(13) Recuerdos del ayer
Daniela sigue llorando.—No puedo seguir guardando esto dentro de mí.—Dice entre sollozos.—Me siento tan culpable por todo lo que pasó. Me resulta imposible dejar de pensar que podría haber hecho algo para evitarlo.— No estoy acostumbrada a ver a Daniela así de destrozada. La he conocido siendo una persona que pasa de todo sin preocuparse por nada.
Me duele pensar que se haya guardado todo esto durante tanto tiempo. Al parecer no somos tan diferentes ella y yo. Sin pensármelo dos veces y guiándome por mi corazón, la envuelvo en un cálido abrazo. Daniela me corresponde inmediatamente. Me envuelve con sus brazos, conectado mi cuerpo con el suyo. Somos dos piezas de puzzle que encajan a la perfección.—Puedes contarme lo que pasó. Solo quiero que sepas que voy a estar aquí para lo que sea.
Ella rompe el abrazo. Observo como se seca las lágrimas y suspira.—No creo que sea una historia muy bonita para escuchar.—Le cojo la mano y la miro a los ojos mostrándole todo mi apoyo.—Está bien.—Dice después de pensárselo.
Hace 5 años...
Daniela
Mis amigas ya están muy emocionadas por la fiesta de esta noche.—Dani, recuerda que hoy quedamos en casa de Gea.—Me recuerda mi mejor amiga con una sonrisa antes de partir a su casa. Observo como desaparece en la distancia. El uniforme le queda perfecto. Suspiro y cierro los ojos. ¿Cuándo voy a tener el valor de confesarle que me gusta?
Mi chofer ya me está esperando en la puerta del instituto. Al ser uno privado, cada alumno tiene una plaza de párquing reservada.—Buenos días, señorita Martínez.—Dice Alejandro abriéndome la puerta del auto.—¿Cómo le fue el día?.—Le doy mi mochila mientras entro al coche.
—Normal.—Le digo sin más.— Un día sin nada que destacar.—Alejandro cierra la puerta y sube al auto.—¿Has informado a mis padres los planes que tengo para hoy?— La cara que pone al escuchar eso no me transmite mucha confianza.
—Señorita, sus padres me han pedido que le recuerde que esta noche es el concierto de su hermana.—Es verdad, se me olvidaba.—Debe de asistir. La voy a dejar en su casa para que pueda ir arreglándose.—¿Qué voy a hacer con la fiesta?—Su hermana vendrá a recogerla más tarde para ir juntas.
Cruzo los brazos indignada. Es el tercer concierto que tengo que asistir este mes. No me quejo, mi hermana es un prodigio tocando el violín, pero tengo derecho a salir con mis amigas, tengo 15 años por dios, si no disfruto ahora ¿Cuándo lo voy a hacer?
Llegamos a casa sobre las 6 de la tarde. Como era de esperar, no hay nadie. Voy directamente a mi habitación. Permanezco tumbada en mi cama hasta las 9 de la noche. No he hecho nada productivo en toda la tarde. Sigo ofuscada. Mi plan de hoy se ha ido al garete. No quiero desaprovechar esta oportunidad. Necesito decirle a Valentina como me siento.—¿Dani?—Oigo a mi hermana llamar.
Me levanto de la cama rápidamente, no quiero que vea que no he avanzado nada desde que Alejandro me ha dejado en casa.— Un segundo Lau.—Le digo a mi hermana. Empiezo a buscar que ponerme en el armario.
Oigo como Laura hace caso omiso a lo que le he dicho y entra en la habitación.—¿Por qué vas aún con el uniforme del instituto?—Pregunta ella mientras se sienta en la cama observándome.—¿Alejandro no te avisó que vendría a buscarte para ir juntas?
—Sí me avisó.—Empiezo a desvestirme una vez encuentro algo que me gusta.—No le hice caso.
Laura suspira.—Mamá y papá están en el conservatorio esperándonos. Ya sabías que hoy iba a ser un día importante para mí.—Veo como me observa atenta.—A ver cuéntame ¿Por qué estás tan ajetreada? Te conozco como la palma de mi mano, algo definitivamente te pasa.
Termino de vestirme antes de contestarle.—A veces odio que puedas analizarme tan bien.—Laura solo me mira con la ceja levantada, está esperando que le cuente el problema.—Está bien.—Digo derrotada.— Hoy tenía que asistir a una fiesta muy importante. Era el momento perfecto para confesarle a alguien mis sentimientos. Siento que si no lo hago hoy, no voy a poder nunca.—Mi hermana sigue mirándome sin mover ni un músculo.— ¿Es esto lo que querías saber? Siempre tengo que ir a apoyarte ¿Quién me apoya a mí?
Me tumbo en la cama. Laura se aclara la garganta antes de hablar.—Siento que te hayas sentido así.—Dice ella tumbándose a mi lado.— Soy tu hermana mayor y debo apoyarte. ¿Quieres que te lleve a la fiesta?
Esa nueva información me sorprende. La miro tratando de averiguar si lo dice de verdad o no.—¿Qué pasa con tu concierto?—Si mis padres no me ven allí, las cosas se van a poner feas.— Papá y mamá ya me han dicho que vaya.—Laura sigue pensando que decir.— No quiero meterte en problemas.
—He analizado lo que me has dicho, eso de que no te sientes apoyada. Creo que después de lo que haces por mí, te mereces ser feliz.—Veo como me sonríe.— He notado como miras a Valentina, es ella con quien tienes que hablar ¿Verdad?— No puedo evitar sonrojarme. No sé cómo lo hace, siempre se entera de todo, ojalá tener esa habilidad.—Por la cara que has puesto, parece que tengo razón.—Se levanta de la cama triunfante.—Venga Dani, es hora de ir a buscar a tu chica.
Adoro a mi hermana, es la mejor. Vamos las dos juntas hacia su coche.—No quiero que llegues tarde al concierto, todo el mundo te estará esperando.—Laura me asegura que no hay problema.—Vale, vale.—Seguidamente, arranca el coche y salimos de casa. Empiezo a sentirme nerviosa, es la primera vez que me gusta alguien. No quiero cagarla.
—¿Qué piensas?—Pregunta mi hermana sin despegar la vista de la carretera.—Si estás preocupada por lo que dirán papá y mamá, no te preocupes, yo te cubro.
—No quiero cagarla Lau.—Le digo atemorizada.—Las dos somos chicas. No sé tampoco si le gusto. Si me rechaza no quiero perderla.—Ella solo se mantiene callada con la vista pegada al frente.
Por un momento, solo puedo escuchar el sonido del coche mientras avanzamos por la tranquila carretera.—Dani, escúchame bien.—Dice ella hablándome seriamente.—No hay nada de malo en que te gusten las chicas, si alguien te dice lo contrario, esa persona no te aprecia de verdad. Recuerda siempre que debes de ser tu misma. Tienes que ser libre de enamorarte de quien te plazca. No ocultes nunca quién eres, porque eres hermosa.
Mis ojos se humedecen al escuchar esas bonitas palabras que me dedica.—Gracias por todo hermanita. No sé qué haría sin ti.—Cuando para el coche delante de la casa, la abrazo mostrándole todo mi cariño.
—Dani, no tienes que agradecerme por aceptarte tal como eres.— Dice ella regalándome una sonrisa tranquilizadora.—Eres mi hermana y te amo incondicionalmente, sin importar quién te guste.
—Realmente significa mucho para mí, Laura. Estoy muy agradecida de tenerte como hermana mayor.—Ella sigue abrazándome con fuerza.—Muchas gracias por llevarme, ahora deberías irte que el concierto va a empezar en 15 minutos.
Ella se ríe.—El concierto no empieza hasta que yo esté lista. Soy la estrella principal.—Dice rompiendo el abrazo.—Ahora sal de mi coche enana.—Me rio por su cambio de actitud repentino.—Anda, vete y recuerda, siempre sé tu misma.—Bajo del coche y me apoyo en la puerta antes de irme.
—Lo haré Lau, te lo prometo. Que vaya bien el concierto, seguro que lo vas a bordar como siempre.—Le doy un beso en la mejilla y me despido de ella. Arranca el coche. Antes de marcharse, me manda besos, y segundos después, desaparece entre la oscuridad de la noche.
Muy bien Daniela, respira. Trato de mantenerme tranquila mientras subo las escaleras. Llamo y espero respuesta. Incluso con la puerta cerrada, puede oírse la música del interior. Suerte que Gea ha avisado a sus vecinos de la fiesta. La puerta se abre repentinamente. Sale mi amiga Gea a recibirme.—Madre mía Daniela, que bien que hayas podido venir.—Dice saltando de la emoción.—Pasa, pasa, ya están todos dentro.
La fiesta está en pleno apogeo. Las luces de colores parpadean al ritmo de la música creando un ambiente alegre y emocionante. Debo admitir que mi amiga sí sabe montárselo bien.—Oye Gea.—Una vez capto su atención, procedo con la pregunta.—¿Has visto a Valentina? Debo hablar con ella, es importante.
—La última vez que la vi, estaba hablando con Raúl, creo recordar.—Eso no parece bueno. Gea de inmediato se olvida de nuestra conversación porque ve llegar a su novio.—Bueno Dani, si la encuentras avísame que yo también quiero hablarle. Nos vemos ahorita.—La sigo con la mirada, efectivamente, va con él.
Sigo buscando a Val por la fiesta. Reviso la hora en mi teléfono. Las 9:43. El concierto de Laura ya debe haber empezado. Miro si tengo algún mensaje suyo avisándome que ha llegado. No hay nada. Con las prisas, seguro que se le ha olvidado. Sin esperarlo, alguien me coge por la espalda asustándome.—Aquí estás.— Puedo conocer su voz enseguida. Al girarme veo a Valentina sonriéndome. Qué guapa es.—Debo decirte una cosa.—Me dice emocionadísima.
—Yo también.—Le informo inmediatamente después.—Tu primero, que lo has dicho antes.— Noto como mi teléfono empieza a vibrar, con la tensión del momento, decido ignorarlo. Necesito decirle como me siento.
Valentina me guía hasta un pasillo de la enorme mansión donde podamos estar solas.—Estuve hablando con Raúl.—Empieza a contarme. Yo la escucho embobada, siempre me ha encantado que me cuente cosas.— Ya hace semanas que veo que le pasa algo. Así que le pregunté.—Sigo atenta su explicación.—Estuvimos hablando hace un rato y resulta que estuvo distante conmigo por qué le gusto. ¿Te lo puedes creer?—Dice sin acabar de creérselo.— Así que después de platicar, hemos decidido darnos una oportunidad. ¿No estás contenta por mí?
El mundo se me cae encima mientras observo como a ella le brillan los ojos. Se nota que es feliz. Definitivamente, el chico le gusta mucho. Trato de sonreír, pero no me salen las fuerzas.—Me alegro mucho por ti Val, en serio.—Trato de disimular. Sin embargo, duele demasiado. El pecho me arde.—Luego si quieres, preséntamelo oficialmente, ahora tengo que ir un momento fuera a que me dé el aire, me duele mucho la cabeza.
—¿Quieres que te acompañe fuera? No quiero que estés sola.—Dice ella cogiéndome de la mano.—¿No querías decirme algo?
Ahora ya no puedo. Es demasiado tarde.—Ya se me ha olvidado. Definitivamente, tu noticia es mucho mejor, felicidades.— Val se ríe.—Si me disculpas, voy fuera, en un rato nos vemos dentro ¿Vale?—Ella asiente y se despide de mí.
Salgo fuera de la fiesta. Respiro hondo llenando mis pulmones. Mi teléfono empieza a vibrar otra vez. La pantalla se ilumina mostrando un número desconocido. Me lo pienso dos veces antes de contestar.—¿Qué sucede?—Pregunto intentando averiguar quien está en la otra línea.
—¿Es usted familiar de Laura Martínez?—Me pregunta una voz desconocida.
—Sí.—Respondo empezando a temerme lo peor.— ¿Por qué lo pregunta?
La misteriosa persona sigue hablando.—Hemos encontrado su teléfono entre sus últimas llamadas. Le llamamos del hospital central. Su hermana ha tenido un accidente.
Mi corazón se detiene por un momento mientras intento procesar las palabras que acabo de escuchar. No puedo creer lo que estoy escuchando. Mi hermana, ¿Un accidente?— ¿Cómo está mi hermana? ¿Está bien?—Pregunto con la voz temblorosa llena de preocupación.
—Lamentamos informarla, pero su hermana ha fallecido. Nuestras sinceras condolencias.
En la actualidad
LÍA
Estoy llena de tristeza al saber todo lo que pasó Daniela esa noche.—Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Me sentí abrumada por la tristeza, devastada.—Continúa explicando.— Laura murió mientras regresaba después de dejarme a mí. Si no hubiera ido a la fiesta, aún seguiría viva. Fui egoísta y se me castigó de la peor forma posible. Una parte de mí murió esa noche. Estuve meses desaparecida, me separé de la gente que más me importaba. No merezco ser feliz.
Estamos sentadas bajo la luz tenue de la luna. Veo como Daniela se autoculpa de algo que no pudo evitar. No puedo verla así. Entrelazo su mano con la mía. Está fría. Ella levanta la vista y me mira sorprendida por mi inesperado gesto.— Daniela, no fue tu culpa. Deja de martirizarte con eso. ¿Crees que tu hermana quería verte así? Ella se fue feliz, sabiendo que esa noche por fin podrías ser tu misma. Nada de lo que pasó fue culpa tuya.—Las lágrimas vuelven a brotar de sus ojos. Puedo sentir su dolor y sufrimiento en cada fibra de mi ser. Me aferro a su mano con fuerza, tratando de transmitirle todo mi apoyo y cariño.—No estás sola. Si necesitas hablar, estaré aquí para ti.
—Gracias Lía, de verdad lo agradezco. Me has hecho sentir mucho mejor.—Ella sonríe levemente.— ¿Sabes? Lo último que me dijo Laura fue que merecía ser feliz. Quería que fuera yo misma. Siempre ha sido así desde que ella no está.—Hace una pequeña pausa, pensando si continuar hablando o no.—Nunca he hablado de mi sexualidad con mis padres. Tampoco tuve que hacerlo. Mi madre se enteró hace unos meses. Entró en la habitación de mi antigua universidad sin avisar y me descubrió con una chica. No quiso asimilar que su hija fuera lesbiana, así que simplemente me apartó de allí. Ingresé en tu universidad para que ella me tuviera cerca. Era la única forma de tenerme controlada. Todo estaba bien, hasta que te conocí.—Mira nuestras manos conectadas. Sube la mirada hasta que encuentra la mía. Esta vez, puedo traspasar más allá. El muro de hielo ha desaparecido.
Mi respiración se agita.—¿Por qué todo iba bien hasta que me conociste?—No rompemos el contacto visual.—¿No me odiaste desde el principio?
Daniela sonríe.—Sí.—Responde sin más.—O eso creía. Durante este tiempo, he pensado mucho en ti. Por qué no podía soportar verte.—Observo como se acerca cada vez más a mí.— Por qué a pesar de eso, siempre intentaba tenerte cerca, por qué te he contado todo esto sin haberlo hablado nunca con nadie...—Al terminar, se queda en silencio, sus labios cerca de los míos.
Seguimos mirándonos intensamente, nuestros rostros a solo unos centímetros de distancia. Oigo como late mi corazón mientras la tensión se hace cada vez más palpable. Sin decir una palabra, Daniela se acerca un poco más, cerrando la poco distancia que quedaba entre nosotras. Mi respiración se para cuando noto sus labios rozar con los míos.
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¡Holaaa queri@s Lectores!
Solo decir que me encanta que leáis esta bonita historia.
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Así que si os animáis, no dudéis en comentar y votar en los capítulos.
Muchas Gracias, espero que os quedéis hasta el final <3
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