-Esta es la única joya que te queda de las que te dio mi padre, todas las perdiste, pero espero que está te recuerde el amor que te tenían.
Okumura se sintió un poco incomodo cuando el mayor le dio un beso en la mano y luego se dio la vuelta para salir de la habitación.
Segundos después, el rubio se sentó a su lado y le dijo en susurros.
-Su Alteza, le juro que voy a cumplir con la promesa, no lo veré pronto, tengo mucho por hacer... Si tan solo pudieras volver, te daría mi alma y mi cuerpo, me convertiría en tu más fiel esclavo...
Youichi estaba tan destrozado que no escucho la voz del rubio decir aquellas palabras, pero...
-Ya lo escuchaste, mi sobrino te ruega que regreses... Eijun, quiero que vivas una larga vida.
-Quiero estar a tu lado.
-No puedes ir conmigo, debes volver y ayudar, las cosas no están bien y lo sabes, si tú te vas ¿Qué será del pueblo?
-Ryosuke, la vida no es...
-No me hagas repetirlo, debes volver con ellos. Siempre estoy contigo.
El joven estaba demasiado triste al escuchar a su maestro, pero decidió volver a su cuerpo, y de pronto la luz lo abrazó y abrió los ojos con pesar.
Okumura besaba sus manos en un intento de súplica para que regresará, cuando el Omega le dijo al rubio.
-No puedo dejarte sólo.
Youichi volvió la vista y vio las manos de Eijun reposando en la cabellera rubia de Okumura.
Sus ojos brillaron al escucharlo hablar y salió del salón con un suspiro largo, todo había pasado en apenas unos minutos, pero estaba allí, despierto y hablando.
El rubio se alejó para que lo atendieran los doctores y le dieran los remedios que habían preparado.
Minutos después, el emperador, que apenas iba de regreso a sus aposentos, fue detenido para informarle la noticia y volvió con premura.
-¡Eijun!
-Padre Imperial...
El mayor lo abrazó y le besó la frente con ternura.
-No vuelvas... A darme esos sustos.
-Su majestad.
Las noticias se extendieron por el Palacio hasta llegar a la Emperatriz y el Primer príncipe.
-¡Ese maldito mocoso! ¡Tienes más vidas que un gato!
-Madre... Debes calmarte.
-Es imposible sobrevivir a un ataque como ese, la misma Natsukawa no lo soporto.
-Es mejor así, si ese niño sobrevive, el emperador no buscará tantos problemas, debes recordar que estamos en un momento complicado, como se ha salvado, si buscarán a los asesinos, pero no tan lejos como lo hubieran hecho si se moría ese Omega.
-Esta bien Tetsuya, escucharé.
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Dos meses después de aquello, un joven con una capucha cubriéndole el cuerpo, se asomaba por los miradores del Palacio Central de Seido.
-Este lugar... Así que al fin he llegado aquí, dos meses para llegar ha sido mucho tiempo.
Se cubrió la cara con la capucha y tomo un poco de agua antes de dar un paso más, sus cabellos negros le opacaron un poco la vista hasta que se escondió detrás de las bardas y finalmente llegó a dónde estaba la persona que estaba buscando.
Un ruido se escuchó detrás de los pequeños estantes de Eijun. El castaño tomó un objeto de punta y se acercó a dónde escuchó el ruido.
Del rincón salió un pequeño Omega y se tropezó con su capa, en eso soltó en una pequeña risa y se acercó a la persona.
-¿Quién eres tú?
-Yo soy tu guía, cuidaré de ti desde las sombras.
-¿Desde las sombras?
-Mi nombre es Seto Takuma y he sido enviado aquí por mi oráculo para proteger al Omega que traerá abundancia al reino
-Yo no...
-Esta bien, estaré todo el tiempo en la oscuridad, no me verás, pero has sido tan imprudente jugandote la vida ya tantas veces, que me niego a seguir observandote desde la distancia.
-¿Imprudente?
-Me has hecho reír en serio.
Para entonces, antes de que dijera algo más, la sirvienta, Wakana... Entró con un pergamino y se asustó al ver a una persona que no conocía.
-Su Alteza...
-El es Seto Takuma, parece estar de mi lado.
-Su majestad le ha mandado está carta.
El joven la tomó entre sus manos y la leyó en silencio.
-Es un recordatorio de la cena de esta noche, parece que vendrá gente de otro país.
El joven castaño pidió que le prepararán todo para la cena...
-Wakana... ¿Aún no ha vuelto Kanemaru de la encomienda?
-No, aún no tenemos noticias de él.
-Hace dos meses que partió, si en una semana más no regresa, pediré ayuda a Okumura, esa misión era secreta, no le dejé a nadie saber de ella para protegerlo, sólo hasta que se dio cuenta el Príncipe le contesté que lo había mandado a una misión.
La sirvienta bajó la cabeza y temblorosa le contestó.
-No debió alejarlo, la última vez casi muere en su ausencia.
-No te preocupes por eso.
Después de un silencio, Eijun volvió a hablar.
-Ya que en las cenas, su majestad siempre me otorga algo... Le pediré que me deje tener a Takuma.
-¡Su Alteza!
-¿Qué?
-No debería hablar de forma interesada.
-No seas tonta, este chico será mi apoyo, ya que se ha atrevido a llamarme imprudente.
El joven de cabello negro y un rayo rojo, se tensó al escuchar eso.
-Lo siento...
La joven vio al Kwanzan sonreír como hace un tiempo que no lo hacía, no después de enterarse de la muerte de lady Yui.
-Bien Takuma, dime si estás listo.
-¿Para conocer a su majestad? Nunca me lo hubiera imaginado.
-No, en realidad me preguntó si estás listo para ser mío.
La mujer Omega se atragantó con su propia saliva al escuchar eso.
-¡Alteza!
-No grites Wakana. ¿Y bien Takuma? Esta es tu última oportunidad para salir huyendo.
El joven se arrodilló y pegó su cabeza al suelo.
-Mi vida le pertenece al Kwanzan, soy suyo y sólo suyo.
Kanemaru entró de forma sigilosa hasta la vivienda de Sawamura y finalmente se arrodilló frente a él con respeto.
Wakana salió de la habitación llevándose a Takuma para dejarlos solos.
-Kanemaru, déjame revisar te, quiero asegurarme con mis propios ojos que no estás herido.
-Sus sagradas manos nunca deberían encargarse de un tema tan absurdo.
-Tu eres uno de mis hombres más fieles, no dejaré que nadie más te toque, ponte de pie que yo mismo voy a revisarte.
El rubio se puso de pie y se quitó la capucha negra que traía puesta, luego se quitó la camisa y expuso su torso ante Eijun, el castaño le dio la vuelta y no vio moretones, luego tomó asiento en una silla y suspiró.
-Me alegra saber que estás bien y no has sido herido en ninguna parte.
El rubio se postró a sus pies y Eijun le dejó recargar su cabeza en sus rodillas, luego le acarició el cabello delicadamente.
-Si me ordena vivir, viviré... Haré lo que su Alteza me ordene.
-Shinji... Aún no entiendo tu devoción sin límites por mi.
-Su Alteza... Mi corazón es suyo desde el momento en que lo vi enlodarse por conseguir sus planes. Lo vi derramar su sangre por salvar a nuestro pueblo, yo no lo dejaré nunca.
La cena estaba cerca y Kanemaru se puso de pie, entregó al Omega las lindas peinetas y brazaletes que había recuperado del territorio donde estuvieron cautivos por mucho tiempo.
El castaño tomó un largo y tendido baño y luego le pusieron todas sus horquillas.
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La cena empezó y su majestad no pudo evitar mirar que no faltaba ni una sola de las joyas que le había regalado a Eijun.
-¿Cómo las recuperaste?
-Kanemaru-san las recuperó para mí.
-Okumura... Has que le den buena ropa y una generosa recompensa por recuperar los tesoros de Eijun.
-¡Si su majestad!
Shinji se arrodilló con agradecimiento en palabras.
-Señor, cumplía con mi deber, agradezco su buena voluntad.
-Y por eso recibirás lo que he ordenado sin reprochar.
Los dos se sonrieron y finalmente el joven abandonó el lugar.
-Por cierto Eijun, he visto en tus ojos que quieres decirme algo, puedes decirme lo que estás pensando.
-Su majestad, ha decir verdad me gustaría pedirle un favor.
-Dime.
-Me gustaría tener a otro Omega acompañándome.
-¿Otro Omega? ¿No prefieres que aumente otro alfa que te proteja?
-Pues... Me gustaría pedirle este favor, porque quiero un compañero de juegos más que un protector.
-Ya veo... Buscaré a alguien adecuado.
-Si no tuviese inconvenientes, me parece que tengo a una persona adecuada.
-¿De quién puede tratarse? ¿Lo conozco?
-Me temo que no lo conoce y por eso me tomé este atrevimiento.
-Entonces presentame a esta persona y te diré si le doy permiso a quedarse a tu lado.
Sawamura le indicó a Wakana que fuera por él y entonces frente a sus ojos apareció un joven de mediana estatura, un bello Omega, de cabello negro y largo, con un mechón en color rojo, con ropas ajustadas para marcar su figura, pero tan delicado y elegante como Eijun.
-Su nombre es Seto Takuma.
Reí abrió los ojos y recargó su mano en la mesa.
-¿Takuma? ¿Has dicho Takuma? ¿De los sacerdotes de la montaña en el valle de la abundancia? ¿Es alguien de la familia sagrada?
Kataoka le pregunto a Reí lo que sabía de esta familia, dejando su taza de té a un lado.
-¿Puedes explicarte un poco más Reí?
-Sawamura-sama, por favor, retractarse de ese pedido, puede prestarse a malas interpretaciones.
-No puedo comprenderla Consorte Takashima, si fuera tan amable de explicarme lo que está pasando, lo agradecería por completo.
La emperatriz arrojó su pañuelo y le dijo al emperador con furia.
-¡Este niño está tratando de tomar poder para si mismo su majestad!
-Las dos podrían explicar un poco más a detalle esto, Reí, por favor, contesta la pregunta de Eijun.
-Su majestad, estoy segura de que Sawamura no quiso ofenderlo.
La emperatriz sintió la necesidad de obtener al niño de la familia sagrada para ganar una mejor reputación frente al pueblo y dijo de forma pretenciosa.
-Si no pretendes ganar poder Sawamura-san, bien podrías entregarme a ese chiquillo, así cualquier duda sería eliminada.
Takuma cerró los ojos buscando una respuesta y en su mente la encontró.
-Su majestad, se dice que si alguien de mi familia te sigue, estás destinado a la grandeza, pero yo... Su humilde servidor no quiero ser visto como un objeto para satisfacer la vanidad de nadie, estoy seguro de que usted tampoco lo desea.
-¿Qué propones entonces?
-Ser parte de alguna de sus concubinas o de la emperatriz me pareció un acto que subiría el poder de alguna de ellas, por eso me ofrecí a proteger el tesoro de mi dueño.
-¿Tú dueño?
-Su majestad es mi dueño y le pertenezco, la persona a la que yo le estoy brindando todo mi éxito es a su majestad, pero... El oráculo no me indico formar parte de sus concubinas, así que no puedo desobedecer, por lo que pensé que lo más sabio era ofrecerme a alguno de sus adorados hijos y tesoros, el Príncipe Tetsuya es un hombre sabio que puede manejarse a si mismo, el Príncipe Youichi es un joven guerrero maduro, tenaz y valiente que dirige de forma honorable y lo hace enorgullecerse siempre, el Príncipe Kazuya es un joven listo e ingenioso, de buenas estrategias que siempre obtiene lo que quiere.
-Asi son mis hijos, ¿Pero a qué viene esto?
-Su majestad, decidí apoyarlo a aliviar la mayor de sus preocupaciones, es por eso que he visto a nuestro emperador derramar lágrimas constantemente por la preocupación y dolor de perder a Sawamura-sama, si tan solo pudiera aliviar un poco de sus inquietudes, entonces yo sería feliz, por favor, dejadme ayudarlo a proteger a su pequeño tesoro, su Kwanzan, para evitar que su majestad vuelva a pasar un mal momento por el más frágil de sus hijos.
Takashima pudo ver a través de las palabras de Takuma, el jovencito había hablado con formalidad y con intenciones bien camuflajeadas para quedarse con Sawamura.
-¡Entonces podré dormir tranquilo si me prometes que protegerlas a Eijun! ¡Bien! ¡Puedes tener a Takuma para ti!
Seto inclinó su cabeza y agradeció a su majestad.
-Me honran sus palabras y agradezco esta oportunidad.
Eijun se rió al ver al emperador tan contento, seguro que no era tonto, pero esto lo hacía para seguirle la corriente a Seto y por eso dijo que si, para evitar que la emperatriz ganará más poder.
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Youichi se acercó a Eijun después de que su padre se retiró a descansar.
-No sé lo que estás planeando está vez, pero si vuelves a preocupar a su majestad, te arrancaré la cabeza yo mismo.
El castaño no le devolvió la mirada, en sus ojos se mostró una mueca de dolor, la cual no paso desapercibida por Okumura y se interpuso.
-Le ruego Alteza, no use ese lenguaje ante el Kwanzan.
-Que seas el consejero no te da más poder que a mí, recuerda que tú vas iniciando y solo tienes un logro, yo soy el tan afamado Leopardo de Seido que ha aumentado los territorios de Padre Imperial, no te atrevas a desobedecer.
El rubio siguió firme ante la idea de proteger al castaño y luego se fueron juntos hasta el Palacio del Cerezo Blanco.
-Okumura... No contradigan a Youichi, por favor.
-Alteza...
-Además, se muy bien que me proteges porque piensas que si me dejas solo, seré imprudente, entonces no quieres ver la cara de tu tío y decirle que me dejaste morir.
-¿Usted lo sabía?
-Si, lo supe desde el principio, pero te deje seguir adelante porque reconozco que te necesito.
-Lo siento, no quise ofenderlo.
-Esta bien, no estoy solo, Kanemaru y Takuma están conmigo, no tienes que preocuparte más por mi.
-¡Le jure mi vida! ¡No me voy a ir a ninguna parte!
-Si es por tu juramento, te libero ahora mismo de eso, puedes retirarte.
Koushuu se dio la vuelta y le pidió a Wakana que los dejaran hablar a solas con el castaño por señas, la mujer se llevó a todos y los dejó solos.
Okumura se acercó a Eijun y le abrazó de la cintura, el castaño se quedó atónito.
-Si su Alteza ya no me necesita, entonces tendrá que cortarme la cabeza con sus propias manos, porque yo no voy a renunciar a estar cerca suyo.
-Oku...
El rubio recargó su nariz en el cuello de Eijun para susurrar provocando cosquillas en el castaño.
-Usted elige, me lleva con usted a donde vaya o me mata ahora mismo.
-¡Koushuu!
El castaño se volvió frágil y se puso a llorar, se abrazo al cuerpo del rubio y sé permitió ser envuelto en un abrazo protector.
-Lo ve Sawamura-sama, se lo he dicho antes, pero se lo diré de nuevo, mi vida le pertenece.
El rubio sacó su daga y se cortó la palma de la mano.
-Esta sangre es suya, existe para servirle.
Lo que jamás imaginó, fue que Eijun tomo la misma daga y cortó su muñeca izquierda, no podía hacerlo con sus palmas, porque sería lo mismo que casarse, pero si podía hacerlo con su muñeca, y juntó su herida con la de Okumura.
-Juro estaré siempre contigo Koushuu, hasta la muerte.
Los demás sirvientes entraron y vieron el pacto de esos dos, Kanemaru gruño un poco por lo bajo, pero enseguida se arrodilló ante los otros jóvenes.
Wakana puso su frente en el piso, Kanemaru inclinó su cabeza frente a Eijun, Okumura se arrodilló de la misma forma y agachó la cabeza frente al Kwanzan.
-Permitanos estar a su lado por siempre su Alteza, hemos ganado la primera de muchas batallas.
Eijun tomo el estuche de la tinta molida y lo puso a sus pies, vertió un poco de su sangre en ella y les dijo a los otros.
-Tomen mi vida como pago por su lealtad, se que ninguno me traicionara, así que...
Wakana tomó el mismo puñal con el que Okumura se cortó y derramó su sangre en la tinta, Okumura vertió también un poco de la suya, Kanemaru no tardó en cortarse la mano y escurrir su sangre en la tinta.
Takuma la tomó entre sus manos y se cortó de la misma forma, derramó su sangre y por segundos está tinta pareció brillar.
-Cinco son los pétalos de la flor de cerezo y 5 son los miembros de este grupo, nosotros traeremos paz a Seido.
Los jóvenes se pusieron de pie y vieron como Takuma dibujaba en un pergamino 5 flores de cerezo con la tinta que llevaba su sangre, Eijun ocultó el simbolismo con un dibujo clásico y luego de dejarlo secar, le pidió a Wakana que lo colgará donde ellos siempre pudieran recordar.
-No tengo miedo a morir, no tengo miedo a la soledad, los tengo a ustedes y nosotros nos mantendremos con vida hasta cumplir nuestros objetivos. A partir de hoy, Takuma es el pétalo de la fé, Kanemaru es el pétalo de la justicia, Wakana es el pétalo del amor, Okumura es el pétalo de la inteligencia y yo seré el pétalo de la vida, con esto lograremos todo.
-¡Cómo ordene su Alteza!
-Kou... Consigue telas para que pueda bordar unos pañuelos que nos identifiquen.
-¡Si su Alteza!
-No volveré a tener miedo, no llorare más, lo que hoy me han dicho, no me hará temer a la victoria.
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Hola a todos
Lamento la demora, pero reescribí este capítulo muchas veces, no me gustaba la intensidad, por eso lo modifique hasta dejarlo tal como ahora.
Se que parece raro, pero ya verán después la función de este grupo 😃
Saludos
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