29.

"Tiene un tío con una cabaña de lujo en el Caribe", anota Elise en una libreta, pensando en lo poco que sabe de su admirador. Esa es la última pista que le ha dejado y parece la más obvia junto con el niño pelirrojo.
Pero no logra conectar los puntos.
¿Cabaña en el Caribe? ¿Un niño pelirrojo? ¿Flores blancas casi a diario? Probablemente su familia también posea una floristería.
—Hola, florecilla —Elise alza la vista, sorprendida por el apodo. Ante ella está Morgan, mirándola con una sonrisa burlona.
—¿Cómo me has llamado? —le pregunta la chica, con el corazón latiendo muy fuerte. ¿Y si Morgan es M?
—Florecilla, lo pone aquí —Morgan toquetea la última nota que M le ha escrito. Ella la ha dejado en la mesa de la cafetería, a su lado. Y Morgan la ha leído.
Irremediablemente ella se sonroja de la vergüenza y oculta la nota en su cuaderno, aunque Morgan ya la haya leído.
—¿Qué sucede? —pregunta Elise, queriendo cambiar el tema.
—Enora está buscándote. Quiere hablar contigo sobre las vacaciones de verano.
—Iré ahora mismo. Gracias —Elise se pone en pie y recoge todas sus cosas.
—Hasta luego, florecilla —se burla él y le guiña un ojo, haciendo que ella se sonroje aún más.

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